‘Gateball’, un deporte japonés que está calando entre los estudiantes de instituto
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Dando paso a las nuevas generaciones en el gateball
El gateball es uno de los pocos deportes que han nacido en Japón. Este deporte fue creado durante los momentos más duros de la posguerra pensando en los niños que apenas tenían objetos con los que jugar, pero con el tiempo fue adoptado como deporte para las personas mayores por tratarse de una actividad que no requiere de mucha fuerza física. En 1990 el número de aficionados a este deporte en Japón era de 6 millones, pero debido a la diversificación de las aficiones y gustos de la tercera edad en Japón hoy este número se ha reducido hasta alrededor de un millón de personas. Por otra parte, se han creado clubs de gateball y grupos de aficionados a este deporte en institutos de todo el país como el Sakushingakuin, una institución de gran tamaño, o el Kaisei, famoso por su alto número de estudiantes que logran entrar en las mejores universidades. En 2017 se celebró la 22.a edición del torneo juvenil de este deporte para menores de 18 años, demostrando que se trata de una actividad con cada vez mayor aceptación entre estudiantes.
Entre ellos el Instituto Aomori Yamada ha venido demostrando su fuerza en los campeonatos nacionales juveniles. Sus distintos clubs deportivos tienen presencia a nivel nacional empezando por el fútbol, que se alzó con la victoria en 2017, y en otras disciplinas como béisbol, gimnasia rítmica masculina, bádminton o judo. Además, es el centro del que han salido jugadores populares como el tenista Nishikori Kei o la jugadora de tenis de mesa Fukuhara Ai.
Fundas imponentes para los palos
“A decir verdad, cuando me comentaron lo de crear un club de gateball me quedé perplejo. Pensaba que era un deporte para la tercera edad”, explica el director del Instituto Aomori Yamada, Hanada Atsushi. “No obstante, el director de la Asociación de Gateball de la Prefectura de Aomori, Kumeta Yūji, me transmitió con entusiasmo que ahora que el número de aficionados mayores estaba descendiendo, podía ser una buena oportunidad para extender la afición al gateball entre los estudiantes, y se ofreció a organizar una demostración en la escuela para enseñar este deporte”. Gracias a esto unos 30 alumnos se interesaron y en 2013 nació el club de gateball. Desde entonces se pudo ver a menudo a los miembros del club golpeando la bola en un rincón del patio de la escuela bajo las directrices de varias personas mayores aficionadas.
En Aomori no existe otro club de gateball aparte del de esta escuela por lo que el equipo no se enfrenta a una ronda clasificatoria en la prefectura y puede participar directamente en el Campeonato Juvenil de Japón de cada verano, lo que le ha llevado a sufrir desastrosas derrotas ante grandes equipos como el del instituto Sakushingakuin.
“Pensé que los miembros del club lo dejarían después de esto”, recuerda el profesor asesor del club, Norita Shūichi. Pero al contrario de lo que pensaba, aquella derrota encendió aún más las ganas de pelear de los miembros del club. A partir de entonces se esforzaron más en los entrenamientos y no dudaron en apuntarse a más campeonatos fuera de la prefectura. Esto condujo al equipo femenino a quedar en tercera posición en el Campeonato Juvenil de Japón en los años 2015 y 2016. Los miembros de este club pudieron al fin, como los de otros clubs de deportes, recibir los honores del director Hanada delante de todos los alumnos del instituto.
La idea que los miembros del club tenían del gateball también se ha transformado. De llevar al principio los palos medio ocultos por la vergüenza de pensar que era un deporte para viejos, han pasado cuando menos se esperaba a llevar de forma ostentosa las bolsas con el equipo a la espalda.
Un juego de destreza intelectual comparable al shōgi o el ajedrez
El club cuenta ahora con nueve miembros, chicos y chicas de segundo y tercer curso. El día en el que nos acercamos a realizar este reportaje ocho nuevos alumnos de primer curso se acercaron a practicar gateball para conocer mejor el club. Todos los miembros son ahora alumnos del curso especial para superar los exámenes de acceso a las universidades públicas o privadas de alto nivel. Asistir a este curso supone ocho horas diarias de clase todos los días excepto los lunes, así que han optado por practicar cada lunes, el único día que tienen seis horas de clases, justo al terminar. La lluvia o la nieve les impide algunos días utilizar la cancha en el exterior, pero eso no detiene su práctica. En su defecto, utilizan un trozo de césped artificial que colocan en el pasillo de la escuela para practicar sus golpes.
En el gateball compiten dos equipos de cinco jugadores cada uno con bolas numeradas del 1 al 10. Cada jugador tiene asignada una de esas bolas numeradas y debe golpearla siguiendo un turno dentro de una cancha de 15x20 metros. El objetivo del juego es pasar en orden cada una de las tres puertas que hay colocadas en la cancha y finalmente tocar el poste de la meta, evitando que la bola salga fuera de los límites del terreno de juego. Los jugadores de un equipo van obteniendo puntos a medida que logran superar cada uno de los objetivos.
“Al principio me lo pasaba bien simplemente cuando golpeaba la bola y lograba hacerla pasar por la puerta o hacerla chocar con otra bola, pero ahora es más divertido pensar detenidamente dónde voy a golpear la bola para que el contrario no la saque del campo e idear de antemano una estrategia. Además, uno de sus mayores encantos es que de un solo golpe puede cambiar el resultado, por lo que cualquier jugador puede convertirse en clave en cada partido”, explica Munakata Yūki, una estudiante de tercer curso.
Otro encanto del gateball es que se trata de un juego en el que, al igual que en el shōgi o el ajedrez, hay que tener en mente una estrategia detallada. Además, los miembros del club coinciden en que otro aliciente es el juego en equipo, y que cuanto más juegan a este deporte más descubren su profundidad.
“Cuando miro vídeos en Youtube de partidos con jugadores de primera categoría me sorprendo al ver tácticas que no me imaginaba, y son lecciones muy importantes. Cuando empiezo a ver vídeos no puedo parar”, asegura Seitō Arisa, estudiante de tercer curso y presidenta del club. Muchos de estos estudiantes confiesan que continúan practicando en la moqueta de sus casas para poder idear sus propias tácticas y ponerlas a prueba.
Llevar al club de gateball de Aomori Yamada a lo más alto
Últimamente el equipo está tratando de organizar partidos con equipos del más alto nivel y cada mes acuden a una competición fuera de su prefectura con el objetivo de ir mejorando. Norita, el profesor asesor del club, es el encargado de conducir la furgoneta Toyota Hiace en la que viajan, y a veces van a lugares tan lejanos como Niigata o Nagano, a los que tardan cerca de 10 horas en llegar. Norita obtuvo de hecho el permiso de conducir furgonetas de mediano tamaño solo para poder llevarlos a estas competiciones.
“Los alumnos se están esforzando tanto que a mí no me queda más remedio que ponerme las pilas también (risas). Creo que soy el mejor manager y conductor de Japón”, explica con una sonrisa Norita, demostrando así su estima por los miembros del club de gateball.
Norita Shūichi enseña con severidad a los miembros del equipo a compaginar las actividades del club con sus estudios de la escuela. Les exige que, aunque regresen tarde de los partidos en otras prefecturas, al día siguiente no falten a la escuela y que no se conformen solo con el aprobado en los exámenes. La pasada primavera algunos de los miembros del club han aprobado el examen de ingreso en la Universidad de Tokio, y parece que su pertenencia al club de gateball también era un factor influyente.
El objetivo de estos alumnos en el momento de escribir este artículo es ganar el 22.º Campeonato Juvenil de Japón que se celebra en julio en la prefectura de Saitama tanto en la categoría masculina como en la femenina. Ahora los miembros del club de gateball entrenan duro para lograr que el día que este deporte se convierta en uno de los más practicados por los miembros de su generación, el nombre del “club de gateball Aomori Yamada” sea ampliamente conocido. El futuro del gateball está en manos de los estudiantes de este instituto, cuya práctica es observada por la gentil mirada de las personas mayores de la región.
Texto: Uchiyama TakakoFotografías: Miwa Noriaki