No perdamos de vista los problemas que se ocultan tras la adoración hacia Japón
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Extranjeros maravillados ante el poder tecnológico de Japón
La comodidad y facilidad de uso del metro de Japón se deben a que se realiza en él un mantenimiento “al milímetro” a diario. La precisa conducción de sus trenes para respetar hasta el segundo un horario preestablecido hace que, cuando los extranjeros presencian ese sorprendente despliegue de tecnología, fruto de exhaustivos entrenamientos operativos, exclamen: “¡Increíble!” Este tipo de escenas se han hecho frecuentes en la televisión de estos últimos años.
Ahora se está produciendo un redescubrimiento de las maravillas de Japón en televisión, y proliferan los programas dedicados a este tema. Desde febrero de 2015 se han comenzado a producir y emitir en televisión una tras otra obras como Tokoro san no Nippon no deban (El turno del Japón del Sr. Tokoro; TBS), Sekai ga odoroita → Nippon! Sugoi desu ne!! Shisatsudan (El mundo se sorprende → ¡Japón! ¡Qué increíble! Grupo de observación; Asahi TV), “You” wa nani shi ni Nihon he? (¿Qué has venido “you” a hacer a Japón?; Tokyo TV).
Y no solo se trata de la televisión; en el mundo editorial parecen verse favorecidos en ventas los libros que exaltan el patriotismo. Nihon wa naze sekai de ichiban ninki ga aru no ka (Por qué Japón es el país más popular del mundo, Takeda Tsuneyasu, 2010, PHP Shinsho), para finales de 2014, había logrado unas ventas de más de medio millón de ejemplares.
¿Qué conclusiones debemos sacar de esta moda de la “adoración por Japón”? ¿Qué trasluce sobre la mentalidad de los japoneses de hoy día, a través de este fenómeno? Para empezar, quisiera buscar las razones para esta popularidad actual del país, basándome en el panorama socioeconómico que se ha dado hasta hoy día.
El incidente de la central nuclear de Fukushima remató los “veinte años perdidos”
Si nos fijamos en la economía japonesa, tras la explosión de la burbuja financiera a principios de los noventa, en 1997 se incrementó el impuesto sobre el consumo de un 3 % a un 5 %, y a partir de ese momento Japón entró en una lenta deflación. Aunque en la superficie de la situación económica se ha comenzado a ver la luz, el largo túnel de la deflación aún está lejos de poder considerarse superado.
Durante los 21 años que trabajé en la vanguardia de las noticias, para Fuji TV, siempre noté que a mi alrededor reinaba esta mentalidad pesimista.
A nivel nacional, los medios pasaron una larga época en una pobre situación en lo que a grandes noticias que pudieran ayudar a recuperar la confianza perdida se refiere. De entre las noticias de estos años la que ha causado el impacto más negativo es, por supuesto, el incidente de la central nuclear de Fukushima, provocado por el terremoto y posterior tsunami del Este de Japón. La fusión del núcleo en la central nuclear, que era un símbolo de ese mito sobre la completa seguridad de la energía nuclear, causó una gran cantidad de daños, y con ello destruyó al mismo tiempo la confianza en el poder tecnológico de nuestro país, del que dependíamos, algo que tuvo una repercusión incalculable.
La moda de la “adoración por Japón” es un síntoma de recuperación de la confianza
Han pasado unos cuatro años desde todo aquello, y últimamente la economía ha comenzado a ver algo de luz gracias a las medidas del Abenomics. Por supuesto, aún no hemos llegado a un punto que beneficie a todos los ciudadanos. Tenemos en las noticias, por ejemplo, a una parte de los accionistas e inversores que logran grandes aumentos de capital, o solo a grandes empresas que muestran crecimiento en sus ganancias.
Y sin embargo también se han empezado a ver síntomas de esperanza entre pequeñas empresas y comerciantes sobre el día en que ellos también puedan ver por fin el final de este largo túnel, en un futuro próximo.
En medio de todo esto llegó, en 2013, la elección de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Gracias a medidas como la relajación de los trámites para lograr un visado, o las políticas para abaratar el yen, el número de turistas que vienen a Japón se ha incrementado notablemente, y en 2014 llegó a batir el récord histórico con 13 millones de visitantes, una cifra que representa un incremento del 30 % respecto al año anterior. Hoy día se puede ver a extranjeros en cada rincón de Japón, turistas que gastan de media unos 100.000 yenes por visita. Entre los extranjeros que acuden a Japón los chinos son quienes ocupan el primer puesto en la lista de consumidores, lista que representa un total de dos billones de yenes anuales. Dadas estas cifras es lógico que en todas las esferas del país, y no solo en televisión, se haya empezado a hablar de cómo vincular a estos visitantes con los negocios.
Quizá sea este fenómeno de la adoración por Japón una muestra de que poco a poco los japoneses, influidos por esta nueva luz, empiezan a recobrar algo de confianza en sí mismos.
Por otro lado, en 2013 la UNESCO incluyó la gastronomía japonesa en su lista de Patrimonios Mundiales. Además se valora de manera excepcional en el extranjero la iniciativa “Cool Japan”, y existen otros factores positivos externos. Anualmente cubro las noticias relacionadas con la Japan Expo de París, y la de 2014 contó con una afluencia superior a los 250.000 visitantes. Y no solo se trataba de parisinos; el ambiente estaba repleto de gente de toda Europa, deseosa de experimentar Japón de primera mano, entre ellos muchos jóvenes que se paseaban por la ciudad para disfrutar de los numerosos eventos, disfrazados al estilo goth lolita.
Como se puede observar a través de estos fenómenos, Japón está muy lejos de ser despreciado; antes bien se puede sentir que gusta en todo el mundo, y este hecho se ve reflejado incluso en muchas noticias. Quizá esta exaltación y la conciencia positiva que conlleva, sea en mayor o menor medida, estén tras el nacimiento de los programas de los que hablábamos.
Algunas cadenas, percibiendo este cambio, fueron las primeras en producir programas que redescubrían los encantos de Japón; dado que tuvieron un éxito inusitado, otras no tardaron en seguir sus pasos.
Hay que vencer la predisposición a los altos costes
El actual fenómeno de la admiración por Japón es una ocasión perfecta para renovar la imagen de las bondades del país. Sin embargo no debemos olvidar que, al mismo tiempo, es necesario aprovecharla para observar el gran número de problemas a los que el país se enfrenta.
Está claro que Japón es un país con un fantástico nivel tecnológico. No obstante, debemos preocuparnos ante la posibilidad de dejarnos vencer por los excesos. Por ejemplo la tecnología utilizada en el sistema ferroviario puede resultar sorprendente para los extranjeros, pero debido a ella la industria se ve dañada por los altos costes. El gasto nacional de empleo es el mayor del mundo, pero precisamente por ello hay empresas que establecen sus negocios en el extranjero para lograr mano de obra más barata. Es decir, que el empleo disminuye a nivel nacional.
Más que perdernos en esos altos costes en pos de tecnología cada vez más avanzada debemos reducir los costes de la forma más eficaz posible, y así conseguir un nuevo tipo de servicios que dé lugar a un nuevo tipo de productos a partir de las posibles redundancias. Me parece imperativo lograr ese cambio de mentalidad.
No hay que olvidar esa idea de que “Japón está en el mundo”
Me pregunto qué quiere decir este fenómeno actual de la adoración por Japón. Quizá sea una señal con la que hacernos ver que en estos momentos Japón se encuentra en el foco internacional.
Por mucho que “Japón esté en el mundo”, eso no quiere decir que “el mundo esté ahí para Japón”. No debemos olvidar esto. Me gustaría que los japoneses aprendieran sobre su país, y también, como no, sobre el mundo, y adquirieran los conocimientos y la comprensión necesarios.
A medida que el mundo se despliega ante Japón, ¿cómo lo recibe este? El país debe reafirmar su posición para poder desempeñar su papel en el mundo globalizado, y también para colaborar en la estabilidad del Este de Asia.
En enero y febrero de 2015 el primer ministro Abe Shinzō anunció sus planes proactivos de ayuda humanitaria con ocasión de su visita a Oriente Medio, donde el terrorismo del “Estado Islámico” ha sacudido al mundo entero. La solución con la que devolver la estabilidad política a la región está fuertemente vinculada a la eliminación de dicho terrorismo. Precisamente ahora que Japón ha captado la atención de todo el mundo, debemos pensar qué puede hacer nuestro país de cara al mundo, y cómo llevarlo a la práctica.
(Imágen del título cortesía de Nakanishi Yūsuke / Aflo)
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