El Parque Nacional de Amami Guntō está formado por Amami Ōshima y otras islas cercanas donde los arrecifes de coral, las aguas cristalinas del mar y unos extensos manglares ofrecen un paisaje único. Conocidas como “las Galápagos del Lejano Oriente”, las islas son el hábitat de numerosas especies endémicas de fauna y flora. La singular cultura de Amami se vio influenciada por la de las islas Ryūkyū, Kyūshū y el sudeste asiático.
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Amami Ōshima, una isla perteneciente a la prefectura de Kagoshima, se encuentra a más de 300 kilómetros desde el extremo sur de Kyūshū y a casi la misma distancia de Okinawa en el sur. Con sus arrecifes de coral, sus aguas de un azul cristalino, extensos manglares y bosques vírgenes en el interior, Amami Ōshima y sus islas cercanas, bancos de arena y aguas fueron designadas en 2017 como el Parque Nacional de Amami Guntō. Hace eones estas islas eran parte del continente eurasiático, del que se separó y volvió a unirse en ocasiones durante milenios. Esta condición creó un entorno único, haciendo que las islas Amami se convirtieran en el hábitat de muchas especies endémicas de fauna y flora, y otorgándole el nombre de “las Galápagos del Lejano Oriente”. Tras la llegada del ser humano, Amami Ōshima desarrolló una cultura singular influenciada por Okinawa y el resto de las islas Ryūkyū, Kyūshū y el sudeste asiático. Entre sus tradiciones culturales hay festivales únicos como el de Hirase Mankai y el estilo de danza Yui no Hōnen Odori, así como el Ōshima tsumugi, un lujoso tejido de seda cuya historia se remonta a hace 1.300 años.
A continuación les mostramos algunas imágenes aéreas de los bellos paisajes de este archipiélago junto a otras fotos de la riqueza natural de la isla y sus festivales místicos.
En el ritual de Shochogama, los hombres y los niños del poblado suben a una plataforma inclinada de madera al amanecer en un día señalado y saltan sobre ella hasta que se desploma, asegurando de esta forma una abundante cosecha. El Shochogama siempre tiene lugar el mismo día que el festival de Hirase Mankai, que señala la llegada del otoño tal como sucede en un clima subtropical, en el octavo mes del antiguo calendario lunar.
En el Hirase Mankai cinco chamanes se reúnen en dos rocas escarpadas al oeste del puerto de Akina para rezar y danzar, y así pedir abundantes capturas a lo largo del año.
La danza llamada Yui no Hōnen Odori, designada como un bien cultural intangible del folclore por la prefectura de Kagoshima. En ella los hombres bailan para agradecer un año de cosechas y también rezan para atraer un buen año en el campo.
El faro de Kasarizaki, en el extremo septentrional de Amami Ōshima, ofrece unas increíbles vistas del océano.
El puerto de Naze, en la costa noroeste, es el nodo de transporte de Amami Ōshima y el punto de partida para los ferris que llegan a la isla.
El bosque primigenio de Kinsakubaru, donde crecen unos helechos gigantes conocidos como hikage hego y otra vegetación subtropical.
Los bosques de manglares vírgenes fuera del distrito de Sumiyōchō en el área meridional de la isla.
Yadorihama es una playa popular conocida por su arena blanca.
Una vista aérea de la isla de Kakeroma desde las inmediaciones de la playa de Yadorihama.
La tela de kimono Ōshima tsumugi es un hermoso producto tradicional de esta isla.
(Fotografías de Kuroiwa Masakazu, 96Box. Vídeo de Fujii Kazuyuki, 96Box. Fotografía del encabezado: el cabo Ayamaru, famoso por sus hermosas vistas.)