Paseando por Asakusa como si fuéramos de Edo
Tambores de todo el mundo en Asakusa
Guíade Japón
Cultura Vida- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
El tambor era un elemento profundamente arraigado en la vida de las clases populares durante el período Edo (1603-1867). En las ciudades ‘bajo el castillo’, esto es, aquellas que se habían desarrollado en torno al castillo de un daimyō –señor feudal–, se empleaba para marcar las horas, y todas las localidades contaban al menos con un maestro artesano dedicado a la elaboración de estos instrumentos. La tienda Miyamoto Unosuke Shōten se fundó en 1861 como establecimiento para la venta de tambores en la ciudad de Tsuchiura, en la prefectura de Ibaraki.
“En la actualidad, el tambor se considera un instrumento agradable por su ritmo y su sonido; sin embargo, antes de que se convirtiera en un elemento propio de los espectáculos, se empleaba para emitir signos y señales de referencia, y tenía una función estrictamente relacionada con acontecimientos religiosos como las festividades votivas. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando los tambores se convirtieron en los instrumentos de música pura que conocemos a día de hoy”, explica Suzuki Hiromi, responsable de relaciones públicas de Miyamoto Unosuke Shōten.
Miyamoto Unosuke Shōten fabrica tambores, obviamente, para santuarios sintoístas y templos budistas, pero también para su uso en los diferentes géneros de música tradicional japonesa, como el gagaku y el ohayashi, y en las obras de los teatros kabuki y nō. Muchos artistas de renombre reconocen que los instrumentos de este establecimiento son de calidad.
Por otra parte, la tienda cuenta con un museo del tambor –Taiko-kan–, donde se exhiben de forma permanente unos 200 tambores de todo el mundo, de las 900 piezas que forman la colección de Miyamoto Unosuke Shōten. La mayor parte de los instrumentos expuestos se pueden tocar, para que los visitantes comprueben físicamente cómo suena cada uno.
La exposición permanente está organizada en función del lugar de procedencia de los tambores: Asia, África, Europa y Oceanía; la selección de piezas destaca por su gran variedad. De este modo, uno puede descubrir que el tambor es algo más que un instrumento de percusión, y sorprenderse de que en algunos casos el sonido se produce frotando el aire.
“La India es sin duda el país más rico en tambores, con más de 250 tipos. El origen de la mayoría de ellos se remonta a hace más de 2.000 años, y han permanecido inalterados hasta nuestros días. Por el contrario, es curioso descubrir que existen tambores casi parecidos en regiones muy alejadas las unas de las otras. Los visitantes deberían manipularlos y tocarlos para encontrar los aspectos comunes de los distintos tipos”, afirma Arikawa Junko, conservadora de Taiko-kan.
En el vídeo de debajo se puede descubrir cómo suenan estos instrumentos.