Amar y aprender el idioma japonés
Hiragana: la primera pieza para construir el japonés escrito
Cultura Idiomas- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
La emoción del reconocimiento
El idioma japonés cuenta con tres sistemas de escritura principales, y el más básico y esencial de los tres es el hiragana. Los niños aprenden sus 46 caracteres en la época preescolar, antes de empezar con el katakana y el kanji. Es completamente fonético, lo cual quiere decir que los caracteres siempre tienen la misma pronunciación básica, con lo cual se pueden utilizar enseguida con facilidad, a diferencia de lo que ocurre con otras grafías, como la inglesa. Cada uno de los caracteres representa un sonido corto diferente, que casi siempre termina con una de las cinco vocales: a, i, u, e, o. Solo uno de ellos, que representa el sonido n, no incluye una vocal.
Los estudiantes extranjeros pueden salir al paso durante un tiempo estudiando japonés escrito en rōmaji (alfabeto romano). Pero dado que el hiragana solo cuenta con el doble de caracteres que el alfabeto merece la pena realizar el esfuerzo de aprenderlo desde el principio. Es la base de la lectura posterior, y se utiliza para indicar la pronunciación de algunos kanjis que el lector no necesariamente debe conocer. Saber hiragana es también la base de las primeras experiencias de emoción al reconocer palabras en un entorno de habla japonesa.
Los trucos mnemotécnicos pueden acelerar el proceso de aprendizaje, aunque algunos de los caracteres del hiragana son más fáciles de memorizar que otros. En el caso de し (shi), por ejemplo, puede bastar con observar que “Ella sí tiene el pelo largo”. Otros caracteres pueden requerir algo más de tiempo e imaginación. Algunos son más o menos parecidos a sus equivalentes en el alfabeto, como ん, que recuerda a una “n” estilizada, y た, que se asemeja en su forma a “ta”. El kana い (i) se parece a un par de íes juntas, sin punto.
Mi dibujo mnemónico favorito es el de む (mu), que parece una vaca (la cabeza a la izquierda y la cola a la derecha), el animal que dice “¡mu!”. El kana de ふ (fu) se parece un poco al monte Fuji. Es fácil encontrar más ejemplos en Internet buscando “hiragana mnemotecnia”. Si el problema es confundir kanas parecidos, como さ (sa) y き (ki), れ (re) y わ (wa), o は (ha) y ほ (ho), concentrarse en las diferencias, como las líneas extra de き y ほ ayuda a prevenir la confusión.
Ponerlo en papel
La capacidad de escribir hiragana en Japón sigue siendo esencial, incluso aunque cada vez pasamos más tiempo tecleando en nuestras pantallas. Escribir a mano refuerza también la lectura, así que no hay razón para dudar. Los niños japoneses aprenden mediante ejercicios de repetición, y aunque muchos aprendientes usan aplicaciones u otras herramientas digitales para aprender los kanas, no hay modo mejor de hacer que la lección se quede que sentarse y escribirlos a mano. Se puede encontrar hojas de práctica en Chibimusu Doriru. Con ellas conseguiremos un buen punto de partida para nuestro autoaprendizaje.
Los profesores de escuela primaria suelen ser estrictos con los niños para que hagan los trazos perfectos y los escriban en el orden correcto. Mi propia opinión sobre el orden de los trazos (también para el katakana y el kanji) es que es mejor intentar aprenderlo correctamente desde el primer día, pero mientras el resultado final sea el mismo, no supone un problema, necesariamente. Sin embargo, es digno de mención que la apariencia correcta de los caracteres depende a veces del orden correcto; escribirlos en orden incorrecto puede causar problemas de reconocimiento cuando lo hacemos con el dedo o con un stylus en un teléfono o una tableta.
También debemos mencionar que algunos caracteres poseen una apariencia diferente de la forma impresa cuando se escriben a mano. Aunque los trazos de き y さ aparecen unidos en su forma impresa, como puede verse en la caligrafía cursiva, suele aparecer un espacio entre la línea casi vertical y las horizontales inferiores, cuando se escriben a mano (ver la tabla más abajo).
Asociación y memorización
Tras aprender los caracteres básicos aún queda por hacer. Dos trazos cortos a la derecha de un kana hacen que las consonantes sordas pasen a ser sonoras; así, por ejemplo, か (ka) se convierte en が (ga). Los elementos de la columna de は (ha) adoptan un sonido “b”, como en ば (ba), y también pueden adoptar un sonido “p” mediante el uso de un pequeño círculo, como en ぱ (pa). Los kanas pueden formar combinaciones como しゃ (sha) y きょ (kyo). Y finalmente, un っ pequeño indica una geminación, una pausa corta entre consonantes, como en てっぱん (teppan).
La memorización del hiragana (y otros sistemas de escritura) es más fácil en contexto. Es muy normal reconocer de inmediato los caracteres en una de nuestras palabras favoritas, pero no lo es tanto con un término no muy familiar. Asociar los kanas que nos resultan difíciles con un elemento muy conocido del vocabulario puede ayudar a que se fijen en la memoria. Encontrar y leer palabras en el entorno cotidiano también es excelente para la memorización. Vivir en Japón es ideal y reduce enormemente el esfuerzo, pero también puede ser efectivo aprovechar toda oportunidad de buscar hiragana en obras de anime, o imprimir palabras que memorizar y colocarlas por la casa.
No existe un equivalente popular a la famosa canción del alfabeto en inglés, para aprender el orden en hiragana (a, i, u, e, o, ka, ki, ku, ke, ko, etc.). Es útil saber, por ejemplo, que は (ha) viene antes de ま (ma) pero después de な (na) en listas ordenadas, diccionarios japoneses o al intentar orientarnos en una tienda de música. Quizá la forma más fácil de hacerse con el orden consista en practicar con una tabla que lo muestre, como la que ofrecemos más abajo.
El poema es un famoso texto en verso, escrito hace unos 1.000 años, que cuenta con todos los kanas y expresa un mensaje budista sobre lo efímero de la vida. Su nombre deriva de sus tres primeras sílabas, i, ro y ha, y se utilizaba antes para ordenar los kanas. Aunque ese orden ya casi no se usa e incluye algunos kanas que ya no aparecen en el japonés moderno, todavía se utiliza en ciertos contextos, como en algunos juegos de cartas para niños.