Umekōji, museo y santuario ferroviario
Guíade Japón
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Un museo para ver, tocar y experimentar
El día 29 de abril de 2016 se inauguró en Umekōji, (Shimogyō-ku, ciudad de Kioto) el Museo Ferroviario de Kioto. Al igual que su predecesor, el Museo de Locomotoras de Vapor de Umekōji (cerrado en 2015), que aprovechaba la base de locomotoras de vapor de los antiguos Ferrocarriles Estatales de Japón, el nuevo museo muestra la característica rotonda (estructura en forma de abanico) que es típica de las terminales de locomotoras de vapor, un puente giratorio y numerosas locomotoras.
Además de ampliar el registro de temas hacia el conjunto del mundo ferroviario, el nuevo museo estrena pabellón central y pasa a acoger también el material que se conservaba en el Museo del Transporte Moderno de Osaka, que se cerró en 2014, con lo que ofrece un total de 53 unidades, que van desde las viejas locomotoras de vapor hasta coches del Shinkansen o tren bala. Los visitantes pueden tocar los coches y en una de las secciones los interesados pueden usar el simulador de conducción.
El placer de la inmediatez
Al entrar en el museo lo primero que atrae nuestra mirada son los trenes estacionados en la nave central o avenida, de 100 metros de longitud, que representa los andenes de una estación.
Justo enfrente tenemos la locomotora C62, conocida popularmente como Shirokuni, la mayor locomotora de vapor de Japón para trenes de pasajeros. Junto a ella está el tren eléctrico de la serie 80 que cubría el tramo Tokio-Odawara de la línea Tōkaidō Honsen, famoso por ser el primer tren eléctrico para un recorrido de larga distancia que se puso en funcionamiento tras la Segunda Guerra Mundial, y el Shinkansen de la serie 0, que recorría las líneas Tōkaidō y San’yō y en su momento fue apodado el “Superexpreso de Ensueño”. En la parte trasera pueden observarse, principalmente, los trenes que sostuvieron el desarrollo del país durante la época de reconstrucción posterior a la guerra hasta el llamado “milagro económico japonés”.
La nave o avenida conecta directamente con la planta baja del pabellón central del museo, en la que vemos expuestos un total de 12 trenes históricos, desde la locomotora 230, considerada Bien Cultural de Importancia, que comenzó a fabricarse en 1903 y fue la primera de fabricación nacional producida en serie, hasta el Shinkansen de la serie 500, que fue el primer tren en alcanzar los 300 kilómetros por hora en servicio comercial y que sigue usándose en la línea San’yō. Junto al Shinkasen 500 se ve una de las dresinas o vehículos autopropulsados (este, de pedal) que corría sobre los rieles, y que fue utilizado por el personal de mantenimiento. Los visitantes pueden probar este vehículo y encontrarán, además, otras muchas secciones que lo pondrán en contacto directo con los sistemas y mecanismos de los trenes y del resto de las instalaciones ferroviarias. Hay pasillos que permiten observar un tren eléctrico desde abajo y áreas desde las que contemplar los detalles de los techos exteriores de los coches o vagones.
Al fondo de la planta baja se sitúa una zona de empalme con una línea de la compañía Japan Railways (JR), que permitirá conocer de cerca los aparatos en funcionamiento en breve.
Maqueta y realidad, doble diorama
Subiendo en ascensor a la primera planta vemos un gran diorama de unos 30 metros de anchura y 10 de fondo. Por él circulan, iluminados de forma que se aprecie el paso de las horas del día, maquetas a escala 1:80 de locomotoras de vapor, Shinkansen y trenes eléctricos de cercanías. Junto a este diorama, la otra atracción más requerida por los visitantes es el simulador de conducción, que los visitantes pueden probar vistiendo previamente uniformes y gorro ferroviarios. La pantalla, que reproduce mediante gráficos por computadora la línea elegida, la hora de operación y el tiempo atmosférico, consigue una sensación de gran realismo.
En la segunda planta del edificio hay un mirador a cielo abierto llamado Sky Terrace, que ofrece una amena panorámica: mirando hacia la derecha, se pueden ver pasar los trenes de la línea Tōkaidō Shinkansen y los de la Tōkaidō Honsen (línea Kioto); a mano izquierda, vemos la línea San’in Honsen (línea Sagano). Se disfruta también de buenas vistas de la Torre de Kioto, la pagoda del templo budista de Tōji y las colinas de Higashiyama. Miura Hideyuki, director del museo, bromea diciendo que esta vista es más “diorámica” que el propio diorama.
Heredero de una historia
El barrio de Umekōji, donde se asienta el museo, es un verdadero santuario de la industria ferroviaria de Japón. Para encontrar sus inicios tenemos que remontarnos más de un siglo. El depósito de locomotoras de vapor de Umekōji, adonde se trasladaron las locomotoras de los dos depósitos previamente existentes en la ciudad, se estableció en 1914. El edificio de hormigón, en forma de abanico, que todavía podemos ver en torno a la rotonda se construyó en esa época. En 1936 el lugar fue bautizado Base de Locomotoras de Umekōji. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial recibía el súper expreso Tsubame (trayecto Tokio-Kōbe), al que se sumó después de la contienda el también súper expreso Kamome (Kioto-Hakata). De esta forma, Umekōji se fue convirtiendo en una base de grandes proporciones que recibía numerosas locomotoras tanto de la línea Tōkaidō, verdadera arteria ferroviaria del país, como de la línea San’yō Honsen. Su pico lo alcanzó en 1946, año en que llegó a recibir y tratar 87 locomotoras.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad de los años cincuenta, cuando se produjo la electrificación del sistema y la introducción de las locomotoras diésel, las de vapor comenzaron a desaparecer de las dos líneas citadas, así como del resto de las líneas férreas del país. Siguieron llegando a la base de Umekōji las procedentes de la línea San’in Honsen, pero estas fueron retiradas definitivamente en 1971.
Antes de retirar las locomotoras de vapor, la ya extinta compañía Ferrocarriles Estatales de Japón decidió mantener en condiciones de uso y conservar algunas de estas máquinas. Umekōji, que había sido la base de las principales líneas, fue elegido como lugar de conservación. Así fue como nació, en 1972, año en que la industria ferroviaria japonesa cumplía 100 años, el Museo de Locomotoras de Vapor de Umekōji.
Entre los museos del mundo que, de la misma forma que el de Umekōji, conservan locomotoras de vapor en un viejo depósito y las mantienen en condiciones de uso y dispuestas a salir a vía pública, está el Museo Nacional del Ferrocarril de York (Reino Unido). El de Umekōji es menor que el de York por sus dimensiones, pero lo precedió en tres años y puede considerarse pionero en el mundo en su campo, tal como se explica en el libro 90 años de historia de Umekōji.
Las instalaciones de la antigua base de Umekōji con todas sus locomotoras de vapor han sido heredadas por el actual Museo Ferroviario de Kioto. Con ocasión de su inauguración, se ha abierto también una terraza desde la que puede contemplarse la rotonda con su puente giratorio. La terraza está próxima al taller donde se inspeccionan y reparan las locomotoras. Las labores pueden observarse a través de un gran ventanal.
Ocho de las 23 locomotoras de vapor conservadas en el museo están en condiciones de ser utilizadas. Entre las 11.00 de la mañana y las 4.00 de la tarde, estas ocho locomotoras en activo se turnan cada 15 o 30 minutos para hacer pequeños recorridos de ida y vuelta, de un kilómetro, por las vías que empalman con la rotonda. Es el único museo ferroviario de Japón que garantiza a sus visitantes que todos los días de apertura podrán abordar y viajar durante un rato en uno de estos bellos aparatos.
La salida del museo está formada por el antiguo edificio de la cercana estación de Nijō, de la línea San’in Honsen, que fue desmontado y rearmado aquí. Construido originariamente en 1904, es uno de los edificios de su género en madera todavía en pie más grandes de Japón y en su interior aloja una exposición explicativa del mecanismo de las locomotoras de vapor y una tienda de souvenirs que ofrece muchos artículos exclusivos.
El Museo Ferroviario de Kioto es, con sus 30.000 metros cuadrados de superficie, una de las mayores instalaciones de exposición de material ferroviario del país. En el aledaño parque de Umekōji, encontramos la Plaza del Tranvía (Shiden Hiroba), donde se conservan y exponen estos vehículos que estuvieron en funcionamiento en la ciudad de Kioto entre 1895 y 1978. Los sábados y festivos los visitantes pueden montarse en el tranvía más antiguo de Japón. Solo un poco más lejos está el Sagano Torokko Ressha o Tren Romántico de Sagano, que recorre la antigua vía de la línea San’in Honsen, y con el que se puede llegar a varios puntos turísticos de las cercanías, entre ellos Hozugawa, un valle que ofrece bellísimos paisajes. El nuevo museo de Umekōji se ha constituido de esta forma en el centro de un área de gran interés para los aficionados a los ferrocarriles.
Ficha del Museo Ferroviario de Kioto
Horario de apertura: 10.00 − 17.30 (entrada hasta las 17.00).
Días de descanso: Todos los miércoles.
Tarifas: Adultos (a partir de los 18 años): 1.200 yenes; estudiantes de bachillerato y universidad: 1.000 yenes; estudiantes de primaria y secundaria: 500 yenes; preescolar (a partir de tres años): 200 yenes.
Hay dispositivo de audioguía (japonés, inglés, chino simplificado y tradicional, coreano).
Sitio web del Museo Ferroviario de Kioto (en inglés) http://www.kyotorailwaymuseum.jp/en/
Fotografía del encabezado: locomotora de vapor 233, del modelo 230, primero en ser fabricado en serie en Japón.
Fotografía: Kodera Kei