Historia del whisky japonés

La mujer que llevó el whisky a Japón: recordando a Rita Cowan Taketsuru

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La historia del whisky Nikka tiene su origen en una pequeña localidad cercana a Glasgow. Allí fue donde se conocieron la hija de un médico escocés y un joven químico japonés lleno de ambición. Hemos viajado hasta Kirkintilloch para seguirle la pista a Rita Taketsuru e indagar más sobre los comienzos de esta marca nipona conocida en todo el mundo y galardonada con premios internacionales.

Rita Taketsuru (segunda a la izq.) durante una visita a su madre (primera a la drcha.) en Escocia en 1931. Su sobrina Valerie aparece sentada sobre su regazo; en el centro, su hija Rima. (© Tony McNicol)

“Cuando era más joven, solo sabía que mi tía abuela vivía en Japón“, afirma Harry Hogan. Nos confiesa que fue años más tarde cuando empezó a sentirse intrigado por la excepcional historia de su familia.

Hogan nos muestra una serie de fotografías, esparcidas sobre la mesa de la oficina de la empresa de catering que gestiona la familia, cerca de Glasgow. Además, nos presenta una pequeña colección de recuerdos de Japón: libros, revistas, vídeos, incluso manga. Todos ellos recuerdan su tía abuela.

Se trata de Rita Taketsuru –Cowan de apellido de soltera–, esposa de Taketsuru Masataka, fundador de la marca de whisky Nikka. Durante cuatro décadas, la escocesa ayudó a su marido a levantar una de las destilerías más prósperas y famosas de todo Japón.

En una de las fotografías se puede ver a Rita durante una visita a Escocia en 1931. Aparece sentada en un sofá con una niña pequeña sobre su regazo: Valerie, la madre de Hogan. La abuela de este último, Lucy, era hermana menor de Rita.

Sentada al lado de Rita está Rima, su hija adoptiva, a la que había llevado a Escocia para que conociera a su madre, la abuela de la pequeña, que también aparece en la fotografía. Fue la segunda y última vez que Rita regresaría a su país.

Comienzos insólitos

Jessie Roberta “Rita” Cowan nació en 1896 en Kirkintilloch, una localidad cercana a Glasgow. Según relata Olive Checkland en su libro Japanese Whisky, Scotch Blend, la obra más detallada que existe sobre la vida de Rita, su infancia transcurrió felizmente. Hija del médico local, tenía dos hermanas y un hermano, y vivía en una de las mejores casas del lugar. Sin embargo, su mayoría de edad se solapó con los últimos coletazos de la Primera Guerra Mundial.

Muchos jóvenes de su generación perdieron la vida en la Gran Guerra, entre ellos el hombre con el que Rita se había comprometido en matrimonio. Además, su padre falleció de un paro cardiaco en 1918, y la familia empezó pronto a pasar apuros económicos. Según el libro de Olive Checkland, en el momento de su fallecimiento, 400 pacientes del doctor Samuel Cowan, padre de Rita, le debían 514 libras esterlinas(*1), una cantidad considerable en aquel entonces. La madre de Rita llegó a barajar la posibilidad de vender su vivienda, de nueve dormitorios, después de que la familia perdiera su sostén.

Alquilar una de las habitaciones de la residencia familiar parecía una manera normal de llegar a fin de mes, y eso fue precisamente lo que hicieron los Cowan. Sin embargo, el hombre que se fue a vivir con ellos no era una persona precisamente corriente. Se trataba de Taketsuru Masataka, un joven químico japonés lleno de ambición. Ella, una de las hermanas menores de Rita, lo había conocido en la Universidad de Glasgow, donde cursaba estudios de Medicina, y lo invitó a la residencia familiar para que le enseñara judo a su hermano Campbell.

Resulta tentador imaginar cuáles son los motivos por los que nació una atracción mutua entre Rita y Masataka: quizás el japonés se sentía solo tan lejos de casa; es posible que Rita se viera atrapada por la difícil situación de su familia, y que esto hiciera que el químico, un hombre atractivo, exótico y serio, se presentara como el pasaporte a una nueva vida de emoción.

La pareja se enamoró, y en 1920 contrajo matrimonio a pesar de que la familia Taketsuru –perteneciente a una larga línea de productores de sake de Hiroshima adinerados y bien relacionados– estuviera en contra de la elección poco convencional de esposa que había hecho el joven. La idea tampoco gustó a la madre de Rita, que pidió que la unión fuera anulada cuando se enteró. No obstante, los jóvenes partieron rumbo a Japón para comenzar su nueva vida juntos en noviembre de ese año.

Estrechos vínculos familiares

De todos sus hermanos, Lucy era la que estaba más unida a Rita. “Mi abuela escribía muchas cartas”, recuerda Hogan. “Rita mantuvo siempre el contacto con Lucy”, prosigue. De hecho, Lucy fue el único miembro de la familia que visitó a los Taketsuru en Japón; realizó el largo viaje en 1959, dos años antes del fallecimiento de Rita.

Harry Hogan y su madre Valerie, sentados en el centro, con varios miembros de la familia Taketsuru durante su visita a Japón en 1998. Los recibió Takeshi, el hijo adoptivo de Rita y Masataka, que aparece en el extremo izquierdo de la imagen. (© Tony McNicol)

La abuela de Hogan también mantenía una relación estrecha con el hijo adoptivo de los Taketsuru, Takeshi, que posteriormente dirigiría Nikka Whisky. Hogan recuerda que en sus frecuentes viajes al Reino Unido, Takeshi visitaba las oficinas de la compañía en Londres y una destilería en el noroeste de Escocia perteneciente a la firma. De camino a su destino, solía hacer una parada en la modesta residencia de Lucy, a donde llegaba en limusina y acompañado de una gran comitiva de la empresa. 

Hogan y su familia llevan muchos años manteniendo el contacto con Nikka Whisky y con los Taketsuru. En 1998, su madre y él viajaron a Japón invitados por la empresa; visitaron la localidad de Yoichi, en Hokkaidō, y asistieron allí a la inauguración del Museo Nikka Whisky.

(*1) ^ En la actualidad, unos 831 dólares estadounidenses y 648 euros aproximadamente.

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