La ruta de peregrinaje de Shikoku cumple 1.200 años
Guíade Japón
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El objetivo del peregrinaje henro no es meramente religioso; también atrae a jóvenes que buscan mejorar su salud o desean visitar lugares llenos de energía positiva. Además, cada vez son más los extranjeros que viajan a Japón para recorrer el camino de peregrinación de Shikoku. Para los habitantes de la isla, la ruta va más allá de lo religioso y constituye una parte importante del patrimonio cultural japonés, razón por la cual se están realizando esfuerzos para que la UNESCO la incluya en su Lista del Patrimonio Mundial.
40 días a pie y un trayecto mínimo de 1.130 kilómetros
La ruta comienza en Ryōzen-ji (templo 1), en la prefectura de Tokushima; continúa en las prefecturas de Kōchi y Ehime y concluye en Ōkubo-ji (templo 88), en la prefectura de Kagawa. El trayecto tiene un mínimo de 1.130 kilómetros y se recorre a pie en unos 40 días, una decena si se realiza en autobús o tren.
Cuenta la leyenda que en Japón habitan unos ocho millones de deidades; el archipiélago japonés abunda en variedad de rutas de peregrinaje en comparación con otros países: coexisten el culto a la naturaleza y a los antepasados con religiones como el sintoísmo, el budismo y el confucianismo, entre otras. De todos los caminos existentes, el henro de Shikoku destaca junto a la peregrinación al santuario sintoísta de Ise y la ruta de Kumano.
Sin embargo, los orígenes de la ruta de peregrinaje de Shikoku son inciertos. Mientras que unos cuentan que fue el monje budista Kūkai (conocido como Kōbō-Daishi tras su muerte) quien la inició, otros dicen que fue Emon Saburō. Según una leyenda, este personaje, ligado a Ishite-ji (templo 51), en la prefectura de Ehime, comenzó a recorrer la isla en busca de Kūkai para disculparse ante él por haberle negado limosna a un religioso ambulante que, al parecer, era el propio monje.
Peregrinos famosos
En el siglo XVII la ruta de peregrinaje de Shikoku ya se había popularizado entre el pueblo japonés. De esta época data una guía sobre el camino elaborada por el monje budista Yūben Shinnen, Shikoku henro michishirube, publicada en 1689. Este libro fue todo un éxito de ventas hasta la era Meiji (1868-1912) e hizo que su autor se ganara el sobrenombre de “padre de la peregrinación henro”, dado que en la obra especificaba cuáles eran los 88 templos de la ruta.
Otro personaje ligado a la peregrinación de Shikoku es el poeta de haiku Taneda Santōka (1882-1940), quien comparó el henro con la vida misma; Taneda completó la ruta en dos ocasiones.
Entre los peregrinos extranjeros ilustres destaca el antropólogo de la Universidad de Chicago Frederick Starr (1858-1933), que visitó los 88 templos en 1921. En aquella época, Starr era conocido en Japón por su pasión por las tarjetas votivas características de los lugares santos budistas y sintoístas de todo el país.
En los últimos años, destaca, por ejemplo, el paso por la ruta del embajador de España en Japón, Miguel Ángel Navarro Portera, que estuvo en noviembre de 2013 en la ciudad de Matsuyama, en la prefectura de Ehime, con motivo del cuarto centenario de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Que España cuente con su propia ruta de peregrinación Patrimonio de la Humanidad, el Camino de Santiago, motivó la visita.
Un viaje para encontrarse a uno mismo
El origen de la denominación henro para referirse al peregrinaje de Shikoku tiene su explicación en que esta isla se encuentra en una zona remota del archipiélago nipón; en la antigüedad, se empleaba la palabra hendo (“lugar remoto” en japonés) al hablar de este tipo de enclaves, un vocablo que habría derivado en el término henro. Independientemente de su lejanía, son muchos los japoneses que en los distintos períodos de la historia han recorrido los 88 templos de la ruta y han visto este largo viaje como una oportunidad de encontrar una nueva vida.
La ruta se divide en cuatro tramos correspondientes a las cuatro prefecturas que conforman Shikoku, a saber: Tokushima, el “Camino del despertar”, templos 1-23; Kōchi, el “Camino del ascetismo”, templos 24-39; Ehime, el “Camino de la iluminación”, templos 40-65; y Kagawa, el “Camino del nirvana”, templos 66-88.
Los peregrinos se olvidan de obligaciones tales como la familia, la clase social, la posición y las propiedades, y se entregan a realizar el recorrido, razón por la cual la peregrinación se ha convertido en un viaje en el que las personas se forman y se encuentran a sí mismas. Por norma general, el trayecto se realiza individualmente, si bien el sombrero cónico de juncia que llevan los peregrinos tiene una inscripción que alude al hecho de que Kūkai siempre los acompaña.
Ofrendas sin recompensas
A quienes realizan la peregrinación se los conoce como henro-san. Durante el peregrinaje, lo normal es ir vestido completamente de blanco y llevar un sombrero cónico de juncia que protege tanto de la lluvia como del sol, aunque esto no quiere decir que exista una indumentaria reglada. En la actualidad, los artículos relacionados con la peregrinación de Shikoku se pueden adquirir a buen precio, así que es fácil ponerse en la piel de un ‘auténtico’ peregrino.
Antiguamente, no eran pocos los peregrinos que fallecían durante la ruta. Por este motivo, los viajeros vestían siempre de blanco, un color que se asocia a la idea de que todos somos iguales ante Buda.
Otro de los aspectos importante de la peregrinación henro es ofrecer comida y un lugar de descanso a los peregrinos. En el mundo empresarial, cuando se hacen obsequios, se espera siempre una retribución a cambio; sin embargo, en Shikoku las ofrendas nunca tienen recompensa. Podría decirse que el concepto de amabilidad y hospitalidad característico de Japón tiene su origen en esta conducta, si bien se trata de actos desinteresados con los que se transmite un sentimiento de agradecimiento a Kūkai. La expresión nisehenro, “henro falso”, se emplea para menospreciar a aquellos que no realizan el camino de peregrinación y tienen por único objetivo ser agasajados.
Un alojamiento que recibe a peregrinos extranjeros regentado por un matrimonio nipoestadounidense
El interés que genera en el extranjero el peregrinaje de Shikoku es mayor de lo esperado, y son cada vez más los turistas de otros países que viajan a Japón para recorrer el camino henro.
El alojamiento Sen Guesthouse, en la ciudad de Matsuyama, en la prefectura de Ehime, asiste a los turistas extranjeros que deseen hacer la ruta de peregrinación. Lo regenta un matrimonio nipoestadounidense: Matthew y Noriko Iannarone, de 35 y 37 años, respectivamente. Desde que abrió sus puertas hace dos años aproximadamente, han pasado por allí unas cinco mil personas; la mitad de ellas eran visitantes extranjeros, principalmente de países occidentales como Francia, Alemania, Holanda y Estados Unidos.
Mientras hacía el Camino de Santiago en España, Matthew conoció a un peregrino japonés; este le habló de la ruta de peregrinaje de Shikoku. Posteriormente, el estadounidense viajó a Japón, donde realizó el recorrido por los 88 templos en 40 días. Al preguntarle sobre las diferencias entre ambas peregrinaciones, explica lo siguiente:
“El camino henro es circular, mientras que el de Santiago es recto. En España me lo pasaba bien bebiendo vino todos los días; sin embargo, la ruta en Japón fue dura. Tiene montañas y valles, así que se hace difícil y uno realmente se cansa. No obstante, resulta una experiencia muy religiosa y despierta sentimientos particulares y profundos.”
Natural de Texas, Matthew se especializó en Antropología en la universidad y antes de llegar a Japón pasó unos tres años en Corea del Sur. “Creer al mismo tiempo en el sintoísmo y el budismo es raro, pero me parece interesante. Considero que es algo único en el mundo. Es increíble que las enseñanzas de Kūkai sigan transmitiéndose a día de hoy mediante el camino henro, y que esa cultura se preserve todavía”, explica al hablar acerca de la visión de los japoneses en cuanto a la religión.
Un gran interés en la cultura y la religión japonesas
Según Matthew, lo que realmente interesa en Occidente es el zen, el shingon, secta budista a la que pertenecía Kūkai, apenas se conoce. Con todo, su mujer Noriko nos explica lo siguiente:
“Recibimos más visitantes directamente de otros países que extranjeros residentes en Japón; también tenemos clientes que vivían antes aquí.”
Además, “son muchos los extranjeros que quieren profundizar sus conocimientos sobre la cultura y la religión japonesas”, cuenta. En dos años, el número de extranjeros que han utilizado sus servicios no solo asciende a unas 2.500 personas, sino que también afirma que “apenas se han dado problemas”, y que la mayoría de ellos acude directamente a su establecimiento tras consultar páginas web como Rakuten y Lonely Planet, esta última especializada en viajes.
En el alojamiento, les explican a los turistas la manera y los modales propios de la peregrinación, así como el sutra budista Hannya Shingyō, que los peregrinos suelen recitar durante el camino. El establecimiento cuenta con siete habitaciones; las individuales más baratas cuestan 4.500 yenes, y las dobles, 7.000 yenes. Por norma general, los huéspedes suelen quedarse dos días y tres noches, aunque la estancia máxima puede superar el mes y medio.
Popularidad entre los jóvenes interesados en la historia y en los lugares llenos de energía
La ruta de peregrinaje de Shikoku atrae también a jovenes que quieren mejorar su salud o tienen interés en visitar lugares llenos de energía o de carácter histórico. “Empezar de cero”, “Encontrarse a uno mismo” o “Curarse las penas” son expresiones que se asocian a la peregrinación henro.
Por ejemplo, Kōnomine-ji (templo 27) es conocido por sus aguas: cuentan que gracias a ellas una mujer que padecía una grave enfermedad escapó a la muerte. Además, es famoso por ser el templo al que acudía diariamente la madre de Iwasaki Yatarō, fundador de Mitsubishi Zaibatsu, quien rezaba allí por su hijo.
Unpen-ji (templo 66) goza de popularidad entre las mujeres por su característico banco de bronce para pedir deseos, que tiene forma de berenjena. El origen del mismo resulta de un juego de palabras con el término nasu, “berenjena” en japonés, y el verbo nasu, que se escribe con otro carácter chino y vendría a significar “cumplirse”. El afamado Zentsū-ji (templo 75) alberga cada junio una ceremonia en la que se realizan ofrendas de fideos sanuki udon, una variedad que al parecer habría llegado desde China de la mano del monje Kūkai.
En lo relativo a hechos históricos, Ishite-ji (templo 51) está relacionado con el comienzo de la peregrinación henro. En este sentido, destaca también Sankaku-ji (templo 65), lugar al que el poeta de haiku Kobayashi Issa (1763-1828) acudió para rezar por un parto sin complicaciones para su esposa; es conocido también Mandara-ji (templo 72), donde el poeta Saigyō Hōshi construyó una choza en la que vivió unos siete años. Delante de la sala principal de este templo se conserva todavía una piedra de superficie plana en la que el escritor solía dormir la siesta.
(Traducción al español del original en japonés)
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