Tradiciones “cool”, modernidad y belleza tradicional
Entrenamiento y ‘chanko’, los secretos de los luchadores de sumo
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El sumo no puede considerarse una disciplina puramente individual, ya que el entrenamiento conjunto de los luchadores le brinda una faceta de deporte de equipo. Un equipo de sumo se conoce como establo. En Japón hay cerca de setecientos luchadores de ōzumō (sumo profesional) y todos, desde los shindeshi hasta los yokozuna, pertenecen a un establo. Actualmente la Asociación Japonesa de Sumo se compone de cuarenta y siete de dichas entidades. Dos luchadores de un mismo establo no se enfrentan en ninguno de los seis grandes torneos anuales conocidos como honbasho, excepto en el rarísimo caso de que ambos se clasifiquen para la final en el senshūraku, última jornada del honbasho.
Clasificación de los luchadores de ōzumō
Clase | Título | Número |
---|---|---|
Makuuchi | Yokozuna | 3 |
Ōzeki | 3 | |
Sekiwake | 2 | |
Komusubi | 2 | |
Maegashira | 32 | |
Jūryō | 28 | |
Makushita | 120 | |
Sandanme | 200 | |
Jonidan | 224 | |
Jonokuchi | 69 | |
Total | 683 |
Fuente: Asociación Japonesa de Sumo (recuento de julio de 2018)
El establo no es solo la sede deportiva del equipo, sino también el hogar donde conviven los luchadores. A diferencia de otras disciplinas, en que los deportistas se alojan juntos temporalmente, en el sumo duermen y comen juntos de forma habitual. En la planta baja del establo suele encontrarse el gimnasio y en los primeros pisos están las viviendas de los luchadores. El maestro, u oyakata, suele vivir con su familia en las plantas superiores. Si el oyakata es como el padre de los luchadores, su esposa ejerce el papel de madre y, además de cuidar de ellos como si fueran sus hijos, ambos llevan a cabo también distintas labores de gestión.
Por norma general, los luchadores solo pueden irse a vivir por su cuenta si alcanzan por lo menos la clase jūryō (título sekitori) y se casan. Los de la clase makushita e inferiores conviven en grandes habitaciones comunitarias, mientras que a partir del título de sekitori se les asignan habitaciones individuales. En resumidas cuentas, la mayoría de los luchadores de sumo tienen el domicilio en el establo al que pertenecen.
Los establos madrugan
Aunque cada establo tiene su propio horario, todos empiezan la jornada muy temprano. Los luchadores se levantan hacia las seis, se visten y van al gimnasio. Después del entrenamiento matutino toman el almuerzo, que es su primera comida del día.
En el establo de Takadagawa la hora de inicio del entrenamiento se deja a criterio de los luchadores; sin embargo, como los sekitori empiezan temprano, los de clases inferiores tampoco pueden quedarse a remolonear en la cama. A las 7 la mayoría están ya en el gimnasio y empiezan a hacer estiramientos para calentar el cuerpo.
En ese momento los luchadores no entran aún en el dohyō (ring), sino que se mantienen en los márgenes y repiten a conciencia ejercicios básicos como el shiko, el suriashi o el teppō para calentar el cuerpo poco a poco. La repetición perseverante y diligente de esos movimientos fortalece las piernas y el abdomen y aporta flexibilidad al cuerpo para prevenir lesiones. Nadie habla durante los ejercicios. Los luchadores se concentran en la respiración y en sentir cada parte del cuerpo, preparándose física y mentalmente para el duro entrenamiento que les espera a continuación.
El entrenamiento de verdad empieza cuando llega el oyakata
Pasadas las 8 de la mañana, cuando los luchadores ya están sudando a raudales, llega al gimnasio el oyakata de Takadagawa. El ambiente, que hasta entonces no era precisamente relajado, se tensa ostensiblemente. Bajo la vigilancia del oyakata los luchadores, en orden de más novatos a más veteranos, van entrando en el dohyō para luchar por turnos. El ganador de cada combate nombra a su siguiente oponente. Con este sistema se van sucediendo numerosos combates.
De vez en cuando el oyakata se pronuncia para dar indicaciones. Se muestra especialmente severo con los movimientos inadecuados que pueden provocar lesiones: “En el entrenamiento no se trata de ganar o perder contra los demás; se lucha contra uno mismo. No importa perder mientras sirva para mejorar. Una lesión terminaría con vuestra carrera en el sumo”. Vestido con el mawashi como un luchador, guía a sus discípulos con entusiasmo.
Cada establo pertenece a un clan, o ichimon. Actualmente hay cuarenta y tres establos repartidos en seis ichimon y cuatro establos que no pertenecen a ninguno. Los establos de un mismo ichimon colaboran entre ellos. El día de nuestra visita dos luchadores de la clase sandanme del establo de Minezaki, perteneciente al ichimon Nishonoseki, como el establo de Takadagawa, han venido a entrenar en este establo. El oyakata de Takadagawa guía a los luchadores visitantes con el mismo entusiasmo que a los suyos, vociferando las indicaciones mientras él mismo les demuestra el movimiento básico del shiko: “No basta con repetirlo muchas veces; hay que bajar bien las caderas, aunque cueste. Lo hacéis por vosotros. ¿Uno no puede engañarse a sí mismo, verdad?”
Después de una serie de combates entre luchadores de nivel similar, se suele terminar entrenando el choque. Los luchadores se dividen en atacantes y defensores. El atacante impacta con toda su fuerza contra el pecho del defensor, lo empuja hasta el borde del dohyō y rueda por el suelo. Los defensores suelen ser luchadores más fuertes y se dice que “prestan el pecho” (mune wo kasu) a los atacantes. A los cinco minutos de práctica el pecho del defensor está totalmente rojo y el atacante jadea tan fuerte que su respiración suena como un quejido.
El descanso tras el entrenamiento
Al acabar el entrenamiento, los luchadores se bañan por orden de categoría; los sekitori son los primeros. La comida debe estar lista para cuando estos salen del baño. Los encargados de preparar la comida terminan de entrenar antes que los demás y empiezan a cocinar pasadas las 8 de la mañana.
Suele creerse que el chanko es el cocido de los establos de sumo, pero en realidad el término engloba toda la gastronomía del sumo. El plato principal es el famoso cocido, que cada establo elabora según su propia receta tradicional. Se trata de una comida ideal para deportistas porque es equilibrada, se digiere fácilmente, eleva la temperatura corporal y acelera el metabolismo. El cocido hace las veces de sopa y se acompaña de varios boles de arroz y distintos platos. Después de comer, los luchadores se echan una siesta. Estos hábitos alimenticios les ayudan a aumentar de peso.
Además de los luchadores, en los establos viven también los gyōji, los yobidashi y los tokoyama. Los gyōji se conocen por su labor de arbitraje en el dohyō, pero en realidad desempeñan funciones muy diversas, como emitir los anuncios internos, elaborar la lista de combates, reservar el transporte y el alojamiento en los viajes y otras tareas de gestión del establo. Del mismo modo, los yobidashi se conocen por anunciar los nombres de los luchadores antes de cada combate, pero se encargan de otras tareas como de preparar el dohyō. Los tokoyama son los que peinan a los luchadores con el moño tradicional.
El establo de Takadagawa no tiene ningún yobidashi, pero uno de sus dos gyōji es Shikimori Kandayū, decimoprimera generación de gyōji y uno de los más reputados del gremio. Kandayū asegura que el 80 % de su trabajo se desarrolla fuera del ring. A veces incluso asesora a los luchadores y les ofrece asistencia psicológica: “La verdadera misión del gyōji es apoyar a los luchadores para que lleguen a profesionales; nos encargamos de un montón de tareas”.
Se dice que lo que fortalece a un luchador de sumo es “el entrenamiento y el chanko”. Conviviendo bajo un mismo techo, compartiendo la misma cazuela, compitiendo de forma amistosa en los entrenamientos y animándose mutuamente en los torneos, los luchadores crecen juntos como deportistas y como personas. Es gracias a esa vida en la “gran familia” del establo que, con el apoyo del oyakata, su esposa, los gyōji, los yobidashi y los tokoyama, logran brillar y cautivar al público cuando salen al dohyō.
Colaborador: Revista digital especializada en sumo Osumōsan. Fotografía: Hanai TomokoReportaje y texto: Matsumoto Takuya (Departamento Multilingüe de Nippon.com)