
Tradiciones “cool”, modernidad y belleza tradicional
¿Cómo se elabora una xilografía 'ukiyo-e'?
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Las xilografías japonesas ukiyo-e fascinan al público de Occidente desde el siglo XIX debido a sus finos trazos, su composición original y la belleza de sus colores. En Japón, formaban parte de la vida cotidiana del pueblo durante el período Edo (1603-1868), época en la que nacieron como un elemento lúdico, pedagógico y mediático. A día de hoy, son cada vez menos los artesanos capaces de reproducir a la perfección estas obras de arte magníficas, de ahí que sea estrictamente necesario transmitir a las nuevas generaciones las técnicas de elaboración de las xilografías polícromas si se quiere evitar que esta manifestación artística desaparezca para siempre.
El Instituto Adachi de Xilografías y la Fundación Adachi para la Conservación de las Técnicas Xilográficas no escatiman esfuerzos a la hora de transmitir sus conocimientos, con el fin de que el arte de los ukiyo-e perdure en el tiempo, mediante la reproducción de obras maestras de artistas como Katsushika Hokusai (1760-1849) y Kitagawa Utamaro (1753-1806), y la creación de piezas contemporáneas.
Nakayama Meguri, una de las responsables del Instituto, ha tenido la amabilidad de abrirnos sus puertas para que observemos cómo trabajan un grabador y un estampador. Ambos maestros han reproducido bajo nuestra atenta mirada la xilografía La gran ola de Kanagawa, afamada pieza perteneciente a la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji, de Katsushika Hokusai, mostrando un gran respeto por la tradición y las técnicas empleadas durante el período Edo.
Proceso de reproducción de una xilografía ukiyo-e (1-4 : trabajo del grabador, 5-8 : labor del estampador)
1. Se pega la hoja de papel sobre la plancha de madera. 2. Se graban en relieve los contornos con la ayuda de un cuchillo pequeño. 3. Se ahueca la superficie alrededor de los contornos del dibujo con una gubia y un martillo. 4. La plancha principal (omohan), que representa todo el dibujo, queda lista. 5. Se extienden sobre la plancha los pigmentos con los colores sirviéndose de un cepillo. 6. Se coloca la hoja de papel sobre la plancha de acuerdo con las muescas (kentō) que previamente se han realizado sobre la madera. 7. Se frota el papel con un tampón (baren) para que los colores penetren en el papel. 8. La xilografía se va estampando color por color, plancha por plancha. El grabador utiliza tantas planchas como pigmentos se vayan a emplear.
El trabajo del grabador, una tarea de precisión milimétrica
El grabador Niinomi Morichika, de 69 años.
El silencio y la concentración 'llenan' el taller donde el grabador Niinomi Morichika realiza su trabajo bajo la tenue luz del sol. El artesano, que lleva casi medio siglo ejerciendo esta profesión, tiene a mano todas las herramientas y utensilios que necesita, entre ellos la gubia.
Morichika emplea planchas de madera de cerezo, que es dura y presenta vetas muy finas. Lo bueno de este material es que se dilata poco cuando está húmedo y apenas encoge cuando está seco. El grabador unta en la madera, con la mano, una cola hecha de arroz (wanori), para poner inmediatamente sobre ella el dibujo, realizado en papel japonés muy fino. Posteriormente, le da la vuelta a la hoja y la coloca sobre la madera, de manera que el anverso quede sobre esta. Así, la famosa ola de Hokusai se sitúa a la derecha de la plancha, y no a la izquierda como en la obra original, pero recupera su posición original tras la estampación.
Frota suavemente el papel con la punta de los dedos hasta que la tinta china del dibujo penetra en la madera. La hoja comienza entonces a hacerse jirones, de manera que se vislumbran los trazos del dibujo, necesarios para su posterior grabado. El original no se puede conservar nunca. Esta labor requiere una precisión milimétrica y disponer de una buena iluminación; por este motivo, se coloca un frasco de agua delante de una bombilla para armonizar la luz y permitir que se vean los trazos más finos del dibujo que sirve de base para el grabado.
Morichika graba la plancha para que los trazos queden en relieve; posteriormente, ahueca la madera que queda alrededor. La belleza de cada xilografía depende de la destreza con la que realice su trabajo. Los grabadores con años de experiencia llevan a cabo la tarea sin cometer el más mínimo error, incluso cuando tienen que grabar trazos de menos de un milímetro, como es el caso del cabello de las bellas mujeres que retrató en sus obras el pintor Utamaro.
Graba todo el dibujo sobre una primera plancha, denominada omohan. Para garantizar la calidad del acabado, la imprime con tinta china, técnica denominada kyōgōzuri. Una vez terminada esta parte del proceso, se le muestra el resultado al artista, que señala en rojo el color que quiere aplicar en cada parte. El grabador realiza dos muescas, kentō en japonés, en la esquina inferior derecha, aproximadamente a un tercio de la parte inferior de cada plancha, para colocar la hoja en un lugar que permita una correcta estampación.
En primer plano, Kishi Chikura, de 28 años.
El artesano graba tantas planchas como colores se vayan a estampar; en este caso, cinco, que se grabarán a ambos lados, excepto en la primera plancha, en la que solo se hará por uno.
La madera se puede utilizar por el anverso y el reverso, lo cual permite grabar dos partes diferentes en cada cara de la plancha. En el período Edo las xilografías eran un producto de distribución comercial, por lo que se intentaba que el coste de producción no fuera muy alto; para ello, solo se usaban ocho o diez colores, esto es, cuatro o cinco planchas como máximo. El artesano tarda tres semanas en grabar todas las planchas necesarias para esta xilografía de Hokusai. La habilidad y la precisión con las que realiza la delicada labor son dignas de mención.
Kishi Chikura es, a día de hoy, un grabador profesional que ha aprendido todo lo que sabe de la mano de Niimori Morichika. Decidió iniciarse en este oficio tras presenciar una demostración del maestro.
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