Reportaje: Paisajes con nostalgia
Chucherías para nostálgicos
Cultura Vida- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Es probable que a muchos japoneses de más de 40 años se les ilumine el rostro y no puedan evitar gritar natsukashii! (“¡qué nostalgia!”), cuando ven una tienda de chucherías. Durante el período de crecimiento económico acelerado que vivió Japón desde 1954 hasta 1973, se encontraban en cualquier parte; en su interior, se apilaban juguetes y golosinas, algunas con premio, en un reducido espacio. Los niños, sorprendidos por la gran variedad de productos que ofrecían y atraídos por el precio asequible de los mismos, las frecuentaban a diario. Se podría decir que las consideraban como una "pequeña sociedad" fuera de su escuela.
Aunque a día de hoy hay muchas menos tiendas de chucherías que en su época de mayor apogeo, todavía hay comercios en las esquinas de algunas calles que venden golosinas. Además, comprarlas se ha vuelto más fácil porque su mercado se ha ampliado: los mayoristas de estos productos los han puesto a la venta en Internet o por correo.
Visitando la tienda de chucherías más antigua de Tokio
La tienda de chucherías Kamikawaguchi-ya lleva funcionando más de 230 años, desde su apertura en 1781. Se encuentra en el recinto del templo de Kishibojin-dō, en Tokio, a 3 minutos a pie de la estación Kishibojin-mae de la línea Toden Arakawa. La actual propietaria, Uchiyama Masayo, pertenece a la decimotercera generación que se dedica al negocio familiar. La abrieron como una tienda de caramelos de sidra. Sin embargo, en la década de los 50 se convirtió en la actual tienda de golosinas porque no podían conseguir los ingredientes necesarios para fabricar sus caramelos. Dicen que Studio Ghibli se inspiró en ella para crear la tienda que sale en su película de dibujos animados Omoide poro poro (Recuerdos del ayer).
En la tienda se pueden encontrar chucherías para nostálgicos. "Lo más popular es el calamar ahumado. No obstante, su precio de producción es alto, así que irremediablemente hay que venderlo caro. Por eso, abundan los que están hechos con bacalao al que le han puesto sabor a calamar, para que lo puedan comprar los niños. Estos se venden a 10 yenes la unidad. También tienen éxito los caramelos de harina de soja, que a veces vienen con premio. Las tiendas de chucherías son el lugar donde los más pequeños realizan sus primeras compras por voluntad propia; seguro que también se lo pasan bien allí cuando dudan sobre qué comprar, se ilusionan... ", cuenta Uchiyama.
"Las chucherías que se venden en la tienda también han ido cambiando con el paso del tiempo. Por ejemplo, cuando nosotros éramos niños, el chocolate era un artículo de lujo poco accesible, pero ahora se puede conseguir incluso por 10 yenes. En total, contamos con aproximadamente un centenar de golosinas diferentes. Por mucho que éstas cambien, la sonrisa de un niño cuando elige lo que va a comprar es siempre la misma", explica. "Sin embargo, en los últimos años el número de niños ha disminuido. Además, entre semana los escolares están tan ocupados que no pueden jugar con sus amigos", añade un tanto apenada. Aunque los sábados y domingos se ve en la tienda a padres con sus hijos, parece que hay más adultos que niños a los que les brillan los ojos al recordar su pasado cuando ven las chucherías.
Los dulces en la actualidad
Según Inokuchi Nobukatsu, presidente del mayorista de chucherías Inokuchi-shōten, actualmente cuentan con unos 500 tipos de golosinas, cuyo precio suele oscilar entre los 10 y 100 yenes.
Aunque las chucherías fueron menospreciadas durante la época de bonanza económica como algo pasado de moda y cayeron en decadencia rápidamente, ahora vuelven a gozar de popularidad. En una época en la que el futuro es incierto, los adultos y ancianos tienden a revivir épocas pasadas y se sienten ávidos de nostalgia.
No obstante, en los últimos tiempos las chucherías están también desarrollándose en nuevos campos: existen museos de historia, cultura y sociedad del Japón moderno que cuentan con tiendas de chucherías, hay bares y restaurantes cuyo concepto innovador incluye servir menús basados en los del comedor de la escuela y golosinas, y se venden en los puestos de los festivales universitarios y en las tiendas de 24 horas; también está aumentando la demanda de estos productos como regalo en bodas y fiestas.
"Al parecer, algunos japoneses que residen en otros países enseñan a sus amigos extranjeros chucherías y juguetes antiguos como una parte de la cultura nipona. Además, recibimos pedidos de fuera de Japón", explica Inokuchi, que trabaja activamente para ampliar el mercado exterior a través de su página de Facebook.
Aunque actualmente hay menos tiendas que sólo se dedican a la venta de chucherías, Tokio cuenta con unas 50 todavía. ¿Qué tal si nos ponemos a buscar los comercios de este tipo que aún permanecen abiertos aprovechando un paseo sin rumbo fijo por la ciudad?
Imágenes: Yamada Shinji
(Traducción al español del original en japonés)
chocolate Tokio negocios golosinas Studio Ghibli juguetes escuelas dulces tiendas