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Bonito seco elaborado en España

Cultura

El bonito seco o katsuobushi es un ingrediente indispensable en la cocina japonesa. La Unión Europea prohibía su importación, pero el presidente de una firma nipona ha conseguido cumplir con las normas del bloque trasladando su producción allí. Ahora dispone de una fábrica en España, desde la cual se exporta a veinte países de la zona.

El aumento de la demanda impulsado por el boom de la gastronomía japonesa

El bonito seco elaborado en la fábrica de Wadakyū se exporta a veinte países europeos, algo que no habría sido posible si Wada no hubiera continuado con el mismo empeño en las ventas tras trasladar su base de operaciones a suelo español. Reino Unido es el país donde más éxito tiene, mientras que, por ciudades, París se lleva la palma. La demanda de katsuobushi aumenta en consonancia con el auge de la gastronomía nipona en todo el continente.

En El Corte Inglés de Vigo se vende el bonito seco de Wadakyū. 40 gramos cuestan 7,50 euros, esto es, unos mil yenes, de ahí que se lo considere un producto caro. De hecho, está disponible en la sección gourmet de estos grandes almacenes.

Además, desde hace tres años, el chef Rafa Centeno, propietario del restaurante Maruja Limón, usa el bonito seco de Wada en sus propuestas culinarias. “Da un sabor diferente y va muy bien no solo para el caldo de la sopa, sino también para platos de pescado y de legumbres”, confiesa el cocinero de este establecimiento de Vigo, galardonado con tres estrellas Michelín.

Bonito seco de Wadakyū en la sección de productos gourmet de los grandes almacenes El Corte Inglés.

El bonito seco tiene otros muchos usos en la cocina casera: en ensaladas, en pizzas y como aderezo para las aceitunas. En Francia, incluso hay restaurantes que lo sirven con mantequilla.

Una fuerte competencia en el mercado europeo

En 2016, dos años después de que Wada se trasladara a España, una decena de empresas de la ciudad de Makurazaki relacionadas con el bonito seco se aliaron y construyeron una fábrica en Francia. Entre tanto, productores de China, Corea del Sur y Vietnam, entre otros, se lanzaron también a la exportación de katsuobushi a Europa, de ahí que aumentara la competencia. Con todo, las ventas de Wadakyū en 2017 ascendieron a 950.000 euros (unos 130 millones de yenes), un dato que superaba en más del 20 % la cifra del año anterior.

En estos momentos, Wada mira hacia el futuro y se plantea expandir su negocio más allá del bonito seco; preparar caldo dashi en polvo utilizando bonito; aprovechar los ingredientes que se desechan en el proceso de elaboración del katsuobushi para hacer abono y procesar otros pescados que llegan al puerto de Vigo son, al parecer, algunos de los retos que se propone. En 2018 se cumplen 93 años de la fundación de Wadakyū. El presidente de la firma, el tercero en ocupar el puesto, se propone que esta continúe funcionando en los próximos siglos. La producción de bonito seco en Europa, algo que no se le había ocurrido a nadie antes, es el primer paso para lograr ese objetivo.

Medios de comunicación de distintos países visitan la fábrica de Wadakyū en España.

Texto e imágenes: Sawabe Katsuhito

Imagen del encabezado: Wada y el personal de la fábrica de Wadakyū en España posan delante de las instalaciones.

(Traducción al español del original en japonés)

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