Seguir viviendo en Fukushima - Visita a Fukushima un año después del desastre

El “encanto inalterable” de Aizu

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Uno de los principales destinos turísticos de la prefectura de Fukushima es la ciudad de Aizuwakamatsu. A pesar de que el número de visitantes se ha reducido notablemente tras el Gran terremoto del Este de Japón, hay un ryokan (hostal tradicional de estilo japonés) con una larga tradición que está dejando de lado la desinformación y está mejorando sus resultados. Enarbolando el lema un "encanto inalterable" como su principal arma, está presentando su atractivo encanto que ha sido capaz de fascinar a muchas personas.

Las geishas tradicionales de Higashiyama animan la recuperación

El lema un "encanto inalterable", no se restringe únicamente a Mukaitaki; posiblemente sea la palabra clave de todo el turismo de Aizu. En los baños termales de Higashiyama se pueden encontrar geishas, muchas de las cuales son veinteañeras, cosa que no ocurre en los otros balnearios locales, donde la presencia de las geishas ha disminuido notablemente. Ellas heredan el arte de las geishas veteranas y se encargan de comunicar y trasmitir esta tradición que se inició en la era Meiji. Su repertorio es muy amplio: abarca desde las canciones cortas clásicas hauta, hasta el folk local min’yō (género tradicional de la música japonesa). Hay también una danza que trata de la tragedia de un grupo formado al final del período Edo por jóvenes samuráis de Aizu llamado “Byakkotai”.

Las geishas de Higashima, Mikiko (derecha) y Tsukino, nos presentan la hauta “Ume wa saita ka” (¿Han florecido los ciruelos?).

Mikiko es una virtuosa del shamisen (instrumento tradicional de tres cuerdas) y del canto; esta veterana se ha ganado la confianza de las geishas más jóvenes. Al preguntarle cuántos años lleva en la profesión, nos esquivó con un breve “no seas aburrido” y pasó a explicarnos amablemente el encanto de las geishas de Higashiyama.

“Aizu está cerca de la prefectura de Niigata y desde la antigüedad ha sido una tierra próspera en las artes tradicionales, pues la cultura de Kioto penetró en ella desde la zona del litoral del mar de Japón, teniendo a Niigata como entrada. En la edad de oro había más de 100 geishas, pero ahora apenas quedan. Sin embargo, en estos días de recesión, no creo que haya otros balnearios locales con tantas geishas jóvenes como las que tenemos aquí. Después del terremoto hubo un período en el que aunque teníamos el negocio abierto no venían clientes, pero entonces las empresas locales tomaron la iniciativa, pensando que en un momento como aquel lo mejor era levantar el ánimo, y me llamaron para que fuese a un banquete. Parece que todavía se podrá transmitir la tradición de las geishas de Higashiyama a la siguiente generación”.

Muchos son los que a menudo se imaginan los juegos con geishas en Kioto como algo inalcanzable para la gente común; sin embargo, en el caso de los baños termales de Higashiyama, una geisha por persona tan solo cuesta 14.175 yenes por 90 minutos. Si uno pregunta en el hostal ryokan donde se aloja, le buscarán a una geisha que se ajuste a su agenda. Mikiko añadió: “A veces también me llaman familias o grupos de mujeres. Con las clientas la conversación se anima igual que si estuviésemos en una fiesta sólo para chicas. También es muy divertido para mí comunicarme mediante gestos y señas con los extranjeros que no entienden nuestro idioma. Lamentablemente, después del terremoto no nos visitan personas de otros países. Por favor, vengan sin falta otra vez”.

Por otro lado está Tsukino, que tiene 22 años de edad. Es natural de Kitakata, la ciudad vecina de Aizuwakamatsu, y apenas hace cuatro años desde que se convirtió en geisha.

"Me gustaban las cosas japonesas desde la infancia y al entrar en el instituto empecé a interesarme por el mundo de las geishas, al verlo como una posible profesión para mí. Ahora me siento muy feliz de poder vestirme con hermosos kimonos y llevar un tocado japonés pero, eso sí, tengo que estudiar mucho todos los días. "

El espíritu de Aizu: continuar haciendo lo correcto aunque se pierda

En Aizu todavía hay muchos “encantos inalterables". Los “Diez preceptos” que los niños de este pueblo vienen aprendiendo desde el período Edo es uno de los elementos que ha forjado el encanto de la gente en Aizu. Tras indicar cada una de las reglas de convivencia, tales como respetar a los ancianos, que no mentir, etc., se concluía con la frase: "No hay que hacer lo que no se debe hacer".

El castillo de Tsuruga, símbolo de Aizu (izquierda) y las tumbas del trágico grupo de jóvenes samurái “Byakkotai”.

Hirata, el presidente de Mukaitaki, nos comentó: “Creo que el espíritu de Aizu es el deseo de continuar haciendo lo correcto aun sabiendo que se va a perder. La frase "No hay que hacer lo que no se debe hacer", más que ir dirigida a los demás, es una advertencia para nosotros mismos. Si desaparece este sentimiento, es muy posible que Aizu también desaparezca. Seguiremos perfeccionado la ciudad de Aizu con firmeza para que eso no suceda".

Fotografía :Uzawa Akihiko

(Traducción al español del original en japonés)








Mukaitaki en invierno.









Mukaitaki a principios de verano.









Vestíbulo que hace sentir el paso de los 140 años desde su fundación.









La okami (hostalera), Hirata Machiko.









Decoración exclusiva del patio durante la temporada invernal para gozar con el paisaje nevado adornado con velas. Ésta fue una idea que se le ocurrió al presidente Hirata para hacer disfrutar más de la nieve de Aizu; empezó a ponerse en práctica en 2001. Todos los soportes de las velas son de bambú y están hechos a mano.









A pesar de estar bajo cero, el encargado patrulla durante varias horas por el patio para mantener las velas encendidas.









El patio al comienzo del verano.









Corredor pulido.









Escaleras brillantes.









Kitsune yu (Baño del zorro), el más viejo de Mukaitaki.









Saru no yu (Baño de los monos)









Carpa guisada, una de las especialidades de la casa y Bishukakō, un sake original de venta limitada.


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