El buen arroz

Reproducir en la arrocera el sabor del "kamado"

Sociedad Vida

Desde su invención en 1955, la arrocera que permite cocer arroz apretando un solo botón se ha convertido en un pilar de la cocina japonesa. El sabor del arroz definitivo de las arroceras de alta tecnología es aquel que reproduce el del arroz cocido en el kamado, un tipo de fogón tradicional, algo en lo que coinciden el "Dios de la arrocera" y el "Ermitaño de la olla", a quienes hemos visitado.

Hablamos primero con Shimozawa Masayuki, que inventó la primera arrocera de inducción electromagnética en 1992 para la empresa Tottori Sanyo Consumer Electronics Co., la cual sirvió para sentar las bases de este tipo de electrodoméstico de alta tecnología en el sector. Shimozawa ha trabajado en más de 200 modelos de arrocera y ha recibido el sobrenombre de "Dios de la arrocera", no sólo por haber mejorado las técnicas de cocción, sino también por su profundo conocimiento en tipos de arroz y formas de descascarillarlo y comerlo. Incluso ahora, ya retirado, como buen inventor sigue buscando el arroz definitivo.

El "Dios de la arrocera" tiene cuatro de estas máquinas en su casa.

 

De la comodidad al buen sabor

"¿Que cómo es el mejor arroz para mí? Pues es el que permite sentir cada grano, tiene un sabor firme y dulce a la vez, y no está aguado. Además, deja un regusto fresco como para tragarte tu propia saliva rápidamente. Llevo treinta y cinco años en busca de ese sabor ideal", cuenta Shimozawa.

Shimozawa comenzó a trabajar en arroceras en 1975. En esa época, Japón se encontraba en pleno crecimiento acelerado de la economía; años después, en la década de los ochenta, el mercado de estos aparatos experimentó un gran cambio.

"Los años setenta fueron una época en la que se le concedía importancia a la rapidez; es decir, se nos exigía que se pudiera cocer el arroz más rápidamente, lo que se traducía en comodidad. Por supuesto, el arroz tenía que estar bien cocido. En 1982, la aparición de arroceras con microprocesadores instalados hizo que la tendencia a demandar un mejor sabor cobrara fuerza", explica.

El arroz definitivo del "Dios de la arrocera"

En 1987, se invirtió la proporción entre la cantidad de arroz comercializada a través del sistema de distribución estatal y la del sistema independiente, y aproximadamente cinco años después comenzaron a comercializarse variedades como Koshihikari, Hitomebore y Hinohikari, lo que desencadenó una tendencia a pedir un arroz mejor.

"Adaptamos la manera de desarrollar nuestros productos al darnos cuenta del cambio que se estaba produciendo en los consumidores: hasta entonces habían comido arroz sin prestar mayor atención al sabor, pero ahora querían que fuera mejor. Para los japoneses, el sabor ideal del arroz es el que se obtiene cuando se cuece en un kamado, un tipo de fogón tradicional. La gente esperaba que se pudiera reproducir ese mismo sabor en la arrocera", añade.

Tras varias investigaciones y pruebas, en 2002 pusieron a la venta el modelo Takumi Jundō Odori Daki, nombre inventado combinando las palabras "maestro", "cobre puro", "bailar" y "cocer". Es una arrocera equipada con una función para cambiar la presión, lo que permite que el arroz se cueza como si estuviera bailando; en otras palabras, se puede cocer un arroz tierno y brillante como si lo estuviéramos preparando en un kamado. Pese a su costoso precio, 100.000 yenes, el gran éxito cosechado lo ha convertido en un producto representativo del siglo XXI.

Transmitir sentimientos

“Creo que, aunque nos encontramos en una época de abundancia en la que la gente come hasta saciarse, ha aumentado el número de personas que se preocupan por la esencia de la comida. El verdadero lujo reside en comer buen arroz todos los días. Durante mis años de trabajo, siempre tuve un fuerte deseo de transmitir sentimientos a través de los productos, no sólo de fabricar meros objetos. Los japoneses somos felices cuando comemos buen arroz. Esa felicidad cotidiana, trivial pero importante, se la he confiado a la arrocera", dice Shimozawa, que actualmente forma a sus sucesores en el mundo de las arroceras, a la par que da conferencias sobre cómo cocer y comer buen arroz en las que también realiza alguna demostración.

"El consumo actual de arroz se ha reducido a la mitad si lo comparamos con el de hace cincuenta años. Sin embargo, su demanda aumenta si la gente conoce el buen sabor auténtico. Precisamente por esto, creo que hay que cambiar la conciencia que se tiene sobre el arroz, empezando por la forma de cocerlo; hay que transmitir todo sobre él", concluye.

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