La cultura contemporánea se globaliza
Comiket 90, el paraíso de los otaku
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Comiket 90, una de las principales citas de todo Japón, se celebró entre los días 12 y 14 de agosto de 2016 en el pabellón de exposiciones Tokyo Big Sight. Durante esas tres jornadas, los aficionados al manga, el anime y los videojuegos japoneses –los otaku– podían visitar puntos de venta de fanzines de sus creaciones favoritas o de artículos exclusivos de los estudios de animación, firmas dedicadas al desarrollo de videojuegos o relacionadas con distintos personajes, así como asistir a diferentes actividades relacionadas con los disfraces de cosplay, entre otros actos. Esta convención tiene lugar cada año, durante tres días, a mediados de agosto y a finales de diciembre; la organiza y gestiona la agrupación Comiket Junbikai (Comité de Preparación de Comiket), que la divide por géneros.
Los comienzos: venta de fanzines
Este año, Comiket 90 recibió 150.000 visitantes en la primera jornada, 170.000 en la segunda y 210.000 en la final, siendo esta última la misma cantidad que el récord en la historia de la convención. La cifra total de asistentes durante los tres días ascendió a las 530.000, 20.000 menos que en 2015. Si tenemos en cuenta que la cifra récord de personas presentes en el Gran Premio de Fórmula 1 de Japón durante tres días se sitúa en 360.000, podría decirse que esta cita es la mayor de todo el país.
Los orígenes de Comiket se remontan al año 1975, cuando comenzó como un punto de encuentro para la venta de fanzines. En la década de 1980 se convirtió en una gran cita con más de 10.000 participantes, y desde diciembre de 1981 se celebró en el pabellón precursor del Tokyo Big Sight, en Harumi, en la capital japonesa; este lugar albergaba exposiciones como el salón del automóvil de Tokio, el Tokyo Motor Show. El número de visitantes aumentó en años posteriores: en la segunda mitad de la década de 1980 se situaba entre las 50.000 y las 100.000 personas. En diciembre de 1986 empezó a tener una duración de dos días.
El propio autor de este artículo asistió a la edición de agosto de 1989, la última en Tokio, ya que el año siguiente Comiket se celebraría en Makuhari Messe, un pabellón de la vecina prefectura de Chiba. Ayudó incluso a llevar el fanzine que habían hecho unos amigos suyos; en aquel entonces no existía servicio de reparto por parte de los establecimientos que se dedicaban a la impresión, de ahí que el grupo los llevara por sí mismo en un carrito hasta la sala de exposiciones. Según los organizadores, asistieron unas 100.000 personas. La afluencia rondaba las 50.000 personas por día, así que se trataba de un lugar donde los asistentes y quienes hacían los fanzines podían hablar relajadamente. Había chicos y chicas disfrazados de Lamu, protagonista de Urusei Yatsura (Lamu o Lamu la pequeña extraterrestre).
Un trampolín para los dibujantes de manga
Aunque la edición de 1990 tuvo lugar en el Makuhari Messe, posteriormente volvió a celebrarse en Tokio por diversos motivos (los fanzines a la venta violaban una serie de regulaciones de la prefectura de Chiba relacionadas con la juventud, y la administración de la sala de exposiciones se negó a alquilarla a tal fin). A partir de finales de la década de 1980, comenzaron a participar autores profesionales que habían hecho fanzines para Comiket y editores de revistas de manga; estos últimos se propusieron convertir la cita en un trampolín para dibujantes noveles. Es desde esta época que la cita va creciendo hasta alcanzar los 200.000 visitantes. En 1996 se trasladó de Harumi a Ariake, donde se construyó el Tokyo Big Sight, y el número de asistentes superó los 350.000. En los años 2000 sobrepasó los 400.000 y se convirtió en una gran cita inamovible con dos convocatorias anuales.
En la década de 1980 se creía que los fanzines de Comiket, que surgieron como revistas paródicas, podían constituir una violación de los derechos de autor. Sin embargo, los dibujantes de manga y las editoriales los aprobaban tácitamente como productos secundarios y tenían las esperanzas puestas en que llegaran a servir de trampolín para la industria en su conjunto. Podría decirse que Japón se ha convertido en el país del manga por excelencia gracias a la continuación de Comiket.
Entre 2004 y 2005, el autor de este texto estuvo presente en un puesto comercial de Comiket en calidad de editor de una revista mensual de manga. En esa ocasión, repartió artículos publicitarios de su empresa y pudo conversar con los lectores, con los que normalmente no es posible tener contacto directo. Sin embargo, esa época bucólica ya es parte del pasado y produce nostalgia, ya que en la actualidad los estands de las empresas se han convertido en puntos populares que también venden artículos limitados y en los que se forman las famosas colas de la convención.
¿¡Una atmósfera extraordinaria!?
Desde 2007, Comiket es una cita de proporciones monstruosas cuyo número de visitantes supera los 500.000. De hecho, la mayor afluencia fue la de agosto de 2013, con 590.000 asistentes. Con más de 150.000 personas presentes cada día en el pabellón de exposiciones, este se convierte en un lugar abarrotado que supera todas las expectativas. Si se quiere ir por la mañana, es necesario esperar dos horas para poder entrar. En los momentos de mayor afluencia, la sala recuerda a un tren en hora punta, en el que los pasajeros van como sardinas en lata.
Entre esa multitud es normal encontrar un gran número de personas disfrazadas de diversos personajes, de ahí la peculiar atmósfera de la convención. Es posible, además, ver a muchos aficionados llegados de otros países; en su rostro se nota la satisfacción de haber pisado tierra santa. A pesar del agobio de la multitud, merece la pena ir solo para experimentar lo que significa formar parte de un ambiente extraño colmado del entusiasmo extraordinario de los otaku y comparable a un festival escolar de gran envergadura.
Imágenes de Nagasaka Yoshiki
(Traducción al español del original en japonés de Yoshimura Shin'ichi)