Japón y la armonía con la naturaleza
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HAYASHI: El pasado verano el Gobierno se marcó el objetivo de reducir en un 15% el consumo de electricidad en los hogares como consecuencia del terremoto, el tsunami y el accidente nuclear del 11 de marzo. Usted ya había vivido en una casa ecológica de bajo consumo eléctrico, ¿cree que ha conseguido ahorrar aún más energía gracias a este tipo de vivienda?
KOBAYASHI: Pensaba que sería difícil reducir en un 15% la cantidad de energía que compramos. Le compramos a la compañía eléctrica solamente una parte del consumo total de la electricidad por tratarse de una vivienda que genera electricidad mediante la energía solar; sin embargo, hemos conseguido bajar un 20% desde el 11 de marzo, y un 25% durante un trimestre desde julio. Compramos unas células fotoeléctricas de ahorro independientes que nos sirvieron para alimentar los ventiladores, las lamparillas de noche, el ordenador, etc. Además, cambiamos las bombillas por luces LED con conmutadores para regular la iluminación e instalamos interruptores con temporizador donde nos fue posible. Como el sistema independiente de generación de energía fotovoltaica acumula 110W por hora y 220Wh por día como máximo, se pueden usar 6KWh durante un mes; se trata de una gran cantidad. En total, nos gastamos unos 400.000 yenes en la instalación. Esto quiere decir que, aunque se produjera un terremoto en Tokio, se podría vivir temporalmente con la electricidad generada de este modo.
HAYASHI: Aunque existía la posibilidad de que se realizaran cortes de electricidad durante el verano, se consiguió evitarlos. No sólo las empresas, sino también los hogares realizaron una gran contribución a este respecto.
KOBAYASHI: Ante todo, creo que la gente pensaba que, si no se ahorraba electricidad de manera individual, se producirían cortes. Es obvio que el ahorro es beneficioso también para disminuir la factura de la luz. No obstante, además de eso, los ciudadanos se dio cuenta de que hasta entonces se había permitido el lujo de usar una cantidad de electricidad excesiva, factor desencadenante de una crisis tal que era necesario enviar energía desde lugares lejanos. Cabe pensar que más que una mera forma de combatir la falta de electricidad se produjo una "toma de conciencia" más profunda. Dado que se ha desmoronado el mito de que las centrales nucleares son seguras, no se trata de que haya que abandonar el esfuerzo actual simplemente porque haya pasado la crisis de los apagones. Me parece que se ha producido un cambio de opinión real como consecuencia del accidente nuclear.
Revalorizar el medio ambiente
HAYASHI: La ecología se ha vuelto algo más familiar con el cambio de opinión de la gente. Al aumentar la demanda de productos como las luces LED también ha disminuido el valor de mercado.
KOBAYASHI: Las medidas medioambientales son amortizables de por sí. A pesar de que al principio se necesita invertir, si se piensa a largo plazo, son efectivas en términos económicos. Existe la convicción de que "el medio ambiente cuesta dinero". Por ejemplo, en los últimos veinte años la economía japonesa no se ha desarrollado, ¿verdad? Esto se debe a que, como no hay nuevos negocios, se ha insistido en mantener el modelo antiguo, lo que ha supuesto un estorbo en el desarrollo económico. Aunque el terremoto y el accidente nuclear no se hubieran producido, la propulsión de las redes eléctricas inteligentes “smart grid” era algo inevitable cuya explotación y difusión se acelerará por lo ocurrido. Tanto en vehículos como en electrodomésticos, si no ahorran energía, no se venderán.
HAYASHI: Se está prestando aún más atención a la energía solar.
KOBAYASHI: Hay personas que dicen que si la energía solar fuera capaz de generar los mil megavatios que produce una central nuclear, habría que colocar paneles solares en un espacio equivalente al terreno que rodea a los aproximadamente 63 kilómetros cuadrados de la línea ferroviaria Yamanote, que circunda el centro de Tokio. Sin embargo, como desconozco si estos cálculos son ciertos, hablo en lo que a mi hogar respecta: en un año consumimos 48.000 julios. La energía solar que baña un terreno de 110㎡ es de aproximadamente diez veces esta cantidad. Aunque toda esta energía solar no se puede transformar en electricidad, en el caso de una vivienda unifamiliar, una familia de cuatro miembros puede vivir con un décimo de esa cantidad. Está aumentando el número de edificios de apartamentos que vienen equipados con paneles solares. Su popularidad está en alza también, ya que se recuperan los gastos de luz y gas.
Construir un nuevo mundo con viviendas de larga duración y ahorro energético
HAYASHI: Con todo eso, este tipo de viviendas con ahorro energético todavía no se han extendido suficientemente; ¿a qué lo achaca?
KOBAYASHI: Para empezar, en Japón no existe una regulación respecto a la construcción basada en la calidad del ahorro energético en el caso de las casas particulares. Además, el valor de mercado de las viviendas de segunda mano es bajo y es muy frecuente reconstruirlas. Por ello, sus dueños piensan que no sirve para nada invertir en la construcción al principio. Sin embargo, si se piensa a largo plazo en las medidas energéticas para los hogares, se revalorizan; es necesario un cambio de opinión al respecto. Aunque se diga que gastarse dos millones de yenes en paneles solares supone una gran carga económica, para qué pagar esa cantidad por un vehículo que no puede correr si no se continúa echando gasolina; es una inversión que “no se revaloriza" (risas). Si para muchas personas comprar una casa es la mayor inversión de su vida, ¿no cabe pensar que de este modo se puede construir un nuevo mundo? Creo que el mundo cambiará si todos pensamos así. Si bien es importante quejarse ante las autoridades, me gustaría que la gente fuera consciente de que ellos mismos pueden cambiar el mundo (risas).
Ahora que la población está disminuyendo, si se utiliza el dinero para construir casas y destruirlas para después reconstruirlas, no se podrá realizar ninguna otra inversión. Si el pago de la hipoteca nos apremia, terminaremos dejando de disfrutar de la vida. Es necesario por lo tanto un cambio en los ideales. Si se realiza una inversión previa del 120%, se podrá construir una casa que dure cien años. De este modo, podrán vivir en ella tres generaciones, y la carga económica para cada una será del 40%. Se trata de dividir los costes entre varias generaciones. Es cierto que hasta ahora la construcción de nuevas viviendas ha sido un beneficio inducido para la economía. Sin embargo, si de ahora en adelante se invierte de manera eficaz el 60% restante en otros sectores, creo que el desarrollo de la economía será diferente.
No es necesario que los hijos vivan en la casa que construyeron sus padres; pueden habitarla otras personas. Hay hijos que no quieren vivir en la casa que se construyó según las exigencias de sus padres (risas). Por ello, es mejor tener como ideal una casa que sea fácil de arreglar. Si se construye una que se pueda arreglar y usar durante mucho tiempo, se acabará con el derroche de destruir viviendas para volver a construirlas.
Ahora Japón debe ir en busca de una "etiqueta de armonía con la naturaleza"
HAYASHI: Precisamente ahora que Japón ha sufrido una catástrofe debemos mirar hacia delante.
KOBAYASHI: Tras la última catástrofe hay una cosa que ha cambiado mucho: cómo se ha de "etiquetar" a Japón. Hasta ahora siempre lo habíamos vendido como un país seguro, pero en este momento hasta los productos de nuestra industria están sometidos a controles de radioactividad en el extranjero. Creo que lo que tenemos que vender ahora es una "etiqueta de armonía con la naturaleza". Los japoneses hemos aprendido del desastre natural y nuclear. Si no promocionamos productos y servicios mejores que nos permitan coexistir en armonía con la naturaleza, es posible que Japón se acabe convirtiendo en un país prescindible para el resto del mundo. Creo que es mejor que nos demos a conocer activamente como una nación en la que se convive en armonía con la naturaleza. La perfección de la ecología no se limita meramente al beneficio económico y el impacto medioambiental; es importante para que Japón sobreviva en la comunidad internacional.
HAYASHI: Hay ecologistas extranjeros que tienen interés en un estilo de vida conforme al ecosistema del Japón del Período Edo. Sin embargo, en la actualidad nos hemos alejado mucho del mismo.
KOBAYASHI: Los japoneses nos lamentamos cuando no se aprovecha la capacidad original de las cosas y éstas se desperdician. El origen de esto reside en el animismo; como se dice en japonés, yaoyorozu no kami (ochocientos seres divinos). Existen abundantes divinidades, presentadas, por ejemplo, en forma de árboles y montañas. En el extranjero, desde el punto de vista de la eficacia medioambiental, Alemania se perfila como un país desarrollado. Así, Japón podría convertirse en una nación desarrollada que piensa en una convivencia en armonía con la naturaleza; hay que buscar un indicador que esté por encima del energético. Creo que existen varias formas de atraer el interés de los países extranjeros, entre las que se incluyen el reciclaje y la reutilización de materiales viejos y casas antiguas. No obstante, tengo la impresión de que no estamos transmitiendo bien al exterior esa tradicional sensibilidad nipona de simpatía hacia la naturaleza.
Por otra parte, Japón ha sido el artífice de importantes normas internacionales para que el hombre y la naturaleza convivan en armonía: el Protocolo de Kioto(*1)(1997) establece que el ser humano vive en un entorno natural, y es por ello, en mi opinión, un compromiso muy importante. El Protocolo de Nagoya(*2)(2010) también es significativo, ya que se trata de una normativa para la distribución a nivel internacional de los beneficios obtenidos de la explotación de los recursos genéticos. Además, hay que publicitar más que somos el país que más tiempo lleva publicando informes anuales sobre medio ambiente.
HAYASHI: Usted ha mencionado la importancia de dar a conocer Japón como un país en "armonía con la naturaleza". ¿Qué aspectos es necesario tener en cuenta en la reconstrucción de la región de Tōhoku?
KOBAYASHI: Si comparamos a Japón con Occidente, aunque se nos da bien poner muchas cosas en poco espacio, se nos dan mal los grandes espacios exteriores. Creo que no debemos pensar en el modelo de ciudad del siglo XX: hileras de rascacielos, escasas zonas verdes planas y grandes calles en el centro. Personalmente, considero que para el siglo XXI lo adecuado es construir una ciudad en la que haya una sucesión de colinas verdes cuya pendiente esté completamente plantada con árboles. Si no hay suficiente espacio, se puede poner bajo tierra. Opino que si no hacemos tales cambios, no conseguiremos una "etiqueta de armonía con la naturaleza". Me gustaría que alguna ciudad de Tōhoku se planificara teniendo esto en cuenta; me parece algo interesante.
HAYASHI: La casa ecológica en la que usted vive es precisamente también una forma de buscar esa armonía con la naturaleza en la ciudad, ¿verdad?
KOBAYASHI: Me gustan mucho las mariposas; por eso, he plantado árboles y hierbas con flores donde puedan posarse. A pesar de que la casa se encuentra en la céntrica zona de Setagaya, en Tokio, se pueden ver unos 30 tipos de este insecto. Tengo doble ventana que, además de proteger contra un excesivo calor, evita que los cristales se empañen aunque nieve. Lo recomiendo no sólo desde el punto de vista económico, porque se ahorra energía, sino también por otro beneficio que no se me había ocurrido: se puede disfrutar del paisaje nevado bebiendo sake (risas). Se puede disfrutar de la naturaleza aun tratándose de un pequeño espacio en la ciudad.
(Traducción del japonés de una entrevista de la escritora de Ciencias Hayashi Aiko. Fotografías del entrevistado de Kawamoto Seiya. Fotografías y diagramas de la casa ecológica de Kobayashi Hikaru)
(Traducido al español del original en japonés)
(*1) ^ El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un acuerdo internacional de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
(*2) ^ El Protocolo de Nagoya es un acuerdo sobre el acceso a los recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización al Convenio sobre la Diversidad Biológica.
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