El asesinato de los caracteres: éxitos y fracasos de la reforma de los kanjis
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Reformadores y abolicionistas
En 1866, a medida que el periodo Edo se acercaba a su fin, el estadista Maejima Hisoka presentó una propuesta en la que sugería que Japón debía abolir los kanjiss (caracteres chinos) con su último shogún, o general, Tokugawa Yoshinobu. Maejima, que había aprendido y enseñado inglés, lamentaba la cantidad de tiempo que los estudiantes debían emplear en memorizar caracteres chinos, tiempo que se podía haber dedicado a otros estudios. Él fue solo uno de los muchos futuros reformadores y abolicionistas del sistema de kanji de la era moderna.
La idea de deshacerse de los kanjis por completo nunca se ha considerado seriamente al más alto nivel. La reforma, sin embargo, sí ha sido un tema constante de discusión. La era temprana de posguerra representó el culmen para los reformadores. El Gobierno presentó una lista de 1.850 caracteres en 1946, conocidos como los tōyō kanji. Las instrucciones oficiales que acompañaban la publicación declaraban que cuando una palabra usaba algún kanji que no se encontrara en la lista, quien escribía debía elegir una palabra diferente o escribir en kana, uno de los dos silabarios.
El objetivo de esta regla era descontinuar por completo el uso de cualquier kanji que no estuviera en la lista. Se aplicó a leyes, documentos públicos, periódicos y revistas. No obstante, los kanjis excluidos no murieron tan fácilmente, y los críticos se quejaban de que prevenir su uso era una barrera para la libertad de expresión. En 1981 la lista fue reemplazada por los jōyō kanji, que contaba con 1.945 caracteres. Más importante era el hecho de que la formulación de la presentación que los acompañaba se había suavizado para enfatizar que el documento era solo una guía, y su cumplimiento opcional.
Hoy día las restricciones sobre el uso de los kanjis varían mucho, dependiendo del texto. Los materiales educativos para las escuelas primarias se gradúan cuidadosamente para excluir los caracteres que los niños japoneses no se encontrarán hasta más avanzados sus estudios. Se supone que los periódicos se adhieren a una versión ligeramente diferente de los jōyō kanji, aunque se permiten numerosas excepciones, como las de caracteres usados en títulos de películas y programas de televisión, o los términos que se usan en las artes clásicas. Palabras de uso común aparecen a menudo en kanji en lugar de kana, como el tei de 鼎談 (teidan, charlas tripartitas), aunque 鼎 -que también se pronuncia kanae y se refiere a un recipiente con tres patas de la antigua China- no forma parte de la lista de los periódicos. Muchos escritores para adultos, no obstante, solo se ven limitados por el público al que tratan de alcanzar.
El proceso de simplificación
En español y en inglés la ortografía se estandarizó a medida que el lenguaje se modernizaba. Aunque es más complejo, el principio de la simplificación de los kanjis muestra algunos parecidos, sobre todo al descartar variantes. De los miles de caracteres en existencia, muchos son esencialmente iguales en su significado a otras versiones más comunes. En esos casos, era relativamente fácil dejar de usar los kanjis más raros. Por ejemplo, la palabra “perro” se puede escribir como 犬 o como 狗 (ambos con la lectura inu). No hay necesidad de usar el segundo carácter.
Este tipo de duplicación casi no existe en la lista de los jōyō kanji. Sin embargo, incluso esta lista no está libre de redundancia, y contiene ejemplos como 付 y 附, ambos pronunciados como tsuku o fu, con el significado de “añadir”. No hay palabras para las que el segundo carácter sea absolutamente necesario, de modo que, ¿por qué se incluye? La razón es que 附 aparece en la Constitución, que al ser un documento público debía respetar la lista original de tōyō kanji. En lugar de cambiar la Constitución se decidió asegurar que 附 se mantenía como kanji esencial.
Otra forma de reducir la carga de caracteres fue sustituir algunos de ellos con la misma pronunciación por palabras de uso común. A veces poseían significados similares, como cuando una de las palabras usadas para “llama”, 火焰, se simplificó a 火炎 (ambas leídas kaen). Es un proceso de descarte similar al anterior. A veces, sin embargo, los significados eran totalmente diferentes. La palabra 選考, que significa “selección”, se compone del kanji de “elegir” (選) y “pensar” (考). Antes de la simplificación se escribía 銓衡 (también se leía senkō), cuyos caracteres significaban “medida” y “equilibrio”.
Caracteres fuera de la lista jōyō que perviven
Los esfuerzos para facilitar la tarea de aprender los caracteres han tenido un éxito considerable. Existe una base compartida de 2.000 kanji y un camino claro en el proceso de estudiarlos en la escuela. Los nombres menos comunes de animales y plantas ahora se escriben normalmente en katakana, en lugar de kanji. El intento inicial de introducir los tōyō kanji para prevenir el uso del furigana, que señala la pronunciación, ha dado paso a una aceptación pragmática. Esto permite a los escritores utilizar otros caracteres al tiempo que comparten su pronunciación con los lectores, para aumentar la accesibilidad.
Y sin embargo son muchos los kanjis fuera de la lista jōyō que continúan en uso incluso sin el apoyo oficial. Algunos aparecen en los nombres de personas o lugares. La lista jinmeiyō kanji permite el uso de 862 caracteres adicionales en nombres propios. Pero en lo que concierne a nombres de familias de larga tradición o de lugares, no hay límites. Con vínculos como la identidad individual y grupal, esos caracteres son difíciles de desplazar. La fama puede colocar su foco sobre letras desconocidas, a veces, como en el caso del segundo kanji del apellido de un antiguo miembro de SMAP, Kusanagi (草彅) Tsuyoshi.
Las tradiciones culturales también promueven la renuencia a dejar de usar los kanjis menos comunes, que no solo atraen a los viejos estudiosos. Escaparates por todo Japón muestran tarjetas nengajō, para felicitar el Año Nuevo, con el kanji 戌. Se trata de otra forma más de escribir “perro” (inu), ya que 2018 es el año del perro. No es necesario usar un carácter diferente para referirse al animal zodiacal, pero está claro que sí es muy popular. Los anunciantes también pueden expresar sofisticación o un toque de frescura con kanji más raros, pero todavía familiares.
Maejima superó el rechazo a su plan de abolir el uso de los caracteres, y se lanzó a una exitosa carrera como fundador de la oficina postal japonesa. Vivió en una época en la que muchos nuevos compuestos de kanji entraban en el idioma a medida que los traductores de textos foráneos inventaban palabras para expresar conceptos como “ciencia” (科学, kagaku) y “revolución” (革命, kakumei). El propio Maejima parece haberse rendido a lo inevitable y se cree que estableció el compuesto utilizado para traducir “servicio postal” (郵便, yūbin) y “sellos” (切手, kitte).
(Traducido al español del original en inglés. Imagen del encabezado: El carácter menos utilizado para escribir “perro”, inu, aparece en tarjetas de Año Nuevo una vez cada 12 años.)