Un día como “señores del castillo”: alojamiento en una antigua fortaleza japonesa
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Un concepto inspirado en los paradores españoles
El shirohaku (‘alojarse en un castillo’) es una iniciativa que permite reservar torreones o atalayas de entre los castillos más célebres de Japón. Recibe el apoyo de la Agencia de Turismo de Japón, que ha abierto una convocatoria pública de subvenciones para proyectos que aprovechan el patrimonio histórico organizando alojamiento en fortalezas y templos budistas.
Europa cuenta con un sinfín de castillos donde se puede dormir. En España, por ejemplo, existen hoteles de gestión pública llamados paradores que son propiedades de patrimonio cultural —antiguas fortalezas, palacios, monasterios, etc.— restauradas. Los primeros paradores abrieron en 1928 y hoy en día son más de cien, repartidos por todo el país. Con un servicio de 4 o 5 estrellas en su mayoría, acogen alrededor de 1,4 millones de huéspedes al año y son un recurso turístico central de cada zona.
El shirohaku se creó a partir de modelos europeos como el español, otorgándosele un formato aún más lujoso y un mayor valor añadido. La pionera de la iniciativa fue la ciudad de Hirado (prefectura de Nagasaki), que en mayo de 2017 ofreció una noche gratis en su castillo. Posteriormente, en septiembre de 2019, la Oficina de Transporte de Tōhoku, perteneciente al Ministerio del Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo, invitó al embajador de San Marino, Manlio Cadero, y a su esposa a pernoctar en el torreón de madera del castillo de Shiroishi (prefectura de Miyagi).
“Una noche como señores del castillo por un millón de yenes” en el castillo de Ōzu
Los castillos que actualmente ofrecen servicios de alojamiento de pago son el de Ōzu (prefectura de Ehime) y el de Hirado (prefectura de Nagasaki).
Ōzu empezó a acoger huéspedes en julio de 2020, en plena pandemia, y ha alojado a once grupos desde el inicio hasta octubre de 2022. Abre de marzo a noviembre y solo admite a treinta grupos al año. Entre el levantamiento de la prohibición de entrada a los visitantes extranjeros y la ventajosa depreciación del yen, el castillo ha recibido ya más de diez solicitudes de reserva internacionales.
La tarifa básica es de 550.000 yenes por persona. Las reservas son de 2 a 6 huéspedes, por lo que el precio mínimo por noche sale a 1 millón 100.000 yenes; de ahí que el servicio se anuncie como “Una noche como señores del castillo por un millón de yenes”. Además de dormir en el torreón, la fastuosa experiencia se complementa con dos comidas en sendos edificios del patrimonio cultural nacional: la cena en la atalaya adyacente Kōran-yagura y el desayuno en el salón de té de la cercana residencia Garyū Sansō (patrimonio cultural nacional).
“Empezamos por fijar la tarifa en un millón de yenes por noche buscando una cantidad que impactara y luego diseñamos unos servicios y una experiencia acordes a ese precio. A causa de la pandemia, hasta ahora la clientela han sido japoneses con alto poder adquisitivo. A muchos el precio les parece barato para el nivel de los servicios que ofrecemos y hasta cuestionan que el negocio nos salga rentable”, explica Yoshida Satoru de Value Management, la firma que gestiona el alojamiento en el castillo.
“Este proyecto no se concibió pensando solo en la pernoctación en el castillo. Se creó para llamar la atención pública y dar a conocer mejor Ōzu, llevando a cabo una planificación urbanística que conservara la cultura y la estética de la ciudad. Por eso no nos limitamos a facilitar una simple experiencia hotelera de lujo, sino que nos esforzamos por transmitir —también a la clientela de fuera— la idea de que alojándose en el castillo de Ōzu, una joya arquitectónica, contribuyen a la dinamización y la conservación del patrimonio cultural”.
Hirado, un castillo impregnado del estilo del periodo Momoyama y principios de Edo
Siguiendo el ejemplo de Ōzu, el castillo de Hirado, que en 2017 había organizado aquel primer evento gratuito de una sola noche, abrió como primer castillo con alojamiento permanente de Japón en abril de 2021.
“Cuando la ciudad de Hirado organizó una estancia de una noche en el castillo en 2017, medios de comunicación internacionales como la BBC, de Reino Unido, se hicieron eco de la noticia, por lo que más de la mitad de las 7.500 solicitudes de reserva que se recibieron procedían de fuera de Japón. En previsión de la demanda de turismo internacional, la ciudad de Hirado invirtió 120 millones de yenes en restaurar la atalaya Kaijū-yagura y reforzar su resistencia antisísmica. Nuestra empresa alquiló la construcción y la convirtió en un alojamiento de dos plantas y unos 120 metros cuadrados”, declara Kurakake Seiya, director general de la empresa administradora Noroshi.
Hirado es un municipio situado en el extremo noroeste de la isla de Kyūshū que goza de un espléndido entorno natural, con vistas al mar de Genkainada por el norte y al de la China Oriental por el este. Floreció como puerto de comercio internacional antes del aislamiento de Japón y se dice que el jesuita Francisco Xavier llevó a cabo allí su primera misión en Nagasaki.
Aunque la ciudad tenía una población de 40.000 personas cuando se fusionó bajo el nombre de Hirado en 2005, ahora cuenta con solo 29.000 residentes. La debilitación de los vínculos sociales entre la comunidad local resulta preocupante incluso en el contexto de la prefectura de Nagasaki, aquejada de una tasa de declive demográfico entre las más elevadas del país. El shirohaku es un símbolo de desarrollo local y el Ayuntamiento busca atraer al turismo extranjero mediante la atalaya Kaijū-yagura, así como de un plan de restauración de gran escala que ha de dar nueva vida al recinto principal (honmaru) y los muros de piedra.
El alojamiento solo admite a dos parejas de huéspedes al día. La tarifa básica es de 671.220 yenes (para dos personas) e incluye una cena francesa preparada con ingredientes de Hirado y un desayuno japonés. Todos los servicios están diseñados para brindar la sensación de auténtico privilegio de ser los señores del castillo por un día.
El diseño interior, inspirado en la escuela Rimpa de artes plásticas que surgió a finales del periodo Momoyama, está protagonizado por los murales de mariposas y cerezos. Se pueden contratar servicios opcionales como una visita a Hirado Kagura (patrimonio cultural tradicional) y transporte en limusina desde el aeropuerto de Fukuoka, un trayecto de dos horas.
Alojamiento en caravana en el castillo de Shimabara
Los castillos de Ōzu y Hirado han orientado sus servicios a un público acomodado. Los precios no están al alcance del bolsillo del ciudadano corriente. En castillo de Shimabara (prefectura de Nagasaki), en cambio, triunfa ofreciendo una experiencia que permite saborear la estancia en un castillo a un precio asequible y sin complicaciones: el alojamiento en caravana en el recinto principal.
La tarifa para dos personas es de 8.800 por noche y el servicio puede disfrutarse de las 14:00 a las 11:00 del día siguiente. La caravana está equipada con dos camas, aire acondicionado y nevera. Se ofrece alquiler de equipos para actividades al aire libre. Hay un aparcamiento para caravanas donde los clientes que acuden con vehículo propio pueden alojarse a 4.000 yenes por 24 horas.
El principal atractivo de este castillo consiste en que los visitantes pueden sumergirse en el ambiente de camping a la vez que disfrutan de las vistas al torreón iluminado. El evento Shimabara-jō yoru no jin (campamento nocturno en el castillo de Shimabara), que suele celebrarse los sábados y en el que se explora el torreón de noche con linternas, tiene mucho éxito entre los visitantes.
Los castillos de Fukuyama y Marugame también se preparan
Cada vez más castillos de distintos puntos de Japón se disponen a ofrecer servicios de alojamiento siguiendo los ejemplos de Ōzu y Hirado.
La Agencia de Turismo de Japón se propone dinamizar el shirohaku en todo el país y ha abierto una convocatoria pública de subvenciones de hasta 10 millones de yenes como parte de un proyecto urbanístico y turístico para explotar el patrimonio histórico. Aparte de Ōzu y Hirado, hasta ahora se han concedido ayudas a los castillos de Fukuyama (prefectura de Hiroshima), Tsuyama (prefectura de Okayama), Marugame (prefectura de Kagawa), Nakatsu (prefectura de Ōita) y Usuki (prefectura de Ōita).
Como medida de promoción, la Agencia de Turismo de Japón envía especialistas a visitar a los interesados en organizar alojamiento en castillos. Ya se han montado seminarios y reuniones de estudio en los castillos de Komine (Shirakawa, prefectura de Fukushima), Iwamura (Ena, prefectura de Gifu), Kishiwada (Kishiwada, prefectura de Osaka), Matsue (Matsue, prefectura de Shimane) y Aya (Aya, prefectura de Miyazaki).
En el marco de la Exposición Conmemorativa del Cuarto Centenario del Castillo de Fukuyama, el Ayuntamiento efectuará una prueba con tres grupos de visitantes que se hospedarán en el castillo entre mediados de octubre de 2022 y marzo de 2023; en función de los resultados, se planteará convertirlo en un servicio regular a partir del año fiscal 2023. El castillo de Marugame también se prepara para empezar a alojar huéspedes en el año fiscal 2024.
Como sugiere la popular expresión los 300 dominios de Edo, en el Japón del periodo Edo había unos 300 dominios (aunque hay fuentes que aseguran que eran casi 500). Cada uno albergaba una historia y una cultura propias, y hoy en día quedan muchos castillos, residencias samurái y otras piezas de patrimonio de importancia cultural esparcidos por todo el archipiélago.
Kurakake Seiya, de Noroshi, a quien la Agencia de Turismo de Japón destina como especialista de alojamiento en castillos y asesora al castillo de Aya, entre otros, declara: “En Italia, por ejemplo, existe un proyecto turístico llamado Albergo Diffuso (‘hotel diseminado’), que consiste en usar como hoteles los edificios históricos de los alrededores de las atracciones turísticas, explotándolos para revitalizar el municipio. Hasta ahora Japón se ha dedicado solo a conservar los castillos, pero tenemos que seguir el ejemplo europeo y convertirlos en un recurso turístico mediante la colaboración entre los sectores público y privado”.
Fotografía del encabezado: Interior de la planta baja del torreón, que se usa como alojamiento para las estancias en el castillo de Ōzu. Se puede dormir en futón o en cama. Junto a las camas hay una réplica de la armadura de Katō Sadayasu, primer señor del dominio Ōzu. (Fotografía: Value Management).