(Vídeo 360º) La belleza del follaje otoñal de Tokio: jardines japoneses y árboles en las calles
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Excursiones otoñales para sumergirse en escenas coloridas
Tal y como indican los ideogramas de momiji (紅葉), palabra que significa “hoja del follaje otoñal” u “hoja amarilla”, las hojas de los árboles se ponen rojas y amarillas a medida que avanza el otoño. El hecho de que sus hojas se tiñan de tonos brillantes poco antes de marchitarse y morir, como si ardieran al consumir su vida, ha tocado la fibra sensible del pueblo japonés desde los periodos Nara (710-794) y Heian (794-1185), y la antología poética más antigua, el Man’yōshū, contiene más de 100 poemas sobre las hojas de otoño, lo que supone más del 20 % de su total.
La contemplación de las hojas de otoño en las montañas y jardines, conocida en japonés como momijigari, se convirtió en una actividad otoñal habitual en Edo (actual Tokio) en los tiempos modernos. Algunos samuráis prominentes plantaban arces, azaleas y ginkgos en los jardines de sus residencias, y muchos de los mejores lugares de Tokio para contemplar las hojas de otoño son jardines que en su día fueron residencias de familias samuráis.
Uno de los jardines más famosos de Edo es Rikugien, en el distrito Bunkyō. Fue creado en 1702 bajo la supervisión de Yanagisawa Yoshiyasu (1658-1714), un vasallo cercano del quinto shōgun Tokugawa Tsunayoshi (1646-1709). Bien versado en la poesía waka, Yanagisawa recreó 88 paisajes hermosos mencionados en las colecciones de poesía Man’yōshū y Kokin wakashū con los estanques y montículos en el jardín. Los 560 árboles del jardín, que incluyen arbustos con flores dōdan-tsutsuji y arces japoneses que estallan en colores brillantes, crean una vista que alegraría el corazón de cualquier poeta.
Además de los jardines japoneses tradicionales, muchos parques de Tokio también ofrecen un delicado follaje otoñal. El parque Hibiya, en el distrito de Chiyoda, fue creado en 1903 como el primer parque de estilo occidental de Japón. Cuenta con una fuente coronada por una elegante grulla, que refleja arces rojos brillantes en sus aguas y un árbol de ginkgo que, según dicen, tiene más de 350 años. Cuando las obras de ampliación de la carretera Hibiya-dōri amenazaron el árbol, Honda Seiroku (1866-1952), el diseñador del parque, lo protegió y trasplantó al parque.
El ginkgo es el árbol oficial de la prefectura de Tokio. Los ginkgos bordean muchas de sus avenidas, la más famosa de las cuales es sin duda la hilera de ginkgos de Meiji Jingū Gaien, creada después del Gran Terremoto de Kantō de 1923. En 2023, cuando surgió el movimiento contra el talado de estos árboles a raíz de la remodelación de Gaien, multitudes acudieron a la zona para pasear por el tramo de carretera de 300 metros plantado con más de 140 de estos majestuosos árboles.
El paisaje, bordado con varios colores del otoño, es comparable al elaborado brocado de los tejidos tradicionales de Japón. Disfrute del otoño de un Tokio en el que se percibe la estética de antaño con estas imágenes de realidad virtual.
Texto del Departamento Editorial de nippon.com.
(Imagen del encabezado: el templo Kuhonbutsu Jōshinji, en el distrito de Setagaya, cuyos recintos evocan los famosos jardines de Kioto.)