(Vídeo) El “soba manjū” de Ōtsu, Shiga, un dulce que nació por una práctica budista
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Sakamoto (ciudad de Ōtsu) se sitúa en la ladera este del monte Hiei y en la orilla suroeste del lago Biwa. Aquí, hace cerca de un siglo, se fundó la dulcería Tsuruya Masumitsu, que provee dulces al gran santuario de Hiyoshi, así como a los templos Enryakuji y Saikyōji, y al santuario Ōmi. Tsuruya Masumitsu se fundó con la venia de Tsuruya Yoshinobu, una dulcería célebre de Kioto, y ofrece repostería artesanal de alta calidad. Su producto estrella es el soba manjū, un dulce que se ha venido produciendo desde el principio de su historia.
El soba manjū es un panecillo relleno con una pasta ligera de judías dulces azuki; está hecho con harina de soba (alforfón) de la zona que le da un rico sabor. Tras ocho minutos de cocción al vapor, están listos los manjū esponjosos y húmedos.
Tanto en el budismo como en el ascetismo de montaña existe una práctica conocida como kokudachi, que consiste en ayunar cereales. Durante este ejercicio espiritual, los monjes que hacen sus prácticas en el templo Enryakuji se abstienen de consumir arroz, trigo, cebada, soja y judías azuki, pero uno de los pocos granos que sí tienen permitido comer es el alforfón; fue así como se originó el soba manjū.
Vídeo: ZTV, fragmento de Paisajes con los dulces tradicionales japoneses. Sakamoto, ciudad de Ōtsu. Tsuruya Masumitsu