(Vídeo) ‘Kinkatō’, dulces que engalanan la celebración del ‘hina matsuri’ en Kanazawa
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En Kanazawa, una ciudad situada a los pies del castillo del que fuera el próspero dominio de Kaga, sobrevive parte de la cultura y costumbres del Japón feudal. Un ejemplo de esto son los dulces kinkatō que engalanan las decoraciones de la celebración del hina matsuri, o festival de las muñecas. Los dulces de azúcar kinkatō tienen motivos que representan las delicias del mar y de la tierra, como el besugo, entre otros pescados, verduras y setas, y frutas. También hay otros con forma de símbolos de buena fortuna como el pato mandarín, el guaje o los gatos de la suerte maneki neko. Estos dulces de base blanca y colores brillantes son representativos de Kanazawa y nos anuncian la llegada de la primavera.
Los kinkatō están hechos solamente de azúcar y agua. El azúcar granulada se mezcla con agua y se calienta hasta convertirse en un líquido espeso y pegajoso que luego se vierte en un molde. Cuando el líquido cubre la superficie del molde, el sobrante es devuelto a la olla. Debe ser lo suficientemente delgado para que el dulce conserve su apariencia traslúcida. Por esa razón, los kinkatō son dulces delicados y que se rompen con facilidad, y por ello requieren de una técnica experimentada para su fabricación. Ya endurecidos, se los saca del molde y se los pinta con colorantes naturales comestibles.
Se dice que los kinkatō, al igual que los pequeños caramelos konpeitō, tienen sus raíces en los alfeñiques aruheitō, que los portugueses llevaron a Japón. Antiguamente se fabricaban en todo el país, pero en la actualidad los reposteros de dulcería tradicional japonesa de Kanazawa son casi los únicos que mantienen viva esta tradición.
Los hogares con hijas colocan una corte de muñecas hina para pedir por su salud. En general, se acostumbra a retirarla inmediatamente después del tres de marzo, día del momo no sekku (festival del melocotón), ya que se cree que de no hacerlo sus hijas podrían tener dificultades para casarse a una edad apropiada. En Kanazawa, sin embargo, es común mantener las muñecas hasta principios de abril. Se cree que esto se debe a que aquí sobreviven las costumbres del calendario lunar. Al retirar las muñecas, los dulces que las acompañaban se parten y se dan a los niños como golosina o se reutilizan en guisos o caldos de judías dulces.
Imágenes: fragmento de Kanazawa Cable, Kanazawa, porque sí. Descubra Kaga y Noto.
Texto: equipo editorial de nippon.com.