
‘Ashura no gotoku’: Koreeda reinventa el clásico de Mukōda Kuniko
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Un remake de la mano del maestro Koreeda
Ashura no gotoku (Asura, serie de siete episodios), de Koreeda Hirokazu, está disponible en todo el mundo en Netflix. La historia se desarrolla en Tokio entre 1979 y 1980. Los protagonistas son Takezawa Kōtarō (Kunimura Jun), que trabaja por encargo tras haberse jubilado, su esposa Fuji (Matsuzaka Keiko), y sus cuatro hijas.
Un día las hijas descubren con sorpresa que su padre tiene una joven amante. Tratan de arreglar el problema sin decírselo a su madre, pero ellas también tienen sus propias circunstancias y conflictos.
Tsunako (Miyazawa Rie), la hija mayor, es maestra en arreglos florales y viuda. Su hijo, empleado de una empresa, se ha ido de casa y ella vive sola, pero mantiene un largo romance con el dueño de un restaurante (Uchino Seiyō), casado y con hijos.
Makiko (Ono Machiko), la segunda hija, también es ama de casa a tiempo completo con su marido Takao (Motoki Masahiro), un hijo y una hija. La vida de Makiko es muy estable, pero sospecha que su marido la engaña.
La tercera hija, Takiko (Aoi Yū), es soltera y trabaja en una biblioteca. Esconde tras sus gafas oscuras una personalidad un tanto seria, y vive acomplejada por sus bellas hermanas. Le interesan el amor y el sexo, pero le falta valor para dar el paso.
Y la cuarta hija, Sakiko (Hirose Suzu), trabaja en una cafetería; en comparación con sus tres hermanas mayores le fue un poco mal en la escuela, aunque fue una niña precoz. Ahora vive con un boxeador profesional en el comienzo de su carrera.
Las cuatro hermanas suelen vivir vidas separadas, pero el “incidente” de la infidelidad de su padre empieza a reunirlas con frecuencia. El amor y el odio que se profesan, y otros sentimientos tácitos, hasta entonces ocultos, van saliendo a la superficie.
La familia es, si se piensa bien, algo extraño. Aunque sus miembros pasen el tiempo juntos como padre, madre e hijos y se conozcan bien, solo pueden ser parte de la familia durante un periodo de tiempo limitado. A veces ocurre algo que nos permite vislumbrar a otra persona de la familia casi como a un extraño.
A lo largo de su carrera, Koreeda ha producido excelentes películas sobre el tema de la familia, como Soshite chichi ni naru (De tal padre, tal hijo) o Manbiki kazoku (Un asunto de familia). En esta ocasión también retrata con sumo cuidado la extraordinaria oscuridad que se esconde tras una vida cotidiana que la familia ha dado siempre por sentada.
La serie ha sido muy aclamada tanto en Japón como en el extranjero nada más estrenarse, pero no hay que olvidar que se trata de un remake.
El original es una obra de Mukōda Kuniko (1929-1981), guionista de muchas series clásicas; los episodios que componen la primera parte se emitieron en la cadena NHK en 1979, y la segunda temporada en 1980.
Para esta ocasión Koreeda ha escrito y dirigido un nuevo guion basado en el de Mukōda. Al comparar la versión antigua y la nueva se notan ciertos cambios, pero en general la obra es fiel al guion original de Mukōda, e imprime una sensación de gran respeto por ella.
Tres cosas son importantes en una serie: los personajes, el diálogo y la historia. El guion es la expresión concreta de todo ello; es el mapa y el esquema de la serie. Podríamos incluso decir que la existencia del guion de Mukōda, que animó a Koreeda a crear el remake, es la fuente misma de esta nueva obra.
La hija mayor, Tsunako (Miyazawa Rie, en el centro) y la segunda hija, Makiko (Ono Machiko) ayudan a su madre, Fuji (Matsuzaka Keiko, a la derecha) a hacer encurtidos.
Tras la pista de Mukōda Kuniko, guionista
Mukōda nació en Setagaya, Tokio, en noviembre de 1929; tenía siete años cuando comenzó la guerra sino-japonesa, y quince cuando Japón perdió la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
En 1950, tras graduarse en la escuela Jissen Joshi Senmon Gakkō (predecesora de la actual universidad femenina Jissen Joshi Daigaku), se unió a la empresa Zaisei Bunkasha y trabajó como secretaria de su presidente; dos años después, se trasladó a la editorial Ondorisha. Durante casi nueve años se dedicó a editar la revista de cine extranjero Eiga Sutōrī (Historias de cine).
Las emisiones por televisión comenzaron en Japón en 1953; cinco años más tarde Mukōda entró en la industria de la escritura de guiones mientras seguía trabajando para la editorial.
Guionizó la famosa serie de familia Shichinin no mago (“Siete nietos”, TBS, emitida desde 1964), protagonizada por Morishige Hisaya, y la popular serie Jikan desu yo (“Es la hora”, TBS), de 1971. En 1974 escribió Terauchi Kantarō ikka (“La familia de Terauchi Kantarō”), ya con 44 años y gozando de una creciente reputación.
En esa serie el cabeza de la familia, Kantarō, grita cuando ve algo que no le gusta, vuelca las mesas y agita su puño de hierro ante su familia: es la esencia misma del nostálgico “viejo testarudo de la era Shōwa”.
Lo cierto es que hasta ese momento era la figura materna la que había sostenido las series domésticas: el drama Okaasan (“Madre”), que se emitió durante casi diez años desde finales de la década de 1950, y el gran éxito Arigatō (“Gracias”), de principios de la década de 1970, eran también historias centradas en la madre de la familia. En este sentido, Terauchi Kantarō ikka, centrada en el padre, fue una serie doméstica que realmente marcó época.
Sin embargo, en 1975 Mukōda fue operada de cáncer de mama. Aquella era una época en la que el cáncer era una enfermedad aún más temida que en la actualidad. Mukōda también contemplaba la muerte como algo que le atañía directamente, pero para ella aquel problema también implicaba preguntarse cómo vivir el tiempo que le quedaba.
Mukōda Kuniko no solo era guionista, sino también novelista y ensayista. Ganó el 83.º Premio Naoki por algunos de sus relatos cortos, entre ellos Kawauso (“La nutria”) - 17 de julio de 1980, Shimbashi, Tokio. (Kyodo)
En 1977 escribió Fuyu no undōkai (El festival deportivo en invierno), serie que trata de un joven, interpretado por Nezu Jinpachi, que intenta encontrar en casa de unos extraños, una pareja de zapateros, el hogar que ha estado buscando siempre. A partir de ese momento la tensión de las series familiares que escribía Mukōda comenzó a aumentar drásticamente.
Mukōda fue metiendo el bisturí para mostrar las sombras y la oscuridad de las familias que retrataba, algo que apenas se había visto en la mayoría de las series domésticas hasta ese momento. Las suyas eran obras familiares, realistas, serias, capaces de llegar al corazón de la naturaleza humana. Fue una declaración de su determinación de “escribir lo que quiero escribir” para el resto de su vida.
Después llegó Ashura no gotoku (NHK), en 1979. La serie se centraba en cuatro hermanas (interpretadas por Katō Haruko, Yachigusa Kaoru, Ishida Ayumi y Fubuki Jun) con diferentes personalidades y formas de vida, y mostraba el desnudo drama humano de sus ancianos padres, maridos y amantes. Esta obra se convirtió en una de las series más famosas de Mukōda.
Aproximadamente un año después, Mukōda murió en un accidente de avión mientras realizaba un trabajo de documentación en Taiwán.
La “reacción química” de Mukōda Kuniko
Como ya hemos mencionado, la versión de Koreeda sigue el guion original de Mukōda con gran fidelidad en las escenas clave.
Hay una escena, por ejemplo, en la que la madre canta perezosamente una canción infantil mientras cepilla el abrigo del padre...
Den den mushi mushi, katatsumuri
(Bicho, bichito, caracol…)
Un coche en miniatura cae del bolsillo de su abrigo. El marido cree que ella no está al corriente de su aventura. Pretende regalarle el cochecito al niño que ha tenido su amante.
La madre permanece un rato en silencio, mirando el coche en miniatura en su mano.
Omae no atama wa doko ni aru
“¿Dónde escondes la cabeza…?”
La madre juega con el coche en miniatura sobre el tatami, pero de pronto lo lanza contra la puerta corredera con todas sus fuerzas. Su rostro, tranquilo hasta ese momento, se convierte al instante en una máscara de odio.
Tsuno dase, yari dase, atama dase
“Saca los cuernos, saca las lanzas, saca la cabeza…”
De repente suena el teléfono y la madre vuelve a su apariencia habitual.
“Llama a la casa de los Takezawa. Ah, Sakiko (la cuarta hija), ¿cómo estás?”
La verdad es que la escena da bastante miedo. La habilidad de Mukōda para insertar casualmente escenas como esta resulta asombrosa.
Por otra parte, Koreeda también ha reordenado el guion de forma atrevida. Ha colocado, por ejemplo, el diálogo de Takao, que en el original estaba situado al final del tercer episodio, al final del episodio 7, el último de la serie.
Katsumata (Matsuda Ryūhei), casado ahora con Takiko, habla con Takao sobre las cuatro hermanas, que charlan y ríen...
Katsumata: No sé si se llevan bien o no, estas cuatro…
Takao: Ah, Ashura.
Katsumata: ¿Eh?
Takao: Las mujeres son como Ashura.
Katsumata: ¿Ashura?
Takao: Ashura es un dios indio que lucha por la benevolencia, la justicia, la cortesía, la sabiduría y la confianza, pero al que le gusta hablar mal de los demás.
Las hermanas le lanzan entonces un “¿Qué has dicho?”, y se ríen.
Makiko corre al hospital, preocupada por Takao (Masahiro Motoki, centro), el cual ha caído enfermo durante una revisión médica, y se encuentra allí con su secretaria, Akagi Keiko (Takiuchi Kumi, derecha), de quien sospecha tiene una aventura con él; el encuentro le provoca aún más desconfianza.
¿Y qué pasa al final del episodio 3? En lugar de ese diálogo, Koreeda presenta las frases finales de Gubijinsō, la novela de Natsume Sōseki, en texto sobreimpuesto.
La tragedia es más grande que la comedia.
Mijo o arroz: eso es comedia.
Esa mujer o esta otra: eso también es comedia.
Inglés o alemán: eso también es comedia.
Todo es comedia.
Al final solo queda un problema:
La vida o la muerte.
Eso es tragedia. (de Gubijinsō)
Es un toque brillante que simboliza la serie misma, a la vez tragedia y comedia.
Además de estos arreglos, Koreeda moderniza a las cuatro hermanas con gran delicadeza. En la versión original las figuras femeninas eran un tanto reservadas con los hombres. Reflejaban, podía decirse, los valores de la época. En la versión de Koreeda este aspecto se ha afinado, y en varios detalles se puede notar la espléndida autoafirmación de los personajes femeninos.
A pesar de estar ambientada hace casi medio siglo, esta historia es un retrato revelador de las realidades universales de la familia y la relación entre hombres y mujeres, y es en verdad tanto una obra de Koreeda y como de Mukōda.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: las cuatro hermanas de la familia Takezawa en Ashura no gotoku. De izquierda a derecha: la hija mayor, Tsunako -Miyazawa Rie-, la cuarta hija, Sakiko -Hirose Suzu-, la segunda hija, Makiko -Ono Machiko- y la tercera hija, Takiko -Aoi Yū-.)