Un año desde el terremoto de Noto: un fotógrafo local halla esperanza entre las ruinas del desastre

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El 1 de enero de 2024 se produjo un gran terremoto en la península de Noto, y en septiembre la zona sufrió un terrible aguacero que parecía a punto de extinguir toda esperanza de reconstrucción. Yoshioka Eiichi, fotógrafo afincado en Noto, reflexiona sobre los desastres del año en Noto.

Ya ha pasado un año desde aquel día que no podré nunca borrar de mi memoria. Al volver la mirada atrás, lo primero que recuerdo son las ruinas y montañas de escombros en Noto, tras el terremoto. Era un paisaje aterrador que me desgarró el corazón.

El gran terremoto que azotó la península en Año Nuevo

Era una auténtica pesadilla.

El temblor del terremoto del primer día de enero, de magnitud 7,6 y con una intensidad máxima registrada de 7, causó una gran destrucción en toda la península de Noto. Muchos edificios de madera se derrumbaron, y los habitantes de la zona vieron como sus vidas cotidianas y sus infraestructuras que las sustentaban les eran arrebatadas en un instante. El paisaje, tranquilo y hermoso hasta ese instante, se convirtió en un panorama infernal que los ojos se negaban a aceptar.

Mercado matinal de Wajima devastado por un gran incendio que destruyó más de 200 edificios y cerca de 50.000 metros cuadrados – Wajima, 22 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Mercado matinal de Wajima devastado por un gran incendio que destruyó más de 200 edificios y cerca de 50.000 metros cuadrados – Wajima, 22 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

En el mercado matutino de Wajima, uno de los lugares turísticos más representativos de Noto, se declaró un gran incendio. Algunos barrios de las ciudades de Suzu y Noto se vieron afectados por un tsunami de aproximadamente 5 metros. Infraestructuras vitales –electricidad, agua, comunicaciones– quedaron cortadas, mientras que las grietas y hundimientos de las carreteras, y los corrimientos de tierra dificultaban las labores de socorro. Más de treinta asentamientos quedaron temporalmente aislados; el tiempo pasaba sin que nadie pudiera hacerse una imagen completa de los daños ni saber nada sobre la seguridad de los residentes.

Se encontraron grietas y hundimientos por toda la carretera que dificultaban la circulación de vehículos - Monzen, ciudad de Wajima, 11 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Se encontraron grietas y hundimientos por toda la carretera que dificultaban la circulación de vehículos - Monzen, ciudad de Wajima, 11 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

El temblo interrumpió la circulación por la Noto Satoyama Kaidō, la arteria principal que une Noto y Kanazawa, provocando una gran congestión de tráfico en las carreteras de varias partes de la zona. El viaje de Noto a Kanazawa, que normalmente dura unas dos horas en coche, llegó a tardar hasta diez horas. También se hizo un llamamiento urgente a los dueños de vehículos civiles para que se abstuvieran de entrar en Noto.

El pueblo de Shōin resultó gravemente dañado por el terremoto. Las casas derrumbadas bloquean la carretera – Shōin, ciudad de Suzu, 23 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

El pueblo de Shōin resultó gravemente dañado por el terremoto. Las casas derrumbadas bloquean la carretera – Shōin, ciudad de Suzu, 23 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Había un constante ir y venir de los vehículos de las Fuerzas de Autodefensa, sonaban sirenas de ambulancias y coches de bomberos, y muchos helicópteros sobrevolaban la zona. Era una operación de rescate contrarreloj. Aquella situación irreal, que cualquier persona tendría problemas para imaginar normalmente, se extendía ante mis ojos: era la nueva realidad. Sentí cómo se me oprimía el pecho por la ansiedad y la tensión.

Nieve sobre casas derrumbadas. Se acerca de nuevo el invierno y aumenta la preocupación: ¿podrán resistir estas casas dañadas las fuertes nevadas? - Shōin, ciudad de Suzu, 24 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Nieve sobre casas derrumbadas. Se acerca de nuevo el invierno y aumenta la preocupación: ¿podrán resistir estas casas dañadas las fuertes nevadas? - Shōin, ciudad de Suzu, 24 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Mi familia también fue víctima de la catástrofe. Hasta tres días después del terremoto no pude saber si estaban todos a salvo.

El día de la catástrofe había salido a fotografiar un festival de Año Nuevo, y fui evacuado a casa de los padres de mi mujer en Kanazawa; el día 2 intenté ir a casa de mis padres, en Wajima, pero la carretera estaba cortada debido a grietas y derrumbes, y no se podía pasar en coche. Además, se había producido un corrimiento de tierras y el pueblo de mi familia había quedado completamente aislado. El 4 de enero nos preparamos de nuevo y nos acercamos hasta el pueblo en coche; luego tuvimos que caminar durante dos horas por un sendero de montaña. Aún recuerdo la cara de sorpresa de mi hermana cuando cruzamos la montaña y nos reunimos con la familia. Ella acababa de volver a casa para pasar allí las vacaciones de Año Nuevo, cuando ocurrió el desastre.

Tras el alivio de reunirme con mi familia llegó un profundo sentimiento de pérdida. Sobre mí pesaba, al contemplar los tan cambiados parajes de Noto, la realidad de que los paisajes anteriores nunca volverían a existir. Aun así, en mi mente se iba repitiendo una serie de preguntas. ¿Qué puedo hacer ahora? ¿Cómo debo afrontar esta realidad, como habitante de Noto y como fotógrafo? A mediados de enero, empecé a recorrer la península para documentar la zona del desastre.

Mi misión como fotógrafo de Noto

El trabajo de mi padre nos llevaba de una parte a otra de Japón; la casa de mis abuelos paternos en Wajima, sin embargo, era un lugar de gratos recuerdos para mí, donde volvía para las fiestas de Obon, en verano, y Año Nuevo. Era el único lugar al que podía llamar realmente mi hogar.

Tras licenciarme en Tokio trabajé en una empresa de Hokuriku, la zona costera en el noroeste de la isla de Honshū. En vacaciones me sentía atraído de forma natural de vuelta a la península de Noto. Conducir por su costa, rodeado de hermosa naturaleza, la brisa marina y el paisaje estacional, es algo que me hacía olvidar el cansancio diario. Así fue como empecé a llevar conmigo mi cámara réflex y fotografiar los paisajes y los festivales de Noto. A medida que iba quedando fascinado por la belleza de su naturaleza y de las escenas conmovedoras de sus festivales, mi deseo de transmitir ese esplendor de Noto a través de la fotografía se hacía aún más fuerte. Convertirme en fotógrafo fue una progresión natural para mí.

La isla de Mitsukejima, en la ciudad de Suzu, parte de la cual se derrumbó debido a los temblores del terremoto y el tsunami. Un letrero, que rezaba “También conocida como Gunkanjima” se vio arrastrado por el tsunami. Sin embargo aún posee una fuerte presencia en el paisaje, y sigue siendo un símbolo de Noto - Ukai, Hōryū, ciudad de Suzu, 17 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

La isla de Mitsukejima, en la ciudad de Suzu, parte de la cual se derrumbó debido a los temblores del terremoto y el tsunami. Un letrero, que rezaba “También conocida como Gunkanjima” se vio arrastrado por el tsunami. Sin embargo aún posee una fuerte presencia en el paisaje, y sigue siendo un símbolo de Noto - Ukai, Hōryū, ciudad de Suzu, 17 de enero de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

En 2014, a los 27 años, me trasladé a Wajima. Creé una agencia de diseño publicitario y empecé a dedicarme a comunicar los encantos de mi querida península de Noto a través de mis fotografías y mi obra. Durante los últimos diez años he sentido que esta era mi verdadera vocación; por eso el terremoto pareció destrozar en un instante todo lo que había venido construyendo, y fue una realidad tan difícil de aceptar para mí.

Una gran parte de Mitsukejima, formación rocosa de 28 metros de altura en la ciudad de Suzu, se derrumbó, y la isla quedó transformada por el terremoto y el tsunami. Los arrozales de Shiroyone Senmaida, en Wajima, arrozales en terraza que dan al mar de Japón y se extienden hasta la costa en pequeñas capas, sufrieron graves daños, con profundas grietas en los campos y canales de agua rotos.

Shiroyone Senmaida, una serie de arrozales en terraza con un total de 1.004 arrozales. El terremoto causó muchas grietas en el lugar – 2 de febrero de 2024, Shirome-cho, Wajima. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Shiroyone Senmaida, una serie de arrozales en terraza con un total de 1.004 arrozales. El terremoto causó muchas grietas en el lugar – 2 de febrero de 2024, Shirome-cho, Wajima. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Mientras documentaba las zonas afectadas se me antojaban aún muy lejanas palabras como “vuelta a la normalidad” o “reconstrucción”. La información que proporcionaban la televisión y otros medios era inevitablemente limitada debido al tiempo y otros factores. Muchas personas, tanto entre los evacuados como los servicios de redes sociales, me pedían que sacara fotos y las enviara, ya que nadie informaba de los daños que habían sufrido en sus ciudades o pueblos.

La península de Noto es, en suma, el lugar que ha tendido los “raíles de mi vida”: a través de la fotografía he podido conocer a mucha gente y desarrollarme como persona. Fue allí donde decidí seguir documentando la realidad de lo que ocurría en la península de Noto.

La realidad de Noto y los avances del último año

Cuando visité varias de las zonas de la península de Noto y vi los daños causados por el terremoto y el tsunami, sentí como si me hubiera adentrado en un mundo diferente, donde el tiempo y el espacio se habían distorsionado, aislándome de la realidad. En el instante en que me detuve y miré a mi alrededor, vi cómo la horrible realidad se extendía ante mis ojos hasta el punto de hacerme dudar de que fuera correcto, para empezar, que estuviera yo allí.

Sobre la zona de Ukai se precipitó tras el terremoto un tsunami de unos tres metros de altura – 7 de febrero de 2024, Ukai, Hōryū, ciudad de Suzu. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Sobre la zona de Ukai se precipitó tras el terremoto un tsunami de unos tres metros de altura – 7 de febrero de 2024, Ukai, Hōryū, ciudad de Suzu. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

A mediados de marzo se abrió al tránsito todo el tramo de la carretera Noto Satoyama Kaidō, aunque solo en dirección a Wajima, y en julio se reabrió en ambos sentidos a lo largo de toda la ruta. Tras el restablecimiento de la red de transportes acudieron a la península voluntarios de todo el país para prestar ayuda. Su presencia fue sin duda un gran estímulo para las zonas afectadas, y sus cálidas palabras una gran fuente de ánimo.

En verano, en varios barrios se celebraron festivales Kiriko llenos de sonrisas y entusiasmo.

Los festivales Kiriko se suelen celebrar por toda la península desde el verano hasta el otoño. Enormes farolillos (kiriko) desfilan por las ciudades acompañados de animados gritos, tambores y campanas.

Debido a los daños causados por la catástrofe en varias zonas, pensé que tardaríamos años en ver otro festival en Noto, de modo que esas celebraciones me hicieron sentir la determinación y fortaleza de la población local, que había decidido celebrar los festivales a pesar de toda la ansiedad y las dificultades existentes. La gente que se reunió en ellos estaba aún más radiante de lo común: su compromiso con el festival era excepcional.

El festival de verano del santuario de Jūzō, en Wajima, se celebró a escala reducida. Los jóvenes se encargaron de organizarlo; los kiriko desfilaron por el centro de la ciudad de Wajima, entre las casas derruidas que aún quedaban - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024 - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)
El festival de verano del santuario de Jūzō, en Wajima, se celebró a escala reducida. Los jóvenes se encargaron de organizarlo; los kiriko desfilaron por el centro de la ciudad de Wajima, entre las casas derruidas que aún quedaban - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024 - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

La visión de aquellos jóvenes riendo mientras cargaban con su kiriko, y su entusiasmo por restaurar la vitalidad de la comunidad era algo más poderoso de lo que las palabras pueden expresar. Era todo un símbolo del pueblo de Noto dando un paso hacia el futuro.

Me llené de emoción al filmar los festivales de Noto: no esperaba poder volver a ver un festival en mi propia ciudad natal el mismo año del terremoto - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Me llené de emoción al filmar los festivales de Noto: no esperaba poder volver a ver un festival en mi propia ciudad natal el mismo año del terremoto - Kawai, ciudad de Wajima, 23 de agosto de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

A finales de marzo mis padres pudieron trasladarse a una vivienda provisional desde el segundo lugar de evacuación donde se habían refugiado. Esto supuso una pausa en la evacuación, y me dio algo de esperanza sobre la recuperación de cierta estabilidad en sus vidas. Fue necesario, no obstante, realizar muchos trámites, y tuvo que pasar mucho tiempo hasta llegar a este punto; era evidente la dificultad del camino que debían recorrer para reconstruir sus vidas.

Seis meses después del terremoto de la península de Noto comenzaron a escala real los trabajos de demolición de las casas dañadas. El ritmo de esa demolición, financiada con fondos públicos, ha aumentado bastante, sobre todo desde el verano, y la prefectura de Ishikawa anunció que a finales de noviembre se había completado la demolición de unos 10.000 edificios. El Gobierno de Japón y la prefectura de Ishikawa pretenden completar la demolición para octubre de 2025, y esos 10.000 edificios suponen cerca de un 30 % del número total de edificios que se espera demoler. Las obras se han acelerado visiblemente.

Muchos voluntarios y contratistas de demolición han viajado a Noto para ayudar en las obras de la reconstrucción - Noroshi, ciudad de Suzu, 27 de noviembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Muchos voluntarios y contratistas de demolición han viajado a Noto para ayudar en las obras de la reconstrucción - Noroshi, ciudad de Suzu, 27 de noviembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Allí donde las casas se habían derrumbado se veían uno tras otro terrenos desbrozados, en muchos de los cuales ya no quedaba ni rastro de los antiguos medios de subsistencia de los lugareños. No son pocos los lugares donde ya ni siquiera es posible notar a primera vista que hubiera existido una casa: la tierra, vacía, ha quedado cubierta de hierba y árboles. Aunque la zona está actualmente en proceso de recuperación y reconstrucción, parece al mismo tiempo como si el paisaje y los recuerdos locales se fueran perdiendo en el silencio.

La ciudad de Suzu resultó gravemente dañada por el terremoto de la península de Noto. De las 7.000 casas y otras estructuras dañadas que se calcula quedan por demoler, a finales de noviembre se había derribado el 48 %. En el pueblo quedan muchos terrenos desbrozados - Takojima, ciudad de Suzu, 11 de diciembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

La ciudad de Suzu resultó gravemente dañada por el terremoto de la península de Noto. De las 7.000 casas y otras estructuras dañadas que se calcula quedan por demoler, a finales de noviembre se había derribado el 48 %. En el pueblo quedan muchos terrenos desbrozados - Takojima, ciudad de Suzu, 11 de diciembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

De documentar el desastre a documentar la reconstrucción

El 17 de diciembre la prefectura de Ishikawa anunció que el número de víctimas mortales del terremoto de la península de Noto en la prefectura había alcanzado las 469 personas. Incluyendo otras prefecturas, y posibles certificaciones de muertes futuras, relacionadas con la catástrofe, se estima que el número de muertos supere los 500. Los edificios dañados ascienden a casi 100.000.

La península de Noto seguirá aún en fase de tratamiento de urgencia, antes de poder iniciar el camino de la reconstrucción; además muchas zonas sufrieron graves daños por las lluvias torrenciales de Noto en septiembre, por lo que quedan aún más dificultades por delante. El éxodo de la población es inevitable, ya que el terremoto se suma a otros problemas como la ya baja tasa de natalidad, el envejecimiento de la población o la despoblación.

Precipitaciones sin precedentes azotaron Noto en un momento en que los esfuerzos de reconstrucción apenas habían comenzado. 16 personas murieron y 1.368 casas resultaron dañadas – 27 de septiembre de 2024, Imoriagesaka, Monzen, ciudad de Wajima. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Precipitaciones sin precedentes azotaron Noto en un momento en que los esfuerzos de reconstrucción apenas habían comenzado. 16 personas murieron y 1.368 casas resultaron dañadas – 27 de septiembre de 2024, Imoriagesaka, Monzen, ciudad de Wajima. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

La imagen que uno tiene de esa “reconstrucción” puede variar según su posición y situación. Sin embargo encuentro una gran esperanza en las firmes palabras de las muchas personas que acudieron para ayudar en las zonas afectadas: “Noto se reconstruirá, seguro”.

Mientras documentaba las zonas afectadas, bajo la lluvia, hubo un momento de claridad en el cielo. En ese momento, apareció un arcoíris sobre el mar que mostraba las casas derrumbadas y el cielo como un solo paisaje. Mi cámara captó la escena; es la imagen que se muestra al principio de este artículo. Ojalá esta foto cree un vínculo de esperanza para el futuro de Noto.

Las obras han avanzado y se espera que la demolición y limpieza de la zona alrededor del mercado matutino de Wajima quede terminada a finales de marzo de 2024 - Kawai, Wajima, 18 de diciembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

Las obras han avanzado y se espera que la demolición y limpieza de la zona alrededor del mercado matutino de Wajima quede terminada a finales de marzo de 2024 - Kawai, Wajima, 18 de diciembre de 2024. (Fotografía de Yoshioka Eiichi)

A medida que pasaban los meses y cambiaba la situación en las zonas afectadas, empecé a sentir que quizá hubiera algo que solo este fotógrafo, que había seguido captando esas imágenes, podía contar. Además de su hermosa naturaleza, Noto tiene una rica cultura y unas tradiciones que se han transmitido de generación en generación. Creo que no son solo su legado, sino unos importantes activos que nos conducirán a nuestro futuro. No debemos perder nunca esta cultura y tradiciones; debemos transmitirlas a la siguiente generación. Y yo también quiero formar parte de ello, como fotógrafo.

Mientras documento este camino hacia la reconstrucción, quiero afrontar la realidad y trabajar para que podamos reconstruir nuestros medios de vida. Esta reconstrucción llevará mucho tiempo, pero Noto seguirá avanzando sin detenerse para poder alumbrar el futuro, aunque sea con un único rayo de esperanza.

Espero de corazón que este artículo ayude a recordar el terremoto de la península de Noto, y que cada vez sean más las personas que piensen en nuestro hogar, ahora y en el futuro.

Víctimas mortales y hogares dañados en la península de Noto

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: el arcoíris asomó un instante mientras el autor fotografiaba los daños causados por el terremoto, en la playa; 27 de noviembre de 2024, ciudad de Suzu, Oritomachi – Fotografía de Yoshioka Eiichi.)

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