Estudiantes voluntarios en la zona devastada por el terremoto de Noto: darlo todo por los damnificados
Prevención de desastres Vida- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Pensar en lo que “queremos hacer” y no en lo que “no debemos hacer”
La ciudad de Suzu, en el extremo septentrional de la península de Noto, fue una de las zonas más afectadas por el potente terremoto ocurrido el pasado 1 de enero. Seguimos al sexto equipo de voluntarios enviados por el Centro de Voluntarios de la Fundación Nippon a esta ciudad de la prefectura de Ishikawa. Durante una reunión en línea, antes de incorporarse a sus actividades en marzo, me llamó la atención una parte de la conversación de transferencia entre el quinto y sexto equipo.
Un chico que participaba por primera vez como voluntario en una zona afectada preguntó: “¿Hay algo que no se deba hacer?”. Una joven del quinto equipo le recomendó que evitara hacer preguntas que hicieran recordar experiencias difíciles, pero también le dijo que es mejor no pensar en lo que no se debe hacer y concentrarse en llevar a cabo lo que se quiere aportar. Ella también había sido miembro del primer equipo de voluntarios. Gracias a sus experiencias, cuenta con la fortaleza necesaria para ser una líder que une a los estudiantes.
El 4 de enero, tres días después del desastre, llegó a la zona afectada el personal del centro de voluntarios de la Fundación Nippon. Al mismo tiempo que recolectaban información, ayudaban en la recuperación de emergencia de los caminos, así como en la búsqueda de los desaparecidos. A partir del 17 de enero enviaron a los primeros voluntarios. Sus tareas principales eran ayudar al equipo de la Fundación Nippon y a organizaciones sin ánimo de lucro que actuaban en el sitio, así como en otras actividades que se adecuaban a las necesidades de cada lugar.
La ciudad de Suzu fue, junto con Wajima, la zona que más daños sufrió en el desastre. Más de 3.000 casas se derrumbaron por completo y 2.500 quedaron dañadas allí. Debido a que es una zona alejada de la capital, Kanazawa, las labores de recuperación se retrasaron y, en el momento del reportaje, a mediados de marzo, muchos lugares seguían padeciendo cortes en el suministro de agua y electricidad.
Una realidad que supera por mucho lo que se ve en las noticias
El sexto equipo de voluntarios trabajó principalmente en conjunto con la organización sin ánimo de lucro de apoyo en desastres Saigai Kyūen Rescue Assist, con base en el refugio de la localidad de Orito machi, al norte de la ciudad de Suzu. Mientras que el personal experimentado de la organización mantenía seguras las casas con maquinaria pesada y herramientas de motor, los estudiantes se encargaban de limpiar el interior y sacar los escombros y otras basuras.
“Hay una gran diferencia entre lo que se ve y escucha en la zona afectada y lo que se transmite en las noticias de la televisión o internet”.
Estas fueron las palabras llenas de verdad de un joven estudiante que trasladaba escombros. Nos dijo que inmediatamente después de llegar a Noto, había tantas casas derrumbadas que el paisaje ni siquiera parecía real, pero al entrar en los hogares dañados y ver con sus propios ojos cómo la cotidianidad quedó interrumpida, poco a poco comenzó a comprender la amenaza que representan los terremotos.
Algunas casas no sufrieron daños externos, pero en su interior tenían las ventanas rotas y los muebles caídos. En Noto los inviernos son húmedos, por lo que son comunes las paredes de tierra, que sirven para controlar la humedad. Cuando estas se derrumban dejan mucho polvo y también entra por las ventanas dañadas la arena llevada por el viento desde el mar. Los habitantes se lamentan de que, aunque sus casas no hayan quedado destruidas por completo o parcialmente, casi todas han sufrido grandes daños.
En la península de Noto viven muchas personas mayores de 65 años, especialmente en la ciudad de Suzu, lugar donde esta franja de edad supera el 50 %. Hay muchos hogares formados solamente por adultos mayores que ni siquiera pueden arreglar sus casas ellos mismos.
Solo el número de viviendas derrumbadas no transmite en su totalidad la situación de la zona. Al saber esta realidad, los estudiantes dieron un paso más y se involucraron en distintas labores. Un grupo formado por especialistas en tareas de apoyo de desastres y seis estudiantes ni siquiera pudo limpiar una casa en medio día. Es difícil saber cuándo podrán retomar su vida cotidiana los habitantes del lugar.
Kawashima Hiroyoshi, de la organización Rescue Assist, que dirigió la operación en el sitio, nos explicó que es necesario reparar las goteras de los techos y los vidrios rotos para evitar que las casas se dañen más. Una de las hijas de unos propietarios damnificados le dijo que quería que sus padres no quedaran tan impactados cuando pudieran regresar a casa. Kawashima señaló el deseo de que los estudiantes tengan en mente este pensamiento cuando lleven a cabo sus labores.
Las necesidades cambian constantemente en las zonas en afectadas por desastres en las que viven numerosos ancianos
Una estudiante que ha participado dos veces como voluntaria en Noto, en el primer equipo y esta vez, nos cuenta que la primera vez se encargó de preparar comida y agua caliente para los pies en un refugio. En su segunda participación como voluntaria su impresión es que las necesidades en zonas afectadas cambian minuto a minuto y que incluso el ambiente en los refugios es muy diferente.
La construcción de casas provisionales ha avanzado y muchas familias se han trasladado a estas y otras viviendas ofrecidas por el Gobierno prefectural en Kanazawa y otros lugares. En el refugio que albergaba cerca de 500 personas justo después del desastre contaba con tan solo 50 en el momento del reportaje. La voluntaria añadió que las necesidades han ido cambiando y que continuará esforzándose al máximo, participando incluso en trabajos para los que no tenía experiencia, como los que requieren fuerza.
Lo que más preocupa a los damnificados que viven por largos periodos de tiempo en los refugios es la condición de sus casas. Además de los muchos trámites, como la solicitud de apoyo económico, el desmantelamiento, retiro de escombros o reconstrucción de las casas, también son necesarias las tareas para el restablecimiento de sus vidas, tales como las reparaciones y el reforzamiento de las casas que sufrieron menos daños para evitar su deterioro, así como la limpieza de las mismas.
Una anciana que vivía cerca del puerto pesquero de Noroshi se había trasladado a una casa que le ofreció el Gobierno prefectural en Kanazawa, pero decidió regresar al refugio, pues le preocupaba el estado de su hogar. Este refugio se encuentra a unos 10 minutos de su casa, en una zona alta como parte de las medidas contra los tsunami. Sus piernas y cadera son débiles a consecuencia de su edad y los traslados son difíciles, pero eso no evitó que el día anterior fuera con su marido a visitarla, aunque el regreso al refugio les tomó más de una hora y media, ya que el camino es una pendiente. En coche sería un trayecto de dos o tres minutos. Jamás pensaron que algo así sucedería, por lo que habían entregado su carné de conducir a las autoridades.
A los estudiantes se les encargó la limpieza y reparación del primer piso y las escaleras de la casa, que quedaron muy dañados. Algunos muebles cayeron, esparciendo la ropa y libros que contenían, y las paredes también quedaron gravemente dañadas. Sin embargo, ya que no había trabajos que requirieran maquinaria pesada, los estudiantes, que poco a poco se iban acostumbrando, apresuraron el paso y lograron terminar sus labores en medio día.
El dueño nos dijo que se había resignado a pensar que los trabajos durarían varios días, pero estaba muy feliz porque terminaron de inmediato. También agradeció la visita de los jóvenes, que lo hicieron sentir mejor.
Fotografías: Kodera Kei.
Fotografía del encabezado: estudiantes voluntarios que llevan los escombros a un camión.
(Traducido al español del original en japonés.)
desastres naturales voluntariado Ishikawa Noto Fundación Nippon Estudiantes