¡No hay quien pare a las ‘otakus’! Un paseo por Ikebukuro, la capital ‘otaku’ en 2023
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El “Edificio súper otaku”, diez plantas de la mejor calidad mundial
Las chicas echan a caminar nada más llegar al sitio, arrastrando sus maletas. Acaba de empezar la tarde de un domingo de junio, en 2023; todas ellas han salido juntas por la salida este de la estación de Ikebukuro, y merodean por la calle Sunshine. En sus enormes equipajes llevarán, sin duda, la ropa y los elementos de sus cosplays. O quizá van a llenar las maletas con sus “despojos de guerra”.
Apenas cinco minutos después de salir de la estación aparece el cartel de Animate Ikebukuro, de un potente azul que nada tiene que envidiar al del cielo despejado. El edificio cuenta con diez plantas y dos sótanos. Se trata de una de las tiendas especializadas en productos de anime más grandes del mundo; tiene incluso un cine y una cafetería.
Animate cuenta, a día de hoy, con cerca de 120 locales en todo el país, pero el de Ikebukuro es el original. Abrió sus puertas en 1983, el año en que comenzaron a emitirse series como Kyaputen Tsubasa (Supercampeones / Campeones: Oliver y Benji) o Mahō no tenshi Kurīmi Mami (Magical Angel Creamy Mami), y el lugar pasó posteriormente a ser conocido como Otome Road. Con el aumento en popularidad del anime, Animate fue expandiéndose y adquiriendo nuevos pisos, y en 2012 se trasladó al lugar en el que se halla ahora. En 2023 se cumplen cuarenta años desde su establecimiento, y para celebrarlo han realizado una fastuosa apertura tras una gran renovación.
Junto a Animate se divisa el símbolo de un centro cívico del distrito de Toshima, pero la verdad es que todos conocen esta zona como el “barrio oficial de los otakus”. En 2020 abrió aquí sus puertas la sala Hareza Ikebukuro, una de las ocho que componen la cadena de salas de espectáculos de kabuki, teatro Takarazuka y cine. La renovación de Animate Ikebukuro también forma parte de este desarrollo urbano propiciado por una colaboración entre el sector privado y el público que busca transformar el barrio en un centro internacional de arte y cultura.
Por las calles de este barrio transitan cosplayers ataviados con ropajes y pelucas de todo tipo y color, chicas con sus itabaggu (“bolso hortera”) cargados de insignias de personajes de anime. El parque Naka-Ikebukuro, frente a Animate, que ya era famoso por los animadores que invitaban a transeúntes a locales extraños, también se ha convertido en un lugar donde los otakus socializan y se muestran unos a otros los artículos que acaban de adquirir. “Los otakus hemos limpiado Ikebukuro”, bromeaba una amiga mía que lleva ya casi veinte años frecuentando el barrio.
El local recién renovado de Animate Ikebukuro es espacioso y abierto, y tiene mucha luz. Antes se trataba de un edificio delgado y angosto como cuna de anguila, y uno debía cruzarse directamente con otros clientes por las escaleras, pero ya no da esa sensación.
Cada piso está dividido por géneros: CD/DVD/Blu-Ray/Juegos, Artículos de personajes, manga… la seción de manga del tercer piso (segundo piso en Japón) es una zona que se ve especialmente animada por la clientela femenina. Cerca de un 80 % de su superficie está dedicada a los cómics y novelas BL; las estanterías de editoriales como Libre o Takeshobo han sido colocadas en una zona privilegiada, por la que muchos clientes pasan para entrar o salir.
Obras que en librerías ordinarias se suelen poner en rincones tranquilos, aquí ocupan el sitio de honor. Los clientes pueden examinar los cómics sin reparo ninguno.
Una amiga que se declara con orgullo kifujin (antiguo término otaku que indica una fujoshi, mujer aficionada a las obras de temática erótica homosexual, que ha cumplido los treinta años; si se llega a cierto nivel de fanatismo se suele denominar ochōfujin: una kifujin “extremadamente sucia”), amante del BL, asegura que últimamente este género se ha ido internacionalizando.
Es cierto que en Animate figuran en los lugares llamativos de los estantes obras extranjeras: guías y álbumes de fotos de la serie BL 2gether, de Tailandia, así como la novela china Mó Dào Zǔ Shī (“Gran maestro de cultivador de demonios”, conocida en Japón como Madō soshi), que ha sido adaptada al anime. La “fiebre del BL”, que solía ser un placer oculto para las damas otaku, ha cruzado las fronteras y se ha expandido por toda Asia, convirtiéndose en un gran fenómeno.
Nui-katsu: la vida cotidiana junto al personaje favorito
Como sugiere el propio término autocrítico fujoshi, los otakus vivían originalmente en la sombra; eran criaturas cuyas vidas transcurrían entre bastidores, tratando de que el público no fuera consciente de su existencia. Poco a poco fueron obteniendo, por así decirlo, su propia ciudadanía, y comenzó una nueva era en la que podían sentirse orgullosos de ser aficionados de “algo” y “alguien” (ese alguien especial se denomina oshi); así apareció el nui-katsu.
Este término indica que las otakus se mueven por el mundo acompañadas por un peluche con la apariencia de ese ser especial, sea un personaje de manga o anime, un idol, o un actor o actriz; juntos van al cine o a conciertos, y visitan lugares populares entre los aficionados. Estas otakus, que se suelen denominar nui-mama (“mamá de peluche”) publican a diario fotos de sus “hijos” en las redes sociales, y van atesorando esos recuerdos juntos.
También son muchas las otakus que se acercan con su peluche para formar pareja, y bendicen su cita con una sonrisa de aprobación. Cada vez son más las instalaciones de ocio que aceptan sesiones de fotos con peluches, y las tiendas de cien yenes venden ropa y accesorios para ellos: el nui-katsu no solo está ya reconocido como fenómeno, sino que es un mercado que sigue madurando.
“Para hacer nui-katsu en Ikebukuro tienes que ir a Yuzawaya.”
Según las indicaciones de mi amiga kifujin, debemos dirigirnos al tercer piso del edificio comercial Wacca, frente a Animate Ikebukuro. Tan pronto como subimos las escaleras mecánicas podremos ver un letrero que reza “Oshi nui kōnā” (“esquina para oshis de peluche”). En este local podremos encontrar todo tipo de materiales para recrear nuestro oshi: telas coloridas (las llamadas nui cloth), piezas para recrear ojos y bocas de rica expresividad, así como libros que presentan técnicas para confeccionar peluches.
Yuzawaya era originalmente una tienda favorita de cosplayers, y cuenta con disfraces, hechos a mano por parte de los dependientes, de obras y personajes como Meitantei Konan (Detective Conan), Purikyua (Pretty Cure) o Hatsune Miku. Es una elección entre fabricarse un oshi o convertirse en él. Ese intento por tratar de llevar el personaje adorado de la segunda a la tercera dimensión es algo que llena de energía a los otakus.
Otome Road, un plano para el futuro de las otakus
La salida este de la estación de Ikebukuro, lugar repleto de puntos estratégicos, se ha convertido ya en “ciudad otaku”, y el origen de este cambio se encuentra probablemente en la propia Otome Road.
La calle da a Sunshine 60, unas instalaciones de uso múltiple que cuentan con un Centro Pokémon, un planetario y un acuario; cuenta con tiendas de productos de anime y fanzines, disfraces y pelucas para cosplay, cafeterías de corte clásico… Es una zona que ha estado salpicada de ese tipo de establecimientos desde los ochenta, pero fue en la década del 2000 en que Animate comenzó a desarrollar productos orientados a chicas otaku, cuando la “cultura otome” empezó a florecer.
Aunque la sede de Animate en Ikebukuro a la que nos hemos asomado es un “centro comercial otaku”, con una gran oferta de artículos de temporada, Otome Road representa un lado más extremo de la afición: allí se encuentran artículos de más difícil acceso en otros lugares. Siguiendo su intuición y sus sentidos, una otaku puede disfrutar de corazón de una verdadera búsqueda del tesoro.
En Otome Road se halla K-Books, orientado a mujeres otaku; su oferta se divide en catorce tiendas por género, como el rincón del cosplay, la tienda de disfraces, por supuesto, y más de cinco mil productos y utensilios para reproducir el modelado de cualquier personaje.
Dōjinkan es una de las tiendas de fanzines más grandes de Japón, con un catálogo de más de 200.000 títulos, desde anime de temporada hasta obras maestras cargadas de nostalgia para los aficionados. Ha evolucionado con los tiempos, incorporando por ejemplo el llamado Kyasutokan (“tienda del elenco”), lleno de fotografías de bromuro de plata de actores en 2,5 dimensiones, y una “tienda de vídeo” que ofrece productos de YouTubers y jugadores profesionales de videojuegos.
Para verano de 2023 se ha proyectado la llamada “impactante revolución de Ikebukuro” y se planean más actualizaciones, incluida una gran expansión de la tienda de K-Pop. La transición de K-Books es un mapa con el que podemos seguir los pasos de las otakus, y también es un pronóstico que nos revela su auge futuro.
El día en que visité el barrio se llevaba a cabo en la Plaza Sunshine y en el Parque Central Higashi-Ikebukuro, junto a Otome Road, un evento de cosplay llamado “Acosta!”. Al visitar el lugar me encontré con personajes populares de Weekly Shonen Jump, como Kagura de Gintama, o Shinigami de Bleach, muy ocupados con sus sesiones de fotos.
También vi a una niña, tan joven como para estar en la guardería, que corría por el parque disfrazada como Anya Forger de Spy x Family. Había unos hombres charlando, vestidos de Hatsune Miku, mientras otros revoloteban con elegantes disfraces chinos de BL ante sus cámaras; un grupo de tres personas es esforzaba por conseguir la foto perfecta… Todos viven en su propio mundo, bajo la luz del mismo sol.
Para parecerse más a uno de esos personajes bidimensionales, hay quien se fabrica dientes falsos, uno por uno, para imitar su dentadura, se pone pechos de silicona o, por el contrario, se aplana el pecho... Se ha creado también un gimnasio personal para otakus en Ikebukuro, donde uno puede montarse un menú de entrenamiento muscular siguiendo ideas como “Quiero ser como este personaje”, o “Quiero que mi oshi no tenga que avergonzarse de mí”.
Desde la década de 1980 hasta la actualidad, el linaje de las chicas otaku que han continuado insuflando vida en Otome Road ha creado una ciudad en la que pueden sentirse orgullosas de vivir con sus oshis.
Superar las fronteras entre la pantalla y la realidad
Por último, una amiga mía, que es jugadora otome (fanática de los juegos otome, sobre romances con personajes masculinos) y frecuenta Ikebukuro, me recomendó cierta cafetería. El local está también cerca de la salida este de la estación Ikebukuro, y se llama Café Cinnamon. Inaugurado en 2021, posee una cierta apariencia elegante, muy alejada de la imagen de los otakus.
“Parece que la gente normal que pasa por aquí entra simplemente, sin saber nada. En esta cafetería hay que reservar por adelantado, de modo que solo acompañan hasta la mesa a los verdaderos fans”.
Como dice mi amiga, este es un lugar para que los otakus se relajen. Se trata de la cafetería en la que trabajan a tiempo parcial los personajes del famoso juego de entrenamiento de ídolos masculinos, con más de diez millones de descargas, Ensemble Stars!! (conocido entre los aficionados como Ansuta).
El escaparate, el interior, los uniformes del personal y el menú son idénticos a los del Café Cinnamon del juego. Podemos recostarnos en el sofá donde se relaja el personaje, pedir la misma bebida que él... y sumergirnos en el mundo de Ansuta de forma muy natural. La realidad en el juego donde viven los personajes y aquella en la que viven los otakus parecen coexistir, ciertamente.
Querer saborear con los cinco sentidos el oshi al que se ama; querer vivir con él… En 2023 Ikebukuro ha pasado de ser un barrio amigable hacia los otakus a convertirse en su barrio, en respuesta a los crecientes sentimientos de las damas otaku.
Aquí no tienen necesidad de ocultar esa fiebre que quiere estallar en su interior. Después de llorar con una película de anime en un multicine pueden llevarse esos sentimientos de vuelta en su peregrinaje a la meca otaku con su oshi de peluche, comprar sus productos y fanzines predilectos, cantar todas las canciones de su lista en el karaoke, disfrutar de un menú de colaboración (entre el local y los productores de su obra favorita)... La vida es corta, así que enamórate, chica, se suele decir. Ikebukuro acepta todos estos impulsos, y más.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: la tienda de K-Pop / Vídeos de K-Books, con cientos de artículos de ídolos virtuales. Es un local muy popular entre las estudiantes de primaria y secundaria, y muchas mujeres lo visitan con sus hijas. Imagen de la autora.)