30 años de la J. League: el porvenir de la Visión Centenaria

Deporte

El 15 de mayo de 2023 la J. League celebró su trigésimo aniversario. La liga introdujo la idea de mejorar el nivel y difundir el fútbol en Japón en una época en la que tenía una presencia muy incipiente como deporte profesional de carácter regional. Tres decenios más tarde, el fútbol nipón sigue avanzando con paso firme.

El mayor potencial de Asia

El día 6 de mayo, nueve días antes del trigésimo aniversario de la J. League, el Urawa Red Diamonds se impuso ante el Al-Hilal Saudi Football Club y se proclamó campeón de la Liga de Campeones de la AFC (ACL, por sus siglas en inglés) por tercera vez. El Al-Hilal, con un equipo formado por miembros de la selección nacional y jugadores extranjeros, buscaba batir un récord con sus cuarto trofeos en el campeonato. Era la novena vez que llegaba a la final, también un hito histórico. Tres finales y dos victorias en los últimos años atestiguan su posición como el mejor equipo de Oriente Medio.

El Urawa marcó dos goles y el Al-Hilal uno en los dos partidos que disputaron: empate a 1 en Riad y 1 a 0 en el Saitama Stadium. Mientras que las filas del Al-Hilal están repletas de jugadores de élite, Sakai Hiroki es el único miembro del Urawa que participó en la Copa Mundial de Catar. Solo tres de sus jugadores han llegado a jugar en una selección nacional: Nishikawa Shūsaku, Kōroki Shinzō y José Kanté (selección de Guinea). El Urawa dominó el partido desde la defensa a pesar de que el contrincante controló el balón tanto fuera como en casa. Aun con menos ataques, se impuso ante el Al-Hilal en la velocidad y la precisión del ataque, y el equilibrio se mantuvo de principio a fin.

Los equipos japoneses han llegado a la final de la ACL cuatro veces en los últimos seis años: tres veces el Urawa y una el Kashima Antlers. Se han proclamado campeones en ocho ocasiones desde tiempos del Campeonato de Clubes Asiáticos, por detrás de Corea del Sur, el país con más victorias gracias a sus 12 trofeos, y por delante de Arabia Saudí, que tiene seis. La J. League es sin duda una de las ligas asiáticas con un mayor potencial.

Los jugadores del Urawa Red Diamonds celebran su tercer título de la ACL tras derrotar al Al-Hilal de Arabia Saudí. Los dos trofeos anteriores los ganaron en 2007 y 2017. Fotografía tomada el 6 de mayo de 2023 en el Saitama Stadium. (Jiji Press)
Los jugadores del Urawa Red Diamonds celebran su tercer título de la ACL tras derrotar al Al-Hilal de Arabia Saudí. Los dos trofeos anteriores los ganaron en 2007 y 2017. Fotografía tomada el 6 de mayo de 2023 en el Saitama Stadium. (Jiji Press)

Hace ya tiempo que se advierte que la J. League se ha ido vaciando en años recientes: más de cien japoneses juegan en las ligas europeas y la selección nipona está compuesta mayormente por jugadores de equipos extranjeros. Figuras como Mitoma Kaoru (cedido del Kawasaki Frontale al Brighton), Hatate Reo (cedido del Kawasaki Frontale al Celtic) y Tomiyasu Takehiro (cedido del Avispa Fukuoka al Sint-Truidense, al Bologna y al Arsenal) debutaron en la J. League, se convirtieron en titulares y los ficharon clubes europeos. Los equipos nipones lo tienen difícil para hacer planes a medio y largo plazo invirtiendo en formar a jugadores jóvenes como hasta ahora. Incluso los clubes más importantes se ven obligados a recurrir a otras estrategias para intentar estabilizar la capacidad del equipo mientras lidian con las continuas cesiones de los jugadores.

A pesar de todo, no podemos afirmar que la calidad general del juego de la J. League se haya deteriorado. Es obvio que, si los jugadores que se han ido al extranjero se hubieran quedado en casa, ahora la calidad general de la liga podría ser incluso mejor de lo que es. No obstante, eso hubiera impedido la evolución individual que experimentan los jugadores que juegan en Europa y el ascenso de nuevas estrellas del país para ocupar las vacantes que dejan los primeros.

No basta con prosperar en la J. League para entrar en la selección nacional; ahora también hay que labrarse una presencia en Europa para hacerse un hueco entre sus filas. Pero la calidad en sí de la liga no ha decaído para nada, como demuestra la victoria del Urawa en la ACL.

Una base financiera construida en 30 años

¿Qué hay de la gestión de los clubes? En 2019, antes de empezar la pandemia, la media de espectadores por partido de la J1 superó las 20.000 personas. Recuperando cifras algo más antiguas, de 2013 a 2018, la liga con más espectadores del mundo fue la Bundesliga alemana, con una media de 43.302 aficionados (primera división), seguida de la Premier League inglesa, con una media de 36.675. Los siguientes puestos los ocupan otras ligas que superan los 20.000 espectadores y la de Japón, con 18.227, está en duodécima posición, siguiendo de cerca a la English Football League Championship (segunda división), que tiene 18.814. La primera división brasileña está en el puesto trece con 17.402 y la siguiente de la clasificación, la Scottish Premiership, solo llega a los 11.697. Japón no anda rezagado en afición respecto al resto del mundo.

En cuanto a las finanzas, de los 57 equipos que formaban las ligas J1, J2 y J3 en 2021, 22 registraron pérdidas de un año y 12 se declararon insolventes. Eso puede ser mucho o poco según cómo se mire, pero lo cierto es que los beneficios (93 % de 2019) y los gastos (97 % de 2019) están recuperando los niveles prepandemia. Los beneficios totales de los clubes también presentan un buen crecimiento en general, excepto entre 2009 y 2011, como consecuencia de la crisis financiera desencadenada por la caída de Lehman Brothers, y en 2020, primer año de la COVID-19. La disolución del Yokohama Flügels en 1998, la quiebra del Oita Trinita en 2009 y la crisis financiera mundial de 2008 perjudicaron considerablemente a los clubes japoneses.

La J. League ha intentado siempre resolver los problemas de los clubes enfocándolos como problemas de toda la liga. En 2005, tras la crisis económica de algunos equipos que coincidió con la desintegración del Yokohama Flügels (Ventforet Kofu, Shimizu S-Pulse, Bellmare Hiratsuka, Vissel Kobe, etc.), estableció el Fondo de Estabilidad para Partidos Oficiales, en el que contribuyen todos los equipos de la liga y con el que se asignan, tras las debidas investigaciones, ayudas a clubes que ven amenazada su continuidad o su participación en partidos oficiales por dificultades económicas.

Arthur Antunes Coimbra, apodado Zico, fichó para el Sumitomo Metal (actual Kashima Antlers) en 1991, antes de que existiera la J. League, y contribuyó notablemente al desarrollo de la etapa inicial de la liga. Entrenó a la selección japonesa entre 2002 y 2006. A sus 70 años, sigue ejerciendo de asesor del Kashima. Fotografía tomada el 15 de junio de 1994 en el Iwata Stadium de la prefectura de Shizuoka. (Jiji Press)
Arthur Antunes Coimbra, apodado Zico, fichó para el Sumitomo Metal (actual Kashima Antlers) en 1991, antes de que existiera la J. League, y contribuyó notablemente al desarrollo de la etapa inicial de la liga. Entrenó a la selección japonesa entre 2002 y 2006. A sus 70 años, sigue ejerciendo de asesor del Kashima. Fotografía tomada el 15 de junio de 1994 en el Iwata Stadium de la prefectura de Shizuoka. (Jiji Press)

Tras la crisis financiera de 2008, empezó la estrategia asiática (2012). El pánico que se desató a nivel mundial sumió a los clubes y la J. League en una situación económica complicada. La estrategia asiática fue la solución que eligió la liga para superar el bache y crecer de nuevo. El objetivo no era lograr beneficios directos cediendo derechos de emisión, vendiendo merchadising o captando a espectadores del extranjero, sino alcanzar la estabilidad elevando el valor internacional de la J. League mediante la cesión gratuita del know-how acumulado por la liga sobre formación, gestión, marketing y promoción. Este enfoque permitió establecer el intercambio entre jugadores y entrenadores, y elevó la popularidad de la J. League en Asia. Como consecuencia, aumentaron los ingresos por derechos de emisión televisiva.

Otras iniciativas que abarcaba la estrategia eran la introducción de un sistema de licencias de clubes, el apoyo a la carrera profesional de los jugadores al terminar su trayectoria deportiva y la organización de cursos de gestión. La J. League emprendió una serie interminable de medidas para estabilizar su base. Surgieron equipos que, como el Kashima Antlers y el Kawasaki Frontale, lograron afianzar su gestión y arraigar profundamente en las comunidades locales con un enfoque propio. Lo que la J. League ha creado en 30 años es una estructura y un marco sólidos que no se desmontan ante el primer contratiempo.

Pioneros del deporte de carácter regional en Japón

Fundada en 1993 con 10 equipos, la J. League cuenta ahora con 60, y solo seis de las 47 prefecturas de Japón carecen de clubes profesionales afiliados. La Visión Centenaria arrancó con el lema “La J. League está también en tu barrio”, haciendo hincapié en el carácter local de la liga que la diferencia del resto del deporte japonés, especialmente el béisbol, deporte profesional dominante en el archipiélago. Más tarde el plan se reorientó para buscar “Un país más feliz a través del deporte” y se ha ido concretando.

Kawabuchi Saburō, de 86 años de edad, primer presidente de la J. League y posterior presidente de la Asociación de Fútbol de Japón. En el partido inaugural de la liga, que se disputó en 1993, declaró: “Hoy la J. League da el primer paso hacia el logro de un gran sueño”. Imagen tomada en Tokio el 28 de abril de 2023. (Jiji Press)
Kawabuchi Saburō, de 86 años de edad, primer presidente de la J. League y posterior presidente de la Asociación de Fútbol de Japón. En el partido inaugural de la liga, que se disputó en 1993, declaró: “Hoy la J. League da el primer paso hacia el logro de un gran sueño”. Imagen tomada en Tokio el 28 de abril de 2023. (Jiji Press)

Dicho en pocas palabras, el de la J. League fue un proceso que consistió en crear algo donde no había nada. Europa y Suramérica cuentan con una cultura futbolística bien asentada. Allí el fútbol es el principal deporte de masas, tanto a la hora de seguirlo como de practicarlo. En ese contexto, los clubes nacen de forma natural, arraigan sin dificultad en la zona y desarrollan su propia historia y tradición. Incluso en países africanos y asiáticos, que no tienen la misma trayectoria que los europeos y suramericanos, el fútbol es el único deporte que levanta pasiones entre toda la población.

Japón era otra historia. El principal deporte profesional y único profesional de equipo era el béisbol. El fútbol experimentó un apogeo temporal cuando la selección nipona ganó el bronce en las olimpiadas de México 1968, pero luego quedó relegado a deporte minoritario con estadios vacíos.

La Visión Centenaria, un concepto grandioso con una larga proyección que buscaba profesionalizar el fútbol y lograr que arraigara como cultura deportiva integrada en la comunidad, parecía una ambición insensata a pesar de lo bonito de sus promesas. Sin embargo, 30 años después de su fundación, la J. League encarna de forma concreta aquel sueño. En Kawasaki, ciudad del Frontale, las personas mayores de la zona se reúnen en las instalaciones del club, mientras que los niños y jóvenes juegan al fútbol o al fútbol sala al salir del colegio o del trabajo para fortalecer sus relaciones a través del deporte. El fútbol crea vínculos en la comunidad.

Miura Kazuyoshi (derecha), el motor que encendió la popularidad de la J. League en sus inicios y el primer MVP de la primera liga, sigue jugando para el União Desportiva Oliveirense de Portugal a sus 56 años. Fotografía tomada el 15 de mayo de 1993 en el Estadio Nacional de Tokio. (Kyodo News)
Miura Kazuyoshi (derecha), el motor que encendió la popularidad de la J. League en sus inicios y el primer MVP de la primera liga, sigue jugando para el União Desportiva Oliveirense de Portugal a sus 56 años. Fotografía tomada el 15 de mayo de 1993 en el Estadio Nacional de Tokio. (Kyodo News)

El porvenir de la Visión Centenaria

La J. League, que se fundó hace tres decenios, era más que una idea sobre el deporte de base local o un estilo de gestión que no dependía de empresas matrices como patrocinadores; era una nueva tendencia que caló entre una juventud enganchada a las modas. Si se convirtió en un fenómeno social, fue porque ofrecía una nueva forma de ver el deporte sin precedentes en Japón: libre, despreocupada y desvinculada de los moldes existentes. La libertad y la novedad se perdieron a medida que la J. League penetraba en la sociedad y se afirmaba como cultura. Ahora se está desarrollando una cultura futbolística propia de Japón.

La final de la ACL en que el Urawa venció al Al-Hilal no se retransmitió por televisión. A pesar de la ferviente afición del mundo del fútbol, el entusiasmo no trascendió a otras esferas. La inauguración de la B. League, el Mundial de Rugby y los Juegos Olímpicos de Tokio brindaron un protagonismo inaudito a deportes como el baloncesto, el rugby, el tenis de mesa o el bádminton. Y, como esos jóvenes sedientos de modas a seguir se han decantado por otros deportes, la relativa popularidad del fútbol en el universo deportivo va a la baja.

Pero ¿no es eso, precisamente, una manifestación de ese “país más feliz a través del deporte” que proclamaba la Visión Centenaria? Y, si es así, ¿hacia dónde debe dirigirse la J. League en los próximos 30 años?

En la Conferencia sobre el Desarrollo Futuro del Deporte (iniciativa establecida en 2016 por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria y la Agencia del Deporte para expandir la industria deportiva) que tuvo lugar en febrero de 2023, el presidente de la J. League, Nonomura Yoshikazu, declaró que había que aplicar la compensación de carbono en todos los partidos para reducir las emisiones de CO2 y convertir a la J. League en la liga más limpia del mundo. Asimismo, el directivo afirmó que el fichaje de jugadores y entrenadores (instructores) debía ir seguido de la contratación de directores, presidentes y personal administrativo competentes de cara al futuro. Sin duda la J. League irá calando profundamente en la sociedad nipona atajando a la vez los problemas sociales y los de los clubes.

(Traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Henny Meijer, del Verdy Kawasaki, marca el primer gol en el partido inaugural de la J. League, en que se enfrentaron su equipo y el Yokohama F. Marinos. Los de Yokohama ganaron 2 a 1 en el Estadio Nacional de Tokio el 15 de mayo de 1993. Jiji Press)

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