El avión anfibio de rescate japonés, un referente mundial
Tecnología- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Las visitas de observación del subcomandante de la Fuerza Aérea estadounidense
“El teniente general Eric Hill, subcomandante del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea (AFSOC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, visitó la base aérea de Iwakuni (prefectura de Yamaguchi) el 6 de abril de 2022 y voló en el avión anfibio de rescate US-2 de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón. Más tarde el sitio web del AFSOC publicó un artículo en que Hill declaraba que el avión era una plataforma excelente y que estaba convencido de que su ejército debía aprender de las fuerzas niponas”, explica Tanaka Katsuo, director del Departamento de Aviones de ShinMaywa, un fabricante de equipos de transporte con sede en la prefectura de Hyōgo responsable de la creación del US-2.
El US-2 es una aeronave de fabricación japonesa que aúna la funcionalidad de un avión y un barco; puede despegar y posarse tanto en tierra como en agua. Sus características más destacadas son la parte inferior del fuselaje, que presenta una estructura como la de la quilla de un navío, y el dispositivo disipador de oleaje, que lo convierten en el único avión del mundo capaz de amerizar y despegar con olas de hasta tres metros de altura.
La tecnología del avión anfibio US-2 es heredera de Kawanishi Kōkūki, la empresa predecesora de ShinMaywa, conocida por la creación de naves tan emblemáticas como el Kawanishi H8K que usó el antiguo ejército japonés durante la guerra del Pacífico, o el avión de combate Kawanishi N1K-J Shiden.
“Estados Unidos fabricó aviones anfibios en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y hasta justo después de su fin, pero abandonó la producción como consecuencia del desarrollo de los aviones de tierra. Después siguieron teniendo hidroaviones antiguos, pero creo que han venido a Iwakuni a observar el US-2 porque planean modificar sus aviones de transporte para convertirlos en hidroaviones”, opina Tanaka Katsuo.
La AFSOC alberga la idea de transformar el avión de transporte MC-130J en un hidroavión añadiéndole unos flotadores desmontables. La de abril de 2022 fue la segunda visita del teniente general Hill, que ya había acudido a observar el US-2 el 9 de noviembre de 2021. Tanaka explica así los motivos del interés del ejército estadounidense en el avión anfibio japonés: “Según extrajimos del documento emitido por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en 2021, su estrategia principal es centrarse en Asia. El documento decía que habían iniciado el desarrollo de aviones anfibios porque, como más del 90 % del Pacífico occidental es mar, necesitan equipos que funcionen allí. Lo que les interesa del US-2 es que pueda posarse en el agua, algo en lo que casi no tienen experiencia”.
El US-2, un avión que ha rescatado a más de mil personas
Actualmente la Fuerza Marítima de Autodefensa gestiona siete US-2, repartidos entre las bases aéreas de Iwakuni y Atsugi. Contando las operaciones del modelo predecesor US-1, los aviones anfibios japoneses acumulan la impresionante cifra de más de mil personas rescatadas desde 1976. El 28 de junio de 2022 el US-2 salvó a tres miembros de una familia estadounidense que flotaba en un yate a la deriva a 770 kilómetros de la costa de la isla de Okinawa.
La capacidad de amerizar en plena tormenta no es la única peculiaridad destacable del avión. Como despega y se posa en un cuarto de la distancia de los aviones comerciales ordinarios, no requiere de pistas largas y puede usarse en 261 islas remotas del archipiélago nipón. Su longitud de vuelo de hasta 4.700 kilómetros (5,5 veces más que un helicóptero) y su velocidad de crucero de 480 kilómetros por hora (1,8 veces la de un helicóptero) le brindan una cobertura muy amplia y una gran rapidez en las actividades de salvamento.
El US-2 todavía no ha llevado a cabo rescates en contexto de guerra, pero en un futuro puede tener que asistir en conflictos de Asia Oriental como la liberación de Taiwán: “Si ocurre un conflicto armado en Asia Oriental, Japón no podrá evitar implicarse. Y, si varios países participan en el conflicto, surgirá la necesidad de rescatar a personas en peligro por accidentes o ataques armados. Podría darse la oportunidad de usar los US-2. Se prevé que en adelante se requieran aviones anfibios capaces de hacer frente a ese tipo de contingencias”.
Un conflicto en Taiwán se saldaría con un número enorme de víctimas
Dado el creciente antagonismo entre Estados Unidos y China, el primero viene efectuando simulaciones de ataques armados contra el ejército del gigante asiático. Cuando las fuerzas chinas ampliaban sus ejercicios militares de gran escala con ocasión de la visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense Nancy Pelosi en agosto de 2022, un grupo de expertos del poderoso think tank Center for Strategic and International Studies (CSIS) efectuó una simulación de una guerra entre Estados Unidos y China por Taiwán. La prueba, que situaba el conflicto en 2026, tenía en cuenta 22 escenarios distintos y sacaba la devastadora conclusión de que “aunque Taiwán no sería invadido, habría un número enorme de víctimas también en el lado estadounidense”.
Según medios de comunicación americanos como Bloomberg, en cuatro semanas de lucha Estados Unidos perdería algo más de 900 aviones de combate y de ataque, cerca de la mitad de la flota de sus fuerzas de mar y aire. Gran parte de los buques de la marina estadounidense se hundirían con los misiles chinos y China vería caer unas 150 de sus naves a manos de Estados Unidos y Taiwán.
Ante la perspectiva de sufrir daños de tal magnitud, los expertos militares coinciden en señalar que las actividades de rescate serían un asunto de máxima prioridad. Puesto que gran parte del conflicto se desplegaría en el mar, se prevé la necesidad de que intervinieran los cuerpos de rescate de las Fuerzas de Autodefensa japonesas. Se movilizaría a los equipos de rescate aéreo —en especial, los helicópteros de la Fuerza Aérea de Autodefensa—, los escuadrones de rescate compuestos por los helicópteros y los aviones de ala fija de la Fuerza Marítima de Autodefensa.
Ambos equipos se formaron en previsión de un accidente de avión de las Fuerzas de Autodefensa en tiempos de paz, por lo que tienen una escala reducida. Además, si la zona del desastre está cerca, se puede trasladar a las víctimas en helicóptero, pero cabe recordar que este tipo de aeronave solo puede recorrer distancias cortas y transportar a pocos pasajeros a la vez. En distancias demasiado largas para un helicóptero en que hubiera que rescatar a la tripulación de un avión derribado, cabría confiar en el US-2, que ofrece una capacidad mucho mayor que un Bell-Boeing V-22 Osprey.
En estos momentos la Fuerza Aérea de Autodefensa dispone de solo siete US-2, parte de los cuales no suelen estar listos para volar de inmediato al encontrarse en proceso de inspección o reparación. La pequeña flota no daría abasto en un conflicto como el de Taiwán, que causaría daños en centenares de aviones y buques bélicos.
Los expertos militares aseguran que se necesitarían al menos 20 o 30 aviones de rescate. También señalan como problemático el hecho de que las dos únicas bases permanentes, Iwakuni y Atsugi, que están en la isla principal del país, se hallen demasiado lejos de la zona donde se prevé que se desarrollaría la lucha. El Gobierno japonés debería establecer una base que permitiera un acceso inmediato a las islas Nansei en previsión del conflicto.
Tanaka Katsuo, de ShinMaywa, está de acuerdo con los expertos: “Si pasara algo en las islas Senkaku o en la zona de Taiwán, los aviones tardarían demasiado en llegar desde Iwakuni. Se necesitarían equipos que salieran de las islas Nansei”. Japón debe revisar los planteamientos que alberga hasta la fecha para colaborar con sus aliados, que esperarán que adopte un papel más destacado si estalla un conflicto en torno a las islas Senkaku o Taiwán.
A pesar de todo, la inversión necesaria para ampliar la flota de aviones de rescate es un impedimento. Cada US-2 cuesta alrededor de 13.900 millones de yenes (presupuesto del año fiscal 2021), superando de lejos los 10.000 millones que cuesta el avión furtivo de combate F35A de la Fuerza Aérea de Autodefensa. Reducir costes no es viable por las dificultades que supone mantener la línea de fabricación, ya que solo se han encargado nueve ejemplares en los últimos veinte años.
El plan para convertir los US-2 en aviones anfibios apagafuegos
Es sabido que cuando el Gobierno japonés formuló los tres principios de transferencia de equipos de defensa que permiten la exportación internacional de dichos equipos en 2014, durante la Administración Abe, el US-2 era el “primer candidato a la exportación” y debía venderse a India y otros países como iniciativa promocionada entre los sectores público y privado. Sin embargo, el precio y los problemas de compensación de las transacciones impidieron lograr un acuerdo y el plan quedó en agua de borrajas.
Considerando las dificultades para exportar el US-2 como equipo de rescate, se está barajando la opción de asignarle un nuevo papel. ShinMaywa pretende ampliar sus vías de comercialización mediante un plan para convertirlo en un avión apagafuegos y exportarlo a otros países: “Los grandes incendios forestales son cada vez más frecuentes en todo el mundo debido al calentamiento global. Otros países ya hace tiempo que utilizan helicópteros y otras aeronaves para apagar fuegos, pero se necesitan aviones que puedan transportar más agua para hacer frente a incendios más extensos. Estamos recibiendo muchas consultas de distintos países y organismos que quieren usar el US-2 en incendios”.
Países como Estados Unidos, Rusia, Turquía, Argelia y Brasil han sufrido incendios forestales de gran escala en los últimos años. En California se batió el récord de superficie de bosque calcinada en 2020 y 2021; en 2021 se quemaron 1 millón de hectáreas (superficie aproximada de la prefectura de Aomori). En Rusia la superficie arrasada por incendios naturales viene aumentando año tras año desde 2018 y en 2021 se batió el récord de desastre con un total de 19 millones de hectáreas quemadas, una extensión que equivale a la de Siria o más del doble de la de Hokkaidō. En Turquía se produjeron 250 incendios forestales en julio de 2021 y tardaron dos semanas en extinguirlos. Grecia sufrió más de 150 fuegos en sus montes en agosto de 2020 como consecuencia de la peor ola de calor de la historia, que duró días con 40 grados centígrados y obligó a evacuar a miles de personas. En 2022 España ha visto quemarse 250.000 hectáreas de terreno, una superficie mayor que la de la prefectura de Tokio.
“Igual que en Japón recibimos la ayuda de otros países cuando ocurre un desastre, debemos acudir al rescate cuando ellos lo necesiten. Emplear el US-2 como apagafuegos irá en nuestro beneficio nacional al demostrar nuestro espíritu de cooperación ayudando a las víctimas de las zonas damnificadas. Creo que nos puede servir para poner de relieve la contribución japonesa a nivel internacional”, afirma Tanaka.
La creciente tensión de la situación de Asia Oriental, así como la proliferación de grandes incendios forestales en todo el mundo, son problemas apremiantes. ¿Llegará el día en que el US-2 sea parte de su solución?
Fotografía del encabezado: El avión anfibio US-2 despegando en la superficie marina. (ShinMaywa).