Miyazaki se abre paso entre Utsunomiya y Hamamatsu como capital de las ‘gyōza’
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El número uno de todo Japón en frecuencia de adquisición y en gasto
Los residentes de Miyazaki vivieron una jornada histórica el 8 de febrero de 2022. El ayuntamiento de esta ciudad japonesa acogió una sesión informativa, que también se pudo seguir en directo por internet, de la Comisión de las Empanadillas de Miyazaki. Su presidenta, Watanabe Aika, ataviada con una chaqueta happi de color rojo con motivos de gyōza, se dirigió a los asistentes, micrófono en mano, para comunicarles lo siguiente: “Hoy, a las 8:30 a. m., el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones ha hecho públicos los resultados de su Encuesta Anual sobre la Economía Familiar y me gustaría compartirlos con todos ustedes. Por segundo año consecutivo, [Miyazaki] ocupa el primer puesto [de Japón] en lo que respecta a la frecuencia de adquisición [de empanadillas]. Además, aunque el año pasado tuvimos que conformarnos con el tercer puesto en lo relativo al gasto, por fin hemos logrado encabezar la lista. Considero que esta victoria es fruto del esfuerzo colectivo, de ahí que quiera aprovechar la ocasión para darles la enhorabuena”.
La audiencia prorrumpió en aplausos y el alcalde de la localidad le hizo entrega a Watanabe de un diploma de agradecimiento. Poco después, en el Aeropuerto de Miyazaki se procedió a colocar, para su exposición, un trofeo de acero inoxidable con forma de gyōza confeccionado por un grupo de estudiantes de bachillerato de la zona.
En Miyazaki esta noticia se vivía con emoción. Yo, sin embargo, no podía evitar preguntarme qué significado tenía ser el número uno de Japón en lo relativo a las empanadillas, un tema del que los medios de comunicación se hacen eco cada febrero.
La curiosidad me llevó a buscar información al respecto: descubrí que se trataba de una clasificación elaborada a partir de los resultados de la Encuesta Anual sobre la Economía Familiar, confeccionada por la Oficina de Estadísticas del Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones; esto es, el gasto en gyōza por hogar determina qué ciudad de Japón encabeza el listado.
Al parecer, esta iniciativa data de la década de 1990 y tiene su origen en Utsunomiya, donde se percataron de que había muchos restaurantes especializados en gyōza y lo vieron como una oportunidad de revitalizar la ciudad.
Colocaron un monumento de piedra de Ōya con forma de empanadilla enfrente de la estación de tren, organizaron un festival dedicado a esta especialidad culinaria y recurrieron a figuras famosas, todo ello con el objetivo de dar a conocer las gyōza de Utsunomiya. Además, cada febrero se anunciaba que la localidad volvía a ocupar el primer puesto de la clasificación un año más. En definitiva, hicieron uso de todos los recursos disponibles para que los japoneses acabáramos asociando inmediatamente las empanadillas con Utsunomiya.
Así, la ciudad encabezó el listado durante 15 años consecutivos. Sin embargo, la situación estaba a punto de cambiar con la aparición de Hamamatsu, que apuntaba maneras. La lucha por el primer puesto pasó a tener dos contendientes claros, pero, para sorpresa de todos, Miyazaki irrumpió de repente en el panorama y les arrebató el liderazgo.
Internet se llenó de artículos sobre las empanadillas de esta última ciudad y yo me puse a leer cuanto encontraba al respecto. Esto me sirvió para enterarme de la existencia de cierto personaje que había tenido que ver en todo este revuelo: el Príncipe de las Gyōza de Miyazaki. Recurrí a las redes sociales para contactar con él y pedirle una entrevista en línea, a la cual accedió. Cuando encendió la cámara, vi a un hombre que llevaba algo raro en la cabeza y estaba un poquito entrado en años como para que lo llamaran príncipe.
El desconocimiento en Miyazaki
El Príncipe de las Gyōza de Miyazaki, Tsuneyoshi Hiroyuki, compartió conmigo cómo había conocido las empanadillas de dicha localidad.
“Supe lo ricas que estaban las empanadillas de Miyazaki cuando estuve en un festival de degustación que se celebraba en Kanda (Tokio). Justo coincidió que en esa época me dedicaba a escribir a caballo entre Miyazaki y Tokio”, relata Tsuneyoshi.
Siempre que iba a Miyazaki, investigaba a conciencia: a cada persona que veía le preguntaba con qué frecuencia comía empanadillas. Muchas respondían, como apenadas, que solo alrededor de una vez a la semana. Tsuneyoshi se emocionaba muchísimo, puesto que le parecía una barbaridad y había descubierto que Miyazaki era un paraíso de las gyōza que era necesario dar a conocer.
A decir verdad, no es un plato que yo coma con tanta frecuencia, pero la reacción alborotada de mi interlocutor me resultó curiosa.
Inmediatamente se puso en contacto con Onodera Chikara, responsable de un festival especializado en gyōza y posterior fundador de la Asociación de las Empanadillas a la Plancha, para informarle de lo que ocurría en Miyazaki. Congeniaron desde el principio. De esa animada conversación surgió la idea de organizar actividades en Miyazaki con el objetivo de hacer que la población local cambiara de perspectiva sobre ese plato que tanto comían.
Aunque los habitantes de la ciudad eran felices comiendo empanadillas simplemente por placer, estos dos fanáticos no estaban dispuestos a permitir que un paraíso de esa especialidad culinaria quedara en el olvido.
Durante la entrevista también le pedí al Príncipe que se explayara sobre lo que él consideraba maravilloso de las empanadillas de Miyazaki.
“La cultura de Miyazaki en torno a las empanadillas es peculiar. Cuando la gente va a casa de algún familiar o amigo, lleva de regalo las gyōza que más le gustan. Además, en muchos hogares acostumbran a comprar una gran cantidad de empanadillas en su local favorito y siempre tienen reservas en la nevera. También hay quienes les regalan una parte a los vecinos”, explica Tsuneyoshi.
Esto me hizo pensar que las empanadillas estaban muy presentes en el día a día de los habitantes de Miyazaki.
“En ocasiones como esas resultan muy útiles los comercios especializados en empanadillas que son similares a las tiendas de comida preparada y que trabajan codo con codo con la comunidad. Todo el mundo elige un establecimiento de su zona en el que comprar con frecuencia, así que las cadenas comerciales no tienen cabida aquí. Por ejemplo, incluso Gyōza no Ōsho [un gigante del sector] solo aguantó unos seis años”, señala.
Esto último me pareció increíble y me recordó a lo que ocurre en Kagawa con los restaurantes de udon de la cadena Marugame Seimen, que lo tiene sumamente difícil en esta prefectura.
En el transcurso de la entrevista, me llevé otra sorpresa y aprendí algo nuevo.
“Por lo general, la gente moja las empanadillas en salsa de soja mezclada con vinagre y condimentada con aceite de sésamo picante. Sin embargo, en Miyazaki hay muchas más opciones disponibles. Por algo siempre se ha dicho que este es el paraíso de las salsas para mojar”, cuenta Tsuneyoshi.
“La verdura de cultivo local es sabrosa y se come cruda con frecuencia, de ahí que haya una amplia selección de aliños que también se utilizan para aderezar las empanadillas. Por ejemplo, el Hyūganatsu les va sumamente bien. Están de muerte con miso, con yuzukoshō, con ponzu… En definitiva, se pueden comer de muchas formas”, prosigue.
Quién lo diría.
Agotando las existencias prácticamente a diario
Y en este paraíso de las empanadillas Gyōza no Maruoka es el rey. El Príncipe se emocionó, más si cabe, al hablar de este establecimiento.
“Muchos de los comercios de Miyazaki que venden empanadillas tienen su origen en una carnicería, y Maruoka es uno de ellos. Sus gyōza presentan cierto toque dulce y son crujientes por fuera. Si te da por picar una, es imposible parar”, explica.
Maruoka también cuenta con locales, que gestiona directamente, en Kagoshima, Fukuoka y Osaka, por citar algunos lugares; y en todos ellos agota sus existencias prácticamente a diario. Al parecer, vende entre 260.000 y 280.000 unidades al día. Las empanadillas están a la venta únicamente para llevar, de modo que la clientela solo tiene que pagar el producto y marcharse; sin embargo, esto no impide que siempre haya cola a la puerta.
El Príncipe, impresionado por el sabor de las empanadillas de Maruoka, solicitó permiso para ir al propio local y hacer un reportaje del mismo; lamentablemente, no se lo concedieron. Con todo, cuando habla del tema en detalle, se atisba en él cierta alegría.
“Les encantaría que todo el mundo los conociera, pero lo cierto es que no pueden aumentar la producción de empanadillas. Las 260.000-280.000 unidades las hacen unas señoras mayores en una fábrica de Miyakonojō y les falta mano de obra”, relata.
A continuación, Onodera Chikara, con quien el Príncipe forma equipo, se unió a la conversación.
“Maruoka vende únicamente empanadillas frescas, que tienen cuatro días de caducidad. Desde el punto de vista empresarial, les convendría hacerlas congeladas, puesto que aguantan más tiempo y, consecuentemente, expandirían el negocio; sin embargo, prefieren seguir esmerándose en preparar el mismo producto de siempre, de modo que la clientela pueda degustar el sabor propio de la carne y las verduras frescas. Me parece fenomenal”, comenta Onodera.
Así pues, se le concede más importancia al sabor que a los beneficios. Eso explicaría por qué las empanadillas de Miyazaki son tan buenas.
Nada más mudarse a Miyazaki, el Príncipe se puso en contacto con las autoridades municipales y de la prefectura para pedirles que destinaran una partida de su presupuesto a la promoción de las empanadillas locales. Sin embargo, rechazaron la propuesta como si nada; adujeron que en Miyazaki había muchísimos productos que promocionar, como la carne de vacuno, el pollo y las verduras, y, por lo tanto, no tenían medios para publicitar las gyōza. Con todo, Tsuneyoshi insistió. Entonces le dijeron que lo estudiarían si Miyazaki conseguía situarse en el primer puesto de todo Japón. No pensaban que eso ocurriría.
No obstante, Tsuneyoshi y Onodera, conscientes del potencial de las empanadillas de Miyazaki, se propusieron emplear todos los medios posibles para cambiar la mentalidad que imperaba en la zona.
La promoción de dos “forasteros”
En primer lugar, en 2018 organizaron un festival callejero de empanadillas de Miyazaki. A continuación, Tsuneyoshi salió en un programa de la televisión local que tenía unos índices de audiencia muy buenos. Durante la emisión, le pidieron que se convirtiera en el Príncipe de las Gyōza y contribuyera a dar a conocer esta especialidad culinaria de la zona. Así fue como se lo empezó a conocer públicamente por este apodo.
El Príncipe comenzó a moverse también fuera de Miyazaki: recurrió a los medios de comunicación tokiotas para vender las empanadillas que le habían valido su apodo. Llegó incluso a conseguir que la prensa deportiva publicara un artículo sobre ellas aprovechando que Miyazaki acoge un campamento de béisbol profesional muy concurrido. Onodera, por su parte, utilizó su aparición en el famoso programa de televisión Matsuko no shiranai sekai del 30 de marzo de 2020, dedicado a las gyōza, para hablar maravillas de las de Miyazaki.
La perseverancia en ambos frentes, el local y el nacional, acabó dando sus frutos.
“Supongo que se debe al carácter de la gente de Miyazaki. Cuando se anima el ambiente, todo el mundo se reúne. Si alguien de fuera de la prefectura les hace un cumplido, se ponen contentísimos”, afirma el Príncipe.
Yo, que soy de un pueblo de Gifu, creo entender a lo que se refería: está feo hablar de las cosas buenas de uno mismo. Si alguien nos elogia, nos crecemos tímidamente. Coger fuerza requiere su tiempo.
Tuvieron que entrometerse dos fanáticos de Tokio y decirles constantemente lo estupendas que eran las empanadillas de Miyazaki para que tanto en la ciudad como en la prefectura homónimas se lo tomaran en serio. Por otro lado, la consecución del primer puesto llegó antes de lo que Tsuneyoshi y Onodera habían previsto.
En este contexto, no podemos obviar la repercusión de la pandemia. Como hemos dicho, la clasificación que se da a conocer cada febrero se basa en la Encuesta Anual sobre la Economía Familiar, confeccionada por el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones. En ella no se tienen en cuenta las empanadillas congeladas ni las que se sirven en los restaurantes, sino únicamente las refrigeradas de los supermercados y las tiendas especializadas que las venden para llevar. Y ya sabemos que las de Miyazaki siempre han triunfado justo en este apartado.
La gente empezaba a abstenerse de salir a la calle debido a la pandemia precisamente cuando las iniciativas de promoción de Tsuneyoshi y Onodera iban surtiendo efecto entre la población de Miyazaki. Consecuentemente, los habitantes de la ciudad comenzaron a consumir en casa más cantidad de empanadillas de la habitual.
El gasto en gyōza y la frecuencia de adquisición de las mismas, que ya habían empezado a aumentar antes de la pandemia, se incrementaron considerablemente y Miyazaki superó de golpe a Utsunomiya y Hamamatsu.
“Las gyōza son mi sustento”
Con su fanatismo, Tsuneyoshi y Onodera habían prendido la mecha que acabó traduciéndose en la consecución del primer puesto en la clasificación; sin embargo, no podemos olvidar a los productores locales, que llevaban años elaborando sus empanadillas con sumo cuidado.
Entre ellos se cuenta Watanabe Aika, presidenta de la Comisión de las Empanadillas de Miyazaki y a quien mencioné al comienzo de este artículo.
“La comisión se fundó en septiembre de 2019 y yo misma me postulé como candidata a la presidencia. Lo hice porque siempre he creído firmemente que las gyōza son mi sustento, puesto que mi familia las vende al por mayor”, confiesa Watanabe.
Watanabe, que quería devolverle el favor a este producto, se entregó en cuerpo y alma a su labor. Desde que las empanadillas de Miyazaki se hicieron con el primer puesto en la clasificación, lleva un ritmo de vida frenético que incluye atender a la prensa entre tres y cuatro veces al día.
Resulta un tanto enternecedor que la recompensa por la buena labor que siempre han desempeñado quienes trabajan in situ les haya llegado por la intromisión de dos fanáticos.
Aunque el Príncipe haya visto cumplido su deseo del primer puesto, parece que aún le queda mucho por decir.
“Esta vez el primer puesto se lo ha llevado la ciudad de Miyazaki, pero esta localidad no es la única digna de mención. Las empanadillas gustan en toda la prefectura. Por ejemplo, en Takanabe comen una cantidad ingente, es increíble”, afirma Tsuneyoshi.
No parece que la pasión del Príncipe por las gyōza vaya a enfriarse nunca.
Imagen del encabezado: Empanadillas de Gyōza no Maruoka. Solo se venden refrigeradas, a 1.300 yenes el paquete de 50 unidades, una excelente relación calidad-precio. El Príncipe de las Gyōza de Miyazaki se pirra por ellas (imagen cortesía de Príncipe de las Gyōza de Miyazaki).
(Traducción al español del original en japonés)