El manga y el anime japonés de ayer y de hoy
30 años de ‘Sailor Moon’: la Princesa de la Luna, amada en el mundo entero
Manga Anime Cultura- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Una obra magistral que rompe con su tiempo
2022 marca el 30 aniversario de la llamada “Leyenda de la princesa de la Luna”.
En efecto: la magistral obra de Takeuchi Naoko Bishōjo senshi sērā mūn (conocida como Sailor Moon y emitida también bajo el título Pretty Soldier Sailor Moon) comenzó a publicarse como manga a finales de diciembre de 1991 en la revista mensual de shōjo manga de la editorial Kōdansha Nakayoshi, y la productora audiovisual Tōei Dōga (en la actualidad Tōei Animation) comenzó a emitir la primera versión en formato anime, bajo el mismo título, en marzo de 1992.
El hecho de que ambas obras se presentaran al público de manera casi simultánea deja claro que Sailor Moon no siguió el modelo típico de los mangas de éxito que se adaptan a la televisión a posteriori, con la ampliación de su mercado. El proyecto del anime se comenzó con base en la obra anterior de Takeuchi, Kōdonēmu wa sērā V (Nombre en clave Sailor V), que se produjo en paralelo y con la que compartía organizaciones y varios miembros del equipo. A tal fin Takeuchi iba escribiendo, según dicen, material para el anime que iba muy por delante de la historia del manga.
1991, el año en que comenzó la serialización, fue también el año en que cayó la Unión Soviética, y el año de la Guerra del Golfo Pérsico. En ese momento empezaba en Japón el estallido de la burbuja económica, que condujo a los llamados “treinta años perdidos”, periodo que aún afecta al Japón actual. Como dijo Robert Reich, economista y secretario de trabajo del gabinete Clinton desde 1992, la “época no tan dorada del siglo XX” llegaba a su fin. Sailor Moon nacía pues a las puertas de una nueva era, y los aficionados le han mostrado un gran cariño a través de la turbulenta historia que siguió a su nacimiento.
La protagonista es Tsukino Usagi, de catorce años. Su padre es oficinista y su madre ama de casa. Usagi nació en una familia totalmente normal, para la época. No saca las mejores notas en la escuela ni tampoco se le dan muy bien los deportes; es algo torpe y llorona. Tiene una personalidad despreocupada, como muchas estudiantes de secundaria.
Un buen día Usagi se encuentra con un gato negro que habla, llamado Luna; el gato le dice que ella es la guerrera elegida para luchar por el amor y la justicia, la llamada Sailor senshi (conocida también en países de habla hispana como “guerrera de la justicia” o “guardián”). Su destino va unido al del antiguo Reino de la Luna, y su historia se va convirtiendo en una hermosa saga de amor imperecedero entre Usagi y Chiba Mamoru, llamado también Tuxedo Mask. La lucha de la guerrera y sus aliados llega, en última instancia, a niveles cósmicos.
Hasta entonces los mangas “orientados a chicas” tendían a centrarse en la comedia romántica ambientada en la escuela. La acción estaba reservada para los cómics para chicos.
El fabricante de juguetes Bandai (actualmente Bandai Namco Holdings) fue el patrocinador principal de la serie de animación. Pese a que la obra anterior de Takeuchi, Kōdonēmu wa sērā V, había logrado buenos puestos en las encuestas de popularidad de las revistas, la empresa no parecía muy convencida de que la nueva serie fuera a convertirse en un éxito seguro.
Y lo cierto es que el anime, producido por un equipo en su mayor parte muy joven, no logró en un principio una buena posición en las listas de audiencia. Los juguetes basados en sus personajes también tuvieron un comienzo muy lento. Sin embargo, desde el momento en que la historia del anime llegó al punto en el que Tsukino Usagi se iba revelando como la princesa de la Luna, la popularidad de la serie comenzó a crecer. A medida que la trama avanzaba y se expandía en su alcance esa popularidad iba explotando aún más.
Los personajes de Sailor Moon alcanzaron tal popularidad que la serie se convirtió en una de las más populares del mundo; batió el récord de ventas del momento (un millón de unidades) para un volumen tankōbon de shōjo manga, llegando a los 1.300.000 ejemplares. Cuando Sailor Moon se comenzó a publicar, Nakayoshi tenía una tirada de 800.000 copias, pero para 1993 había pasado el doble de esa cantidad, llegando a los dos millones de ejemplares.
Por supuesto no solo el manga era popular; se vendían como rosquillas los artículos de los personajes: juguetes con la forma del bastón lunar, chucherías, ropa... El mercado de estos productos alcanzó los 20.000 millones de yenes anuales. A finales de marzo de 1995 Bandai, el patrocinador, había vendido tantos productos en esta línea que apenas podía seguirle la pista a todo; en las revistas de economía del momento se informaba de que el grupo había logrado unas ventas totales de 26.000 millones de yenes en el ejercicio finalizado en dicha fecha.
Una obra que trasciende las fronteras de género, de nación y de generación
El shōjo manga de Japón alcanzó un nivel de inusitada expresión en la década de 1970, y muchas de sus obras más populares incluían elementos tan variopintos como la ciencia-ficción o lo oculto. Takeuchi asegura haber leído con gran cariño obras del movimiento llamado shinkankakuha (nuevas sensaciones) de la época, como los mangas de Hagio Moto, Takemiya Keiko y Ōshima Yumiko. Leía también mangas para chicos. Era aficionada a la obra de Matsumoto Reiji, y Sailor Moon muestra ciertas influencias de Uchū senkan Yamato (Space Battleship Yamato). Takeuchi es, al parecer, una lectora sin un género preferido.
Este trasfondo permitió que la obra de la autora se ganara los corazones de muchos aficionados, sin importar su género. La dibujante Satonaka Machiko describió a Takeuchi como “la abanderada de las sensibilidades unisex”, y en las convenciones y eventos sobre Sailor Moon se veían a menudo no solo niños, sino también hombres entrados en años.
El estrato social que hoy día se conoce como otakus no alcanzó el ojo público hasta el tremendo éxito de Shinseiki Evangelion (Neon Genesis Evangelion, obra en la que casualmente también trabaja la actriz de voz que da vida a Tsukino Usagi, Mitsuishi Kotono). Los hombres aficionados a la obra, antes de ese momento, se sentirían indudablemente algo incómodos en público, pero lejos de sufrir el “castigo de la Luna” en las convenciones se vieron aceptados, y comenzaron a recibir el apodo de “amigos grandes”.
El éxito de Sailor Moon no solo rompió barreras de género, sino también fronteras internacionales. En la actualidad sigue siendo popular en todo el mundo, y grandes figuras públicas, como Billie Eilish, Ariana Grande o la patinadora Evgenia Medvedeva se declaran apasionadas de la serie.
En Italia, en especial, Sailor Moon llegó a ser tan popular que en verano de 1995 la red de ferrocarriles nacionales usó sus personajes para una campaña; como consecuencia algunos psicólogos aseguraron que ver ese anime podría hacer que las chicas terminaran siendo lesbianas y que los chicos se afeminaran. Incluso en esa época, no obstante, esos prejuicios se vieron ampliamente ridiculizados.
Cuando comenzó a emitirse en Norteamérica Sailor Moon se hizo tan famosa como para rivalizar con una serie que ya gozaba de gran popularidad: Power Rangers. En Asia, por supuesto, la fama de Sailor Moon continuaba creciendo, y en Hong Kong, donde ya existían tiendas de anime japonés, la serie se expandía como la pólvora entre los estudiantes de instituto.
Sailor Moon, como obra en la que la heroína es una chica, captó la atención también de ciertos círculos feministas. Cuando comenzó a emitirse, no obstante, se criticó la figura de Tuxedo Mask, asegurando que servía para transmitir el mensaje de que las mujeres no pueden lograr nada sin la ayuda de un hombre; pero para cuando la serie terminó de emitirse, en 1997, muchos académicos, especialmente de la “generación del anime”, se planteaban si Sailor Moon no habría en realidad creado una imagen contraria a la posición tradicional de los aficionados que habían crecido con historias en las que quienes luchan para salvar el mundo son los hombres.
Diversas visiones del mundo
¿Cómo se ha convertido Sailor Moon en un fenómeno de tal calibre? Se suele considerar que posee todos los elementos que dan una obra de éxito: Sailor Moon cuenta con batallas sentai (lucha en equipo), fantasías sobre antiguos reinos y reencarnación, ciencia-ficción, tramas de colegio, y también romance y amor prohibido al estilo clásico de Romeo y Julieta. El anime cuenta incluso con elementos de BL (amor homosexual entre chicos).
Sailor Moon es una obra ideal basada en la orientación mercadotécnica, pero eso no es lo único que motivó su creación. En su núcleo existe una fuerte sensación de autoría. El hermoso mundo emocional creado por Takeuchi va más allá de cualquier análisis de mercado.
En el libro del folclorista Yanagita Kunio Imo no chikara (El poder de las hermanas) se habla de una antigua tradición japonesa que valoraba a las mujeres como poseedoras de poderes espirituales. Esta no es una visión exclusiva de Japón, por supuesto; podemos encontrar paralelismos en arquetipos como Juana de Arco, en Francia, o Santa Catalina, en Italia.
El mundo de Sailor Moon posee profundas conexiones con estos arquetipos, así como los elementos perfectos para crear un colorido merchandising pop. Es por eso que ha logrado mantenerse tanto en su calidad de obra de autora como en la de producto de una industria. Podría considerarse el feliz resultado de un milagroso romance que parte de la máxima expresividad de los personajes japoneses.
En el mundo del entretenimiento japonés se suele decir que en tiempos de recesión las mujeres luchadoras se hacen populares. Quizá esto se deba a que un sistema que se estanca representa la oportunidad perfecta para que ese arquetipo de la “fuerza de las hermanas” destruya la situación actual.
Sailor Moon surgió con el comienzo de la recesión de Japón. Aquel no fue un fenómeno puntual, sino el momento en el que el mundo entero comenzó a notar los límites de los sistemas del siglo XX, y a buscar un nuevo orden con el que reemplazarlos. La razón por la que la guerrera de la Luna ha recibido tanto amor en estos treinta años proviene, sin duda, de que el público es capaz de sentir su fuerza para crear un mundo nuevo.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: logo principal del 30 aniversario de la publicación de Bishōjo senshi sērā mūn, proyecto que comenzó el 19 de enero de 2022 @Naoko Takeuchi)