Las técnicas ganadoras del sumo
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Hay muchas formas de ganar
Las técnicas ganadoras (kimarite) del sumo son movimientos que determinan cuál de los rikishi gana o pierde un combate. Aunque existen circunstancias descalificadoras que se dan raramente —como el isamiashi, salirse del ring en un ataque, tirar del moño (mage) del oponente o el fujōmake, cuando el taparrabos (mawashi) de un luchador se desata y lo deja al descubierto—, por lo general, el rikishi que adopta la ofensiva se lleva la victoria.
El gyōji (el árbitro presentador), sentado cerca del ring, determina visualmente el kimarite. Si le cuesta tomar una decisión en el momento, contacta con un oyakata (veterano del sumo) que esté observando el combate desde otro punto para preguntarle su parecer.
A menudo se habla de “las 48 técnicas ganadoras del sumo” y muchos creen que solo existen esos 48 movimientos; en realidad, la Asociación Japonesa de Sumo admite 82. Entonces, ¿de dónde sale ese 48? Se trata de un número que se ha usado durante siglos para indicar una cantidad elevada, y también se considera un número afortunado. Parece que su vínculo con el sumo se forjó a partir de ahí, por lo que asociarlo con dicha cifra no es ningún disparate. Asimismo, existen muchos documentos del periodo Edo (1603-1868) que asignan 12 técnicas a cada tipo de movimiento, que son cuatro — sori (flexión hacia atrás), hineri (giro), nage (lanzamiento) y kake (zancadilla)—, lo que da un total de 48. Sin embargo, en realidad hay muchos más. Un tomo de la década de 1670 describía 120 movimientos ganadores que, sumados a aquellos transmitidos oralmente por los gyōji, dan un total de hasta 300.
El veterano Hidenoyama entra en escena
En el sumo rige la tradición, por lo que la Asociación Japonesa de Sumo mantuvo oficialmente la cifra de 48 kimarite hasta los años cincuenta. Era un criterio, eso sí, de cara a la galería, ya que los presentadores del ring anunciaban kimarite que no figuraban en la lista autorizada, cuyos nombres ni siquiera aparecían en las hojas de registro de combates de los luchadores. Dadas las circunstancias, cuando a los árbitros les costaba determinar qué técnica se había empleado para ganar un combate, los periódicos terminaban publicando datos contradictorios.
Ciertas personas del mundo del sumo consideraban esto problemático, y la Asociación Japonesa de Sumo terminó por tomar partido en mayo de 1955. Un grupo liderado por el oyakata Hidenoyama (1911-1971) —Kasagiyama cuando fue luchador y llegó al rango de sekiwake— reorganizó los cientos de kimarite en 68 movimientos autorizados.
Muchos kimarite cuentan con nombres evocativos como los que describimos a continuación.
En enero de 1960 se añadió un par de kimarite a la lista, que pasó a incluir 70 movimientos. El dashinage, un lanzamiento en que se agarra el mawashi del contrincante, se dividió en dos movimientos en función de si el agarre se ejecutaba por encima o por debajo del brazo del contrincante para tirar de él hacia delante y abajo: el uwate-dashinage (lanzamiento tirando por encima del brazo) y el shitate-dashinage (lanzamiento tirando por debajo del brazo). A la lista oficial de la asociación se añadieron también dos formas más de perder un combate: el isamiashi (salida del ring hacia adelante) y koshi-kudake (desplome involuntario).
Los bordes del ring son clave
Hoy en día, dadas la creciente envergadura de los rikishi —cada vez hay más de origen extranjero— y la velocidad de los combates, resulta más difícil aplicar muchos de los kimarite existentes. Ante esta realidad, a partir del gran torneo (basho) de enero de 2001, la Asociación Japonesa de Sumo adoptó 12 técnicas nuevas con las que la lista oficial pasaba a incluir 82. También se añadieron tres nuevas maneras de perder: tsukite (mano en el suelo), tsukihiza (rodilla en el suelo) y fumidashi (salida del ring hacia atrás).
Las reglas del sumo establecen que un luchador pierde cuando cualquier parte del cuerpo por encima de los pies toca el suelo del ring o bien cuando toca con cualquier parte el suelo del exterior del ring. Cabe apuntar que el ring es un círculo relativamente pequeño de solo 455 centímetros de diámetro. Aunque ahora existen 82 kimarite, el 60 % de las veces la victoria se logra empujando al contrario para sacarlo del ring mediante el yorikiri (expulsión con forcejeo frontal), el oshidashi (expulsión con empuje frontal), el yoritaoshi (expulsión por aplastamiento frontal) o el oshitaoshi (derribo frontal). El 15 % de las veces se hace caer al oponente con movimientos como el hatakikomi (hundimiento con golpe de manos) o el tsukiotoshi (empuje por los hombros).
El resultado es que hay muchos kimarite que solo se observan en raras ocasiones. Por ejemplo, técnicas que emplean un derribo hacia atrás como el kakezori (derribo con agarre trasero), el shumokuzori (derribo posterior de martillo de campana), tasukizori (derribo posterior reverso) o el soto-tasukizori (derribo posterior reverso exterior), nunca se han empleado en un torneo a pesar de que figuran en la lista oficial de la Asociación Japonesa de Sumo desde hace casi setenta años.
Los favoritos del público
Los movimientos inusuales o sorprendentes que el público del sumo puede presenciar una vez en la vida, como mucho, provocan una alegría inesperada. Aunque no se utilicen en combates entre luchadores de los rangos superiores, son kimarite que emocionan a los aficionados más devotos. Les presentamos algunos ejemplos.
Mitokoro-zeme (expulsión con forcejeo de triple ataque)
Este ataque de tres puntos consiste en envolver con una pierna la parte trasera de la pierna del contrincante desde dentro o desde fuera, mientras se le agarra el muslo contrario y se empuja contra el pecho con la cabeza para hacerlo caer de espaldas. Nachinoyama, un luchador de la división jūryō, ganó cuatro combates con este movimiento en los años cincuenta. Nadie lo había intentado desde entonces hasta que Mainoumi (que ascendió al rango de komusubi), un luchador diminuto famoso por su amplio repertorio de movimientos sorpresa, le dio protagonismo de nuevo.
En la undécima jornada del basho de noviembre de 1991, Mainoumi se batió por primera vez contra el yokozuna (rango más alto del sumo) Akebono, que medía 33 centímetros más que él y pesaba 100 kilos más. La emoción se palpaba en el ambiente desde antes del enfrentamiento y Mainoumi no decepcionó. Ganó ventaja con una finta antes de lanzarse contra el pecho de Akebono, y lo derribó rápidamente.
La escena recordaba a David y Goliath, pero la Asociación Japonesa de Sumo emitió el decepcionante veredicto de que el combate se había ganado por uchigake (zancadilla interior) y declaró que Mainoumi había soltado el agarre que hubiera indicado el ataque de tres puntos. Impasible, el luchador posteriormente ganó con un mitokoro-zeme contra Kotofuji en la decimotercera jornada del basho de septiembre de 1992 y luego en septiembre de 1993 contra Tomoefuji.
Después de Mainoumi, pocos rikishi han intentado reproducir sus movimientos totalmente inesperados. Sin embargo, 26 años después de su hazaña, Ishiura (172 cm, 118 kg) ejecutó un mitokoro-zeme contra Nishikigi (185 cm, 166 kg) en la octava jornada del basho de noviembre de 2019.
Sotomusō (giro con zancadilla por el exterior del muslo)
El uchimusō (giro con zancadilla por el interior del muslo), un lanzamiento con giro en que se coloca la mano en el interior del muslo del rival, es un kimarite que se da en casi cada torneo, pero el sotomusō (giro con zancadilla por el exterior del muslo), en cambio, es un movimiento bastante infrecuente. En él, el rikishi que ataca coloca la mano en el exterior del muslo del oponente y lo lanza haciéndolo girar a la vez que le agarra el brazo. El rival puede desplomarse sobre el atacante, pero si el kimarite se ejecuta correctamente, cae sobre su espalda en un movimiento curvado.
Desde la creación de la lista oficial de kimarite solo se han ganado 12 combates de la división makuuchi con un sotomusō. Futagodake (que llegó al rango de komusubi) ganó cinco enfrentamientos con él en torno a 1970, y Kyokushūzan (que también llegó a komusubi) lo logró tres veces a finales de los 90. Ambos rikishi tenían prácticamente el monopolio de este movimiento vencedor.
Yaguranage (lanzamiento por el interior del muslo)
El yaguranage es un movimiento espectacular en que el rikishi agarra el mawashi del oponente, lo levanta colocando una pierna en el interior de su muslo y lo lanza al suelo de costado.
Hajimayama (que llegó a sekiwake) y Tsunenishiki (maegashira) estaban especialmente versados en este movimiento. En los años 50 y 60, fue el kimarite en 19 combates de la división makuuchi, por lo que en aquellos tiempos se usaba con cierta frecuencia.
En décadas posteriores el yaguranage se fue abandonando, pero probablemente el ejemplo más espectacular de este kimarite se ejecutó en la undécima jornada del basho de marzo de 1972, en el combate entre el ōzeki Kotozakura (que más tarde ascendería a yokozuna) y el maegashira Takanohana (posteriormente, ōzeki).
Takanohana tenía ambas manos en el mawashi de Kotozakura y lo había llevado hasta el borde del ring cuando este giró a la izquierda. Aunque Takanohana tenía la pierna en el lado exterior de la pierna de Kotozakura, este colocó su pierna izquierda en el interior del muslo del relativamente ligero rikishi y lo elevó, haciéndolo volar por los aires.
El yaguranage requiere una fuerza increíble en el tren inferior. No se había visto en un torneo en décadas después de que Aobayama lo usara en la novena jornada del basho de noviembre de 1975, en parte por la falta de entrenamiento del tren inferior de los luchadores y en parte porque ahora estos pesan mucho más. En tiempos más recientes, el yokozuna Asashōryū resucitó tras 34 años el movimiento en su victoria contra el ōzeki Harumafuji, en la decimotercera jornada del basho de julio de 2009.
Este kimarite solo se ha visto una vez desde entonces, cuando el yokozuna Hakuhō, también de origen mongol, ganó contra Okinoumi en la séptima jornada del basho de noviembre de 2015. Okinoumi intentaba sacar a Hakuhō del ring empujándolo, pero cuando este estaba en el borde giró hacia atrás, se apoyó en la pierna izquierda, levantó a Okinoumi con la rodilla derecha y lo lanzó al suelo.
Esos combates pusieron de manifiesto las espléndidas capacidades físicas de los dos yokozuna nacidos en Mongolia, pero quizás llegue el día en que luchadores nativos de Japón logren ejecutarlo.
En la siguiente parte del reportaje, me centraré en kimarite extremadamente inusuales que no se han usado jamás en torneos a pesar de figurar en la lista oficial.
(Artículo publicado originalmente en japonés y traducido al español de la versión en inglés. Imagen del encabezado: el variopinto abanico de movimientos de Mainoumi entusiasmaba a la afición. Su combate contra Akebono en la undécima jornada del basho de noviembre de 1991 pasó a los anales de la historia del sumo; los espectadores de la gradería lo contemplaron absolutamente embelesados - © Jiji Press.)