El Ekiden de Hakone: la belleza del esfuerzo colectivo en el Año Nuevo japonés
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30 % de la preciada audiencia de Año Nuevo
Una larga carrera protagonizada por universitarios (21 equipos en su próxima edición) que se pasan la banda que llevan al pecho es la prueba atlética que más expectación crea en Japón. Es el Ekiden de Hakone, que se celebra los días 2 (Tokio-Hakone) y 3 (Hakone-Tokio) de enero. Retransmitida en directo por la cadena NipponTV en un sobrio programa sin famosos, que solo ofrece los comedidos comentarios de participantes en pasadas ediciones, arranca todos los años de estas competidas fechas un índice de audiencia próximo al 30 %.
Una persona que se mueve en círculos televisivos comenta: “En los años de Shōwa (1926-1989), el evento deportivo universitario de mayor resonancia era la Liga de Béisbol de las Seis Grandes Universidades de Tokio. En los primeros años de la era Heisei (1989-2019) irrumpió el rubgy, con el clásico entre las universidades de Waseda y Meiji, que obtenía ratings de dos dígitos. El Ekiden de Hakone comenzó a retransmitirse en directo en la década de los 80 y comenzó a ganar presencia rápidamente a partid de mediados de los 90”.
Hara Susumu, director del equipo de atletismo de la Universidad Aoyama Gakuin, al que ha llevo a lo más alto del podio de este ekiden en cinco ocasiones, tiene la sensación de que ahora entre los jóvenes con buenas condiciones físicas hay más que eligen el atletismo y que esto podría ser, en parte, gracias a la popularidad que ha conseguido la prueba.
“Creo que muchos jóvenes con madera, que hasta hace poco se decidían por los deportes con ligas profesionales, como el béisbol o el fútbol, están decidiéndose ahora por el atletismo de fondo. A nuestra universidad están entrando, en los últimos años, jóvenes que además de correr tienen muy buenas aptitudes para el deporte en general, y en esto creo que ha influido el Ekiden de Hakone”.
Más de un siglo de relevos
El origen de los ekiden se remonta a 1917.
En el puente de Sanjō, en Kioto, hay una placa que reclama para este lugar el honor de ser la cuna de las pruebas de fondo por relevos en Japón. Fue de aquí de donde partió, el 27 de abril de 1917, el primer ekiden que se recuerda. La meta se situaba a 508 kilómetros, en el famoso estanque de Shinobazu de Ueno (Tokio). Se establecieron 23 relevos que debían completarse sin descanso intermedio, es decir, que se corría ininterrumpidamente día y noche. Compitieron aquel año el equipo de Kantō (región de Tokio y cercanías) y el de Kansai (Kioto, Osaka, etc). Resultó vencedor el primero, cuyo último relevista, Kanakuri Shisō, cruzó la meta dos días después de haberse dado la salida. Kanakuri había sido ya representante de Japón en el maratón de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912.
En 1920 se celebró el primer Ekiden de Hakone, con la participación de cuatro universidades: Tōkyō Kōtō Shihan Gakkō (Escuela Superior Normal de Tokio, a partir de la cual se formó la actual Universidad de Tsukuba), Waseda, Keiō y Meiji. Son ya, pues, más de 100 años de incansables relevos por esa misma ruta.
De esta prueba han salido muchos corredores de renombre: Seko Toshihiko, de la Universidad de Waseda, que representó a Japón en los maratones olímpicos de Los Ángeles y Seúl; Kashiwabara Ryūji, de la Universidad de Tōyō, al que le pusieron el apodo de Yama-no-Kami (“Dios de la Montaña”) por la facilidad con que subía las rampas, u Ōsako Suguru, de la Universidad Waseda. Pero no son solo los grandes nombres individuales los que han dado color a la prueba: grabadas en la memoria de muchos telespectadores estarán las imágenes llenas de dramatismo de los reñidos duelos y las grandes remontadas finales entre universidades tan potentes como Aoyama Gakuin o Komazawa. Probablemente no haya otra prueba atlética que obtenga una cobertura tan completa por parte de la prensa deportiva, que todos los años suele dedicarle especiales.
El Ekiden de Izumo y el Nacional de Universitarios se cuentan, junto al de Hakone, entre los tres grandes ekiden estudiantiles. Pero la diferencia de popularidad con este último es patente. ¿Por qué una carrera que, al fin y al cabo, no deja de ser regional, ha conseguido tener en vilo a todo el país?
Una de las razones es que, desde 1987, cuando estaba en su septuagésima edición, el Ekiden de Hakone comenzó a televisarse en directo. Esto impulsó su popularidad en todo el país. Serán seguramente muchos los hogares japoneses para los que pasar unas horas ante la pantalla esos dos días de enero para acompañar en su esfuerzo a los corredores se ha convertido ya en un elemento imprescindible del Año Nuevo familiar.
El Ekiden de Hakone se disputa durante más de 11 horas, así que no es un acontecimiento que se preste a ser visto “intensivamente”, como un partido de fútbol o de rugby. Su desarrollo puede disfrutarse de forma más difusa, adaptándose muy bien al ambiente relajado de esos días de celebración y convivencia familiar. Es un refrescante placer contemplar las atléticas figuras que van y vuelven de Ōtemachi a Hakone, e igual de placentero es ver desde el caldeado cuarto de estar las bellas estampas del monte Fuji y de la costa del Pacífico. Nada mejor que estas imágenes para sentir el Año Nuevo.
Otro importante punto es que los participantes sean todos universitarios. Para el espectador, es más fácil identificarse y apoyar a universitarios que a atletas mayores que ya están integrados en equipos empresariales y defienden sus colores. Aunque no se tenga ningún vínculo especial, mucha gente siente preferencia por una determinada universidad o por alguno de los muchachos.
Últimamente el Ekiden de Hakone está ganando muchos adeptos en Taiwán. Y la universidad más popular es, con gran diferencia, la Aoyama Gakuin. En 2017, año en que se impuso en la prueba, el equipo participó en un programa de variedades de una cadena de televisión taiwanesa y así comenzó todo. A los jóvenes taiwaneses debió de resultarles muy atractiva la atmósfera de libertad que se sentía en las declaraciones de sus miembros. He cubierto durante mucho tiempo la actualidad deportiva de este equipo y puedo decir que prácticamente todos sus miembros son muy desenvueltos en la charla y en esto se ve también la mano de su director, Hara, para quien las dotes comunicativas están siempre entre los criterios de selección de sus pupilos. Al parecer, el equipo japonés gustó tanto en Taiwán que algunas estudiantes de bachillerato dijeron que les gustaría seguir sus estudios en la Aoyama Gakuin.
Muchos de los atletas que destacan en el Ekiden de Hakone se las arreglan para continuar su vida competitiva ingresando en alguna empresa que los contrata como trabajadores y les permite dar prioridad a su actividad deportiva. He entrevistado a muchos de ellos y no son pocos los que dicen, con resignación, que la atención mediática que reciben es mucho menor que cuando compitieron en el Ekiden de Hakone, otra prueba más de la popularidad que obtiene en Japón el deporte estudiantil.
Un atletismo de equipo
No estará de más decir que el ekiden es una prueba atlética netamente japonesa. Personalmente, creo que es un buen exponente de la preferencia que tenemos los japoneses por las competiciones deportivas colectivas sobre las individuales.
Por mi experiencia como reportero en campeonatos mundiales y juegos olímpicos, puedo decir que el atletismo no es visto como un deporte colectivo ni en las grandes potencias del deporte, como Estados Unidos o Reino Unido, ni en otros países donde tiene gran popularidad. Se entiende que lo bonito del atletismo es que en él compiten individuos teniendo su físico y su talento como únicas armas.
Por eso, los atletas más aclamados son los que, como el campeón de los 100 metros, se proclaman los más rápidos del mundo en su prueba, o, como el del salto de altura, demuestran ser los que más alto saltan.
Sin embargo, en Japón, desde que el equipo nacional consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, la prueba atlética que más seguidores tiene es, aplastantemente, la de 4x100 metros relevos. Ciertamente, en los últimos años, debido a que son ya cuatro los japoneses que corren los 100 metros por debajo de los 10 segundos y en cualquier momento pueden acceder a una final de la categoría, esta prueba individual se sigue también con especial atención. Pero, aun así, como se vio en estos últimos Juegos de Tokio, la de 4x100 metros despertó una enorme expectación. Desgraciadamente, un error al pasar el relevo dio al traste con todas las ilusiones, pero una vez más se vio, a mi entender, que los japoneses tenemos una tendencia innata a disfrutar el atletismo como un deporte ante todo colectivo.
Si contemplamos lo que ha sido el deporte japonés desde la era Meiji (1868-1912), veremos que las competiciones colectivas han sido las que se han llevado la palma en cuanto a popularidad: el béisbol, que ha mantenido durante mucho tiempo una posición dominante en el mundo deportivo japonés; el voleibol femenino, que consiguió ser el deporte con mayor índice de audiencia en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964; el fútbol, en el que Japón ha figurado entre los 16 mejores ininterrumpidamente durante los últimos campeonatos mundiales, o el rugby, en el que logró la memorable victoria frente a Sudáfrica en el campeonato del mundo de 2015, tras lo cual organizó en 2019 otro campeonato mundial en el que llegó a los cuartos de final.
Por supuesto, han nacido también muchas estrellas individuales en deportes como el boxeo, el judo, el maratón... En los últimos años tenemos, por ejemplo, a dos grandes tenistas: Nishikori Kei y Ōsaka Naomi, cuyo reconocimiento y popularidad superan las fronteras nacionales y culturales. Que Japón sea capaz de seguir produciendo deportistas de esa altura es otro asunto.
En todo caso, está claro que los ekiden reúnen en sí mismos dos rasgos –estar protagonizado por estudiantes y tener carácter colectivo– que gustan a los japoneses.
El espíritu de ayuda mutua, la clave
El Ekiden de Hakone es, pues, la más insigne de estas carreras de fondo por relevos que tanto gustan en este país, una prueba en la que finalmente se impone la fuerza colectiva de un equipo que enlaza los esfuerzos individuales de sus 10 miembros. Esta próxima edición de 2022 contará con la presencia de Miura Ryūji (Universidad Juntendō), de quien se espera mucho pues fue séptimo en los 3.000 metros obstáculos de los últimos Juegos Olímpicos de Tokio. Pero incluso una figura como él no pasará de ser un miembro más de uno de los equipos que compiten en Hakone.
Para una gran estrella, todas sus fuerzas no son suficientes para llevar su equipo a la victoria si no obtiene la colaboración del resto de sus compañeros; los “gregarios” de ese mismo equipo, por su parte, no podrán disfrutar de las mieles del triunfo sin la presencia de la gran figura en sus filas. Buscar la lógica de la ayuda mutua incluso en un deporte básicamente individual como el atletismo es una tendencia muy japonesa.
Quienes se afanan por alcanzar la gloria deportiva son universitarios que, como personas, todavía no han alcanzado la plena madurez, y esto es el otro punto que “cosquillea” el corazón de los japoneses. En esto, el Ekiden de Hakone se parece mucho al Kōshien de Verano (Campeonato Nacional de Béisbol por Institutos de Bachillerato), en el que no pueden faltar, como ingredientes, la frustración del derrotado, las lágrimas y el compañerismo. Contemplar esta importante etapa de formación y crecimiento de los jóvenes es emocionante y despierta muchos sentimientos en los fans.
Yo, como otros muchos, llevo ya más de 40 años viendo el Ekiden de Hakone y sigo disfrutando mucho con él.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Apretado pelotón de corredores en el primer tramo de la 97 edición del Ekiden de Hakone, a su paso por Ōta-ku, Tokio, el 3 de enero de 2021. Jiji Press)