Las novelas ligeras ‘isekai’: explorando mundos paralelos
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Los protagonistas desfavorecidos se reencarnan en “Naropa”
Las novelas ligeras, o “ranobe” (abreviatura japonesa de light novel) son novelas de entretenimiento ligeras escritas para los jóvenes. Muchas de ellas se han convertido en cómics y series de anime, y entre todas ellas existe un género llamado “isekai” o “historias de reencarnación en otros mundos”. Desde la década de 2010, en el sitio web Shōsetsuka ni narō (Conviértete en novelista) han ido apareciendo obras de este género cuyo contenido es generado por los propios usuarios, de ahí que a veces se las llame “Narō-kei” (Novelas tipo Narō).
Una descripción bastante aproximada y algo forzada de este género sería la siguiente: el protagonista, que lleva una vida “desfavorecida” en el mundo real (trabaja en una empresa ilegal, está desempleado, se siente “solo” (es decir, no tiene amigos, etc.), sufre algún tipo de accidente y es convocado por un dios (a menudo una diosa) que lo reencarna en otro mundo (¡a veces por error!). Muchas de las reencarnaciones se sitúan en el típico mundo fantástico del subgénero de Espada y Brujería (un mundo ficticio de estilo europeo medieval). A menudo a este mundo se lo llama “Naropa”, un juego de palabras entre “Narō-kei” y “Europa”.
Se puede pensar que la estructura de esos mundos sigue los pasos de los juegos de rol como Dragon Quest y Final Fantasy, o los videojuegos sociales online. Hay magia, monstruos, diferentes razas, elfos y enanos que hablan el mismo idioma y que se convierten en los amigos del protagonista. Cuando se mata a un monstruo, se gana un nivel. Los amigos se pueden reunir en gremios o unirse a grupos de otros aventureros. A medida que se sube de nivel, la fuerza, la inteligencia, la suerte y otros parámetros aumentan, y se aprenden nuevas habilidades.
Muchas historias de reencarnación en otros mundos se fundamentan el conocimiento previo del lector del argumento y planteamiento inicial de varios videojuegos.
La “trampa” de la invencibilidad
En las historias de otros mundos paralelos, aparece a menudo la configuración de la habilidad llamada “trampa”. El protagonista reencarnado es bendecido por una divinidad y se le otorga la capacidad de “invencibilidad” que los habitantes del otro mundo (humanos, elfos, enanos, hombre bestia) no tienen. Un ejemplo típico es la “trampa del crecimiento”. Incluso si derrota al mismo monstruo, el héroe que tiene la “trampa de crecimiento” puede obtener 10 o 100 veces más experiencia que la gente común, y se vuelve invencible en poco tiempo. Puede derrotar a la mayoría de los enemigos sin dificultad y se cura rápidamente de las heridas, además de ser populares entre el sexo opuesto de todas las razas.
También hay otro patrón típico en el que el protagonista, que es un “adicto a los juegos online” (es decir, alguien que es tan devoto a los juegos de Internet que interfiere con su vida), se reencarna en el mismo mundo del juego al que solía jugar y se convierte en un “guerrero invencible”. Cuanto más conozca las mazmorras secretas, los puntos débiles de los monstruos y cómo subir de nivel eficazmente, más fácil le resultará triunfar.
Disfrutar de las aventuras en formato novela resulta mucho más fácil que tener que jugar un RPG real, lo cual me parece un tanto injusto. El lector, al identificarse con el protagonista, no tiene que entrenar ni someterse a una dura disciplina para fortalecerse. Dicho esto, su lectura es ágil y cómoda, y estas novelas suelen resultar muy divertidas. En un programa de radio, la popular personalidad de YouTube “Seyarogai Oji-san” dijo que lo mejor de las historias de reencarnación en mundos paralelos es que ofrecen una “catarsis instantánea”. Una apreciación muy buena.
El éxito en los “gacha”
Si se profundiza un poco más en el trasfondo del deseo de hacer trampas, se encontrará que existe una sensación de desigualdad en el mundo contemporáneo que no se puede evitar. Hay personas en esta sociedad que han recibido una educación de superdotados desde la más tierna infancia, y que se han dedicado al estudio, al deporte y a las artes desde muy jóvenes. Entre la gente normal hay una sensación de resignación de que, por mucho que se esfuerce uno, no será rival para este tipo de privilegiados.
Un indicador de la sensibilidad ante esta disparidad social es la popularización en los últimos años de los términos “gacha parental” y “gacha genético”, que hacen referencia a las máquinas que se utilizan para vender capsulas transparentes que llevan un juguete dentro y a los sistemas utilizados para sortear objetos en los juegos sociales, ambos conocidos como “gacha”. Esto se debe probablemente a que muchas personas consideran que existe una disparidad como consecuencia del nacimiento y la crianza.
Sin embargo, en otro mundo, se puede empezar con un éxito en los “gacha” y avanzar ventajosamente en la historia.
Algunos de los mejores ejemplos de historias de otros mundos basadas en trampas son Desu Māchi Kara Hajimaru Isekai Kyōsōkyoku (Rapsodia de la Marcha Fúnebre a un Mundo Paralelo) de Ainana Hiro, Mushoku tensei: isekai ittara honki dasu (Desempleado, te pondrás las pilas si te vas a un mundo paralelo) de Rifujin na Magonote, e Isekai Meikyū de Harem wo (Formando un harén en un laberinto de un mundo paralelo) de Sogano Shachi.
Una inalcanzable vida tranquila
A medida que ha crecido la producción masiva de historias “tramposas” en mundos paralelos, también han aparecido obras que se alejan de ellas y satisfacen diversos deseos. Un ejemplo de ello son las historias de “slow life” o “vida tranquila” en los mundos paralelos.
En los últimos años, hay obras que satisfacen el deseo de pasar el tiempo cultivando productos agrícolas en una zona remota o relajándose en un pueblo tranquilo, en vez de convertirse en un “héroe” o “sabio” y luchar contra un rey malvado o salvar el reino o el imperio. Pero sigue siendo un mundo paralelo, y el protagonista, habitualmente relajado, ha recibido una habilidad especial para proteger a los aldeanos de los demonios y los bandidos cuando llega el momento, y es respetado a su manera. Es el típico patrón de “Aquel tipo, aunque no lo aparente, en realidad es...”.
En el mundo real, la slow life y la vida de semi-retirado son populares, pero se necesita una cierta cantidad de dinero, la agricultura no resulta nada fácil, las compras en el campo son incómodas y hay muchas zonas que son duras para los desconocidos, por lo que es difícil satisfacer estas idílicas aspiraciones.
Pero en un mundo paralelo, es posible hacerlo sin estrés alguno. Si se tiene un problema, se puede usar la magia para resolverlo.
En cuanto a las novelas de tipo slow life destacan: Isekai de surōraifu wo – ganbō– (Deseando una slow life en un mundo paralelo) de Shige; Isekai de tochi o katte nōjō wo tsukurō (Vamos a comprar un terreno en un mundo paralelo para montar una granja) de Okazawa Rokujūyon; Risō no himo seikatsu (La vida de gigoló ideal) de Watanabe Tsunehiko.
Rompiendo con la tiranía del papel de villana
Hasta ahora, hemos presentado principalmente obras con protagonistas masculinos, pero hay un gran número de obras con protagonistas femeninas que se reencarnan en mundos paralelos de los llamados juegos otome (juegos de simulación de relaciones románticas). Sin embargo, la protagonista no es la heroína del juego, sino la “villana”.
Dos obras representativas de este subgénero son: Otome gēmu no hametsu furagu shika nai akuyaku reijō ni tensei shite shimatta (Me he reencarnado en una villana de un juego otome que solo tiene las de perder) de Yamaguchi Satoshi, y Kōshaku reijō no tashinami (Los modales de la hija del duque) de Reia.
La protagonista se ha reencarnado en una “villana”, y si la historia continúa como debería, sabe que se enfrentará a un mal final, como la ruptura del compromiso por parte del príncipe o la caída de su familia.
Cómo salir de este escenario es la clave de la historia de la villana.
Mientras que el protagonista masculino no tiene dificultades para hacerse invencible, la protagonista femenina debe utilizar su ingenio y su esfuerzo para escapar del escenario negativo y encontrar un mínimo de felicidad.
En muchas de las historias de “villanas”, la protagonista, que ha tenido un mal final, vuelve a su infancia, recupera sus recuerdos de este mundo (la Tierra, o mejor dicho, Japón) y dice: “Este es el mundo del juego otome al que solía jugar. Y aquí era una persona odiada”. Se arrepiente de su pasado de joven egoísta, estudia con ahínco, descubre ayudantes talentosos uno tras otro, empieza a cultivar tierras y a reformar la gestión de sus tierras. Gracias a estos esfuerzos, la protagonista llega a gustar tanto al sexo opuesto como al propio, y se sobrepone a la separación con el príncipe que rompió los esponsales.
Estos argumentos reflejan el deseo de las mujeres de ser independientes. Y vemos cómo las protagonistas quieren utilizar sus conocimientos de economía y gestión para reconstruir sus tierras, o intentar conseguir un trabajo y llevar una vida estable. En los últimos años, la “popularidad entre el mismo sexo” y la “popularidad femenina” se han convertido en palabras clave en las revistas de moda femenina, y estos aspectos también reflejan los tiempos actuales.
Al leer historias de mundos paralelos, el lector puede experimentar la misma sensación de emoción y poderío que cuando se juega con un personaje fuerte en los videojuegos online, deleitarse con la vida pacífica en el campo y sentir el placer de dejar atrás a los que te traicionaron.
Aunque las historias y los escenarios parezcan absurdos a primera vista, están relacionados con las aspiraciones de la vida real y tienen el efecto de hacer olvidar por un rato la impotencia cotidiana. Las historias de reencarnación en mundos paralelos satisfacen el deseo de renacer en otro lugar que no sea éste y de ser “algo especial”, aunque solo sea por un tiempo. Creo que este es el secreto de la popularidad de las historias en mundos paralelos.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)