Kaji Maki, el padre del ‘sudoku’: el hombre que cambió los pasatiempos del mundo
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De compañeros de instituto a compañeros de trabajo
El 10 de agosto de 2021 falleció a los 69 años Kaji Maki, el famoso editor y fundador de la primera revista japonesa de rompecabezas, Nikoli, tras una dura batalla contra un colangiocarcinoma (cáncer de las vías biliares); la noticia se vio acompañada de pésames desde todas partes del mundo.
Kaji es conocido en todo el mundo como el padre del sudoku. En 1984 presentó en Japón un rompecabezas llamado number place, publicado previamente en una revista estadounidense, bajo el nombre Sūji wa dokushin ni kagiru (Los números se limitan a los solteros), nombre del que sūdoku es una abreviatura. En 2005, veintiún años más tarde, este tipo de pasatiempo se convirtió de forma repentina en un verdadero fenómeno en el Reino Unido. Esa ola inicial se extendió de golpe por todo el mundo.
Gotō Yoshifumi, compañero de Kaji en el instituto, que entró a formar parte de Nikoli en 1999 y es el actual director representante de la Asociación de Sudoku de Japón, describe a Kaji, a quien lo unía una amistad de cincuenta años, de la siguiente manera:
“Estaba lleno de encanto humano y enseguida hacía amigos, donde quiera que fuera. Era también una persona impulsiva, que actuaba a veces por inspiración; no podía hacer sus cuentas. O más bien no es que no supiera contar así, sino que carecía del concepto mismo de rentabilidad (risas)”.
Cuando Kaji lanzó la primera revista japonesa de rompecabezas en 1980, Gotō le aconsejó, como amigo, que lo dejara correr. Sin embargo Nikoli, que comenzó casi como un juego, llegaría a darse a conocer por el sudoku, ese “rompecabezas para los que saben”.
Los lectores contribuyen con puzzles
Como ya hemos mencionado, se suele llamar a Kaji el padre del sudoku, pero no es su inventor. El sudoku fue inventado por un hombre llamado Howard Garns, un entusiasta estadounidense de los rompecabezas. Garns llamó originalmente a ese rompecabezas que había inventado number place (lugar de números). Las reglas son las mismas que las del sudoku actual.
“Yo también resolví los acertijos de Howard, pero pronto me cansé. Eran demasiado fáciles y aburridos. Howard también los abandonó, tras hacer unos doce. Fue Kaji quien encontró y presentó ese number place en Japón, pero creo que su genialidad fue que pidió a los lectores que crearan sus propios problemas”.
A pesar de haber lanzado una revista de rompecabezas, Kaji no era un entusiasta de estos. Fue editor jefe de la revista Pazuru Tsūshin Nikoli durante un total de once años, pero nunca llegó a tocar los rompecabezas en sí, y en lo que a trabajar se refiere, se dedicaba a escribir ensayos sobre los temas que le interesaban. Disfrutaba de una vida distendida: bebía alcohol de buena mañana, jugaba al mahjong y apostaba en las carreras de caballos.
Sin embargo, los niños crecen aun sin padres. El sudoku creció en un abrir y cerrar de ojos, mientras Kaji se divertía con otras cosas.
Nikoli poseía una característica importante que no se encuentra en otras revistas posteriores de acertijos y rompecabezas: en ella participa el lector. La mayoría de los rompecabezas que aparecían en ella eran obra de lectores: la revista se los compraba y los publicaba.
Los entusiastas de los rompecabezas japoneses, con una fuerte vena de investigación y una mente inquisitiva, son adictos al sudoku que introdujo Kaji, y publican sus problemas como si de una competición se tratara. El sudoku se fue volviendo más y más sofisticado a medida que Nikoli empleaba a artífices cada vez más excelentes. Uno de los detalles que muestran la evolución de la revista es que los números de las pistas del rompecabezas van colocados en hermosos objetos puntuales.
Una popularidad repentina en Londres
En 1999, cuando el sudoku se iba dando a conocer gradualmente en Japón, Gotō, recién incorporado a Nikoli, se acercó a Kaji, su presidente.
“¿Por qué no vamos al extranjero para ampliar la empresa?”
Kaji tenía la costumbre de decir: “Esto es como una vieja tienda de panecillos: si el producto que fabricas se vende, se acaba el negocio”. No era una idea demasiado profesional; sin embargo Kaji pensó quizá, en parte porque le gustaba el extranjero, que aquello podía funcionar. Junto con Gotō, alguien con mucha experiencia en otros países, comenzó a vender varios rompecabezas de la revista Nikoli a otros medios de comunicación extranjeros.
Las ventas inicialmente no eran muy buenas, pero a finales de 2004 les pasaron un dato interesante: el sudoku era popular en Londres.
Al investigar descubrieron que la nueva fiebre se había comenzado a extender el 12 de noviembre de ese mismo año, cuando el Times publicó un rompecabezas de sudoku por primera vez. Gotō se sorprendió al escuchar el nombre de la persona que había introducido el sudoku allí.
Se trataba de Wayne Gould, un entusiasta de los rompecabezas de Nueva Zelanda. Gould, gran aficionado al sudoku (juego que había descubierto en una librería japonesa), desarrolló un programa para generar problemas de manera automática. Gotō y Kaji ya sabían de Gould porque se había puesto en contacto con ellos para rendir homenaje a Nikoli, la revista que había hecho famoso aquel tipo de rompecabezas.
El exitoso márquetin de Gould con el Times fue motivo directo del repentino éxito que experimentó el sudoku.
“Parece que en Gran Bretaña se está armando una buena…”
Cuando Kaji y Gotō llegaron a Londres comprobaron que aquello superaba con creces lo que habían imaginado.
“En Gran Bretaña, la mayoría de los periódicos nacionales y locales publican sudoku, e incluso en el camino al trabajo, por la mañana, es típico escuchar a alguien preguntándole a otra persona si ya ha resuelto el sudoku de la mañana. Me impresionó ver que los británicos se emocionaban tanto con un tema pacífico que no tenía nada que ver con la Casa Real”.
En el Reino Unido no se pudo registrar la marca comercial
Tras visitar Londres a finales de 2004 y experimentar aquel fenómeno de primera mano, decidieron regresar a la ciudad en la primavera del año siguiente. Estaban tramando algo.
“En Japón ya habíamos registrado el sudoku como marca comercial, pero en el extranjero aún no habíamos dado ningún paso al respecto. Nos preguntábamos si obtener la marca comercial también en el Reino Unido nos reportaría buenos beneficios”.
Sin embargo aquello no salió como esperaban. El sudoku había sido reconocido ya como un sustantivo común: había “logrado la ciudadanía”.
“Ya no había nada que hacer, así que nos dimos por vencidos. Mucha gente nos dijo después que habíamos perdido dinero, pero lo cierto es que si hubiéramos registrado la marca habríamos tenido que estar atentos a los posibles productos falsificados, y en Nikoli, una empresa de tan solo unas veinte personas, nos habríamos visto abrumados y no habríamos podido manejar el tema. Fue duro conformarnos con la situación, pero Kaji se rió: para él, bastaba con que mucha gente disfrutara del sudoku”.
El sudoku se extendió por todo el mundo en gran parte porque la chispa inicial se encendió en Londres. Así como las canciones que se convertían en éxitos en Gran Bretaña se extendían luego a todo el mundo, el sudoku se hizo también popular en las antiguas colonias: Estados Unidos, India, Australia, Sudáfrica, Hong Kong... Y desde ahí se extendió a Europa y Oriente Medio.
Una acogida entusiasta por todo el mundo
Cada vez que se llevaban a cabo eventos y competiciones de sudoku en cada país, Gotō y el “padre del sudoku”, Kaji, eran invitados y recibían muestras entusiastas de hospitalidad.
“Cada vez que lo presentaban como inventor del sudoku Kaji se mostraba claramente azorado: ‘No, no, no, lo único que hice fue poner el nombre’”. De todos modos fue a muchos países y le hicieron una gran cantidad de entrevistas. En España estuvo todo un día de entrevistas, veinte minutos con cada empresa. Cuando caminaba por la calle lo rodeaban para darle la mano o pedirle autógrafos. En cierta ocasión, cuando estaba bebiendo en un bar, en el extranjero, un hombre se le quejó, medio en broma, de que su esposa se hallaba tan absorta en el sudoku que había dejado de hablarle. Cuando comenzó el furor del sudoku incluso nosotros creíamos que se trataba de algo momentáneo, y decidimos viajar por todo el mundo mientras siguieran llamándolo; pero aquello seguía, y los rompecabezas que Nikoli había creado se vendían muy bien en países como Estados Unidos, Reino Unido o Turquía”.
El sudoku también se convirtió en un fenómeno en Japón, por supuesto.
Cierta revista mensual agregó un problema de sudoku a una encuesta que hacía a sus lectores; la encuesta arrojó mucho mejores resultados de lo habitual, y pudo ahorrarse cerca de un millón de yenes en los gastos de la misma, por lo cual el editor en jefe le dio las gracias personalmente a Kaji.
También se cuenta que si en un periódico nacional que publicaba sudoku se saltaba esa sección en un número debido a algún gran incidente u otros motivos, les llovían las quejas: “¿Qué ha pasado hoy?”
Una humanidad que cualquiera puede querer
Como admitía él mismo, Kaji no era el verdadero padre del sudoku; se trataba simplemente de la persona que había dado nombre al pasatiempo.
Kaji, tras descubrir aquellos rompecabezas simples en una revista estadounidense, les puso un nombre único que no se le habría ocurrido a nadie más, y los presentó en su propia revista, Nikoli, que había comenzado sin pensar en su rentabilidad. Al llegar a las manos de los amantes de los rompecabezas que apoyaban dicha revista, el sudoku se convirtió en un nuevo tipo de puzzle, colorido y profundo.
Gotō tiene recuerdos inolvidables junto a Kaji por haber viajado con él por todo el mundo.
“Kaji tenía un encanto misterioso, y con él era capaz de entretener a quien estuviera a su lado. Cuando nos dijeron que algunas personas mayores disfrutaban del sudoku en los centros de evacuación, tras el Gran Terremoto del Este de Japón de 2011, enseguida partimos juntos hacia allí. En aquella ocasión también se hizo enseguida amigo de aquellos ancianos. Tenía un carisma capaz de suavizar el ambiente de aquel lugar, y se convirtió en un ídolo amado por todos. Así era su carácter”.
El sudoku llegó a ser amado más allá de las fronteras y las generaciones gracias a Kaji, un hombre que sabía disfrutar de la vida sin preocuparse por menudencias.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Kaji Maki en su visita a la sede de la primera Competición Nacional Brasileña de Sudoku celebrada en Sao Paulo, Brasil - 29 de septiembre de 2012, AFP/Jiji Press)