Un fotógrafo que comparte con el mundo caras poco conocidas del monte Fuji
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Publica en tiempo real las diversas facetas del monte Fuji en redes sociales
Tenía previsto encontrarme con Hashimuki Makoto, fotógrafo especializado en el monte Fuji, al amanecer, en las cercanías de los cinco lagos del monte Fuji (prefectura de Yamanashi).
Sin embargo, la noche anterior a la cita cambió el lugar de reunión al lago Tanukiko (ciudad de Fujinomiya, prefectura de Shizuoka). Por si fuera poco, después de las 8 p. m., envió un mensaje para proponer la postergación de la reunión y capturas de pantalla con información meteorológica para decirme que había altas posibilidades de que el monte quedara escondido tras las nubes. Un poco antes de la 1 a. m., cuando había bajado la guardia por completo, recibí otro mensaje, junto con una imagen de una transmisión en vivo del monte Fuji, en el que decía que la cita sería, después de todo, en Nihondaira (ciudad de Shizuoka), ya que era probable que hubiera un amanecer teñido de rojo. Mientras me dirigía al lugar por la autopista de Tōmei, llegó otro mensaje con la ubicación exacta de la cita y pudimos reunirnos antes del amanecer.
Hay quienes dicen que los grandes pescadores y los fotógrafos de paisajes increíbles se parecen, ya que los primeros, que son pacientes en el sitio esperando una buena presa, estudian cuidadosamente, con antelación, las condiciones del tiempo y los mapas, mientras preparan sus instrumentos y anzuelos. De igual manera, los fotógrafos paisajistas preparan los materiales que necesitan para hacer realidad la obra que han imaginado, aprovechando al máximo sus conocimientos y experiencias para encontrar el mejor punto hasta el final. Hashimuki también me dice que no se puede aspirar a convertirse en experto si solo se espera una buena oportunidad durante sesión fotográfica. La carrera por el éxito, asegura, empieza a definirse mucho antes.
El propio Hashimuki está convencido de que ambas profesiones se parecen y me confesó las emociones que imprime en sus fotografías del monte Fuji.
“Para mí, el monte Fuji es un ser viviente, así que deseo mostrar sus alegrías y sus penas, como si se tratara de un retrato. Además de las diferencias estacionales, el tiempo, la hora, los bancos de nubes o nubes solitarias, la posición de la luna y las estrellas, absolutamente todos estos detalles cambian la cara del monte Fuji. Sin embargo, yo no puedo conformarme con conseguir una buena foto, tengo la necesidad de compartir mi trabajo inmediatamente en redes sociales. Cuando veo que la gente se alegra con mis obras, por fin me siento satisfecho.”
Una fotografía del monte Fuji cubierto con una nube que se hizo viral en todo el mundo
Hashimuki tiene sendas cuentas en Twitter e Instagram bajo el nombre “Shin Fuji sankei”. En su descripción tiene la leyenda: “el hombre que toma fotos increíbles del monte Fuji”. La cantidad de fotografías, el número de “me gusta” que ha conseguido y todas las veces que sus obras han sido compartidas hacen honor a su autodescripción. Además, ha recibido comentarios positivos de su trabajo no solo en japonés, sino también en inglés, chino y muchos otros idiomas.
Una de sus fotografías más aplaudidas es la que tomó en febrero de 2021, donde aparece el monte Fuji cubierto por una nube enorme. No solo se hizo viral en redes sociales, sino que también apareció en la portada de revistas de fotografía e incluso se hicieron reportajes especiales sobre él en programas populares de televisión. Por si fuera poco, lo han contactado periodistas de otros países y se ha hablado de su trabajo en noticieros de habla inglesa.
Hashimuki se alegró mucho al enterarse de que la foto de la nube sombrero había sido tan bien recibida. También me dijo que uno de los elementos a los que más importancia da en sus creaciones son justamente las nubes y que considera que, hasta ahora, la imagen del monte Fuji estaba muy relacionada con las obras de Katsushika Hokusai, por lo que muchas fotografías lo presentan con el fondo del cielo azul totalmente despejado. Aunque el monte Fuji permanezca inmóvil, las nubes avanzan, lo que hace que su apariencia cambie de forma constante. Es justamente esa imagen de un monte Fuji nuevo y real la que Hashimuki quiere transmitir en sus obras.
Agrega que también hace transmisiones en vivo y videos en cámara rápida para que la gente pueda apreciar el movimiento de las nubes; siempre está en acción durante sus sesiones fotográficas. Estas son algunas pruebas de que Hashimuki está perdidamente enamorado de los atractivos del monte Fuji.
Se convirtió en prisionero de una montaña que juró no volver a escalar
Hashimuki es panadero de profesión y, hasta hace 10 años, no tenía el más mínimo interés ni en el monte Fuji, ni en la fotografía. Nació y se crio en la ciudad de Shizuoka, por lo que esta montaña era parte de su paisaje cotidiano y no tenía particular encanto para él. Lo escaló una vez, en su veintena, pero juró no volver a subirlo jamás porque el mal de altura le provocó dolores de cabeza.
Desde el año 2010, aproximadamente, comenzó a compartir en la red social mixi las fotografías que tomaba en sus viajes con su teléfono inteligente. Sus publicaciones recibían buenos comentarios y algunos de sus amigos aficionados a la fotografía le dijeron que debía aprovechar su talento y comprar una cámara mejor. No muy convencido, adquirió una sin espejo de objetivos intercambiables para principiantes y las fotografías que tomaba con ella empezaron a tener un mejor recibimiento.
Hashimuki me dice que, de pronto, se sintió muy atraído por el calendario que tenía en su lugar de trabajo: “Se trataba de una imagen del impresionante monte Fuji en medio de un mar de nubes. La fotografía había sido tomada en Shimizu-Yoshiwara, un lugar que me quedaba muy cerca en coche, pero nunca había visto un paisaje así. Después de eso, visité varias veces el lugar, pero nunca conseguí encontrarme con algo parecido, así que empecé a estudiar las condiciones necesarias y horarios en los que aparecían esos fenómenos naturales y regresé en repetidas ocasiones. Un día, cuando el monte se había cubierto de nieve, por fin apareció un mar de nubes y pude tomar una fotografía parecida. En ese instante me di cuenta de que el Fuji me había robado el corazón.”
Por las mismas fechas, en junio de 2013, la UNESCO reconoció al “monte Fuji: objeto de culto y fuente de arte”, como patrimonio cultural de la humanidad.
Hashimuki continúa diciendo: “Los que hemos sido seducidos por los encantos del monte Fuji ya no tenemos remedio. Entre los colegas nos autonombramos “los de la enfermedad sin cura” (un juego de palabras entre Fuji y “fuji”, “sin cura”). Creo que también influyó que, cuando era joven, soñaba con vivir en la capital, Tokio, pero con el paso de los años descubrí las bondades de mi lugar de origen, Shizuoka, así como las maravillas de la naturaleza. Además de que el monte Fuji es patrimonio de la humanidad, lo que finalmente me animó a dedicarme seriamente a la fotografía fue la posibilidad de que personas de todo el mundo pudieran conocer la montaña más alta de Japón y orgullo de mi lugar de origen.”
La red social mixi es privada, por lo que solo quienes reciben una invitación pueden acceder a las publicaciones. Este sistema ya no era suficiente para Hashimuki y comenzó a publicar sus fotografías en Twitter con el fin de conectarse con gente de todo el mundo. También empezó a interesarse por los cielos estrellados y la Vía Láctea, así que decidió mejorar su instrumento de trabajo y adquirir una cámara réflex de una lente con sensor CMOS de fotograma completo. Como las condiciones eran favorables en ese momento, empezó a ir cada fin de semana al monte Fuji.
“Las redes sociales son el campo de batalla; tengo que perfeccionar mi particular estilo fotográfico”
La labor de los panaderos exige madrugar, un trabajo perfecto para un fotógrafo del monte Fuji. Como salir de su casa antes del amanecer es parte de la rutina de Hashimuki, no le cuesta planear sesiones fotográficas en las primeras horas del día. Durante sus descansos revisa la aplicación meteorológica en su teléfono o las cámaras en vivo que transmiten las vistas del monte Fuji. Incluso entre semana tiene el tiempo suficiente para hacer fotografías al atardecer. Si por la tarde se da cuenta de que han aparecido nubes interesantes, pasa por esos lugares en su camino de regreso a casa. En otras palabras, la vida de Hashimuki está definida por este monte, no hay duda alguna de que padece la enfermedad del Fuji.
En 2016, tres años después de que comenzara su carrera en la fotografía, fue elegido como uno de los 10 fotógrafos del Tokyo Camera Club. Este club es uno de los sitios de fotografías seleccionadas más grandes de Japón. Cada año se eligen 10 obras o fotógrafos populares y representa una puerta de entrada al éxito para las nuevas promesas de la fotografía.
Gracias a ese reconocimiento, Hashimuki ha podido conseguir más ofertas para participar en revistas de fotografía y libros de técnica fotográfica, así como oportunidades para publicar sus obras y participar en eventos organizados por fabricantes de cámaras. Además, en 2020 se empezó a publicar su popular serie de calendarios Shin-Fuji-sankei Karendaa (Calendario de los nuevos paisajes del monte Fuji) (editorial Impress) y, durante el verano de 2021, saldrá a la venta una esperada colección de sus fotografías. Han pasado tan solo ocho años desde que adquirió una cámara réflex y, juzgando su trabajo, es difícil creer que sea un fotógrafo a tiempo parcial.
Recientemente, la reputación de Hashimuki como fotógrafo va en aumento, al igual que las oportunidades de exponer sus fotografías y de publicar. Podríamos pensar que en poco tiempo será difícil ver sus obras en redes sociales, pero el propio señor Hashimuki asegura que su trabajo no podría existir de no ser por ellas.
Él considera que hay muchos fotógrafos especializados en el monte Fuji y que el trabajo de Ōyama Yukio es particularmente difícil de superar. Por esa misma razón, asegura que quiere dedicarse a perfeccionar su estilo único. Las redes sociales hicieron posible que Hashimuki consiguiera notoriedad rápidamente y ampliara sus horizontes de trabajo. Por si fuera poco, agrega, las redes le permiten compartir su pasión por el monte Fuji con otras personas en tiempo real, algo que no podría hacer a través de colecciones de fotografías o de exposiciones.
El monte Fuji es, en sí mismo, una red enorme
Uno de los tesoros más grandes que la fotografía le ha regalado a Hashimuki es el poder convivir con otras personas que también aman el monte Fuji. Pudo afianzar su amistad con aquellos que conoció a través de redes sociales gracias a que coincidían en sesiones fotográficas o eventos. De no ser por la tecnología, no se habrían podido encontrar personas de tan diversos orígenes y generaciones. Hashimuki dice que las conversaciones con sus compañeros durante las sesiones facilitan el arduo trabajo que representa tomar fotografías en exteriores y que, además, hay otros beneficios, como la posibilidad que tuvo de alquilar una avioneta Cessna junto con sus amigos para alcanzar su sueño de hacer tomas aéreas.
Hashimuki cree que el monte Fuji es la mejor red, ya que le ha permitido ampliar sus horizontes y conocer a muchas personas. Agrega que en esta montaña se respira un ambiente sacro, algo lógico, ya que ha sido adorada desde la antigüedad y que él mismo es un visitante fiel del gran santuario de Sengen, al que siempre va a orar. La deidad consagrada en este es Konohana-no-Sakuyahime, por lo que tomando el monte Fuji por una mujer, él quiere seguir encontrando facetas hermosas de esta montaña.
En el Año Nuevo 2021, Hashimuki escribió en una tablilla votiva su deseo de publicar una colección de fotografías en el santuario. Poco después, recibió una oferta por parte de una editorial y pudo dar el primer paso para hacerlo realidad. Hashimuki no solo padece la enfermedad del monte Fuji, sino que además su amor es correspondido.
Fotografías en el sitio: equipo editorial de nippon.com.
(Traducido al español del original en japonés.)