Date Kimiko frente al “subproducto” de su éxito: el césped artificial con arena
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Formar en casa deportistas de primera línea, el objetivo soñado
Al hablar del tenis japonés, a menudo se oye la expresión “made in Japan”. Casi todos los jugadores que participan en los torneos del Grand Slam, con Ōsaka Naomi y Nishikori Kei a la cabeza, pero también con otros destacados jóvenes como Nishioka Yoshihito o Daniel Tarō, se han formado en escuelas de tenis extranjeras. El sueño de los instructores japoneses es formar jugadores de primera línea “made in Japan”. Lo es también el de Date Kimiko, que admiró al mundo tanto en la primera como en la segunda fase de su carrera profesional.
Date pasó al profesionalismo en 1989. Con un físico relativamente pequeño y delicado (1,63 metros, 51 kilogramos) consiguió ascender en la primera mitad de los años 90 a la cuarta plaza del ranking mundial individual, en la época de oro de tenistas como Steffi Graf, Monica Seles, Gabriela Sabatini o Arantxa Sánchez Vicario. La imagen de aquella pequeña jugadora que vencía a rivales físicamente superiores haciendo ondear su negra cabellera en los torneos del Grand Slam o de la Copa Federación (femenina, por equipos nacionales, actual Copa Billie Jean King), sigue grabada en el recuerdo de muchos aficionados.
Date sí que es “made in Japan”. Comenzó a jugar al tenis cuando cursaba el primer año de primaria en un club regional de Kioto y durante su paso por el instituto de bachillerato Sonoda Gakuen consiguió llegar a lo más alto del intāhai (inter-high, campeonato entre institutos) de 1988 tanto en individual como en parejas y en la clasificación por equipos.
“Ahora tenemos a Nishikori Kei y a Ōsaka Naomi”, dice, “jugando a un nivel impresionante, pero si tras ellos no vienen otros, es muy posible que el tenis japonés vaya perdiendo popularidad. Existe ya una sensación de crisis, de que si no hacemos algo pronto, de aquí a cinco o 10 años el futuro de nuestro deporte puede verse comprometido”.
Desde 2019 funciona el Lipovitan Presents Date Kimiko x YONEX PROJECT, un campamento de formación de féminas junior que esta primavera produjo su primera generación. Junto a esta actividad formativa, Date está haciendo campaña sobre un problema estructural: las superficies utilizadas en las pistas de tenis japonesas.
Las canchas de césped artificial con arena, una rémora
El tenis se llamó originariamente jeu de paume y se jugaba en galerías de suelo de piedra y otros lugares hasta que, con la aparición de la goma natural, pasó al césped, con lo que consiguió popularizarse. Su nombre oficial en inglés es ‘lawn tennis’ (“tenis en césped”). El mantenimiento exige, lógicamente, condiciones climáticas y trabajo humano. Su práctica se extendió por Estados Unidos, Australia e India, países bajo influencia británica, pero en el continente europeo el césped pronto dio paso al polvo de ladrillo o tierra batida (material conocido en francés como ‘en-tout-cas’ por su facilidad de uso en cualquier condición). En Japón el material equivalente se denomina ‘arakidatsuchi’ (“tierra de Arakida”).
En el tenis, la bola se envía al campo contrario, donde debe botar una vez, por lo que la calidad de la superficie de juego reviste especial importancia.
“Cuando empecé a jugar, en Kansai[región de Kioto y Osaka]casi todas las pistas eran de tierra, muchas de ellas de tierra roja. También las había de superficie dura y en ellas solían disputarse los campeonatos locales, cuando estaba en primaria. Ahora en Japón predominan las pistas de césped artificial con arena, pero yo solo jugué en esa superficie desde que participé en el intāhai de Hokkaidō, estando en el segundo año del bachillerato, hasta que me gradué, un año después. Y de los partidos que disputé en Hokkaidō recuerdo que la pelota no botaba nada, porque había llovido y la pista esta encharcada Esta superficie se ha difundido mucho por circunstancias propias de Japón y cuando los jugadores jóvenes se acostumbran a ella, luego esto se convierte en una rémora al salir a la escena internacional”.
Una lucha desde su regreso a la competición
En este tipo de pista, la arena cumple la función de dar elasticidad y conseguir mayor absorción de agua. La combinación de césped artificial y arena comenzó a utilizarse en Australia y dio el salto a Japón tras ser presentada por la Federación de Tenis de aquel país. Se promovió como una superficie resistente a las condiciones de alta humedad y abundancia de lluvias imperantes en Japón y consiguió gran difusión a raíz de su introducción en las Universiadas de Kōbe de 1985. Actualmente el 49,5 % de las pistas japonesas tiene esta superficie.
Date se retiró del tenis profesional a los 26 años y estuvo apartada de las pistas entre 1996 y 2008. Aunque ya entonces veía con extrañeza la difusión de esta superficie, no fue sino hasta su regreso a la competición, ya con 37 años, cuando tomó plena conciencia del problema.
“Empecé jugando en Japón torneos de rango inferior dentro del circuito de la Federación Internacional de Tenis y me encontré con que prácticamente todos los partidos tenían que disputarlos en esa superficie. Lo pasé muy mal”.
Tan pronto como regresó, comenzó a vencer a las jugadoras jóvenes y en apenas medio año alcanzó su objetivo de proclamarse campeona de Japón, dando así buena prueba del acopio de experiencia que había hecho durante el primer tramo de su carrera deportiva.
Pistas que no se adaptan a la era del tenis de fuerza
“Entre las mujeres, la era del tenis de fuerza comenzó en los años 90. En las superficies duras y en la tierra batida la pelota bota bien y su vuelo se puede aprovechar para golpearla con fuerza desde posiciones altas. Para evitar que la bola suba, puede recurrirse a las cortadas y así el juego muestra muchas variaciones. Yo carecía de la fuerza física de otras jugadoras y trataba de hacerles frente pegándole a la pelota en cuanto botaba, para no darles tiempo”.
Su estrategia consistía, pues, en contraatacar utilizando el mínimo de fuerza. Aprovechando el fuerte bote de la pelota en la superficie dura, acabó por dominar la técnica de ataque rápido llamada rising shot (“tiro en fase ascendente”), consistente en golpear la bola recién botada en el suelo antes de que llegue a su punto más alto.
En la Copa Federación de 1996 venció a Steffi Graf en el Ariake Stadium después de una heroica remontada y su disputado partido de semifinales contra la tenista alemana en ese mismo año en Wimbledon, que se extendió dos días, fue retransmitido en directo por la cadena pública japonesa de radiotelevisión NHK en el noticiero de las 7:00 de la tarde. Estuvo entre las cuatro mejores en los abiertos de Australia y Estados Unidos, así como en Wimbledon, y volvió a estar entre las ocho mejores otras dos veces en el Abierto de Estados Unidos, en partidos que despertaron pasiones por la forma en que supo hacer frente a la fuerza física y a la técnica del tenis de nivel internacional en pistas de fuerte bote.
En el césped artificial con arena, la pelota apenas bota. En la respuesta, para evitar la red, hay que golpear la bola desde muy abajo y al final el jugador acaba adoptando una actitud más defensiva que ofensiva, tratando siempre de provocar errores del contrario.
“En la tierra batida el jugador puede deslizarse sobre ella, pero en el césped artificial con arena los deslizamientos son mucho más irregulares y un error de cálculo en el ángulo que adoptas al impulsarte puede causarte un esguince. Además, si te caes puedes sufrir rozaduras importantes en la piel. El césped natural, la tierra roja y las superficies duras son ahora el estándar mundial y hay que adaptarse a ellas, pero por muy diestra que te hagas en césped artificial con arena, eso no va a servirte en el extranjero”.
Australia, giro temprano
En Australia, país en que, como hemos dicho, nació y se desarrolló el césped artificial con arena, esta superficie dejó de utilizarse y dio paso a las superficies duras y la tierra pocos años después de su introducción, al ponerse de manifiesto que no favorecía ni la formación de nuevos tenistas ni la progresión de los ya formados. Hoy en día, es una superficie apenas utilizada en el extranjero, limitada en todo caso a los niveles más básicos de iniciación en el deporte, pero que en Japón sigue acaparando las pistas. Lo que Date reclama es que Japón adopte los criterios aceptados internacionalmente, ya que solo así sus jugadores podrán luchar en buenas condiciones en la escena mundial.
¿Por qué es Japón el único país en el que esta superficie ha alcanzado tal difusión? Date acompaña su respuesta de un encogimiento de hombros.
“Japón es un país lluvioso y si pensamos en los costes de personal, ciertamente[el césped artificial con arena]es de mantenimiento más fácil que la tierra, además de que visualmente da buena impresión. Pero también ha habido una buena parte de aceptación acrítica”.
En los años 90, gracias al empuje de Date y otros jugadores, el tenis japonés vivió un pico de popularidad, el número de practicantes subió y los gobiernos regionales y locales trataron de facilitar espacios para dar respuesta a la creciente demanda. Los usuarios de las pistas públicas, pagadas por horas, tenían un promedio de edad elevado y se pensó también en superficies que fueran accesibles a esas edades, además de resistentes a la lluvia, fáciles de acondicionar y de bajos costos. En este contexto, la propia Federación Japonesa de Tenis dio su visto bueno al césped artificial con arena. Pero faltó desde el principio un acercamiento crítico.
“Cuando me caía, dolía mucho”: una razón muy simple
“Cuando sale a colación el tema de las superficies, los responsables municipales y provinciales suelen apelar al consenso sobre el material, del que se decía que era ‘amable’ a todos los usuarios. Pero no es un argumento fundado. Antes, las pistas duras eran realmente rápidas pero ahora están recubiertas de varias capas de pintura y llevan otros tratamientos que las hacen menos duras. En cuanto a los costos, mucha gente opina que al final resultan más económicas, si pensamos en los costes de mantenimiento (las pistas de césped artificial con arena, de suyo, necesitan arreglos periódicos, pero para reducir su frecuencia se recurre a esparcir más arena). Me da la impresión de que los responsables han puesto en práctica sus planes dejándose llevar por una idea preconcebida”.
Por cierto, Nishikori Kei, que experimentó el césped artificial con arena durante sus años de primaria, dice que no le gustaba por lo dolorosas que eran las caídas.
Date se situó en un meritorio puesto 43 del ranking mundial a los 40 años, a los 42 avanzó hasta la tercera ronda del Abierto de Australia y de Wimbledon y se retiró, por segunda vez, a los 46. Entonces comenzó su lucha contra aquella “idea preconcebida”.
Probablemente sea su determinación de ir hasta el fondo de los asuntos lo que la impulsa. Para su máster (maestría) en la Escuela de Ciencias del Deporte de la Universidad de Waseda, en 2018 escribió la tesina “Superficies que obstaculizan el desempeño de los tenistas japoneses en los niveles superiores del mundo”, basada en una encuesta que obtuvo cerca de 6.000 respuestas dentro y fuera del país. Su trabajo, en el que analiza pormenorizadamente y desde varios ángulos estas “peculiares” pistas que se han difundido por Japón durante estos 30 años, fue elegido como el mejor del año dentro de las ciencias del deporte.
¿Volverán las canchas de Ariake a su estado original?
Algunas pistas de césped artificial con arena han sido convertidas en pistas duras por influjo de Date. Las canchas del Nagaragawa Tennis Plaza (ciudad de Gifu), en las que se juega la Copa Canguro, que fue la primera competición en la que participó Date tras su regreso, eran entonces de césped artificial con arena, pero fueron sustituidas por otras de superficie dura después de que Date elevase el tema hasta el gobernador prefectural de Gifu, Furuta Hajime.
La difusión alcanzada por esta superficie en Japón se debe también al apoyo que ha recibido de los usuarios de base. Tomemos por ejemplo las 16 pistas que componen el Ariake Tennis Park, donde se están disputando los Juegos Olímpicos. Eran de césped artificial con arena, pero fueron convertidas en pistas duras para la ocasión. Pues bien, existen planes para que vuelvan a su estado original una vez concluidos los juegos debido a las insistentes peticiones que se reciben de los usuarios para que así se haga, peticiones que, en estos casos, suelen ser oídas por las autoridades locales.
Para las pistas del Higashiyama Tennis Center de Nagoya, donde se celebrarán los Juegos Asiáticos de 2026, se seguirá el mismo sistema de modificarlas para la ocasión y devolverlas después a su estado original. En diciembre de 2020, Date dirigió al alcalde de Nagoya, Kawamura Takashi, un escrito para convencerle de que, una vez modificadas, se dejasen así.
Un plan de 30 años para converger con el mundo
Las instalaciones tenísticas japonesas son ahora una rareza en el mundo, pero hay buenos presagios. Las pistas de césped artificial con arena han desaparecido ya totalmente de las competiciones universitarias. Las competiciones más importantes se celebran casi exclusivamente en pistas duras, superficies que han sido adoptadas en las instalaciones de las universidades tenísticamente más fuertes, como las de Waseda, Keiō o Asia. Aoyama Shūko, exalumna de Waseda que en mayo de este año ocupaba el puesto 13 en dobles del ranking mundial, pasó al profesionalismo después de graduarse y puede considerarse un caso exitoso de lo que se puede conseguir con el cambio.
“Es importante que las universidades hayan dado el giro, pero todavía no hay avances en los torneos a nivel de bachillerato y junior”, dice Date. “Para conseguir buenos tenistas, no es bueno que se sigan haciendo todos esos torneos en césped artificial con arena, porque en el bachillerato es cuando se forma el estilo de juego. Además de la Federación Japonesa de Tenis, está implicada la Federación Atlética de Institutos de Bachillerato de Japón y eso complica las cosas, pero creo que si se da el giro también a ese nivel, iremos por el buen camino”.
¿Cuál es, entonces, la propuesta concreta de Date para las pistas del país?
“El césped artificial con arena se difundió a lo largo de 30 años, con los sucesivos Kokutai (Festival Nacional del Deporte, conjunto de eventos que se celebra cada año en diferentes prefecturas), así que creo que lo mejor sería seguir el proceso inverso a lo largo de los próximos 30 años, cambiando hacia las superficies duras cada vez que se celebre algún torneo. Para eso será necesario que los responsables locales colaboren y aporten su entusiasmo. Yo elevo mi voz porque creo que si nadie actúa no va a cambiar nada. Estoy tratando de que se comprenda el problema y de que se reúna el mayor número posible de partidarios”.
El proceso podría parecer largo y penoso, pero cuando ella habla de esos 30 años que serían necesarios, no le da un tono particularmente trágico. En realidad, la difusión de esa problemática superficie fue un subproducto del boom del tenis producido en Japón hace 30 años, precisamente, por las grandes actuaciones de Date, el llamado “milagro asiático”. La tenista que con aquel prodigioso rising shot consiguió tantas victorias, guarda a buen seguro muchos ases en la manga para vencer ahora a este subproducto de su propio éxito.
Fotografía del encabezado: Date Kimiko quiere revolucionar el tenis japonés desde la superficie de sus canchas. (Fotografía: Uwadaira Tsunebumi)