El barrio oriental de São Paulo: un Japón algo distinto en el otro lado del mundo

Sociedad Intercambio internacional

El llamado barrio oriental de São Paulo es el barrio japonés más grande del mundo. La zona ha visto nacer una cultura propia de los inmigrantes de origen japonés que en parte busca asimilar la cultura local. Actualmente se está transformando en un barrio multiétnico donde residen también ciudadanos de procedencia china y coreana.

Los llamados barrios japoneses, como el Little Tokyo de Los Ángeles y el Paueru-gai de Vancouver, existen en todo el mundo. El más extenso es el barrio oriental de São Paulo, en Brasil.

El barrio oriental ocupa un área de 500 metros de este a oeste por 1.500 de norte a sur en el centro de São Paulo, la mayor urbe de Suramérica. Es una emblemática zona turística de la ciudad que, aunque tiene el nombre de bairro oriental en portugués, suele llamarse como el distrito donde se ubica y su parada de metro: Liberdade. La zona fue atrayendo paulatinamente a la inmigración japonesa que empezó a llegar a principios del siglo XX y, tras muchos vericuetos, se expandió hasta llegar a ser el barrio japonés más grande de Brasil, que, con 1,9 millones de ciudadanos nikkei (de ascendencia japonesa), es el país con la mayor comunidad inmigrante japonesa del mundo.

Cuando visité Brasil por primera vez, en 1992, el primer destino al que me llevaron al llegar al aeropuerto fue el barrio oriental. Tras haber vivido en el país durante diecisiete años, en julio de 2020 publiqué un libro sobre los orígenes del barrio que narra el viaje de los japoneses modernos al otro lado del mundo y el desarrollo urbanístico de la zona a lo largo de un siglo.

Imin ga tsukutta machi San Pauro Tōyōgai – chikyū no hantaigawa no Nihon kindai (El barrio oriental de São Paulo que construyeron los inmigrantes: el Japón moderno en el otro lado del planeta / University of Tokyo Press, 2020).
Imin ga tsukutta machi San Pauro Tōyōgai – chikyū no hantaigawa no Nihon kindai (El barrio oriental de São Paulo que construyeron los inmigrantes: el Japón moderno en el otro lado del planeta / University of Tokyo Press, 2020).

Un barrio nacido a partir de cuatro cines japoneses

La inmigración nipona masiva a Brasil empezó en 1908 con el Kasatomaru, un barco en el que viajaban unos ochocientos japoneses, la mayoría de los cuales emigraban con contrato para trabajar en las plantaciones cafeteras del interior del estado de São Paulo. Solo una decena de japoneses emigraron por su cuenta y se afincaron en la ciudad de São Paulo.

A partir de 1910, agricultores japoneses de todo el estado abandonaron los campos y se instalaron en Conde de Sarzedas, una larga calle en pendiente cercana al centro de la ciudad de São Paulo donde se creó el primer barrio japonés. Posteriormente aquellos con más holgura económica fueron subiendo la cuesta y el barrio se expandió. El barrio japonés del “vecindario de Conde” floreció en la década de los treinta con la llegada de más inmigrantes, pero la participación en la Guerra del Pacífico hizo que los japoneses pasasen a ser considerados extranjeros enemigos y fueran “expulsados” en masa.

En la posguerra, el barrio japonés dejó de centrarse en Conde y se expandió por la calle Galvão Bueno, en la parte alta de la cuesta de Conde. El traslado se vio motivado principalmente por la apertura, en julio de 1953, del Cine Niterói, el primer cine japonés de Brasil, construido por el intermediario de cereales Tanaka Yoshikazu, de la primera generación nikkei.

Situado un poco más abajo de la plaza Liberdade y la calle Galvão Bueno (donde ahora se halla el puente Osaka), el Cine Niterói era un complejo de ocio nipobrasileño de gran escala en un edificio de seis pisos que alojaba un cine para 1.500 espectadores en la planta baja y restaurantes, salas y un hotel en las superiores. La comunidad nikkei, sedienta de entretenimiento, se agolpaba en los alrededores del cine los fines de semana. Algo después aparecieron tres cines más: Nanbei Gekijō, Cine Tokyo y Cine Nippon. Con cuatro cines haciéndose la competencia, se empezaron a abrir restaurantes y tiendas para los espectadores de la zona, con lo que fue montándose un barrio comercial que evocaba ligeramente la ilusión de regresar a Japón.

Fachada del Cine Niterói. Imagen de Koronia Geinōshi (Historia del entretenimiento en las colonias), editado por el Comité de Editores de Historia del Entretenimiento en las Colonias.
Fachada del Cine Niterói. Imagen de Koronia Geinōshi (Historia del entretenimiento en las colonias), editado por el Comité de Editores de Historia del Entretenimiento en las Colonias.

En abril de 1964 se completó la sede de la Asociación de Cultura Japonesa de São Paulo (actual Asociación Brasileña de Cultura Japonesa y Asistencia Social) en el cruce de la calle São Joaquim, al sur de la calle Galvão Bueno. En la primera fase de las obras, se erigió un edificio de cuatro plantas en una superficie de 3.734 metros cuadrados, pero luego el solar se edificó mucho más. Aquella arquitectura moderna destacaba mucho en el distrito de Liberdade, que por aquel entonces se componía de construcciones clásicas de dos plantas y carecía de rascacielos como los de ahora. La zona comercial, con sus cines, y el centro de la cultura japonesa se convirtieron en los dos núcleos en torno a los que más tarde se articularía el barrio oriental.

La Asociación Brasileña de Cultura Japonesa y Asistencia Social en la actualidad.
La Asociación Brasileña de Cultura Japonesa y Asistencia Social en la actualidad.

El barrio oriental hace honor a su nombre acogiendo también a personas de origen chino y coreano

El barrio japonés de Galvão Bueno se enfrentó a una grave crisis con las obras de desarrollo del centro de la ciudad y el metro que se llevaron a cabo en las décadas de los 60 y los 70. El Cine Niterói se vio obligado a trasladarse a la Avenida da Liberdade porque se creó una autopista que cruzaba el barrio japonés por el medio. Muchos comercios huyeron por las obras. Sin embargo, líderes nikkei como Tanaka Yoshikazu y el empresario Mizumoto Tsuyoshi aprovecharon la crisis como una oportunidad para desarrollar el barrio.

Tras someterse a una renovación a gran escala con la que se equipó de una gran puerta torii lacada en bermellón, lamparillas decorativas y un jardín tradicional, el barrio japonés pasó a llamarse barrio oriental en noviembre de 1974. En este proceso de resurgimiento, se organizó un mercado oriental, un festival de las flores, un festival oriental, un festival de Tanabata y una competición de elaborar mochi, acontecimientos basados en tradiciones japonesas que aportaron carácter al lugar.

El jardín japonés de la calle Galvão Bueno, en el barrio oriental de São Paulo.
El jardín japonés de la calle Galvão Bueno, en el barrio oriental de São Paulo.

Tiras de papel del festival de Tanabata en São Paulo.
Tiras de papel del festival de Tanabata en São Paulo.

El bullicioso mercado oriental que se organiza los fines de semana en la plaza Liberdade.
El bullicioso mercado oriental que se organiza los fines de semana en la plaza Liberdade.

Brasil empezó a recibir inmigración de Taiwán y Corea del Sur en los años sesenta. Como en aquellos tiempos muchos taiwaneses y surcoreanos entendían el japonés, algunos se implantaron en la zona del barrio oriental para obtener información en dicho idioma y devinieron miembros troncales de la comunidad durante las dos décadas posteriores. En los años noventa apareció un flujo de inmigración china que empezó a abrir allí sus negocios.

Actualmente la calle Conselheiro Furtado, en el extremo este del barrio oriental, acoge instalaciones chinas como el Centro Chino de São Paulo, la Asociación de Ciudadanos Cantoneses de Brasil y la sede de los templos de Guanyin en Brasil, y cuenta con numerosos restaurantes y tiendas regentados por personas de origen chino. Los comercios japoneses se intercalan con establecimientos y entidades chinas como supermercados, hoteles, restaurantes, bares, karaokes, tiendas, redacciones de periódicos, agencias de viajes, clínicas, peluquerías, escuelas e iglesias cristianas, por lo que la zona ha adquirido también un aire de pequeño barrio chino.

El Centro Chino de São Paulo, situado en la calle Conselheiro Furtado.
El Centro Chino de São Paulo, situado en la calle Conselheiro Furtado.

El templo chino de la calle Conselheiro Furtado.
El templo chino de la calle Conselheiro Furtado.

El barrio oriental como centro de difusión de la cultura popular nikkei

Además de que la población de origen chino en Brasil aumentó, en los años noventa se disparó el número de nikkei que se marcharon solos a Japón a trabajar para mantener a sus familias. Con el relevo generacional, se temió que la sociedad nikkei se viera diezmada y fuera desintegrándose. En cambio, el liderazgo de las nuevas generaciones permitió que surgieran manifestaciones de la cultura japonesa sin mediar con el idioma japonés y la comunidad nikkei, y el barrio oriental pasó a ser una plataforma de materialización de la cultura nikkei, entendida como cultura japonesa reinterpretada y recreada en Brasil.

Cartel de un restaurante de rāmen del barrio oriental.
Cartel de un restaurante de rāmen del barrio oriental.

Pongamos como ejemplo el sushi, una especialidad japonesa típica también presente en Brasil. Mientras que existen restaurantes en que los chefs nikkei preparan el sushi a la manera tradicional, también hay bares y restaurantes que lo sirven con aguacate o con guaba. Es así como un plato originado en Japón, al añadirle un toque brasileño, se transforma en parte de la cultura nikkei.

En la primera década del siglo XXI, en el barrio oriental atrajo a jóvenes aficionados al cosplay y al visual kei y asumió el papel de centro de difusión de la cultura popular nikkei y de intercambio de información sobre Japón. Por aquellos tiempos también proliferaron las pinturas murales inspiradas en el anime japonés, distintas de los grafitis brasileños. Estas modas y expresiones artísticas no se disfrutan como una mera copia de las tendencias japonesas, sino con toques brasileños añadidos que las convierten en cultura nikkei, es decir, en cultura japonesa brasilizada.

Un mural inspirado en el anime japonés que encontré en la calle Galvão Bueno.
Un mural inspirado en el anime japonés que encontré en la calle Galvão Bueno.

En estos días el barrio oriental reúne a jóvenes nikkei de segunda generación que han vivido en Japón y brasileños aficionados a la cultura popular nikkei, con lo que ha adquirido también la función de lugar donde dar rienda suelta a la admiración y la nostalgia por lo japonés.

Muchos aficionados al anime japonés se reúnen en la plaza Liberdade los fines de semana.
Muchos aficionados al anime japonés se reúnen en la plaza Liberdade los fines de semana.

La fachada de la sede Ginza-Liberdade del banco Bradesco recuerda a un castillo japonés.
La fachada de la sede Ginza-Liberdade del banco Bradesco recuerda a un castillo japonés.

El barrio oriental también sufre los estragos de la pandemia

Con la propagación del nuevo coronavirus a principios de 2020, en marzo la ciudad de São Paulo decretó un confinamiento. El barrio oriental, que los fines de semana suele estar tan concurrido que cuesta caminar por él, quedó prácticamente desierto. Sus restaurantes gestionaron la situación ofreciendo su comida en bentō y platos para llevar, pero el daño que sufrieron fue incalculable. El gerente del supermercado de productos taiwaneses Towa falleció a causa de la COVID-19.

Según el diario Jornal do Nikkey, que tiene la sede central en el barrio oriental, y lo que me cuentan amigos y conocidos que viven en São Paulo, después de que se levantara la orden de confinamiento en julio, empezaron a abrir negocios en la zona. Se aplican las medidas preventivas indicadas por la Oficina Municipal de Sanidad, como tomar la temperatura y desinfectar los zapatos al entrar en los establecimientos, limpiar con alcohol, envolver los palillos y los pañuelos, y reducir el aforo a la tercera parte de lo habitual.

La Asociación Brasileña de Cultura Japonesa y Asistencia Social, otra de las caras del barrio oriental, también tuvo que interrumpir su funcionamiento temporalmente, pero lo retomó el 15 de julio. Las actividades que suele organizar, como el festival cultural, se ofrecen ahora a través de YouTube y Facebook. Se prevé que el relevo generacional que preocupaba a la comunidad nikkei se vea acelerado por la virtualización de las actividades y otros servicios de la asociación. Con todo, dada la preferencia por lo analógico de las personas de edad más avanzada de primera y segunda generación nikkei y la falta de infraestructuras de las zonas rurales, seguramente las actividades virtuales y las presenciales sigan coexistiendo durante un tiempo.

También tuve la oportunidad de hablar con Toshio Ichikawa, de 72 años, presidente de la Federación de Asociaciones de Prefecturas de Japón en Brasil. Ichikawa es un nikkei de segunda generación nacido en una colonia de Aliança del interior del estado de São Paulo que estudió ingeniería en el Instituto Tecnológico de Aeronáutica. Aunque ahora lleva una vida algo anodina porque las actividades de la federación se han trasladado a internet y las reuniones familiares de los fines de semana han tenido que cancelarse, se mostró ilusionado por el inminente nacimiento de su tercer nieto. El mayor acontecimiento de la comunidad nikkei en Brasil, el Festival de Japón (Festival do Japão), se ha pospuesto, pero el 7 de noviembre se organizó un Festival de Japón en Línea por YouTube, destinado principalmente a los jóvenes nikkei.

Brasil es el tercer país del mundo con más contagios por el nuevo coronavirus, con un recuento acumulado de 5.323.630 casos a finales de octubre del pasado año. El número de víctimas mortales de la enfermedad rebasa los 150.000, una cifra solo superada por Estados Unidos. A pesar de todos los fallecimientos, siguen naciendo nuevas vidas. La comunidad nikkei de Brasil viene afrontando y superando infinidad de dificultades hasta la fecha. Aunque todavía no veamos el fin de la situación actual, espero con ansia el resurgimiento del barrio oriental de São Paulo, tanto en el mundo tangible como en el virtual.

(Las fotografías son del autor del artículo.)

Fotografía del titular: El gran torii lacado en bermellón y las lamparillas decorativas, símbolos del barrio oriental de São Paulo. (Tomada por el autor del artículo.)

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