
Inoue Naoya, el “monstruo” del boxeo japonés
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La racha del as del boxeo nipón Inoue Naoya no tiene fin. El apodado Monstruo está actualmente en posesión de los títulos de campeón de peso gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA, por sus siglas en inglés) y de la Federación Internacional de Boxeo (IBF). Con una ristra de títulos mundiales conquistados por nocaut a sus espaldas, su reputación fuera de las fronteras japonesas es cada vez más notable. Así lo demuestra el ranquin libra por libra de la prestigiosa revista estadounidense The Ring, que clasifica a todos los boxeadores del mundo por peso —sin ajustarse a las categorías—, y en el cual Inoue figura como el cuarto más popular incluyendo los pesos pesados y medios. Resulta más fácil hacerse una idea de lo que significa ese cuarto puesto si se piensa en las clasificaciones mundiales de tenis y golf. Esa es la diferencia entre la fama internacional de Inoue y la de los otros casi cien campeones que Japón ha dado al mundo en el más de medio siglo transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial.
Un todoterreno que domina todas las destrezas básicas
¿Qué es lo que convierte a Inoue el Monstruo en un luchador tan fuerte? ¿La potencia de sus puños? ¿La velocidad? ¿La perfección de su técnica? La respuesta es “todo”. Existen muchos tipos de boxeadores en función de sus puntos fuertes, e Inoue es un todoterreno que domina todas las destrezas. Su estilo de combate es extremadamente ortodoxo. Ataca principalmente con uno-dos o gancho izquierdo al hígado, y se defiende combinando un juego de piernas y movimiento del tronco fluidos con el uso de los guantes para bloquear el ataque del contrario. En el ring no sorprende con trucos técnicos ni salidas inesperadas; su estilo se caracteriza por la ejecución de las técnicas básicas a un nivel excelso.
El Monstruo continúa invicto y ha ganado por nocaut dieciséis de los dieciocho combates que ha peleado en su carrera profesional. Entrevistamos a un par de expertos para conocer su opinión sobre Inoue. Yamanaka Shinsuke, excampeón de peso gallo —la misma categoría que Inoue— del Consejo Mundial de Boxeo, analiza los golpes con los que el fenómeno colecciona sus fueras de combate: “Inoue puede noquear al adversario con cualquiera de sus puñetazos: el directo, el gancho y el uppercut, tanto de derecha como de izquierda. Es decir que es capaz de ejecutar todos los golpes con la máxima potencia. En el boxeo se utiliza el juego de piernas, se lanzan golpes en serie y se esquivan los puños del adversario. Al moverse se pierde el equilibrio; se aprovecha la inercia del cuerpo para golpear, pero resulta difícil dar puñetazos fuertes. Sin embargo, Inoue sí sabe hacerlo y eso me parece impresionante”.
Yamanaka logró defender el título del Consejo Mundial de Boxeo en doce ocasiones, un logro que lo convirtió en el segundo boxeador japonés que ha retenido durante más tiempo un título mundial. Hasta un boxeador que hizo historia como él se postra ante las dotes de Inoue.
El excampeón de Japón de peso ligero Ishii Ichitarō, que actualmente entrena a boxeadores profesionales en su propio gimnasio, compara la habilidad de Inoue con la de un experto en artes marciales: “Cuando el oponente va a atacar, Inoue desarma la ofensiva en un instante retrocediendo un paso rápidamente o bloqueándola. Cuando, por el contrario, el otro descansa un momento, cambia de posición o hace una pausa, jamás pierde la oportunidad de atacar. Parece un experto en artes marciales antiguas, que anticipa todas las acciones del oponente”.
¿Podemos afirmar, entonces, que Inoue tiene un don natural para el boxeo? Su padre y entrenador, Inoue Shingo, lo niega rotundamente: “Los que hablan de don natural solo se fijan en los resultados. Naoya no es para nada un superdotado del boxeo. Su habilidad es fruto de escuchar mis indicaciones incontables veces desde pequeño y entrenar a base de repetir todo lo que no le salía bien”.
Entrenado para machacar lo básico y adquirir autonomía
Inoue Naoya empezó el boxeo a los seis años de edad. El pequeño dijo que quería probar la disciplina al ver a su padre entrenar para luchar como aficionado. Tanto él como su hermano menor Takuma se calzaron los guantes desde la infancia.
La filosofía de entrenamiento del padre se centraba en lo básico. Como él mismo sugería más arriba, su sistema consistía en repetir lo que no salía bien tantas veces como fuera necesario hasta que saliera. Tras lanzar un puñetazo, hay que recuperar la forma rápidamente y defenderse. Al efectuar una serie de golpes, hay que ir cambiando de posición y prepararse para el siguiente ataque mientras se frena el ataque del contrario. Hacer lo ordinario como si fuera fácil resulta difícil en cualquier deporte. Los Inoue no desatendieron “lo ordinario”, sino que se propusieron dominarlo a un nivel muy alto. Naoya sigue repitiendo la rutina de movimientos básicos incluso ahora que es profesional. Es ese esfuerzo incesante lo que lo convirtió en un todoterreno.
Inoue Naoya suda practicando movimientos en solitario, el 3 de mayo de 2019, en el Ōhashi Gym de Yokohama. (Jiji Press)
El hecho de que el padre promoviera la autonomía de los hijos en el entrenamiento es otra de las claves del apabullante éxito del primogénito. Sin embargo, Shingo confiesa que no tenía ninguna intención de introducir a los niños en el boxeo, e Inoue confirma que jamás se sintió forzado por él a practicar la disciplina. “Cuando participaba en torneos durante la escuela secundaria, me quedé de piedra al ver que los entrenadores de otros chicos les gritaban y les pegaban. Así solo se logra que aborrezcan el deporte, que empezaron porque les gustaba, y que terminen dejándolo.
Seguramente porque el boxeo es un camino que eligió por voluntad propia, Naoya siguió adelante con el riguroso entrenamiento del padre y llegó a amar de verdad ese deporte.