Genji monogatari (1): la obra clásica culmen de la literatura japonesa

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Shimauchi Keiji [Perfil]

Genji monogatari comprime en sus páginas la esencia de la cultura japonesa. Fue escrita en el periodo Heian (794-1185), pero lejos de perder su brillo, con el paso del tiempo ha seguido cautivando a un espectro cada vez más amplio de lectores.

La influencia de Genji monogatari incluso en las obras de Murakami Haruki

El atractivo protagonista de la historia se encuentra con todo tipo de personajes peculiares. Por ejemplo, Suetsumuhana es una mujer de nariz roja que pese a ser noble, nieta de un emperador, vive en la pobreza. Su nombre procede de un tipo de cártamo, una planta de flores rojas, pero también es un juego de palabras: la parte final de su nombre, “hana”, se puede interpretar en japonés como “flor” o como “nariz”. En Genji monogatari abundan los elementos serios y dramáticos, como los triángulos amorosos y los “hijos del pecado” que surgen de ellos, pero entre ellos aparecen también personajes como Suetsumuhana, princesa de nariz roja, capaces de dotar a la escena de un toque de comedia y arrancarle una sonrisa al lector. Como ella hay docenas de personajes en la novela.

Son muchos los pasajes que resultan inolvidables, una vez leídos. Cuando la esposa de Hikaru Genji comienza un amorío con otro hombre, por ejemplo. Ella oculta una carta enviada por su amante bajo un almohadón, pero Genji la encuentra. El momento del descubrimiento de esa carta de amor se ha convertido en un elemento clásico de la literatura japonesa, contado una y otra vez de mil modos diferentes en obras posteriores.

De este modo, tras leer Genji monogatari uno puede encontrar en la literatura posterior pasajes basados en famosas escenas del inmortal clásico. En ese sentido, Genji monogatari puede considerarse una enciclopedia de la literatura japonesa. Murakami Haruki, de gran fama internacional, incluyó también una escena basada en Genji monogatari en su novela de 2002 Umibe no Kafuka (Kafka en la orilla).

Algo que debe recalcarse sobre Genji es el peso que da a su crítica de la civilización y la sociedad a través de los diálogos de sus personajes. Un buen ejemplo es el pasaje en el que un grupo conversa acerca de “cómo es la mujer perfecta, a los ojos de los hombres”. Otro ejemplo es la reflexión que hace Hikaru Genji en Rokujōin, durante una época de felicidad en su vida, en la que se pregunta para qué se cuentan las historias, pese a ser él el protagonista de una de ellas.

El hecho de que la crítica a la civilización formara parte de manera natural de una obra escrita a principios del siglo XI nos da una idea del auge cultural que experimentaba la sociedad japonesa en ese momento. Miyabi, un concepto cultural de esa época, se veía representado por conversaciones en la corte entre hombres nobles y sirvientas intelectuales, y se combinaba con una observación aguda del ser humano para formar un espíritu crítico. A medida que uno lee Genji monogatari va preguntándose de forma natural qué significa estar vivo y ser humano.

La representación de Genji en las bellas artes

El tema principal de Genji monogatari consiste en ver cómo la alegría de vivir termina por convertirse en tristeza, a medida que el destino conduce a los personajes hacia la desesperación por su incapacidad de amar a otros como debieran. Seguramente podrían decirnos que se trata de un tema presente en la literatura de cualquier país del mundo, y tendrían razón. Y sin embargo, en el interior del lector resuena una emoción duradera al ver cómo ni siquiera Genji, un personaje dotado de una hermosa apariencia y todo tipo de talentos artísticos, puede hacer felices a sus amantes, y termina sufriendo. Este sentimiento, impactante y puro, que parmanece con nosotros incluso después de haber terminado la novela, es su mayor encanto.

Genji monogatari cuenta con más de un milenio de amor por parte de sus lectores, y ha influido en otras artes además de las literarias. Sobre todo lo ha hecho en las bellas artes. Son muchos los cuadros, rollos y biombos que representan escenas de la novela. Quien los contempla puede tratar de adivinar de qué momento se trata, basándose en las actividades de la corte, los personajes, la estación o el paisaje que se muestran. Por medio de esa contemplación de las obras se puede visitar de nuevo esa historia del siglo XI, y experimentar otra vez las vidas, llenas de belleza y dolor, de sus personajes.

Aquellos que aún no han leído Genji monogatari quizá sientan interés al disfrutar de las imágenes de los rollos y biombos, y deseos de conocer ese atractivo mundo representado en ellas, algo que se puede trasnformar en motivación para leer la novela.

Bienvenidos al mundo de Genji monogatari. En sus páginas, como si de una enciclopedia, o incluso unos grandes almacenes se tratara, podemos asomarnos a la totalidad de la cultura japonesa. Sus tesoros, llenos de belleza y atractivo, pueden servir a los lectores de esta época en sus vidas actuales.

(Traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: “Genji monogatari Suma / Matsukaze - parte derecha” (Fondo del Museo de Historia de la Universidad Gakushūin). Hikaru Genji es el personaje de la izquierda. Genji añora la capital y contempla el mar junto a Suma, con el pecho lleno de dolor. En la habitación contigua, sus sirvientes esperan, ociosos.)

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Académico de literatura japonesa y crítico de arte literario. Profesor en la Universidad de Comunicación Eléctrica. Nacido en 1955 en la prefectura de Nagasaki. Aprendió sobre Genji monogatari de mano del experto Akiyama Ken, de la Universidad de Tokio, y describió el objetivo de la novela como la consecución de la felicidad por medio del establecimiento de relaciones humanas. En 1984 logró completar su posgrado en dicha universidad, y se doctoró en Literatura. Sus principales obras son Genji monogatari monogatari (La historia sobre la historia de Genji; Shinchōsha, 2008), Mishima Yukio - hōjō no umi e sosogu (Mishima Yukio - verter un mar de fertilidad; Minerva Shobō, 2009) y Yamatodamashi no seishinshi - Motoori Norinaga kara Mishima Yukio e (Una historia espiritual del alma de Yamato - desde Monoori Norinaga hasta Mishima Yukio; Wedge, 2015)

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