El “no sé qué” de Osaka

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Kō Hiroki [Perfil]

Osaka es una ciudad de ambiente único. Los distritos comerciales, en especial, y los mercados de la zona Minami están repletos de misteriosas atracciones para los turistas extranjeros. En junio de 2019 se celebra la cumbre del G20, y en 2025 llegará a la metrópoli una nueva exposición mundial. Examinamos la personalidad de sus calles y su encanto.

La cortesía de Osaka: “Esto me sobra”

La comunicación de los habitantes de Osaka, tanto en lo referente a la comida como a las compras, se muestra en una conversación única, que comienza desde el característico maido, “gracias”, pero que literalmente significa “(gracias por usar nuestros servicios) siempre”, antes de indicar el orgullo que sienten por sus productos. Si tomamos un taxi, el taxista hablará con nosotros del tiempo, o de los Hanshin Tigers, el equipo local de béisbol, y si nos sentamos en el mostrador de un restaurante nos preguntarán de dónde venimos, nos recomendarán los platos más ricos o lo que ese día tiene un sabor especialmente delicioso, charlas muy poco comunes en Tokio y otras ciudades.

Osaka es la cuna de un tipo de restaurante denominado kappō, en el que cocineros y clientes charlan por encima del mostrador; no se trata de un modelo en el que hay un menú consistente en una lista de platos con sus respectivos precios, sino más bien una comuncación entre ambas partes sobre la que viene la comida en sí.

Si queremos comprar un ingrediente, en otro lugar iríamos a un gran supermercado, leeríamos las etiquetas de las bandejas, esta tiene tantos gramos de carne de vaca kuroge wagyū para sukiyaki, esta otra tiene una chuleta de tantos gramos de vaca nacional… compararíamos esa información, meteríamos el producto necesario en nuestra cesta de la compra, haríamos cola en la caja registradora, donde el lector del código de barras pitaría, y ya está. Pero no en Osaka.

En los barrios comerciales de Osaka son, en su mayor parte, zonas para comprar productos de uso diario, que también poseen mercados; si por ejemplo nos acercamos a una tienda de pescado salado para ojear una barracuda salada de buen aspecto, podemos preguntarle a la persona que nos atiende cómo es mejor asarlo, y nos dirá algo como “Puedes hacerlo con el horno de tostar, pero luego se queda el olor; es mejor que lo hagas en una sartén a fuego medio, unos diez minutos por ambos lados”.

Y a veces nos regalan algo con nuestra compra, diciendo “Esto me sobra”. Definitivamente, estamos en Osaka.

Este tipo de comunicación, típica de Osaka, no es algo que dependa del vocabulario o la entonación características de esa variante local del japonés, sino más bien de la forma en que toman contacto real entre sí los comerciantes y los clientes a lo largo de mucho tiempo, en esas zonas comerciales de la ciudad. Esos divertidos aires de cierta superioridad que se dan los habitantes de Osaka, y de los que tanto se habla, no se deben a los elementos cómicos que la agencia de humoristas Yoshimoto ha hecho famosos en todo el país, sino más bien a la manera en que esos habitantes hablan entre sí, cómo se sienten y cómo se expresan.

Una gran urbe capaz de extender “conciencia local”

Osaka es una ciudad grande. Nadie lo pone en duda. Las grandes conurbaciones y ciudades son lugares donde uno puede pasar desapercibido, donde por supuesto podemos pasear y comer como turistas, o hacer nuestras compras en tiendas de las zonas de moda.

Y sin embargo, en la zona de Osaka Minami tanto clientes como dependientes son personas con nombres reales, y miembros en muchos casos de una comunidad que comparte una conciencia local.

Poder hacer uso de ese anonimato es también, por supuesto, un requisito indispensable para disfrutar de la vida en la ciudad, pero la forma en que experimentemos esa vida e interactuemos con los demás en nuestro día a día cambiará por completo si consideramos que en una gran metrópoli el número de personas a las que podemos llegar a conocer en persona se ve limitado, o si pensamos que ese número es infinito.

Las personas que viven en este lugar llamado Osaka parten de una ética social basada en la idea de que “Todos son mis conocidos, todos son buena gente, todos son interesantes”; es algo que puede comprender incluso un turista extranjero que no habla japonés. Se trata de emociones que no se pueden mostrar con datos o números, pero quizá los habitantes de esta ciudad podamos sentir algo similar al visitar los barrios populares de lugares como París o Estambul.

Un nuevo mundo rebosante del sabor popular de Osaka (imagen de Kuroiwa Masakazu)
Un nuevo mundo rebosante del sabor popular de Osaka (imagen de Kuroiwa Masakazu)

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Dōtonbori, la zona comercial más representativa de Osaka Minami - imagen de Kuroiwa Masakazu)

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Editor y escritor. Profesor de la Universidad Femenina Shōin de Kobe. Nacido en Kishiwada, Osaka, en 1958. En 1989 fundó la revista de información urbana Meets regional, sobre la zona Keihanshin (que abarca las zonas metropolitanas de Kioto, Osaka y Kobe), en la que trabajó como editor jefe durante 12 años. En 2006 cofundó el Grupo Editorial 140B. Sus principales publicaciones incluyen K-shi no Ōsakaben bungakuron (Crítica literaria del dialecto de Osaka del señor K, 2018, Mishima), Nomikui sekaiichi no Ōsaka (Osaka, la capital mundial de las comidas de pie, 2012, Mishima), “Umaimon’ya” kara no Ōsakaron (Osaka como “Especialista en cosas ricas”, NHK, 2011) y Machiba no Ōsakaron (Osaka, la ciudad, Shinchōsha, 2010).

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