Wada Shizuka, la voz de muchas mujeres solteras de mediana y avanzada edad en Japón

Sociedad Trabajo

Hablamos con Wada Shizuka, escritora que se dio a conocer con el libro Jikyū wa itsumo saitei chingin, korette watashi no sei desuka? Kokkaigiin ni kiitemita (Pregunté a un miembro de la Dieta: ‘¿Tengo yo la culpa de haber cobrado siempre el salario mínimo por hora?’).

Wada Shizuka WADA Shizuka

Nacida en 1965. Después de trabajar como asistenta de la crítica musical y letrista Yukawa Reiko, se establece como redactora musical autónoma. En 2021 logra el insólito hito de publicar dos superventas de temática política: Jikyū wa itsumo saitei chingin, korette watashi no sei desuka? Kokkaigiin ni kiitemita (Pregunté a un miembro de la Dieta: ‘¿Tengo yo la culpa de haber cobrado siempre el salario mínimo por hora?’) y Senkyo katsudō, birakubari kara yattemita. Kagawa 1-ku micchaku nikki (Participé en una campaña electoral desde la distribución de panfletos: diario del primer distrito electoral de Kagawa). En 2023 publica 50-dai de hitoashi okurete feminizumu o shitta watashi ga hitori de anshin shite kurashiteiku tame ni kangaeta mijikana seiji no koto (Ideas políticas de temas cotidianos concebidas por una mujer que descubrió el feminismo algo tarde, en la cincuentena, para vivir sola con tranquilidad). Actualmente colabora en la revista mensual Sekai (El mundo) con la columna Hitori de kurasu watashitachi (Las que vivimos solas).

Tocar fondo en la vida

A Wada, que durante mucho tiempo trabajó como redactora musical, se le despertó una profunda desconfianza hacia la política y la sociedad japonesa actuales durante la pandemia, cuando, a los 50 y pico, se vio sumida en la peor situación económica de su vida. Sin embargo, las dificultades para mantener sus finanzas a flote ya habían empezado al pasar la barrera de los 40: “De joven iba pasando con la escritura. Pero, al entrar en la cuarentena, de repente el volumen de trabajo de redacción disminuyó de golpe. No me quedó más remedio que aferrarme al trabajo por horas para mantenerme: en tiendas de conveniencia, panaderías, supermercados, restaurantes, tiendas de onigiri… La mayor parte fue en el sector de la restauración”.

Siempre cobraba el salario mínimo por hora. En 2008, por ejemplo, tenía 44 años y le pagaban 850 yenes la hora en una tienda de conveniencia. Lo dejó al cabo de tres años y el anuncio que puso la empresa para buscar a su sustituto prometía 900 yenes por hora: “Me dio mucha rabia que a mí no me hubieran subido el sueldo”.

Vivía con unos ingresos míseros que rondaban el millón y medio de yenes anuales: “Pensaba que todo era culpa mía. Me preguntaba por qué había elegido aquella vida y me desbordaban la ira contra mí misma y la tristeza. Vivimos en una sociedad en la que lo normal es casarse y tener hijos. A mí no me llamaba el matrimonio, pero me arrepentía muchísimo de no haber buscado un empleo fijo”.

Para postre, en 2020, perdió el trabajo del que dependía su supervivencia por culpa de la pandemia. Había tocado fondo a los 55 años.

Presentar sus preocupaciones a un miembro de la Dieta

La pandemia de la COVID-19 perjudicó a las personas vulnerables y, especialmente, a las mujeres. Se empezó a despedir y rescindir el contrato a los trabajadores no regulares y el número de mujeres que se quedaron sin empleo fue 1,8 veces mayor que el de hombres.

El libro de Wada se publicó en 2021 con tapa dura y en 2024 salió la edición de bolsillo. (Asahi Shinbun Publications)
El libro de Wada se publicó en 2021 con tapa dura y en 2024 salió la edición de bolsillo. (Asahi Shinbun Publications)

¿Qué me depara la vejez? ¿Es completamente culpa mía que mi porvenir no esté claro? En un momento en que la atormentaban este tipo de pensamientos, Wada descubrió un documental estrenado en 2020 y titulado Naze kimi wa sōridaijin ni narenai no ka (¿Por qué tú no puedes ser primer ministro?) que seguía la trayectoria del diputado Ogawa Jun’ya durante 17 años. Impactada por la historia de aquel político que luchaba en la brecha entre lo ideal y lo real, decidió transmitirle directamente sus inquietudes respecto al futuro.

Wada abordó a Ogawa a bocajarro: “Quiero sacar un libro de política en el que usted responda a mis dudas”. Su entusiasmo caló en el político y se estableció un diálogo entre ambos. Wada le lanzaba preguntas con toda franqueza sobre temas muy diversos ―la baja natalidad y el envejecimiento demográfico, la brecha económica, los impuestos, la seguridad social, etc.― y Ogawa se las respondía. Sus interacciones no fueron ningún camino de rosas: “Cuando le pregunté sobre las bases del sistema impositivo y financiero, dijo que iba a ser difícil explicármelo y terminó sudando la gota gorda durante tres horas para desgranarlo”.

Garantizar la vivienda, una cuestión de vida o muerte

A veces Wada no se quedaba satisfecha con la respuesta de Ogawa y se la rebatía o seguía insistiendo para profundizar. El diálogo entre ambos pone de manifiesto las dificultades vitales que perciben las mujeres solteras de mediana y avanzada edad. Para Wada, por ejemplo, la vivienda es una cuestión de vida o muerte. En Japón existen ayudas para comprar una vivienda, como las ventajas impositivas de las viviendas de nueva construcción, pero no se prioriza garantizar la vivienda mediante políticas sociales. La escritora se quedó de piedra al descubrir esta realidad.

“Al entrar en la cuarentena, los ingresos no me llegaban para cubrir el alquiler del apartamento donde vivía y empecé a trabajar por horas en una tienda de conveniencia. Aun así, me acabé mudando a los dos años. Desde entonces no he parado de ir de aquí para allá buscando pisos baratos y cambiando de dirección. En las inmobiliarias me dicen: ‘¿Eres autónoma? Soltera y a tu edad, lo tienes difícil’. No sé si podré seguir de alquiler en adelante. Me da por pensar que, estando así las cosas, más me vale morirme pronto. Creo que todas las mujeres de mediana y avanzada edad que viven solas se encuentran en una situación parecida”.

Muchas de las mujeres con trabajo irregular pertenecen a la generación de la era glacial del empleo (generación que buscó empleo en las décadas de 1990 y 2000): “En el caso de los hombres, son bastantes los que, a pesar de haber empezado como empleados irregulares, más tarde consiguieron un contrato regular. Las mujeres, en cambio, una vez que se montan al tren del empleo precario, se quedan toda la vida en él”.

“El sistema de pensiones japonés se estructura en dos niveles: el seguro nacional de pensiones (pensión básica) y el seguro de pensiones corporativo. Los autónomos y trabajadores irregulares, aun pagando la cuota del seguro nacional (16.980 yenes al mes en el año fiscal 2024) durante 40 años, acaban cobrando una pensión de solo 65.000 al mes. Si el alquiler es de 70.000 yenes, uno ya está en un callejón sin salida”.

“Si pagas un alquiler barato de vivienda pública, a lo mejor puedes ir tirando. Pero, por más que cada vez haya más hogares unipersonales, casi toda la vivienda de este tipo es para familias. Hay poca oferta y mucha demanda. Las viviendas públicas unipersonales de la prefectura de Tokio están destinadas a personas mayores de 60 años, por lo que yo ni siquiera puedo acceder a ellas. Quisiera que se hiciera más vivienda pública para que las mujeres solteras de mediana y avanzada edad que no pueden permitirse un alquiler privado vivieran tranquilas hasta el final de su vida”.

En abril de 2024 entró en vigor la Nueva Ley de Ayuda a Mujeres con Dificultades, pero da la impresión de que la política base que la integra enfoca la ayuda principalmente a víctimas de violencia doméstica y a mujeres jóvenes que sufren abusos sexuales. Las mujeres solteras de edad mediana y avanzada con dificultades se quedan “abandonadas” en la práctica.

Algo más importante que el “muro salarial”

Desde las elecciones generales de octubre de 2024, el debate político se ha centrado en el problema de la revisión del llamado muro salarial, relacionado con el impuesto sobre la renta y la seguridad social. Los cónyuges económicamente dependientes de asalariados del sector privado y funcionarios (beneficiarios de seguro de categoría 3), por ejemplo, pueden beneficiarse de la pensión básica sin haber abonado ninguna cuota siempre que sus ingresos anuales no lleguen a 1.300.000 yenes. Por encima de dicha cantidad, están obligados a pagar las cuotas del seguro, por lo que la mayoría evita trabajar demasiado para no ver reducido los ingresos netos.

“Es comprensible que, como todos viven unas finanzas domésticas muy justas, den prioridad a cobrar una cantidad más inmediata en lugar de dársela a una pensión que cobrarán en 20 o 30 años. Pero deberían pensarlo bien. El de los beneficiarios de seguro de categoría 3 es un sistema que perpetúa una división del trabajo por géneros que relega a la mujer a empleos complementarios con salarios bajos. El consabido ‘muro’ no afecta en nada a las mujeres que no tienen un marido de quien depender. En cuanto a las amas de casa, las otras mujeres piensan que son unas ‘aprovechadas’ y eso también crea una división entre nosotras”.

“Opino que todos, hombres y mujeres, deberían pagar impuestos y cuotas del seguro de pensiones acordes a su trabajo, y quisiera que se debatiera positivamente el aumento de la pensión básica. Antes de hablar del ‘muro salarial’, es necesario dedicar un buen tiempo a restructurar a fondo el sistema de la seguridad social, pero los políticos no afrontan esta cuestión. Ese es el mayor problema”.

¡Hay que aumentar el número de mujeres en la política!

A Wada le nació la indignación respecto a la brecha de género en la sociedad japonesa más bien tarde, pasados los 50: “Al echar la vista atrás, me di cuenta de que de joven había aceptado inconscientemente la discriminación hacia la mujer y que incluso había contribuido a ella”.

En 1985, año en que se aprobó la Ley de Igualdad de Oportunidades Laborales, Wada, que entonces tenía 20 años, se convirtió en la asistenta de la crítica musical Yukawa Reiko. En aquella época a Yukawa le llovían las entrevistas porque encarnaba un modelo de mujer que compaginaba la vida profesional con la familiar.

Wada se indignó con Yukawa, que “fingía ser la mujer ideal” mientras sus asistentas y niñeras se encargaban del “trabajo doméstico” como las tareas de la casa y la crianza de sus hijos: “Me enfadaba que se valorara tanto su trabajo cuando dejaba de lado a su familia. Ahora comprendo muy bien la pesada carga que acarreaba al no poder contar con la colaboración de su marido en nada”.

A los 27 años, Wada se estableció como profesional independiente. Empezó siendo una soñadora que se contentaba con escribir sobre la música, su gran pasión. Con los años, fue descubriendo la discriminación hacia las mujeres que existe en el sector musical: “Las mujeres han desempeñado un papel importantísimo en la promoción del rock y el pop de otros países. Son buenos ejemplos de ello la propia Yukawa y Hoshika Rumiko, primera periodista de Japón que entrevistó a los Beatles. A pesar de ello, no se les reconocen los logros. Se tilda a las mujeres redactoras de ‘cortitas’ y no se las aprecia como es debido”. Se sabe que también existe brecha de género en las tarifas que se pagan a los escritores y que el volumen de trabajo de las mujeres va disminuyendo a medida que envejecen.

“A las mujeres nos pisotean solo por existir. El mundo que ven los que pisan no es el mismo que el que ven los que son pisoteados”, constató Wada. Restructurar el sistema de la seguridad social, subir el salario mínimo (en octubre de 2024, la media nacional era de 1.055 por hora), ofrecer ayudas al empleo para mujeres de mediana y avanzada edad, y garantizar la vivienda. Es obvio que, para aplicar medidas que permitan a las mujeres que viven solas disfrutar de una vejez tranquila, se necesitan más mujeres en la política. Actualmente el porcentaje de mujeres en la Dieta es del 19 %, una cifra muy alejada de la paridad que implicaría una cifra igual de hombres que de mujeres.

¿Cómo se puede aumentar la presencia de la mujer en política? Wada visitó la Asamblea Municipal de Ōiso (prefectura de Kanagawa), el primer municipio de Japón que logró la paridad, para buscar pistas. Entrevistó a distintas mujeres de este pueblo cuya Asamblea lleva más de 20 años disfrutando de paridad de género y aprendió la importancia de crear una comunidad unida mediante movimientos ciudadanos y movimientos de consumidores. Los resultados se publicaron en 2023 en un libro titulado 50-dai de hitoashi okurete feminizumu o shitta watashi ga hitori de anshin shite kurashiteiku tame ni kangaeta mijikana seiji no koto (Ideas políticas cotidianas concebidas por una mujer que descubrió el feminismo algo tarde, en la cincuentena, para vivir sola con tranquilidad).

La voluntad de eliminar la “división” entre las mujeres

Hoy en día, Wada escribe una columna sobre mujeres solteras de mediana y avanzada edad que viven solas. Como, por ejemplo, la mujer que, agotada por tener que compaginar el trabajo con el cuidado de su madre, entró en depresión y dejó el trabajo. O la funcionaria con contrato irregular sometida a una enorme inestabilidad a pesar de desempeñar un trabajo especializado. O la escritora musical de 68 años, compañera de profesión, que a duras penas se mantiene a flote trabajando en turnos nocturnos. Todas son mujeres que se esfuerzan al máximo por sobrevivir a una realidad inclemente.

“Yo misma sigo ansiosa porque no vislumbro mi futuro en absoluto. Es probable que en el futuro tenga que volver a recurrir al trabajo por horas. Continúo hojeando las revistas gratuitas de ofertas de trabajo que hay en las estaciones y las tiendas de conveniencia”.

En ese “mundo de hombres” que es la política, el proceso hacia la paridad es un camino arduo. Wada no se muestra optimista, pero, por el momento, quiere ampliar su círculo de conexiones entre mujeres: “Escribo mis artículos con la intención de lanzar un llamado a las lectoras que se sientan identificadas para conectar. Como demuestra la polémica en torno a los beneficiarios de seguro de categoría 3, las mujeres tendemos a dividirnos. Si no nos unimos para alzar la voz juntas, no lograremos eliminar la discriminación que impera en tantos aspectos y aumentar nuestra presencia en política. Lo primero es acabar con las divisiones”.

Fotografía del encabezado: Wada en un parque de Tokio en diciembre de 2024. (Todas las fotografías del artículo, incluida la del encabezado, pertenecen a nippon.com).

(Traducido al español del original en japonés.)

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