“Fukushima, costa de la innovación”, el futuro de Hamadōri
Spa Resort Hawaiians, un eterno paraíso veraniego a solo tres horas de Tokio
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Un eterno paraíso veraniego gracias al calor de las aguas termales
Spa Resort Hawaiians, un popular centro de ocio de la ciudad de Iwaki, en la prefectura de Fukushima, promete en su eslogan un “eterno paraíso veraniego”. La temperatura del agua de su enorme piscina se mantiene a unos agradables 30 grados centígrados. Esto es posible gracias a la abundante agua caliente y al calor geotérmico de las termas de Iwaki Yumoto Onsen, que brotan a un ritmo de cinco toneladas por minuto.
El parque acuático (Water Park), que es una cúpula para todo tipo de climas y su instalación central, está repleto de palmeras tropicales y cuenta con una piscina fluyente con un acuario en su centro en el que nadan 1.300 tiburones y peces tropicales.
El parque acuático cuenta con tres impresionantes toboganes de más de 100 metros. Para emociones aún mayores, se recomienda usar el Big Aloha. Con una longitud de 283 metros y un desnivel de 40,5 metros, es el tobogán más largo de Japón.
Las aguas termales también ofrecen un ambiente de resort. El jardín del spa al aire libre Pareo se puede disfrutar en traje de baño, y también está el spa interior Spring Town, cuyo estilo está inspirado en la arquitectura del sur de Europa. La bañera de las termas al aire libre Edo-Jōwa Yoichi es la mayor del mundo, con 1.000 metros cuadrados, y ha sido incluida en el Libro Guinness de los Récords.
Hawaiians se encuentra a unas tres horas en coche desde Tokio y es ideal para hacer una excursión de un día. Hay autobuses gratuitos desde el área metropolitana de Tokio para los visitantes que pernoctan, por lo que se recomienda alojarse en el hotel anexo y disfrutar tranquilamente de las termas, las comidas y los espectáculos nocturnos.
En particular, los espectáculos de danza que atrajeron la atención en la película Hula Girls son de visita obligada. Además de la danza hula, hay una gran variedad de danzas polinesias, como la danza tahitiana y la danza del cuchillo de fuego samoano, que animarán el eterno ambiente veraniego.
La radical transformación de una molestia en un paraíso
Jōban Tankō, predecesora de Jōban Kōsan, a cargo de Hawaiians, se fundó en 1944. La empresa disfrutó de cierta prosperidad durante el periodo de crecimiento económico acelerado que siguió a las demandas especiales de la Guerra de Corea desarrollando el yacimiento de carbón de Jōban, cercano al área metropolitana, donde la demanda era elevada.
En su apogeo, la planta funcionaba 24 horas al día en tres turnos. Las familias al completo trabajaban unidas para apoyar la industria del carbón, con esposas e hijas clasificando el carbón extraído por los mineros. Toda la comunidad colaboraba bajo el lema “Una montaña, una familia”.
El gran enemigo de las explotaciones mineras es el agua de los manantiales. La mina de carbón de Jōban tenía manantiales calientes que brotaban a 60 °C, y había que bombear cuatro toneladas de agua caliente para extraer una tonelada de carbón. Los túneles de la mina estaban calientes y húmedos, y los trabajadores tenían que refrescarse en baños de agua fría mientras trabajaban.
Sin embargo, en la década de 1960, cuando la principal fuente de energía pasó del carbón al petróleo, el negocio de la mina de carbón de Jōban se vino abajo de repente. Con el espíritu de “Una montaña, una familia”, la empresa trató de seguir extrayendo carbón reduciendo la escala de las operaciones para proteger el sustento de sus 600 empleados, pero el coste del tratamiento de las aguas residuales de las fuentes termales, que ascendía a 200 millones de yenes al año, pesaba mucho sobre la empresa.
Con este telón de fondo, el entonces vicepresidente Nakamura Yutaka, que más tarde se convertiría en presidente, tuvo la idea de crear un espacio de verano eterno en la región de Tōhoku, utilizando las molestas aguas termales.
Desde el éxito de la canción Akogare no Hawai kōro (El crucero a Hawái de mis anhelos) en 1948, poco después de la guerra, Hawái era el paraíso soñado por los japoneses. Sin embargo, con el tipo de cambio fijo de 360 yenes por dólar, los viajes al extranjero resultaban un capricho muy caro. Así que pensaron que, si existiese un lugar donde la gente corriente pudiera experimentar la sensación de estar en Hawái, sin duda sería popular.
Las hula girls han sido un gran éxito desde la inauguración
No puede llamarse a un sitio “Hawái” solo porque haga calor todo el año y tenga una piscina climatizada. La empresa concibió la idea de un espectáculo de hula girls como pieza central de la atracción. En 1965, un año antes de la inauguración, se creó la Academia de Música y Danza Jōban, que empezó a formar bailarinas exclusivas.
Como toda la comunidad y las familias habían participado en el duro trabajo in situ de las minas, al principio no fue fácil reunir bailarinas, ya que les disgustaba la idea de bailar con el ombligo al aire. Las hula girls que se inscribieron fueron objeto de burlas por considerarlas “bailarinas desnudas”, pero estaban decididas a labrarse un futuro y entrenaron duro para ello. Antes de la inauguración actuaron en Tokio y otras ciudades para publicitar el hecho de que en Fukushima se crearía un “paraíso veraniego eterno”.
Hawaiians abrió sus puertas en enero de 1966 con el nombre de Jōban Hawaiian Center. El precio original de la entrada era de 400 yenes y la popular camiseta Aloha de recuerdo costaba 300 yenes. El eslogan “¡Toma 1.000 yenes y ven a Hawái!” se ganó el corazón del público y en el primer año visitaron el centro 1,2 millones de personas, superando con creces el objetivo de 800.000. Y en 1970, al quinto año de su inauguración, el número de visitantes ya superó los 1,5 millones.
Desde entonces, el complejo ha abierto una serie de instalaciones, entre ellas una piscina fluyente, toboganes de agua y un spa. En 1990, cuando se abrió la autopista de Jōban, el nombre cambió a “Spa Resort Hawaiians”. Ya no atraía a los visitantes porque no podían ir a Hawái, sino por su atractivo único como parque temático de aguas termales.
Cuando se estrenó la película Hula Girls en 2006, su popularidad se extendió por todo el país, y al año siguiente atrajo a una cifra récord de 1,67 millones de visitantes. Además, hoy presume de ser un “complejo para tres generaciones” del que pueden disfrutar desde niños pequeños hasta ancianos.
La alegría de las Hula Girls ayudó a superar el Gran Terremoto del Este de Japón
La zona se libró de sufrir daños importantes en el Gran Terremoto del Este de Japón del 11 de marzo de 2011, pero parte de los edificios resultaron dañados en una réplica ocurrida el 11 de abril de intensidad 6 en la escala japonesa. Toda la región de Fukushima se vio gravemente afectada por el accidente nuclear, rumores incluidos. Sekine Kazushi, director de Jōban Kōsan, recuerda: “En una encuesta independiente realizada tras la catástrofe, más del 40 % de los encuestados afirmaron que nunca volverían a ir a Fukushima, lo que supuso una gran conmoción”.
Las hula girls también apoyaron Hawaiians durante el cierre de operaciones, empezando por una visita a un centro de evacuación en la ciudad de Iwaki el 3 de mayo y lanzando la Caravana Nacional Kizuna de las hula girls. “La decisión de financiar la caravana fue difícil, pero realmente queríamos enviar el mensaje de que Fukushima tiene buen ánimo”, recuerda. “Las caras sonrientes de las hula girls, que también fueron víctimas de la catástrofe, nos dieron fuerzas”.
En unos seis meses se realizaron 247 representaciones en 125 localidades de 26 prefecturas de todo Japón y en Seúl (Corea del Sur) para promocionar los atractivos de Hawaiians y Fukushima.
Tras unas rápidas obras de restauración, Hawaiians reabrió parcialmente sus puertas en octubre, y cuando todo el complejo volvió en febrero de 2012, también se inauguró un nuevo hotel, Monolith Tower. Además del apoyo de los visitantes habituales, la caravana atrajo a nuevos aficionados, y el número de visitantes volvió rápidamente al mismo nivel que antes del terremoto. El éxito de las hula girls y el resurgimiento de Hawaiians fue cubierto por muchos medios de comunicación como símbolo de la reconstrucción tras el terremoto.
La pervivencia del espíritu comunitario de la región
Naturalmente, la crisis del COVID-19 también afectó gravemente a Hawaiians. Sin embargo, en diciembre de 2022, cuando por fin había vuelto a obtener beneficios, anunció que cooperaría con la iniciativa “Fukushima, costa de la innovación” que impulsa el Gobierno, un plan de reconstrucción para Hamadōri, en la prefectura de Fukushima. Sekine afirma: “Seguimos luchando por cuidarnos tras la COVID-19, pero queremos contribuir en todo lo que podamos”.
Debido a los efectos de la radiación del accidente nuclear, 12 municipios de Hamadōri se vieron obligados a evacuar, e incluso ahora, 12 años después, siguen en marcha las labores de reconstrucción y desmantelamiento. La vecina ciudad de Iwaki, al sur, es la puerta de entrada a Hamadōri desde el área metropolitana de Tokio, y se espera que Hawaiians, con su capacidad para atraer visitantes, contribuya a la difusión de información y a aumentar el número de personas que interactúan con la zona.
Hawaiians lleva tiempo intentando impulsar el turismo en Fukushima en su conjunto organizando excursiones a la región de Aizu. Ya ha empezado a colaborar con empresas de emprendimiento de Hamadōri probando sus prototipos en las instalaciones que atraen a muchos visitantes, y está estudiando futuras excursiones a los museos conmemorativos y a los talleres de artesanía tradicional de Hamadōri.
Nakamura Yutaka, que concibió la idea del Jōban Hawaiian Center, tuvo un gran plan para involucrar a los hoteles de los balnearios existentes y convertir toda la región en una atracción turística. Sekine también declaró con rotundidad que quería impulsar no solo Hawaiians, sino a Fukushima en su conjunto.
La filosofía del Spa Resort Hawaiians, que ahora se ha convertido en una de las principales instalaciones turísticas de Fukushima, parece haber evolucionado de “Una montaña, una familia” a “Fukushima, una sola familia”. Las ideas, la experiencia y la energía de los habitantes de Iwaki, que transformaron el legado negativo de las aguas termales en un tesoro local y lograron la reconstrucción, deberían ser una presencia tranquilizadora para Hamadōri, que aún intenta recuperarse de la catástrofe nuclear sin precedentes.
Spa Resort Hawaiians
- Dirección: 50 Warabidaira, Jōban Fujiwara-chō, Iwaki, prefectura de Fukushima.
- Cerrado: abierto todo el año
- Horario de apertura: de 00 a 21.30 h.
- Entrada: Temporada normal = 3.570 yenes para adultos, 2.250 yenes para niños y 1.640 yenes para bebés. Temporada específica = 4.120 yenes para adultos, 2.800 yenes para niños y 2.190 yenes para bebés. Los toboganes acuáticos son de pago aparte.
- Acceso: 15 minutos en autobús desde la estación de Yumoto de la línea JR Jōban, 3 minutos en coche desde el intercalador Iwaki Yumoto.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografías de la redacción de nippon.com)