Los distintos actos a lo largo del año en Japón

‘Hazuki’: agosto

Cultura Historia

En esta serie presentamos el origen y el significado de los distintos actos que se celebran a lo largo del año en Japón, dado que todos ellos sirven para ilustrar cómo ha madurado la cultura del pueblo nipón.

Hassaku, el día para conmemorar la instauración del shogunato de los Tokugawa

El primer día de cada mes recibe el nombre de sakujitsu en japonés. Entre todos los primeros de mes destaca especialmente el de agosto: tal día como ese, en 1590, Tokugawa Ieyasu entró en Edo, de ahí que el shogunato lo declarara festivo. Esta efeméride se denomina Hassaku.

En julio de 1590 Toyotomi Hideyoshi doblegó al clan Hōjō, de Odawara, tras una larga guerra que se había prolongado seis meses. En cuanto terminó el conflicto, redistribuyó los territorios de los generales que servían a sus órdenes; además, le ordenó a Tokugawa Ieyasu que trasladara sus dominios. A Tokugawa le asignaron Musashi, Izu, Sagami, Kōzuke, Kazusa, Shimōsa y una parte de Shimotsuke y Hitachi. De entre todos estos territorios de reciente adquisición, Tokugawa decidió establecer su baluarte en Edo (Musashi), adonde llegó el 1 de agosto, tal y como se menciona anteriormente.

A decir verdad, según hizo constar en su diario Matsudaira Ietada, vasallo de Tokugawa, este ingresó en la ciudad el 18 de julio. Por consiguiente, resultaría más preciso decir que el 1 de agosto es el día en el que Edo pasó a manos del shōgun, dado que es la fecha en la que Toyotomi terminó la redistribución territorial. Así pues, no se puede afirmar categóricamente que se conmemorara la entrada de Tokugawa en Edo.

Con todo, el Hassaku era la jornada en la que se festejaba la instauración del shogunato y en el castillo de Edo se llevaba a cabo un acto oficial. Los daimyō se presentaban en la fortaleza ataviados con un kimono blanco de una sola capa y un hakama largo; el shōgun los recibía en audiencia y ellos lo felicitaban en su día.

A juzgar por lo aquí expuesto, el Hassaku era un acto anual propio de las familias de samuráis. Las clases populares lo reconocieron debido a que en el barrio de placer de Yoshiwara se imitaba la sociedad samurái.

Para celebrar el Hassaku, las prostitutas cambiaban el kimono blanco de una sola capa por otro del mismo color (tanto el uchikake como el kosode eran blancos). Así quedó reflejado en El jardín del lenguaje del burdel, una colección de ensayos sobre Yoshiwara publicada en la primera mitad del siglo XVIII. Por otra parte, en el Libro ilustrado de los distintos actos a lo largo del año en un burdel, publicado por Jippensha Ikku en 1804, el autor explica el origen de esta costumbre en el barrio del placer: a la gente le había encantado que una meretriz de la era Genroku (1688-1703) se hubiera puesto un kimono blanco encantador para recibir a un cliente a pesar de tener mucha fiebre.

Aunque hay varias teorías y, por consiguiente, no se sabe con certeza, según el Libro ilustrado de los distintos actos a lo largo del año en un burdel, las prostitutas y las sirvientas de estas (jóvenes aspirantes a meretrices) simplemente se ponían un kosode blanco; o sea, solo llevaban ropa interior. En el siglo XVIII era un kimono blanco completo, pero es posible que en épocas posteriores fuera únicamente un kosode.

En el Libro ilustrado de los distintos actos a lo largo del año en un burdel, Jippensha Ikku cuenta cómo se vivía el Hassaku en Shin-Yoshiwara. La ilustración, obra de Kitagawa Utamaro, es propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta.
En el Libro ilustrado de los distintos actos a lo largo del año en un burdel, Jippensha Ikku cuenta cómo se vivía el Hassaku en Shin-Yoshiwara. La ilustración, obra de Kitagawa Utamaro, es propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta.

Más aún, no se ha determinado que los orígenes del Hassaku se remonten necesariamente a la llegada de Tokugawa Ieyasu a Edo: desde tiempos antiguos en las zonas agrícolas se llevaba a cabo como acto anual con motivo del cambio de estación. Además, se sabe que en la Kamakura del período Muromachi (1336-1573) era protocolario obsequiar una espada y un caballo al cargo designado para gobernar Kantō desde dicha ciudad.

La causa de un accidente que provocó 1.400 muertes y desapariciones

A mediados de agosto se celebraba en distintos puntos de Japón el Festival del Santuario Hachiman. En el Libro ilustrado sobre las costumbres de Edo, en el que Utagawa Hiroshige IV retrataba las costumbres de entre la era Kaei y principios de la era Keiō (1848-1865), aproximadamente, se cuenta que en los lugares donde había santuarios Hachiman, incluso en las afueras de Edo, se interpretaban música y danzas como el kagura, el hayashi y el teodori. Además, el día del festival había una procesión de mikoshi.

Entre este tipo de celebración destacaba el Festival del Santuario Tomioka Hachiman (Fukugawa Hachiman), uno de los tres grandes festivales de Edo. Los otros dos eran el de Kanda (Kanda Myōjin) y el de Sannō (santuario Hie), conocidos como Festivales Tenka e inspeccionados por el shōgun; el de Tomioka, por el contrario, era una celebración de las clases que habitaban los barrios populares. En el período Edo (1603-1868) tenía lugar los días 14 y 15 de agosto.

Como toda la ciudad se llenaba de banderolas, que se alzaban hacia lo alto del cielo, se lo conoce también como Festival de las Banderolas. La palabra sairei (festival) de la banderola que ondeaba en el santuario Tomioka Hachiman era obra del calígrafo Mitsui Shinna, que vivió a mediados del período Edo, y aparece, por ejemplo, en Lugares famosos de la capital del Este y en Los actos anuales de la capital del Este. Así pues, las banderolas eran características del festival.

Los ideogramas que conforman la palabra sairei (festival), obra del calígrafo Mitsui Shinna, a la izquierda en Lugares famosos de la capital del Este: el Festival Fukagawa Hachiman, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta.
Los ideogramas que conforman la palabra sairei (festival), obra del calígrafo Mitsui Shinna, a la izquierda en Lugares famosos de la capital del Este: el Festival Fukagawa Hachiman, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta.

Durante la edición del festival de 1807 ocurrió una tragedia: el puente Eitai, abarrotado de gente, se derrumbó debido al exceso de peso y causó alrededor de 1.400 muertes y desapariciones. Ōta Tanpo, maestro de poesía kyōka, dedicó una de sus composiciones a este suceso: “El puente construido para durar una eternidad [eitai] ha caído. Hoy se celebra un festival; mañana, un funeral”.

A excepción de los desastres naturales, en los años posteriores ningún incidente se cobró tantas vidas en Edo como ese.

Contemplar la luna clara de la mitad del otoño a bordo de una barca

Aunque la luna clara de la mitad del otoño cae en septiembre en la actualidad, en el período Edo, cuando aún se empleaba el calendario antiguo, era el 15 de agosto. De hecho, el término jūgoya (literalmente, la decimoquinta noche) hace referencia a esa fecha concreta, en la que la luz de la luna iluminaba las calles y el ruido de los insectos resonaba en el ambiente.

Escena festiva de una madre y su hija en busca de insectos durante la noche del 15 de agosto en Lugares famosos de la capital del Este: escuchando a los insectos en el monte Dōkan, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta. A la derecha, tres hombres contemplan la luna llena tomando sake.
Escena festiva de una madre y su hija en busca de insectos durante la noche del 15 de agosto en Lugares famosos de la capital del Este: escuchando a los insectos en el monte Dōkan, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta. A la derecha, tres hombres contemplan la luna llena tomando sake.

Existen distintas teorías sobre el origen del tsukimi; esto es, la costumbre de contemplar la luna. En cualquier caso, en La historia de Genji se habla de un banquete bajo la luna, lo que pone de relieve que era un hábito asentado entre la nobleza durante el período Heian (794-1185). La práctica se difundió entre las masas en el período Edo, época en torno a la que, según se cree, las clases populares empezaron a comer tsukimi dango.

Al parecer, la gente se ponía a preparar estos dulces en casa el 15 por la mañana. Como se creía que hacerlos en grupo traía buena suerte, se juntaban varios familiares y parientes. Así pues, en la cocina de las familias grandes debía de haber mucho alboroto.

Las clases populares de Edo se subían a bordo de barcas para contemplar el cielo nocturno, así que una ocasión como el tsukimi no era una excepción. El lugar por excelencia para admirar la luna era Mitsumata, que se encontraba en las inmediaciones de un banco artificial de arena situado cerca de Shin-Ōhashi, un puente aguas abajo del río Sumida. Este banco de arena había sido habilitado como zona de entretenimiento, lo que lo convertía en un lugar apropiado para comer y beber (sin embargo, lo destruyeron en 1789 por el riesgo de inundación que conllevaba). Además, a la zona del río Sumida que abarca desde el puente Azuma hasta el de Asakusa se la conoce también como río Asakusa y en ella navegaban muchos barcos con motivo del tsukimi.

A decir verdad, contemplar la luna desde una barca se consideraba un pasatiempo refinado.

El Hōjōe, convertido en un negocio por las clases populares de Edo

El día del Festival del Santuario Hachiman se celebraba también el Hōjōe, una ceremonia religiosa que consistía en soltar en la naturaleza animales que se habían capturado previamente; esta práctica se consideraba una buena acción. Sus orígenes son tan antiguos que los capítulos del Nihon Shōki (Las crónicas de Japón) dedicados al emperador Tenmu son el primer documento en el que aparece mencionada. En ellos se dice que el monarca promulgó un decreto mediante el cual se prohibía la matanza de animales y liberó a varios. No obstante, al parecer, esto ya se había hecho con anterioridad.

Además, según la leyenda, en el año 720, cuando los hayatos se alzaron contra el Reino de Yamato, muchos miembros de esta etnia de Kyūshū fueron asesinados y los dioses pidieron que se liberaran animales en memoria de las víctimas. Así fue como esta práctica dio comienzo en el santuario Usa Hachiman (Usa, Ōita). Por otra parte, cuentan que en 1187 Minamoto no Yoritomo organizó un Hōjōe y este se convirtió en un acto tradicional del santuario Tsurugaoka Hachiman (Kamakura, Kanagawa). Que el Hōjōe se lleve a cabo el mismo día que el Festival del Santuario Hachiman tiene su explicación en casos como los aquí mencionados.

Las clases populares del período Edo crearon su propia versión de esta práctica; las tortugas criadas en libertad son un claro ejemplo de ella. Cuando se acercaba el día del Hōjōe, los vendedores de tortugas salían a la calle. Los habitantes de las ciudades compraban estos reptiles para luego soltarlos.

A la izquierda, un vendedor expone unas tortugas colgadas de una cuerda en Los Cinco Festivales para niños, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta; a la derecha, primer plano de una tortuga a la venta en Cien vistas famosas de Edo: el puente Mannen, en Fukagawa, célebre obra de Utagawa Hiroshige (fuente: Colbase).
A la izquierda, un vendedor expone unas tortugas colgadas de una cuerda en Los Cinco Festivales para niños, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta; a la derecha, primer plano de una tortuga a la venta en Cien vistas famosas de Edo: el puente Mannen, en Fukagawa, célebre obra de Utagawa Hiroshige (fuente: Colbase).

“Las tortugas criadas en libertad se pasan el día nadando en el aire”

La antología poética Yanagidaru incluye un poema senryū con este verso, que alude a una práctica llevada a cabo por los comerciantes de tortugas: las exponían en la calle colgándolas de una cuerda. La rareza de esta vista hacía de este un acto anual que gustaba mucho, incluso entre los niños.

Además de tortugas, se vendían gorriones, anguilas y hasta carpas koi. Aunque resulta extraño que la gente comprara estos animales con el único propósito de ponerlos en libertad, entre las clases populares de Edo había muchas personas que creían que esta conducta constituía una buena acción. Sin embargo, podría decirse que, en realidad, los vendedores habían engatusado a este sector de la población con su saber hacer.

Una tortuga costaba unos 300 yenes actuales. Aunque esta cantidad sobrepasaba con creces las donaciones a los templos budistas y los santuarios sintoístas, es posible que la gente pensara que semejante suma conllevaba un beneficio mayor.

Bibliografía

  • Libro ilustrado de las costumbres de Edo a través del ukiyo-e, supervisado por Satō Yōjin y editado por Fujiwara Chieko (editorial Kawade Shobō).
  • Adaptación a la lengua moderna del libro ilustrado sobre las costumbres de Edo, de Kikuchi Kan’ichirō (Utagawa Hiroshige IV) y Kobayashi Shōjirō (editorial Kadokawa Sofia Bunsho).

Imagen del encabezado: varias prostitutas durante el 1 de agosto en Lugares famosos de la capital del Este: el Hassaku en Shin-Yoshiwara, propiedad de la Biblioteca Nacional de la Dieta.

(Traducción al español del original en japonés)

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