La cultura japonesa a través del manga
‘Shima Kōsaku’, un hito del manga de asalariados que repasa la historia de la economía japonesa
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Una obra pionera del manga de asalariados
En la última clasificación mundial del PIB Japón ha sido superado por Alemania y ha descendido al cuarto puesto, pero hubo un periodo sobre la segunda mitad del siglo XX en el que el ascenso del país al segundo puesto atrajo mucha atención mediática.
¿A qué se debe que Japón creciera tanto en aquella época? En su libro de 1979 Japan as Number One: Lessons for America (Japón como el número uno: lecciones para América), el sociólogo estadounidense Ezra Vogel señalaba que las razones eran: “una gestión empresarial orientada a la familia que aportaba un sentido de unión”, “un deseo de aprender en grupo” y “un sistema educativo basado en exámenes de ingreso a institutos y universidades”.
Sin embargo, Japón no fue siempre elogiado sin reservas en el pasado, y a menudo se veía ridiculizado como un “animal económico” que “solo imita los productos occidentales” y que “únicamente piensa en el dinero”, debido a su actitud orientada al beneficio y a ese clima social en el que no se respeta la individualidad.
Se decía de los japoneses que rechazaban el juego individual y trabajaban de forma colectivista. A veces se hablaba del país satíricamente como “Nippon kabushikigaisha” (Japón S.A.). También había un chiste que lo categorizaba como “el Estado socialista de mayor éxito”, algo que resulta irónico ya que más tarde se utilizaría esta expresión para referirse a la República Popular China.
El núcleo de ese “Japón S.A.” eran los sararīman o salaryman, los asalariados que trabajaban como empleados a tiempo completo de las empresas, pero el matiz del término difiere de su uso actual.
En aquella época estaban muy presentes tanto la práctica de contrato laboral de larga duración como el sistema de promoción basado en la antigüedad, y funcionaba un modelo de vida basado en la idea de que si uno se graduaba en una buena escuela y conseguía entrar en una buena empresa tendría seguridad de por vida.
Sin embargo, aunque las empresas garantizaban estabilidad, se esperaba que sus trabajadores dieran prioridad al trabajo sobre su vida privada. Vestidos con impersonales trajes grises, se apresuraban en tren para ir a trabajar todos los días. Al no tener tiempo para reflexionar sobre su vida privada, a menudo eran desatendidos por sus familias y carecían de lugar propio en casa.
Los jóvenes veían esta situación y exclamaban: “¡Yo no quiero ser un asalariado mediocre!”. Y comenzaron a buscar más la libertad que la estabilidad.
En aquella época, la sociedad japonesa veía al asalariado como una figura de orgullo elitista, pero también con un cierto patetismo triste.
Este tema en apariencia anodino, sin embargo, también se ha convertido en un género de importancia en el mundo del manga. No cuenta con ningún drama trepidante, ni aventuras que pongan vidas en juego. La obra que inauguró ese género y se convirtió en una saga gigantesca fue Kachō Shima Kōsaku (Jefe de sección Shima Kōsaku), de Hirokane Kenshi.
En vísperas de la burbuja de los baby-boomers
Kachō Shima Kōsaku comenzó a publicarse por entregas en la revista semanal de manga Morning de la editorial Kōdansha en 1983. El año siguiente, el precio medio de la bolsa de valores superó por primera vez los 10.000 yenes. El Acuerdo del Plaza, destinado a reducir el superávit comercial con EE.UU., se firmó en 1985, justo cuando estaba a punto de comenzar la burbuja económica que tanto frenesí causó en la década de 1980.
El protagonista del manga es Shima Kōsaku, un asalariado de Hatsushiba Electric Industrial, un importante fabricante de productos eléctricos. Está casado con una mujer que no muestra ningún interés por su trabajo, y tiene una hija. En el primer episodio no es aún superior de nadie, y recibe una oferta no oficial de ascenso a jefe de sección. El episodio describe cómo, en un momento tan delicado, se ve envuelto en un romance con una empleada bajo su mando.
Shima Kōsaku, que más tarde ascenderá a gerente general, ejecutivo, y finalmente a alto ejecutivo, era en ese moento un asalariado corriente. Aparecía como un personaje de tamaño natural, con un verdadero sentido del patetismo.
Shima Kōsaku nació en 1947; a mediados de los ochenta rondaba los 35. Forma parte de la generación del baby boom de la posguerra en Japón.
Esta generación también tiene una delicada reputación en todo el mundo, como boomers. Para bien o para mal, son fuertes y agresivos. El acoso de poder y el acoso sexual eran habituales en aquel clima social, y el machismo en el lugar de trabajo llegaba a niveles muy severos. En 1985 se promulgó en Japón la Ley de Igualdad de Oportunidades en el Empleo, pero, por supuesto, el entorno laboral no cambió de inmediato por su simple entrada en vigor.
Sin embargo, Shima Kōsaku no era un hombre típico de su generación. Poseía valores liberales y sentido de la justicia para luchar contra la discriminación incluso desde niño. Podía parecer tranquilo, pero a la hora de la verdad tenía valor para lanzarse a la batalla contra cualquier fuerza antisocial. Definitivamente, no abusaba de su poder ni era un acosador sexual.
También era un hombre atractivo, siempre acompañado por alguna mujer. Sorprendentemente, también se dejaba llevar con facilidad cuando la situación lo requería, e incluso después de convertirse en ejecutivo, en una ocasión lo fotografiaron besando a una actriz, imagen que se publicó en una revista semanal (en aquella época Shima llevaba tiempo divorciado, por lo que esto no llegó a ser un verdadero problema).
Al mismo tiempo, sus contactos con las mujeres eran a menudo de gran ayuda para sus negocios.
Por eso, cuando estalló la burbuja económica, cuando Japón entró en sus “30 años perdidos” y la práctica del empleo fijo a largo plazo y el sistema de promoción basado en la antigüedad pasaron a la historia, él emergió como un empresario ideal para la nueva era.
Cuando ocupaba cargos intermedios, nunca veía la empresa como un lugar de autopromoción ni actuaba con la intención de ascender, traicionando para ello sus propios valores. A pesar de ello, se consideraba afortunado por poder salir adelante, según decía él mismo.
Y es cierto que tenía una suerte tremenda, como en una historia en la que ayuda a un hombre sin hogar que le pedía limosna y que era en realidad un millonario. En un mundo en el que las historias de éxito del pasado ya no son válidas y se necesitan nuevos modelos de negocio, a este hombre al que consideraban en otra época “inteligente pero ingenuo, incapaz de ser despiadado”, lo buscan ahora las empresas como un recurso humano repleto de humanidad y perspectiva global.
Shima Kōsaku triunfa en los negocios no solo en Japón, sino también en China e India. Como resultado, acaba convirtiéndose en el presidente de una importante corporación; el mundo del manga ha sido testigo de una obra excepcional, capaz de retratar una figura a escala real de un empresario asalariado en una gran empresa.
Un personaje con una legión de seguidores
Conflictos implacables entre facciones, tácticas despiadadas en la adquisición de empresas extranjeras, enfrentamientos con fuerzas antisociales, encuentros con amantes... El mundo de los asalariados también puede convertirse así en un drama. Después de Shima Kōsaku, se sucedieron otras obras protagonizadas por asalariados.
Sōmubu sōmuka Yamaguchi Roppeita (Yamaguchi Roppeita del Departamento de Asuntos Generales), un manga escrito por Hayashi Norio y dibujado por Takai Kenʼichirō que comenzó a serializarse en 1985 en Big Comic, de la editorial Shōgakukan, ha sido durante mucho tiempo adorado como un auténtico himno inspirador para los asalariados.
Mientras que Shima Kōsaku y Yamaguchi Roppeita ya eran empleados con años de experiencia cuando aparecían en la serie, el protagonista de Miyamoto kara kimi e (De Miyamoto a ti, escrita y dibujada por Arai Hideki), que comenzó a serializarse en 1990, es un vendedor novato. La historia describe su crecimiento, ya que es demasiado torpe tanto en el amor como en el trabajo.
Cuando la burbuja económica se derrumbó en 1991 y la sociedad japonesa empezó a abordar una posible reforma estructural, el mundo del manga de asalariados vio surgir una superestrella con Salarīman Kintarō (escrito y dibujado por Motomiya Hiroshi).
El protagonista de esta obra, Yajima Kintarō, que apareciera por primera vez en la revista semanal de manga de Shūeisha, Young Jump, en 1994, tiene un pasado singular como antiguo líder de una banda de moteros. Yajima tiene la suerte de conseguir un trabajo en un importante contratista general, pero su primer empleo es como sacapuntas. Sin embargo, pronto une fuerzas con sus colegas y, haciendo uso de sus conexiones personales más allá de los límites de la empresa, se convierte sorprendentemente en un sólido asalariado.
En la década de 1990 también apareció la obra Kono onna ni kakero (Apuesta por esta mujer), una historia original de Shū Ryōka y dibujo de Yumeno Kazuko protagonizada por una empleada de carrera en un megabanco.
La carrera de Shima Kōsaku no dejó de crecer después de los noventa, y la serialización de su obra continuó con series como Torishimariyaku Shima Kōsaku (Director administrativo Shima Kōsaku), Jōmu Shima Kōsaku (Director administrativo ejecutivo Shima Kōsaku), Senmu Shima Kōsaku (Director ejecutivo Shima Kōsaku) y finalmente, Shachō Shima Kōsaku (Presidente Shima Kōsaku), Kaichō Shima Kōsaku (Presidente del directorio Shima Kōsaku), mientras la agitación de la sociedad japonesa continuaba.
A principios del siglo XXI se plantearon reformas neoliberales que apuntaban a un Gobierno más reducido, pero la población trabajadora se había vuelto más fluida y las desigualdades sociales habían aumentado. Las empresas de asalariados, antaño símbolo de la estabilidad, han perdido ya su antiguo rostro y se han visto sustituidas por las burakku kigyō (empresas negras). El manga titulado Chūkan Kanriroku Tonegawa (Tonegawa, blues de un mando intermedio; historia original de Hagiwara Tensei, dibujo de Hashimoto Tomohiro y Miyoshi Tomoki, con la cooperación de Fukumoto Nobuyuki) cuenta la historia de Tonegawa Yukio, que trabaja para el Grupo Teiai, una de las principales empresas negras de Japón, y las agonías de su vida.
Lo que la gente busca en una empresa también ha cambiado considerablemente en nuestra época, ahora que las reformas del estilo de trabajo se han convertido en un verdadero reto y se exploran nuevas formas de trabajar. Hoy en día, la facilidad para tomar vacaciones y la flexibilidad de horarios tienden a ser más importantes que la remuneración.
La imagen del hombre de negocios en el manga ha cambiado a la par. Esto se puede ver claramente en el caso de Trillion Game (historia original de Inagaki Riichirō y dibujada por Ikegami Ryōichi), en la que un hombre superegoísta que rechaza sin tapujos una oferta de empleo de una gran empresa y un turbio ingeniero aspiran a ganar un billón de dólares, y Stand Up Start (Escrita y dibujada por Fukuda Shū), que muestra un Japón muy avanzado en el mundo de las empresas emergentes, donde se invierte en personas que jamás se verían empleadas en organizaciones reales. En estas obras desempeñan un papel activo personajes que tratan de crear sus propios caminos en la vida.
Los mangas de negocios también se han hecho habituales en las revistas femeninas; este es el caso de Munō no taka (El halcón incompetente, escrito y dibujado por Hanzaki Asami) serializado en la revista Kiss de Kōdansha, un éxito de ventas. En comparación con los días en que Shima Kōsaku aún era jefe de sección, esto también puede considerarse un cambio importante.
El manga de asalariados seguirá diversificándose cada vez más. Shima Kōsaku también se mantiene activo como director externo, incluso hoy día.
(Imagen del encabezado: la serie de Shima Kōsaku comenzó en 1983 con la serialización de Kachō Shima Kōsaku en la revista Morning (Ed. Kōdansha), y cada título siguió ascendiendo de rango: “gerente”, “director”, “presidente” ... actualmente se serializa “director externo”. La serie también mostró periodos anteriores a su nombramiento como “jefe de sección”, como su época de estudiante. Ha vendido más de 47 millones de ejemplares. Fotografías del departamento editorial de nippon.com)