La cultura japonesa a través del manga
El manga ‘Chihayafuru’ y el mundo del ‘karuta’ competitivo
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Los orígenes y las reglas del karuta en Chihayafuru
Conocido como el “arte marcial sobre tatami”, el karuta competitivo (kyōgi karuta) nació cuando los juegos de Asia Oriental y la idea de los deportes modernos, la literatura japonesa con sus tradiciones antiguas y los juegos de cartas occidentales, se encontraron trascendiendo las distancias geográficas y los tiempos lejanos.
El primer episodio fue publicado en 2007 en la revista de shōjo manga (manga para chicas adolescentes) BE LOVE (Editorial Kōdansha), y se serializó durante 15 años antes de finalizar en 2022. Esta obra de Suetsugu Yuki, que retrata a unos jóvenes entregados al karuta competitivo, es considerada una obra maestra del shōjo manga contemporáneo. El manga describe la profundidad de este juego, que no siempre fue popular, y ha sido adaptado al anime y al cine convencional con gran éxito.
La palabra “karuta” procede del portugués “carta”, que fue introducida en Japón por los marineros portugueses en el siglo XVI, durante la Era de los Descubrimientos.
Las “cartas” con las que jugaban eran una baraja latina (antecesora de los naipes) utilizada en el Mediterráneo. Consiste en cuatro palos formados por bastos, espadas, copas y oros, pero los japoneses de la época no entendieron el significado de la ilustración del cáliz y lo dibujaron erróneamente como una “bolsa con cordón” (Karuta, Ebashi Takashi; Servicio Editorial de la Universidad Hōsei).
Sin embargo, en el siglo XVII, los shogunes de Tokugawa cerraron las fronteras de Japón al mundo exterior y restringieron el comercio exterior. Durante este periodo, las “cartas” también cambiaron a una forma exclusivamente japonesa, y se popularizaron los juegos que contenían poemas llamados tanka y retratos de los poetas. Se cree que las “karutas” nacieron de estas “cartas”.
El tanka es una forma muy corta de poema que consta de solo 31 sílabas, 5-7-5-7-7. Tiene una larga tradición y se componen desde la antigüedad. Se dice que la primera de las 100 selecciones poéticas, conocida como Hyakunin isshu, que se utiliza para el karuta, fue escrita por el emperador Tenchi y describe el ambiente al ir avanzando la noche de la época de las cosechas.
En la cabaña improvisada
junto al arrozal otoñal
con un tosco techado de paja.
El rocío que gotea
me empapa las mangas.
El emperador Tenchi fue el que promovió la centralización de Japón en el siglo VII, cuando los poderosos clanes locales aún estaban en el poder. El número cien fue Juntokuin. Se trata del emperador del siglo XIII que, junto con su padre, luchó con los samuráis por el liderazgo político y fue derrotado y exiliado.
Muchos de los poemas seleccionados para Hyakunin isshu (Cien poemas, cien poetas) no son solo de emperadores, sino más bien de aristócratas de bajo rango y sacerdotes. Por cierto, la poesía tanka no era originalmente un pasatiempo reservado a las más sofisticadas personalidades; también había poetas de origen samurái y mercante, y la antología más antigua de poesía tanka, el Man’yōshū, contiene canciones de gente corriente y soldados que defendían la frontera.
En el karuta, una persona lee en voz alta la primera mitad de este poema y los jugadores compiten por conseguir las cartas con la segunda mitad correspondiente.
Esta práctica se concibió originalmente para el estudio del tanka, pero acabó independizándose como juego. Cuando Japón reanudó los intercambios con el extranjero en el siglo XIX, las tradiciones locales volvieron a cruzarse con el concepto global de deporte moderno, y el karuta se convirtió en una competición con un reglamento unificado.
Las reuniones de karuta se celebraban en la Universidad Imperial (antiguo nombre de la actual Universidad de Tokio). A diferencia de hoy, en aquella época no había aplicaciones de citas ni redes sociales, de modo que las reuniones de karuta, en las que participaban tanto hombres como mujeres, eran una valiosa oportunidad para socializar.
Una competición intensa e intelectual
Sin embargo, a diferencia de la imagen del típico karuta, un juego relajado que se disfruta con la familia y los parientes en Año Nuevo, el karuta competitivo es un mundo severo. En primer lugar, hay dos jugadores. A los jugadores se les reparten 50 cartas, no las 100 que conforman la baraja, sino la mitad, y cada jugador tiene que colocar 25 cartas en el campo que tiene delante.
Esta regla da profundidad al juego. Las cartas que se leen no siempre están delante de uno. Hay una penalización por mover la mano en falso. En otras palabras, se exige a los jugadores que tengan la “capacidad contradictoria” de actuar rápido y al mismo tiempo mantener la calma y tomar decisiones.
El juego comienza memorizando la disposición de las cartas alineadas. Se pone a prueba la memoria, pero no basta con ser listo, también se requiere rapidez física para tomar las cartas. La acción es tan intensa que, a veces, los jugadores se golpean las manos, lo que provoca traumatismos en algún dedo o, peor aún, una luxación, incluso rotura de huesos u otras lesiones.
El rango más alto del mundo del karuta competitivo es el Meijin (Maestro) para los hombres, y la Queen (Reina) para las mujeres. En Chihayafuru, hay un personaje llamado Wakamiya Shinobu, que siendo estudiante de tercer curso de secundaria se convirtió en la persona más joven en ser coronada reina. Es un personaje inspirado en una persona real: Kusunoki Saki se convirtió en reina en 2005 a la edad de 15 años, y es la persona más joven que ha alcanzado este rango.
La joven reina ganó nada menos que 10 campeonatos consecutivos y luego se retiró. En su libro Shunkan no kioku-ryoku (La capacidad de la memoria instantánea, Ed. PHP Shinsho), Kusunoki afirma que son necesarios cinco factores para que un jugador de karuta se vuelva más fuerte: memoria, concentración, estrategia, explosividad y fuerza mental.
Al necesitar tantos elementos diversos, un jugador puede compensar sus debilidades con sus fortalezas. Por lo tanto, en el karuta competitivo, independientemente de la edad, los ancianos pueden vencer a los jóvenes y los niños a los adultos si entrenan lo suficiente.
Sin embargo, también hay quienes están dotados de cualidades naturales, y hay jugadores que pueden percibir la lectura de un poema más rápido que otros. Ayase Chihaya, la protagonista de Chihayafuru, es una de ellas.
Tiene tan buena audición que, cuando está concentrada, siente que el sonido del parpadeo es demasiado alto. De hecho, se dice que un buen jugador puede incluso oír sutiles diferencias en el sonido de una misma sílaba, por ejemplo “sa”, según la sílaba que le siga a continuación en el poema. Según Kusunoki, cuando se concentraba profundamente, podía incluso percibir cambios en el aire antes de que se pronunciara un sonido.
Jóvenes dedicados en cuerpo y alma al juego del karuta
La protagonista Ayase Chihaya es atractiva, tiene una personalidad alegre y abierta, pero cuando abre la boca, “solo piensa en el karuta”. Por esta razón, los chicos no la ven como objeto de interés romántico. Chihaya conoció el karuta en sexto curso de primaria. Un estudiante trasladado, Wataya Arata, fue quien le enseñó. Este encuentro le dio una importante meta en la vida.
Como estudiante de instituto, Chihaya forma un club de karuta competitvo y juega una serie de partidas con sus amigos. Posee unos excelentes reflejos, está bien dotada físicamente y tiene fuerza mental. Pero aun así, el mundo del karuta es profundo. En su generación, estaba la reina más fuerte, Wakamiya Shinobu, la persona más joven de la historia en alcanzar la cima.
Lo maravilloso de Chihayafuru es que no es solo una historia de “genios”. En la historia aparecen personas con talentos fuera del alcance de la gente corriente, como Wakamiya Shinobu, Chihaya y el maestro Suō Hisashi. Sin embargo, también hay representaciones de personas con talento que luchan contra sus propias limitaciones y de gente corriente que trabaja duro. De ninguna manera son personajes sin nombre ni apellido, sino compañeros valiosos con personalidades fascinantes e historias propias. El sueño de Chihaya es convertirse ella misma en reina y hacer de su instituto una potencia del karuta.
El manga es un medio asombroso, y leerlo me hace sentir como si yo también fuera un estudiante de instituto, ya sea llorando y riendo a carcajadas con mis amigos o luchando contra mis rivales. Sin embargo, en realidad ya soy adulto y siento que no tengo potencial para desafiarme a mí mismo en nuevos campos... pero pensándolo bien, el karuta es un juego al que se puede jugar sin distinción de género o edad.
¡Quizá yo también encuentre nuevos retos y encuentros en el futuro, y vuelva a luchar con pasión! “La juventud vuelve una y otra vez”. Chihayafuru es una obra que te devuelve esa sensación.
Por cierto, el romance ha sido tradicionalmente un tema importante en el shōjo manga. Por supuesto, el amor también es un elemento importante en Chihayafuru, y Chihaya persigue a Arata, que le enseñó a jugar al karuta. Sin embargo, a su lado está su amigo de la infancia Majima Taichi.
Este triángulo amoroso también es un motivo importante de la obra, pero los elementos románticos no son muy intensos, y los propios personajes están preocupados por ello (y eso a pesar de que hay muchos temas de amor en la poesía tanka).
En Frozen, la película de Disney de 2014, el amor verdadero no surgía con el sexo opuesto, sino entre hermanas. Hoy en día, es algo natural que los elementos románticos ya no aparezcan en las obras protagonizadas por princesas, y Chihayafuru es una obra progresista en esta tendencia, en la que el amor no siempre es el tema principal, aunque el personaje principal sea femenino.
En la película, son más bien los chicos los que se preocupan por el amor, y Chihaya no renuncia a otros sueños en aras de uno solo. Chihaya es fuerte y persigue todo. El hecho de que a veces muestre esa faceta también es muy interesante.
Fotografía del encabezado: Chihayafuru, que comenzó a serializarse en la revista de shōjo manga BE LOVE (Editorial Kōdansha) en diciembre de 2007, finalizó en agosto de 2022 con 247 episodios, y ha vendido más de 27 millones de ejemplares en su colección que alcanza los 50 volúmenes. (Fotografía de nippon.com)