Los distintos actos a lo largo del año en Japón
‘Yayoi’: marzo
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Hubo una época en la que estaba prohibido hacer muñecas hina de gran tamaño
El Hina matsuri o Festival de las Muñecas, que se celebra el 3 de marzo, es, junto con el Jinjitsu (7 de enero), el Tango o Día de los Niños (5 de mayo), el Tanabata o Festival de las Estrellas (7 de julio) y el Chōyō o Ceremonia de los Crisantemos (9 de septiembre), uno de los cinco festivales estacionales más importantes de Japón. Antaño se lo conocía también como Jōshi (el Día de la Serpiente de principios del tercer mes del calendario lunar). A día de hoy, sin embargo, se lo denomina Momo no sekku; esto es, el Festival del Melocotón.
El origen de esta celebración se remonta a la China de Wei, uno de los Tres Reinos. En aquella época existía la creencia de que la flor del melocotonero ahuyentaba a los malos espíritus y se acostumbraba a purificar el cuerpo el Día de la Serpiente de principios de marzo. Todo esto acabó llegando a Japón, donde surgió la costumbre de lanzar al mar y el río muñecas a las que se les habían trasferido las impurezas y las desgracias. Esta práctica, denominada nagashibina, se conserva en algunas zonas de las prefecturas de Nara y Tottori.
Además, antes del período Heian (794-1185), como muy tarde, los nobles de Kioto decidieron que el 3 de marzo fuera el día en el que se rezara por la salud de la infancia y para protegerla de los infortunios. Este acto de carácter anual se difundió entre las clases populares en el período Edo (1603-1868) y se convirtió en el Festival de las Muñecas que conocemos en la actualidad. Hasta entonces en el Jōshi y el Tango no se hacía distinción alguna entre niños y niñas, sino que ambos eran fiestas para rezar por el crecimiento de la infancia. Existe la teoría de que, como en la época del Tango florecen los cálamos aromáticos, cuyo nombre japonés —shōbu— se pronuncia igual que la palabra “militarismo” —en el sentido de cuestiones militares y artes marciales—, este festival se acabó dedicando específicamente a los rezos por el crecimiento de los varones, mientras que el Jōshi terminó siendo una festividad reservada para las féminas.
Según el Libro ilustrado de las costumbres de Edo a través del ukiyo-e, a partir de mediados del período Edo el Festival de las Muñecas se desarrollaba de la siguiente manera: “En las primeras horas de la noche del día 2, a las niñas se las vestía de gala. Para conmemorar el festival, en las familias que regentaban alguna tienda se les regalaban sake blanco y cajitas de varios pisos llenas de comida a los parientes, mientras que en las familias de comerciantes estos obsequios se le ofrecían a la clientela. Las muñecas hina se hicieron pomposas gradualmente”. En otras palabras, se fueron volviendo ostentosas, tal y como la ocasión lo merecía.
Para frenar dicho auge desmesurado, el shogunato de los Tokugawa prohibió el despilfarro: la producción de muñecas hina de gran tamaño estuvo bajo supervisión durante el período reformista de Kansei (1787-1793). No obstante, en una época como el período Edo, en la que la tasa de supervivencia de los recién nacidos era bajísima en comparación con la actualidad, fue imposible reprimir la voluntad de los padres de rezar por el crecimiento y la salud de su descendencia. En ese contexto la estética singular del pueblo japonés y las técnicas de fabricación de muñecas confluyeron y dieron forma a un festival refinado.
Dicho sea de paso, la idea de que a las jóvenes casaderas se les pasa el arroz si no se guardan pronto las muñecas hina es una mera superstición que surgió en la era Shōwa (1926-1989). Aunque la norma de no tardar en retirarlas tenía por objetivo terminar las celebraciones puntualmente para que la gente no pensara que una niña se había criado en un hogar en el que no se respetaban las distinciones, el concepto de dejar escapar el momento oportuno de contraer matrimonio acabó sustituyendo a la idea original con el paso del tiempo.
La recogida de almejas, una actividad para toda la familia
Los días de marzo en los que había marea viva; esto es, cuando la diferencia entre el flujo y el reflujo de la marea es grande, el agua bajaba desde primera hora de la mañana hasta mediodía y la marisma de la bahía de Edo quedaba al descubierto durante la bajamar. Como hacía buen tiempo, era la época perfecta para ir a recoger almejas.
Los lugares más famosos de Edo para ir a buscar moluscos eran Shinagawa, Takanawa y Fukawaga-Susaki. En la actualidad los dos primeros se encuentran en el distrito de Shinagawa, mientras que el tercero pertenece al de Kōtō.
Antes de que amaneciera, la gente se congregaba en el embarcadero para subirse a bordo de las barcas y remar mar adentro. La marea empezaba a bajar a la hora del conejo; o sea, a las 6:00 a. m. Entonces se bajaban de las embarcaciones y recogían almejas japonesas y almejas de concha dura japonesas, asari y hamaguri, respectivamente. Además, a la hora del buey (las 12:00 p.m.) pescaban falsos halibuts de Japón y morralla. Según Los actos anuales de la capital del Este, en este momento el fondo del mar se convertía en tierra. Cuando subía la marea, se montaban de nuevo en las barcas y regresaban a la orilla.
La recogida de almejas gustaba especialmente entre los más pequeños, de modo que era un acto anual para padres e hijos. A día de hoy es uno de los pasatiempos más demandados durante el período vacacional de la Semana de Oro.
Los siete mikoshi del Festival Sanja
El 17 y el 18 de marzo son los días del Festival Sanja de Asakusa. Aunque en el calendario actual se celebra en mayo, en el período Edo esta costumbre pertenecía al tercer mes o Yayoi.
El Festival Sanja tenía un formato bastante distinto del que conocemos en la actualidad. Para empezar, aunque ahora es la celebración principal del santuario de Asakusa (Taitō, Tokio), antaño era una fiesta del templo Sensō. En el período Edo el santuario de Asakusa y el templo Sensō estaban unificados bajo el sincretismo entre el sintoísmo y el budismo; sin embargo, debido a las medidas para separar las creencias sintoístas de las budistas aprobadas durante la Restauración Meiji (1868-1889), el templo Sensō se separó y la celebración se volvió exclusivamente sintoísta.
Por otra parte, el plato fuerte del festival no eran los santuarios portátiles mikoshi, sino un desfile donde las carrozas dashi eran las protagonistas. En el Festival Sanja actual hay tres mikoshi —ichinomiya, ninomiya y sannomiya—, mientras que antaño eran siete; tres de ellos los había donado Tokugawa Iemitsu. Según el sitio web del santuario de Asakusa, los tres del tercer shōgun eran de retén, así que se hicieron otros tres nuevos para la procesión; el séptimo era un regalo de los feligreses. Sin embargo, estos siete mikoshi fueron pasto de las llamas durante la guerra, por lo que los tres que se emplean a día de hoy son ofrendas posteriores al conflicto bélico.
Con la llegada de la era Heisei (1989-2019) surgieron diversos problemas durante el Festival Sanja: a pesar de las llamadas de atención de los organizadores y las advertencias de la policía, varias personas trepaban por los mikoshi y se ponían a abanicar al público para instigarlo y otras vinculadas con la mafia, con tatuajes por todo el cuerpo al descubierto, iniciaban peleas. De hecho, a lo largo de los años hubo varios detenidos por infringir las ordenanzas metropolitanas para prevenir la alteración del orden público.
En 2022 el festival volvió a celebrarse tras dos años seguidos de cancelaciones debido a la pandemia. Ojalá que en los años venideros se siga pudiendo disfrutar de esta fiesta tan característica de Edo sin contratiempos ni interrupciones.
Otros actos típicos de marzo
Acto | Fecha | Explicación |
---|---|---|
Degawari | 5 de marzo | Se lleva a cabo el relevo de funciones del personal de servicio |
Fukagawa Hachiman yamabiraki | 15 de marzo | Los jardines tradicionales del templo Eitai, un templo administrador del santuario Hachiman, se abren al público |
Hanami | Finales de marzo | Se contemplan los cerezos en flor en lugares famosos por estos árboles, como Ueno y Asukayama |
Bibliografía
- Libro ilustrado de las costumbres de Edo a través del ukiyo-e, supervisado por Satō Yōjin y editado por Fujiwara Chieko (editorial Kawade Shobō).
Imagen del encabezado: conmovedora estampa de una madre y su hijo buscando almejas en La recogida de almejas, ukiyo-e de Katsushika Hokusai que data del siglo XVIII y es propiedad del Museo Nacional de Tokio (fuente: ColBase).
(Traducción al español del original en japonés)