Resonancias históricas de los clanes de Minamoto y Taira
¿Qué hace de Yoritomo una figura impopular?
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Malévolo y, de propina... ¿débil en el combate?
Mi trabajo en equipos de redacción de revistas y otras publicaciones de tema histórico me da la oportunidad de ver encuestas que se realizan entre los lectores para saber sobre qué personajes les gustaría leer artículos. Pues bien: entre los más “deseados” nunca he visto el nombre de Minamoto no Yoritomo, fundador del shogunato de Kamakura. En mis charlas con aficionados a la historia, tampoco siento que la imagen de Yoritomo sea demasiado buena. Más bien, lo que encuentra Yoritomo es contestación. Se le echa en cara haber hecho asesinar a Minamoto no Yoshitsune, haber sido una persona taimada, insidiosa y cruel, haber capitalizado injustamente el mérito de la fundación del shogunato, aupado por sus hombres, haber demostrado debilidad en el combate y haber carecido de visión de futuro, pues en apenas tres generaciones a partir de la suya el linaje de los Minamoto se extinguió.
Al margen de cuál pueda ser el dictamen del lector más entendido y acostumbrado a lecturas especializadas, entre los japoneses de a pie eso es lo que se piensa.
No estará de más comprobar qué trato han dado a Yoritomo los taiga dorama (grandes telenovelas de tema histórico), que tienen una considerable influencia en la formación de la conciencia histórica de los japoneses. Han sido siete, incluyendo Kamakura-dono no jūsan-nin (“El Consejo de los 13 de Kamakura”), las que han tratado su figura, ocho si sumanos Musashibō Benkei, encuadrada en la categoría de shin ōgata jidaigeki (“nuevos grandes dramas históricos”) de la radiotelevisión pública NHK (véase la lista adjunta).
Dramas televisivos en los que aparece Yoritomo
Título | Año de emisión | Intérprete |
---|---|---|
Minamoto no Yoshitsune | 1966 | Akutagawa Hiroshi |
Shin Heike monogatari | 1972 | Takahashi Kōji |
Kusa moeru | 1979 | Ishizaka Kōji |
(Musashibō Benkei) | 1986 | Sugawara Bunta |
Homura tatsu | 1993 | Nagatsuka Kyōzō |
Yoshitsune | 2005 | Nakai Kiichi |
Taira no Kiyomori | 2012 | Okada Masaki |
Kamakura-dono no jūsan-nin | 2022 | Ōizumi Yō |
Musashibō Benkei, cuarta de la lista, fue categorizada en otro grupo en una época en que los taiga dorama se asociaban con épocas más recientes de la historia japonesa.
Entre todas las telenovelas de la lista, la única que tiene a Yoritomo por figura central es Kusa moeru y, aun en ese caso, aparece solo en su primera mitad, pues la segunda se desarrolla cuando ya ha muerto, siendo la nueva protagonista Hōjō Masako, que acaba tiñendo con su personalidad el conjunto de la obra.
De la simple comparación de su presencia con la de otros coetáneos, como Yoshitsune o Taira no Kiyomori, cada uno de los cuales han protagonizado dos telenovelas, concluimos que Yoritomo ha sido visto como un personaje de menor popularidad.
Pesa irremisiblemente contra su fama la idea, que por otra parte nada parece desmentir, de que fue débil en el combate. Los héroes que gustan a los aficionados a la historia suelen ser endemoniadamente fuertes, al estilo de Takeda Shingen o Uesugi Kenshin, aunque hablaríamos ya de épocas posteriores. Pero Yoritomo se quedó en su poltrona shogunal de Kamakura, desde donde daba sus órdenes, y los que luchaban eran siempre otros, como sus hermanos menores Yoshitsune y Noriyori. Es cierto que participó en la batalla de Ishibashiyama, que tuvo lugar en 1180, poco después de alzarse en armas, pero fue su única batalla, la perdió y salió huyendo. Su deshonrosa fama le viene de ahí.
Un “bilingüismo” Kioto-Bandō hábilmente utilizado
Pero todo eso no son más que percepciones populares. La valoración que hacen de Yoritomo los expertos que han estudiado su figura es muy otra. Presentamos aquí los planteamientos de dos de ellos.
El primero es Hosokawa Shigeo. Profesor asociado de la Universidad de Kokugakuin y presidente de la Sociedad de Estudios sobre Revueltas Medievales, es autor de Yoritomo no bushidan: Kamakuradono, gokenin-tachi to honkyochi Kamakura (“La compañía armada de Yoritomo: El shogun de Kamakura, sus vasallos y su tierra”, Asahi Shinsho y otras). Estas son sus reflexiones:
“La idea de que fue aupado al poder por su gente es incorrecta, pues ostentó un firme liderazgo. El shogunato ni siquiera se habría formado sin Yoritomo. Además, sabía escuchar a los demás, sus vasallos podían hacerle llegar sus opiniones y participar directamente en las cuestiones políticas. Por eso se formó un régimen sólido y bien compenetrado”.
La otra autoridad es la historiadora Yamamoto Minami, conservadora del Museo de Historia y Cultura de Kamakura, y autora de Shiden Hōjō Yoshitoki: Buke seiken wo kakuritsu shita kenryokusha no jitsuzō (“Leyenda histórica de Hōjō Yoshitoki: La verdad sobre el hombre que consolidó el régimen samurái”, Shōgakukan).
“Para saber sobre su figura humana, hay que acudir a las fuentes de la época. El Gyokuyō, un diario dejado por el noble Kujō Kanezane, lo caracteriza como a una persona con ideas propias, capaz de tomar decisiones correctas con presencia de ánimo”, explica Yamamoto.
Para comprender su personalidad, no podemos olvidar sus 20 años de destierro en Hirugakojima, en la provincia de Izu, una época en la que acumuló valiosas experiencias.
“Durante su destierro, Yoritomo debió de ser testigo de la brutalidad de los bushi (guerreros, samuráis) y creo que esas experiencias le fueron de utilidad a la hora de formar su shogunato. Los bushi de Bandō (actual región de Kantō) que trabajaron con Yoritomo en la creación del nuevo régimen debían de parecerles a los habitantes de Kioto unos facinerosos, gentes turbulentas entre las que cualquier desacuerdo podía derivar en derramamiento de sangre. El propio Yoritomo, en la rebelión Heiji (1160), se encontró con uno de estos bushi, Minamoto no Yoshihira, conocido como Genta el Terrible de Kamakura. Yo creo que Yoritomo imitó conscientemente el estilo bronco de Genta para integrarse mejor en la compañía armada, y así fue como se ganó a aquella pandilla de brutos” (Hosokawa).
Genta el Terrible era el mayor entre los hijos naturales de Minamoto no Yoshitomo y, por tanto, hermanastro de padre de Yoritomo. Se lo conoce como bushi aguerrido y feroz, y debió de expresarse al estilo de los guerreros de Bandō. Yoritomo conoció las bravuconadas y violencias de su hermano mayor durante la rebelión Heiji, en la que lucharon en el mismo bando, y obtuvo así una completa imagen del carácter y maneras de estos guerreros. Genta el Terrible debió de ser su referencia y modelo para comportarse él mismo al estilo de los bushi de Bandō.
Según Yamamoto, Yoritomo tenía una dignidad característica que lo hacía perfecto para comandar a los bushi de la región.
“El libro histórico Gukanshō nos lo describe de cacería, siempre arco en mano y dispuesto a derribar grandes ciervos asiéndolos por la cornamenta. Por su dignidad y marcialidad, impresionaba incluso a los bushi de las regiones del Este, se nos dice. Tenía toda esa majestad imponente que debía acompañar a un líder guerrero y como tal era reconocido”, afirma la historiadora.
La imagen de Yoritomo desjarretando un ciervo debió de causar admiración entre aquellos bushi que tanto se jactaban de su habilidad militar, fuerza y coraje.
Junto a esto, debió de ser importante también su capacidad para tratar de tú a tú a la nobleza cortesana de Kioto, prueba de lo cual es la impresión de dignidad que recibió de él Kujō Kanezane, cuya descripción cita Yamamoto líneas arriba. Hosokawa supone que, en 1190, cuando Yoritomo llegó a la capital, debió de dirigirse a Kanezane con aplomo y utilizando además con maestría los giros y expresiones propios de la capital.
“Yoritomo sabía cómo expresarse en cada ocasión, manejaba un ‘bilingüismo’ poco común en la época. Como jefe de los ‘hampones’, usaba la jerga de Bandō; cuando hablaba con la aristocracia, la lengua palatina”.
Por todas estas razones, es muy probable que se ganase el respeto de sus vasallos de Kamakura como hombre diestro en las armas y culto.
Implacable pero también temeroso y en busca de salvación
¿Qué podríamos decir sobre que evitase él mismo el combate, pero demostrase su sangre fría haciendo matar, por ejemplo, a Yoshitsune, que tantos servicios de armas le había hecho? Yamamoto acepta que era implacable, pero va más allá en el análisis de su mentalidad.
“Implacable sí que lo era, y esto lo vemos en el trato que deparó no ya a los Taira o a la rama de Ōshū de los Fujiwara, que al fin y al cabo eran sus enemigos, sino incluso a su aliado Yoshitsune, cuyo linaje también abocó despiadadamente a la desaparición. Pero, por otra parte, también vemos en él fragilidad humana, pues creía en oráculos y presagios, era consciente de su crueldad y buscaba su salvación en las formas primitivas del sintoísmo, o en el Sutra del Loto”.
Hosokawa, por su parte, cree erróneo acusar a Yoritomo del asesinato de Yoshitsune.
“Yoshitsune se buscó su propio fin. En las lides guerreras podía ser un as, pero su olfato político era nulo. Se dice también que no tuvo ninguna participación en las guerras Genpei, pero durante estas el cuartel general de los Minamoto estaba en Kamakura. Yoritomo no tenía necesidad de salir de allí con sus tropas. Yo creo que criticarlo por eso es sacar las cosas de quicio, y que todo procede de la compasión que se siente por Yoshitsune”, dice Hosokawa.
Yoshitsune era propenso a tomar decisiones unilateralmente, como cuando consiguió que la Corte le diera un puesto en la Guardia Imperial, pese a que Yoritomo había prohibido expresamente que sus hombres aceptasen sin autorización cualquier cargo o prebenda.
Los nombramientos para cargos administrativos eran materia políticamente “sensible” y debían ser negociados entre Yoritomo y la Corte, que pugnaban por imponer sus criterios. Arrogarse derechos sobre esos cargos tuvo que ser visto como un desafío a la autoridad de Yoritomo y la gente se preguntaría cómo Yoshitsune pudo actuar con tanta insensibilidad hacia su hermano mayor. Las acciones punitivas de Yoritomo estaban siempre justificadas, no obraba por pura crueldad.
Como muchos otros poderosos, actos deshonrosos en sus últimos años
Pero en última etapa en el poder, su proceder empezó a cambiar, sobre todo a partir de la muerte de su hija Ōhime, en 1197.
La vida de Ōhime estuvo siempre a merced de la política. Vio morir a su primer marido a manos de su propio padre y después murió prematuramente cuando iba a ser enviada al Palacio para convertirse en concubina del Emperador.
Yamamoto describe así los últimos años de Yoritomo.
“Parece que siempre le pesó no haber podido llevar a efecto su estrategia de colocar a su hija cerca del Emperador. Murió, además, sin haber podido completar sus planes con respecto a la sucesión en el bakufu (gobierno militar) de Kamakura. Si bien la casa de Taira fue finalmente exterminada, lo hizo después de haber vivido años gloriosos y, en mi opinión, la figura de Yoritomo palidece si la comparamos con la de Taira no Kiyomori”.
La mayor presencia de Kiyomori en las grandes telenovelas de tema histórico se debe, seguramente, a la percepción de que en lo personal tuvo un relieve más marcado que el de Yoritomo.
Hosokawa señala que la muerte de la hija de Yoritomo debió de tener un fuerte impacto sobre él, desequilibrándolo mentalmente.
“Ver cómo esa hija, a la que utilizaba para sus propios fines políticos, se le moría tan joven debió de ser un gran shock para él. Además, en esta fase de su vida, Yoritomo estaba obeso. Probablemente sufriera de diabetes. Parece que su estado de salud era malo ya antes de la muerte de su hija y que la enfermedad mermó también su capacidad de juicio, porque en esta época comete algunos actos crueles”, explica Hosokawa.
En 1193, Yasuda Yoshisuke, hijo de Yoshisada, vasallo directo de Yoritomo, fue ejecutado por la sola razón de haber enviado una carta de amor a una dama del Palacio. Un año después su padre fue también decapitado.
El escándalo de Yoshisuke se produjo justo cuando el bakufu hacía las preceptivas ofrendas al altar del buda Yakushi en el templo de Yōfukuji, uno de los actos públicos más importantes para el gobierno militar. Al parecer, Yoritomo consideró una imperdonable falta de respeto que, en tan importante ocasión, Yoshisuke se enredara en aquellos asuntos.
Los Yasuda formaban parte, como Yoritomo, del gran clan de los Minamoto, pero pertenecían a otra rama, la de Kai, que en la época representaba un peligro para aquel.
Hubo todavía otro personaje del que se supo que se carteaba con otra dama de la Corte: Hōjō Yoshitoki. Pero para él no hubo castigo, pues el escándalo surgió en otras fechas y no empañó la solemnidad de la presentación de ofrendas. Sus cartas iban dirigidas a Himenomae, la mujer que luego se convertiría en su esposa.
El doble rasero delata también que Yoritomo había empezado ya a dar a los Hōjō un trato diferente del que daba al resto de sus vasallos directos. Para estos últimos, era un presagio inquietante. Vemos, pues, que Yoritomo, como otros muchos poderosos, incurrió en sus últimos años en el vicio del nepotismo.
Para finalizar, algunos apuntes sobre la relación entre Hōjō Masako y Yoritomo.
“La fortaleza de su esposa Masako se ha hecho tan célebre que a Yoritomo le ha correspondido, en contrapartida, la dudosa fama de haber sido un calzonazos, un factor más que acentúa su falta de popularidad”, aduce Yamamoto.
Masako y su hermano menor, Yoshitoki, fueron los artífices del rápido trasvase de poder de los Minamoto a los Hōjō que se produjo en Kamakura. Por algo existe el refrán de “al villano, dadle el dedo y se tomará la mano”. Y esa es la percepción que tienen los japoneses.
Kamakura vio florecer la cultura samurái. Allí fue donde buscó su éxito Yoritomo. Y allí fue también donde fue tiranizado por su mujer y su parentela, y donde comenzó a perderle su obsesión por el poder, hasta su repentina muerte.
Fotografía del encabezado: Supuesto retrato de Minamoto no Yoritomo. Como el que aparece en una de las ilustraciones del texto, también de este se sospecha que corresponda, en realidad, a Ashikaga Tadayoshi. Copia del retrato de la colección del Museo Historiográfico de la Universidad de Tokio.