La sucesión al trono imperial (2): la propuesta de reincorporar antiguos miembros de la familia imperial
Sociedad Política- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Un panel de expertos emitió un informe que partía de la premisa de que el próximo en ocupar el Trono del Crisantemo fuera el príncipe Hisahito, primogénito varón de la casa de Akishino, y se decantaba por continuar reservando la sucesión a los hijos varones de las líneas masculinas de la realeza. Lo más destacable del documento era que proponía oficialmente reincorporar a los hombres de las líneas masculinas de antiguas casas imperiales como medida para asegurar la continuidad de la corona. Sin embargo, el texto advierte también que “hay quien opina que no será posible lograr la comprensión y el apoyo de la ciudadanía para admitir a esas personas en la realeza porque llevan muchos años viviendo como comunes y guardan un parentesco muy lejano con los varones de la familia imperial actual”. Examinamos esta polémica propuesta, que se ha tachado de anticonstitucional porque discrimina entre los distintos linajes.
La sucesión entre varones de líneas masculinas, estipulada por la Ley de la Casa Imperial Meiji
Hasta que se aprobó la Ley de la Casa Real en 1889, la sucesión al trono no estaba sujeta a ninguna regulación explícita. Aunque Japón había tenido diez emperatrices regentes (por línea masculina, es decir, descendientes de linaje imperial por parte de padre) a lo largo de la historia, aquella ley reservó la sucesión al trono a los varones descendientes de líneas masculinas (incluidos los nacidos fuera del matrimonio). La Ley de la Casa Real actual, que entró en vigor en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, mantuvo la sucesión de varones por línea masculina, pero además la limitó a los hijos legítimos.
El panel de expertos que se reunió en esta ocasión evitó abordar de lleno el debate sobre la coronación de una emperatriz porque, en la audiencia con los especialistas, la mayoría se había mostrado en contra de cambiar la regla de sucesión hasta que el príncipe Hisahito ocupara el trono. No obstante, se emitieron varias propuestas en relación con la sucesión de las princesas imperiales.
“Hay que reformar el sistema actual, que reserva el derecho de sucesión a los varones de las líneas masculinas, para ampliarlo también a las mujeres de la realeza y permitirles que, al igual que los hombres, formen sus propios núcleos familiares imperiales al casarse o en el momento oportuno y sus maridos e hijos pasen a formar parte de la realeza”. (Profesor universitario)
“El sistema vigente es una herencia de la antigua Ley de la Casa Imperial, pero la reforma de la Constitución hace difícil mantenerlo. Hay que relajar un poco la excesiva rigidez que supone limitar la sucesión a los varones de las líneas masculinas de la familia”. (Profesor emérito de una universidad)
“Mientras no se acepte el sistema de concubinato, la sucesión entre varones de líneas masculinas estará condenada a estancarse. En ese sentido, no podemos sino pensar que, bajo la actual Constitución, la sucesión entre varones de las líneas masculinas es un sistema transitorio con un marcado cariz premoderno”. (Profesor universitario)
Veintiséis antiguos miembros de la realeza que tenían el derecho de sucesión
El panel de expertos consideró que había que profundizar en el debate de la sucesión teniendo en cuenta el posible matrimonio y otros aspectos del futuro del príncipe Hisahito, archivó el tema de la coronación de una emperatriz, que interesaba mucho a la ciudadanía, y formuló tres propuestas centradas “en el asunto urgente de asegurar la continuidad de la corona, dejando de lado el problema de la sucesión”.
Además de la medida de permitir que las princesas sigan formando parte de la realeza después de casarse, de la que ya hablamos en el primer artículo de esta serie, se propuso readmitir en la familia imperial a los descendientes de antiguas casas que perdieron su estatus en el pasado. Se presentaron dos planes para reincorporar a los varones descendientes de antiguas casas imperiales por línea masculina: el primero era adoptarlos y el segundo, devolverles el estatus directamente por ley. Para los conservadores, que esperan que se mantenga el sistema sucesorio entre varones de líneas masculinas, la restauración de antiguos miembros de la realeza representa una medida comodín.
En octubre de 1947, cuando Japón estaba bajo el control de las fuerzas de ocupación aliadas tras haber perdido la guerra, 51 miembros de las 11 casas imperiales que daban continuidad a la casa de Fushimi (excepto las tres familias de los hermanos menores del emperador Shōwa: Chichibu, Takamatsu y Mikasa) desde el periodo Muromachi se separaron de la realeza y se convirtieron en ciudadanos comunes. Entre los miembros escindidos había 26 hombres en la línea de sucesión que se quedaron sin el derecho a acceder al trono. Esas 11 casas perdieron su estatus de realeza porque la familia imperial dejó de poder mantener a muchos de sus miembros al tener que ceder la mayor parte de su patrimonio al Estado por orden de la Comandancia de la ocupación.
El panel de expertos propone que los hombres de las 11 antiguas casas imperiales, que hubieran tenido derecho a suceder al trono en virtud de la Constitución y la Ley de la Casa Imperial actuales, sean adoptados para pasar a formar parte de la realeza. Aunque hay quien opina que no sería posible lograr la comprensión y el apoyo de la ciudadanía de inmediato, el informe explica: “Es de esperar que, después de que sean adoptados y empiecen a desempeñar sus funciones junto con los actuales miembros de la familia imperial, los ciudadanos vayan desarrollando cierta comprensión y simpatía hacia ellos”.
El informe indica que los miembros adoptados no tendrían derecho de sucesión y los hijos que tuvieran en el momento de la adopción no pasarían a ser de la realeza, pero no especifica si los hijos nacidos después tendrían acceso al trono, una cuestión que estará en el centro de debates posteriores.
La otra propuesta es elaborar una ley por la cual se admitiría en la realeza a los descendientes de los varones de las líneas masculinas de las antiguas casas imperiales, en “un sistema que no requeriría de la voluntad de la actual familia imperial”. Sin embargo, el panel de expertos también señala que costaría aún más obtener la comprensión y el apoyo de la ciudadanía si una serie de personas que ahora mismo son ciudadanos comunes pasaran a formar parte de la realeza sin tener ninguna relación de parentesco con la familia imperial. Por eso concluyen que primero debería aplicarse el plan de la adopción y, en el caso de que no pudiera asegurarse la continuidad de la familia imperial, habría que sopesar la opción de legislar.
La antigua Ley de la Casa Imperial prohibía la adopción para conservar la pureza del linaje imperial
La propuesta de reincorporar a miembros de las antiguas casas imperiales se rechazó tanto en el panel de expertos del Gabinete de Koizumi Jun’ichirō (2005), que lanzó el debate sobre la continuidad de la corona, como en el “resumen de argumentos” del Gabinete de Noda Yoshihiko (2012), bajo una administración del Partido Democrático. Sigue siendo una cuestión muy controvertida en el panel de expertos actual.
La adopción en la familia imperial es un recurso que no admiten ni la Ley de la Casa Imperial antigua ni la vigente por considerar que corrompe la pureza del linaje imperial. Además, no son pocos los que opinan que viola el artículo 14 de la Constitución (igualdad ante la ley): “Todos los ciudadanos son iguales ante la ley y no existirá discriminación política, económica o social por razones de raza, credo, sexo, condición social o linaje. No se reconocerán prerrogativas ni títulos de nobleza”. Puesto que los antiguos miembros de la realeza son ahora ciudadanos comunes, están sujetos a lo que dispone la Constitución.
Veamos algunos argumentos a favor y en contra de la propuesta que se expusieron en la audiencia con los especialistas. Empezaremos por los puntos a favor.
“Las antiguas casas imperiales tuvieron una larga tradición como parte de la realeza. Si se admite que personas que no tenían ninguna relación con la familia imperial pasen a formar parte de ella al casarse con una princesa, ¿qué tendría de malo reincorporar a personas que eran miembros hasta hace solo algunas décadas?”. (Periodista)
“Que se elaboren un par de leyes de medidas excepcionales para la Ley de la Casa Imperial, una para restaurar el estatus a varones descendientes de líneas masculinas de antiguas familias reales y otra para la adopción en la familia imperial. Si se incorpora a jóvenes con un origen históricamente honorable, creo que la ciudadanía los admitiría sin problemas y podría obtenerse su comprensión fácilmente”. (Profesor universitario)
Veamos también algunos argumentos en contra.
“La realeza es hereditaria, es decir, que la sucesión se basa en el parentesco de sangre. En la cercanía de parentesco no hay diferencia entre hombres y mujeres. La mayoría de los ciudadanos van a sentir más afecto y respeto por una princesa con un parentesco cercano con el Emperador que por un príncipe con un parentesco muy lejano. ¿Acaso la base del sistema imperial no es que ocupen el trono personas estrechamente emparentadas con los emperadores anteriores?”. (Exjuez del Tribunal Supremo)
“Crear nuevos miembros de la familia imperial aparte de los que ya existen es absolutamente inadmisible porque puede provocar la impresión de que el linaje imperial se escinde”. (Profesor emérito de una universidad)
Reflejando esta división de opiniones, una encuesta que la cadena de radiotelevisión NHK llevó a cabo en enero de 2022 reveló que un 41 % de los ciudadanos encuestados estaban a favor de reincorporar a la realeza a varones descendientes de antiguas familias imperiales por línea masculina, mientras que un 37 % se posicionaba en contra. El hecho de que ninguna de las dos posturas representara una mayoría lleva a pensar que la ciudadanía se halla indecisa ante la propuesta.
División de opiniones incluso en la familia imperial
¿Cómo enfocan el problema aquellos a quienes afecta más directamente, los miembros de la familia imperial? Cuando el panel de expertos reunido bajo la Administración Koizumi se pronunció a favor de coronar a una emperatriz o un emperador de línea femenina (que solo mantenga parentesco de sangre por parte de madre) en 2005, Tomohito de Mikasa (fallecido en 2012) se declaró contrario a la sucesión por línea femenina en el boletín de la organización benéfica que presidía.
“No me parece bien que se cambie radicalmente con tanta ligereza la historia y la tradición (japonesas) en la era Heisei”.
“El motivo por el que el linaje del Emperador, que se ha sucedido ininterrumpidamente durante 125 generaciones (en aquel momento), tiene tanto valor es la realidad inexorable de que se ha transmitido por vía masculina sin excepción desde la era legendaria del primer emperador Jinmu”.
“(Como medidas para asegurar la continuidad de la corona, propongo:) (1) Restaurar el estatus a miembros que se quedaron excluidos de la familia imperial en 1947; (2) Otorgar el derecho a sucesión a los miembros de antiguas casas imperiales para que las princesas (imperiales) puedan adoptarlos; (3) Que los miembros de antiguas casas imperiales tomen el relevo de los ritos de las extinguidas casas de Chichibu y Takamatsu para restablecerlas”.
En cambio, el príncipe Fumihito de Akishino ha emitido declaraciones contrarias a la readmisión de antiguos miembros de la realeza en varias ruedas de prensa. En la que ofreció por su cumpleaños en 2017 dijo lo siguiente respecto al encogimiento de la familia imperial: “Dicen que la reducción del número de miembros de la familia imperial supondrá un problema para el desempeño de sus distintas actividades, […] pero yo creo que no influirá mucho. Dada la situación, lo más adecuado es que sigamos desarrollando las funciones en la medida de lo posible, con los miembros actuales”.
Además, en la rueda de prensa que ofreció en 2019, después de convertirse en príncipe heredero y antes de su viaje al extranjero, afirmó: “En cierto sentido, es inevitable que cada vez haya menos personas (por la reducción de la familia imperial) que se encarguen de las relaciones de amistad internacional. Pienso que se trata de hacer lo que se pueda con los miembros disponibles”.
Este tipo de declaraciones seguramente se basan en la alabada opinión que el príncipe de Akishino expresó en una rueda de prensa de 2009 (“Desde el punto de vista del gasto público, no es nada malo que la familia imperial se reduzca”), que se interpretó como una muestra de consideración para con la presión financiera que impondría a la ciudadanía ampliar la realeza con el consiguiente gasto.
Aquel 2009 el Emperador Akihito (actual Emperador Emérito) dijo en una rueda de prensa: “Opino que las decisiones relacionadas con el sistema de sucesión al trono deben dejarse en manos de la Dieta, pero, en lo tocante al futuro de la Casa Imperial, es importante respetar el parecer del príncipe heredero y la casa de Akishino, que le brinda apoyo”.
El debate sobre la Casa Imperial deberá tener en cuenta tanto la opinión de la ciudadanía japonesa como la voluntad de la familia imperial, a quienes afecta de forma más directa; sin eso, será imposible crear un nuevo sistema que resulte sostenible.
Fotografía del encabezado: A la izquierda, el Museo Metropolitano de Arte Teien de Tokio (antiguo Palacio de Asaka); a la derecha, el Grand Prince Hotel Takanawa (antiguo Palacio de Takeda). (PIXTA)
(Traducido al español del original en japonés.)