La realidad de la industria japonesa de las 'idols'
Las ‘idols’ de Japón: atadas por un contrato
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Una época en la que cualquiera puede ser idol, y también agente
Kasai, abogado con experiencia en todo tipo de casos de artistas y chika idols, tiene su propia visión de este fenómeno.
“Las idols eran en su origen personas que aparecían en la televisión, las revistas y otros medios. Sin embargo, desde la aparición de AKB48, hace unos diez años, esa situación ha cambiado. En Akihabara y lugares similares comenzó a aumentar el número de salas de conciertos con capacidad para 100 o 200 personas, y ahí nacieron las chika idols. Además, gracias a la difusión que ofrece Internet, por medio de servicios de publicación de vídeos como YouTube o servicios de streaming como Showroom, cualquier persona puede, con facilidad, mostrarse gratis al mundo cantando o bailando. Por esa razón el mundo de las idols se ha expandido, y ya no son solo las agencias de espectáculos las que se encargan de promocionarlas”.
¿Qué clase de problemas ocurren hoy día, en ese terreno?
“Las chicas que quieren convertirse en idols se registran en páginas web que reúnen información sobre pruebas denominadas web audition. Las chicas muy solicitadas pueden presentarse a muchas audiciones y elegir las agencias para las que quieren trabajar, pero aquellas que no lo son tanto fallan una prueba tras otra y finalmente terminan por entrar en agencias que cobran tasas por registrarse o penalizan monetariamente los incumplimientos de contrato. Por mucho que se esfuercen en esas agencias por trabajar como idols, si la agencia en cuestión no cuenta con la experiencia para convertirlas en un buen producto, eso termina por notarse, las chicas se dan cuenta de que ser idol es otra cosa, y empiezan a querer abandonar. Sin embargo, no se lo permiten. Y en ocasiones se dan casos colaterales de abuso de poder o abusos sexuales”.
Esclavizadas por contratos y multas
Las razones para no dejar que una chica abandone una agencia son varias.
“Una agencia gana dinero de las entradas al espectáculo, la venta de artículos y las sesiones de fotos. Una foto se cobra a un precio entre 500 y 1.000 yenes, pero el coste básico es de unas decenas de yenes, por lo que el beneficio es muy alto. Por eso las agencias pierden mucho si una chica abandona. De ahí que haya contratos que estipulan que la firmante no puede dejar el trabajo en un año, o en tres, o que si lo deja, durante medio año no puede realizar actividades artísticas u otras cláusulas por el estilo. E incluso hay contratos que estipulan multas de uno o dos millones de yenes, en caso de incumplimiento del plazo. El contrato de la difunta Ōmoto Honoka incluía cláusulas tan extremas como las que designaban las multas en las que incurría en caso de llegar tarde al trabajo”.
¿Son normales las cláusulas de ese tipo?
“Es bastante raro que en el contrato haya algo escrito claramente acerca de las multas. Sin embargo hay agencias de chika idols que en otro tiempo se dedicaban al mundo del entretenimiento nocturno, y que tratan a las idols como si fueran cabareteras. En el mundo del cabaret es algo muy común que una chica tenga que pagarle al local una multa si llega tarde o falta al trabajo. También hay reglas que prohíben, por ejemplo, intercambiarse los datos de contacto entre miembros del mismo grupo. Para evitar la solidaridad entre ellas. Las agencias quieren que las chicas compitan entre ellas igual que lo hacen las cabareteras, con el objetivo de mejorar las ventas”.
Pero dicen que el exceso de competitividad provoca problemas.
“Si la gerencia hace que las chicas compitan demasiado, en su mentalidad se van colando ciertos valores: que las chicas más populares son las mejores, o que las mejores son las que más venden. Y sin embargo las chika idols no son personas que trabajen en solitario, de forma individual, sino en grupo, y cada una cumple su función en el esquema general. Debe haber también chicas que no llamen la atención pero cumplan un papel de líderes, o el grupo quedará incompleto. Si la gerencia introduce a chicas que se tomen esa competitividad demasiado en serio el sentimiento se convierte en una fuerte rivalidad, y se pierde la confianza entre ellas. De ese modo el grupo pierde capacidad, y surgen problemas que ponen en duda la continuidad misma del proyecto”.
Una historia que no termina ni ganando en el juzgado
En 2017 Kasai se encargó de mediar en una denuncia interpuesta contra la agencia a la que pertenecían exmiembros del grupo de idols Nijiiro fanfāre. Las demandantes pudieron resolver el asunto a su satisfacción, librándose del contrato y de las deudas. Posteriormente Kasai aceptó ser productor de un grupo que incluye a dos de ellas, Kotobano Aya y Ogi Natsumi, en su nueva aventura: Revival:I. ¿Cómo decidió hacerse productor?
“Aunque ganamos el juicio no se sentían contentas: habían denunciado a su antigua agencia, y no sería nada fácil encontrar otra que las aceptara. Pero lo cierto es que, como idols, eran pioneras en esta experiencia del juicio, y decidieron componer un espectáculo de música y baile basado en su propia experiencia, denominado Datsugoku joshi (evadidas), que pudiera servir a otras idols como advertencia. Fue así como empecé a colaborar con el grupo Revival:I. Kotobano y Ogi tienen mucha experiencia como idols, y me ayudan con la administración. Ambas saben bien qué cantidad de ventas y números rojos hay”.
Hemos hablado casi exclusivamente de las idols femeninas… ¿también se dan los mismos problemas entre sus colegas masculinos?
“Son muchas más las mujeres que vienen a consultar, pero los hombres también lo hacen a veces, sobre todo por haber sufrido algún tipo de violencia. A veces cuentan que el presidente de la agencia los ha golpeado y pateado. Creo que esto terminará por convertirse en un problema grave”.
“Idol”, la palabra mágica
Por lo que hemos hablado hasta ahora queda claro que, a la hora de firmar un contrato con una agencia, se debe investigar bien su contenido; pero como la mayoría de quienes aspiran a ser idols son adolescentes es difícil pedirles que tengan tanta responsabilidad al respecto. Los padres pueden investigar el contrato en su lugar, pero a veces es también algo complicado.
“Los padres también aceptan sin más que les digan que ‘en el mundo del espectáculo esto es lo normal’. Y aunque una chica diga que quiere abandonar, si le dicen que han hecho una página web para ella, y han preparado canciones y ropa para ella, y que por eso debe pagar 200.000 yenes, los padres tendrán miedo y querrán evitar problemas, y por eso terminarán pagando. Creo que las agencias sin escrúpulos ganan dinero repitiendo continuamente este tipo de trucos sucios. Quiero que la gente sepa que no se trata de algo normal”.
Kasai añade:
“Decir ‘idol’ antes era hablar de una persona especial, casi divina. Pero en la actualidad se ha convertido en una palabra en cierto sentido mágica. ¿Qué imagen nos vendrá a la cabeza si, por ejemplo, describimos sin usar la palabra ‘idol’ a una persona que canta y baila, da la mano a sus fans, se saca fotos y habla con ellos? ¿Y si en el lugar de trabajo se sirven bebidas alcohólicas, y se puede abrazar a las chicas? Ya no se distinguiría mucho de quienes trabajan en un cabaret. Pero al mencionar la palabra ‘idol’ uno se da cuenta de que una idol también realiza esas actividades. Es por eso que debemos ver la realidad sin dejarnos distraer por el léxico”.
Actualmente, aunque una idol trate de consultar con la Oficina de Inspección de Estándares de Trabajo, la respuesta tiende a ser algo como “No sabemos si los contratos para el mundo del espectáculo son contratos laborales, por lo que no nos encargamos de ellos”.
“Ese problema de los contratos no se resuelve sin poner de por medio los juzgados; de ahí que respondan de esa manera en la Oficina. Lo cierto es que, a pesar de que la mayoría de los contratos del mundo del espectáculo se ven reconocidos como contratos laborales en los juicios, para lograrlo es necesario emplear demasiado tiempo y esfuerzo. Creo que es necesaria una reforma legal con la que se pueda pedir responsabilidades a organismos como la Asociación Japonesa de Derechos de Artistas, de la que soy director, cuando este problema llega a extremos como el del caso de Ōmoto Honoka, de Enoha Girls, que terminó suicidándose”.
El 18 de febrero de 2019 se celebró la primera ronda de deposiciones ante el juez por la denuncia que interpuso la familia de Ōmoto por daños y perjuicios contra la agencia de la idol y su presidente, alegando que el suicidio de la joven se había visto provocado por un abuso de poder y un exceso de trabajo. La agencia parece dispuesta a litigar con todas sus fuerzas.
Texto: Kuwahara Rika (equipo editorial de Power News)
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: las cuatro integrantes del grupo de idols Revival:I - imagen cortesía de Kasai Kunitaka)