Situación actual del colectivo LGBT en Japón
Los problemas no se solucionan buscando un chivo expiatorio: entrevista a la parlamentaria Otsuji Kanako
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Un debate alejado de la realidad
Cuando Otsuji Kanako leyó el artículo de Sugita Mio, tuiteó lo siguiente:
"En su artículo en la revista Shinchō 45, la parlamentaria Sugita Mio dice que no es apropiado destinar los impuestos a las parejas del colectivo LGBT debido a que no son productivas, pero a mí me gustaría recordar que estas personas también son contribuyentes. Huelga decir que todos tenemos valor".
El tuit, publicado el 18 de julio de 2018 a las 18:16, se retuiteó más de diez mil veces. Su autora, que no se imaginaba la rapidez con la que el mensaje se propagaría, se vio envuelta en el debate.
Recordemos que, además de decir que las parejas homosexuales no son productivas debido a que no tienen hijos, en su artículo, Sugita cuestionaba el alcance de la discriminación hacia las personas del colectivo LGBT.
"Hay varias imprecisiones. Dice que no hay tanta discriminación, pero lo cierto es que las personas LGBT no tienen derecho a casarse en Japón, del mismo modo que tampoco existen garantías legales entre esas parejas. Por ello, no tienen derecho a herencia; quienes se han casado en el extranjero con alguien de otra nacionalidad no pueden residir en este país debido a que a su marido o mujer no se le concede el visado de cónyuge. Por otra parte, el Gobierno no destina una partida presupuestaria especial al colectivo, a pesar de que la sección del Ministerio de Justicia dedicada a los derechos humanos haya tenido en cuenta a las personas LGBT en las 17 cuestiones que considera de importancia para el presente año fiscal, entre las que se cuentan las siguientes: la mujer, la infancia, los secuestros por parte de Corea del Norte, la orientación sexual, la identidad de género y la indigencia. Pedimos una ampliación de los criterios que rigen los mecanismos jurídicos, algo en lo que no es necesario invertir fondos", argumenta Otsuji.
Tras la publicación del artículo, el 27 y el 28 de julio, respectivamente, se organizaron sendas protestas frente a la sede central del Partido Liberal Demócrata y delante de la estación de tren de Osaka, durante las cuales se exigió la dimisión de su autora. En el segundo de estos actos, dio un discurso Okano Yayo, profesora de la Universidad Dōshisha especializada en Politología y Feminismo; Okano reveló que era lesbiana.
"Okano tenía el discurso preparado y, al parecer, lo había ensayado más veces de lo que suele hacerlo. Revelar que una es lesbiana supone dar a conocer una parte de su yo interior, así que no es de extrañar que rompiera a llorar durante su discurso. Recuerdo que dijo lo siguiente: 'Soy lesbiana y he intentado reprimir ese sentimiento, pero, para ayudar a quienes se sienten como yo, he decidido mostrar mi repulsa hacia la parlamentaria Sugita y el Partido Liberal Demócrata'. Hay que ser muy valiente para decir algo así; se nota que contiene sus propios sentimientos para manifestar su indignación", cuenta Otsuji, que también estuvo presente en la protesta.
"También hubo un chico —diría que era universitario— que dio un discurso improvisado en el que habló sobre alguien de su círculo de amistades que pertenecía al colectivo LGBT y que no había parado de llorar por el artículo de Sugita. El joven fue contundente al respecto: 'No podemos tolerar a los políticos que hacen daño a nuestros amigos'. Sugita ofendió a un grupo de personas que intenta seguir adelante como puede, siendo conscientes de que quizás su vida no es algo que la gente suela querer ni elogiar", prosigue la parlamentaria.
Durante todo el revuelo, Sugita no se pronunció ni una sola vez al respecto, pero, el 24 de octubre, atendió a la prensa en el Parlamento y, un día más tarde, subió unos comentarios a su página web. Concretamente, dijo que se tomaba en serio el hecho de que hablar, sin cuidado alguno, de "personas no productivas" había llevado a malentendidos y desatado la polémica, además de haber ofendido y resultado desagradable para ciertas personas. Sin embargo, hasta la fecha, ni se ha disculpado ni retractado.
Reacciones en contra de un mundo sin género
El artículo de Sugita, como ha dicho Otsuji, carece de fundamentos reales. Sin embargo, este tipo de reacciones negativas infundadas no se limitan al colectivo LGBT ni son algo nuevo.
"A principios de la década del 2000, hubo reacciones en contra de un mundo sin género; esto es, en contra del movimiento que aboga por acabar con la discriminación social y cultural basada en el género. Estas críticas procedían, principalmente, de la asociación Nippon Kaigi (un grupo de ideología conservadora fundado en 1997). Para los integrantes de esta agrupación, acabar con el género significaba dejar de lado tradiciones como el Festival de las Muñecas y el Día de los Niños. Sus argumentos, completamente erróneos, rechazan una educación sin género y supusieron hasta la eliminación del término 'sin género' del frente político", recuerda Otsuji.
Y así fue como desapareció el término "sin género". En abril de 2005, Abe Shinzō, que por aquel entonces ocupaba el cargo de secretario general en funciones del Partido Liberal Demócrata, creó un grupo de trabajo para la elaboración de un estudio sobre la situación actual de lo que tildaba de "educación sexual y sin género de corte radical". El estudio se basaba en 3.500 ejemplos reales según los cuales se estaba poniendo en práctica una educación sexual y de rechazo hacia la familia de tendencia radicalizada bajo esa etiqueta de "sin género". De hecho, se exigía que el término se eliminara de las iniciativas de igualdad de género. Cabe recordar que en ningún momento se mostraron casos prácticos de esos supuestos 3.500 ejemplos.
Sin embargo, en el caso de los comentarios de Sugita, la reacción ha sido diferente, gracias a plataformas como Twitter, disponible en Japón desde 2008.
"Los disparates de Sugita cobraron visibilidad en redes sociales como Twitter; la gente se pudo dar cuenta de que era una locura. Y eso, a su vez, se tradujo inmediatamente en un movimiento de protesta. Esto, sin embargo, no había ocurrido en 2010, cuando Ishihara Shintarō, que por aquel entonces era gobernador de Tokio, vertió unos comentarios violentos sobre las personas homosexuales. Concretamente, dijo que tenía la impresión de que a estas personas les faltaba algo, que eso podría deberse a factores genéticos y que le daban pena. Además, se refirió a ellas como 'esa gentuza' cuando afirmó que salían en televisión con toda normalidad, y se quejó del desorden excesivo que había en Japón", prosigue Otsuji.
"En esta ocasión, nos anima mucho saber que no solo ha habido solidaridad hacia el colectivo en las redes sociales, sino también el hecho de que haya tanta gente molesta por lo sucedido y que esto se haya traducido también en un movimiento. Debemos valorar positivamente que, en términos generales, se haya reconocido que decir que las personas LGBT no son productivas por el hecho de que no tienen hijos es algo que atenta contra los derechos humanos", señala la parlamentaria.
No todo el mundo puede formar parte de la mayoría
Para Otsuji, esta forma de herir los sentimientos de la gente por medio de comentarios que alteran la realidad es una nueva forma de discriminación. Un ejemplo de esta tendencia sería el de las críticas hacia las personas que reciben ayudas del Gobierno para rentas bajas. En Japón, la falta de ingresos es un problema de importancia y se estima que cerca del 20 % de personas que cumplen los requisitos para recibir estas ayudas las percibe. Sin embargo, no se considera un problema el hecho de que esta cifra sea tan baja y, en consecuencia, acarree la dificultad de beneficiarse de esta asistencia.
"En este mundo, no hay nadie que pueda formar parte de la mayoría en todos los aspectos. Siempre hay algo en lo que, de una forma u otra, se es minoría. Si no es uno, serán sus hijos, por ejemplo. Por muy joven que se sea en un momento determinado, todo el mundo envejece o se pone enfermo, pero es imposible saber cuándo. Si se ataca a las distintas minorías de este modo, le tocará el turno a todo el mundo en cualquier momento. Por ello, garantizar los derechos de las minorías es una forma de garantizar una vida segura para todos. Los problemas no se solucionan si se busca un chivo expiatorio sin tener en cuenta la realidad diversa y apoyándose únicamente en hechos infundados", dice la parlamentaria.
Alzar la voz y reflexionar por uno mismo
Otsuji cree que, aunque la revista Shinchō 45 se haya dejado de publicar, habrá otras plataformas en las que se vuelva a criticar al colectivo LGBT. Además, puede que el blanco de las próximas críticas sea otra minoría. Por eso, le preguntamos qué deberíamos hacer en caso de que eso ocurra.
"No debemos depender de los demás: si hay algo que no nos parezca bien, tenemos que decirlo. Los derechos inexistentes de personas que consideramos invisibles son, al fin y al cabo, cosa de esas personas, pero, si los demás vamos hablando de ellos, al final dejan de ser exclusivos de los demás. En 2015, Irlanda celebró un referendo cuyo resultado se tradujo en la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Es un país pequeño, con una población cercana a los 4.700.000 habitantes, en el que quien más quien menos conoce a alguien que ha salido del armario; los irlandeses tomaron la decisión de manera individual. Por ello, la visibilidad es sumamente importante. Los políticos no pueden ignorar las cuestiones que despiertan un gran interés entre la opinión pública. En la sociedad japonesa, existe un camino definido, y quienes se salen de él acaban pasándolo mal por la falta de una alternativa. Pero, si creamos un tejido social en el que tengan cabida diferentes formas de vida, todo el mundo podrá estar tranquilo", concluye Otsuji.
Texto: Kuwahara Rika (redacción de POWER NEWS)
Imagen del encabezado: Otsuji Kanako, parlamentaria
(Traducción al español del original en japonés)