La justicia penal japonesa, a examen

Situación actual y retos del sistema penitenciario en Japón: ¿es posible la rehabilitación?

Sociedad

A finales de 2016 la población carcelaria japonesa se situó por debajo de las 50.000 personas, lo que refleja un descenso que no se ha interrumpido desde el pico de 2006, que con cerca de 70.000 marcaba el registro más alto desde 1952. ¿Qué problemas afronta hoy el sistema carcelario japonés?

Tagusari Maiko TAGUSARI Maiko

Abogada y secretaria general de la organización sin ánimo de lucro Kangoku Jinken Sentā (Centro de Derechos Humanos en las Cárceles). Imparte clases en la Escuela de Posgrado de Derecho de la Universidad de Hitotsubashi. Graduada en derecho por la Universidad de Tokio, se colegió como abogada en 1995. Es doctora en derecho por la Universidad de Hitotsubashi (2016) y coautora, junto a David T. Johnson, de Koritsu suru Nihon no shikei (“La pena de muerte en Japón, cada vez más aislada en el mundo”; Gendaijinbun-sha).

Una ley cuyo espíritu no se ve reflejado en la práctica

ENTREVISTADOR ¿Cómo empezó a interesarse usted en el problema de las cárceles?

TAGUSARI MAIKO Cuando cursaba el primer año de universidad, participé en un círculo de estudios en el que me tocó exponer el asunto de dos proyectos de ley, muy debatidos en la época, sobre instituciones penitenciarias y sobre las daiyō kangoku (celdas de detención policiales que sustituyen en su función a las instalaciones carcelarias). Entonces cayó en mis manos la publicación Zenkoku kangoku jittai (“Situación de las cárceles en Japón”, Ryokufū Shuppan), en la que encontré un artículo que explicaba cómo a ciertos reclusos se los inmovilizaba con unas correas de cuero que les impedían usar las manos y se veían obligados a comer directamente del plato, como si fueran perros. Saber que las personas eran tratadas así me produjo un fuerte shock. Así fue como empecé a interesarme por los problemas de las cárceles. En marzo de 1995 participé en la fundación del Centro de los Derechos Humanos en las Cárceles, con el que llevamos ya 24 años.

La abogada Tagusari Maiko.
La abogada Tagusari Maiko.

ENTREVISTADOR ¿Podría hablarnos de la evolución histórica de las cárceles o instituciones carcelarias japonesa? ¿Qué cambios se introdujeron con la reforma de 2006 de la ley que rige el tratamiento de los reclusos?

TAGUSARI Había una ley de la era Meiji que tenía ya cerca de 100 años. Con la nueva ley sobre el tratamiento de los reclusos se logró clarificar sus derechos y deberes. Hubo muchas reacciones, e incluso los funcionarios de prisiones se quejaron de que, mientras que a los reclusos se les reconocían nuevos derechos, sus condiciones seguían siendo las mismas. Pero nos equivocamos si pensamos que en el día a día de las prisiones se está aplicando al pie de la letra lo que dicta la nueva ley.

Ciertamente, con su entrada en vigor, las comunicaciones con el exterior (entrevistas, correspondencia, etc.) y la llegada de paquetes o encargos ha cambiado en gran medida y ahora se ha ampliado el perfil de las personas con quienes pueden comunicarse, todo lo cual ha sido recibido por los reclusos con alegría. Pero como se dieron casos en que miembros de las organizaciones llamadas bōryokudan (“grupos violentos”, mafia japonesa) hacían un uso perverso del nuevo sistema, enseguida se impusieron condiciones más duras. Pese a que la ley dice que unas relaciones correctas con el exterior contribuyen a la rehabilitación del recluso y a su reintegración social, las autoridades están aplicando cada vez más limitaciones. Los tribunales suelen ser conservadores, pero tenemos incluso algunas decisiones judiciales, en demandas interpuestas por reclusos, que tildan de excesivas las limitaciones que se están imponiendo.

Cambio de director, cambio de costumbres

ENTREVISTADOR ¿Viven mejor los presos con la nueva ley que rige sus condiciones?

TAGUSARI No puede decirse que sea así en todos los casos. Con la nueva ley, se han ampliado las potestades de los directores de cada instalación. Por ejemplo, en las cárceles PFI (private finance initiative, iniciativa financiera privada), gestionadas por equipos público-privados, se están poniendo en práctica muchos programas innovadores, como el adiestramiento de perros lazarillos, y otros orientados a evitar la reincidencia, que se realizan en coordinación con agentes especializados externos.

Pero para conocer el conjunto de las cárceles japonesas no es suficiente con pasar revista a una o dos. No solo hay diferencias entre cárceles, sino que, además, una misma cárcel puede sufrir un cambio radical con la llegada de un nuevo director. Es difícil hacerse una idea cabal del conjunto.

ENTREVISTADOR En Japón cada cárcel tiene sus propias reglas…

TAGUSARI Para manejar a sus reclusos, a la cárcel le conviene tener un radio de discrecionalidad tan amplio como sea posible. Mientras estuvo en vigencia la vieja ley de cárceles, los derechos de los presos eran prácticamente inexistentes y creo que esa es la razón de que algunos responsables de cárceles piensen que ahora dichos derechos tienen un reconocimiento excesivo y que ellos deben recortarlos para que resulten apropiados. Además, aunque la intención de las autoridades carcelarias sea reducir al máximo el número de accidentes o de irregularidades aunque se disponga de plantillas de funcionarios reducidas, las necesidades varían en función de si se trata o no de cárceles para reclusos con tendencias criminales más acentuadas. Pero hay una tendencia general a establecer reglamentos tan minuciosos como sea posible y obtener una imagen muy precisa de lo que ocurre, vigilando a los presos para comprobar si incumplen o no esos reglamentos. Por eso, en principio, siempre hay un funcionario presente en las entrevistas, y la correspondencia se inspecciona y censura.

En otros países no se aspira a un control tan riguroso y las entrevistas de la mayoría de los presos se hacen simultáneamente en grandes salas donde se colocan mesas y sillas sin interponer tabiques entre los grupos. Los reclusos son divididos en categorías y se les da un tratamiento específico, haciendo que, por ejemplo, los de mayor riesgo tengan sus entrevistas en habitaciones separadas.

¿Y entonces por qué está aquí? Una pregunta muy simple

ENTREVISTADOR ¿Qué otros problemas relativos a los derechos humanos existen?

TAGUSARI Tenemos en nuestras cárceles grandes grupos humanos que, para su acomodación, requieren atenciones específicas, como las personas con discapacidades del desarrollo, psiquiátricas o intelectuales, o los reclusos extranjeros, entre otros. Pero en las cárceles la tendencia es a no darles un trato excepcional, a aplicarles la norma general, porque los otros reclusos se quejan o porque resulta difícil controlar todas las situaciones disponiendo de una plantilla de funcionarios reducida. No se está en condiciones de dar un tratamiento acorde a las necesidades de cada recluso y falta una actitud de reflexión y atención al problema. Por eso, incluso las personas que sufren estos hándicaps acaban siendo castigadas cuando incumplen los reglamentos.

Todo esto va claramente en contra de los estándares internacionales sobre derechos humanos. Japón ha ratificado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades y además se ha dotado de una ley para la no discriminación de estas personas, por lo que está obligado a satisfacer esas necesidades racionales, pero en la práctica está lejos de conseguirlo. Hay personas que, evidentemente, sufren problemas psiquiátricos graves y a veces se les exime del castigo, pero entonces el tema deriva hacia la cuestión de por qué estas personas que a duras penas pueden cumplir sus penas en condiciones normales han sido declaradas por el tribunal responsables de sus acciones y están ahora encerradas en una cárcel. Las cárceles no pueden negarse a admitir a nadie, así que supongo que sus responsables estarán muy atribulados con todos estos problemas.

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